Discurso ceremonia de grado febrero 16 de 2008

Santiago de Cali, 16 de Febrero de 2008

Dr, Francisco Piedrahita Plata
Rector, Universidad Icesi

Celebramos hoy la culminación de estudios de 112 nuevos profesionales, en ocho programas diferentes; de 220 especialistas en diversas áreas; y de 8 personas que reciben el título de Maestría en Administración, 4 de ellas en el programa de doble titulación que ofrecemos en asocio con la Universidad de Tulane.

Los felicitamos y celebramos sus logros. Ustedes constituyen un grupo diverso y talentoso. Veintidós de ustedes reciben sus títulos con Honores. Los que obtienen hoy su diploma profesional han hecho parte de los grupos que se han distinguido en los exámenes ECAES; casi todos primeros en la región y siempre entre los primeros del país; en particular, los Ingenieros de Sistemas de Icesi, entre los más de 150 programas de esta carrera en Colombia, han hecho parte de los tres mejores, por tres años consecutivos, con los de las Universidades de los Andes y Nacional de Bogotá. Once de ustedes reciben dos títulos simultáneamente y la mitad de esos títulos son con Honores. Destaco a María Alexandra Osorio, quien hoy recibe títulos “magna cum laude” en Ingeniería Industrial y Administración de Empresas; a Yolanda Díaz, por sus títulos “magna cum laude” en Administración de Empresas y “cum laude” en Contaduría Pública y Finanzas Internacionales; y a Diana María Tafurth quien, además de recibir su título “magna cum laude” en Administración de Empresas, fue reconocida por el Ministerio de Educación por presentar una de las diez mejores pruebas ECAES en su campo entre más de 8.000 estudiantes de todo el país.

En esta breve intervención quiero tratar tres temas íntimamente entrelazados y muy importantes para el futuro de nuestra Universidad y de nuestra región: primero me referiré a lo que se sabe sobre la importancia de la Universidad como institución para impulsar el desarrollo regional; en seguida informaré sobre cambios trascendentales en el aporte que Icesi quiere hacer a Cali, al Valle del Cauca y al suroccidente colombiano; y finalmente presentaré un caso ejemplar de Responsabilidad Social Empresarial que ayuda a hacer posible lo anterior.

Muchos autores han descrito cómo la presencia de una o más Universidades de alta calidad en un lugar impactan su crecimiento económico y su bienestar social. La tecnología que se transfiere como resultado de la investigación que se realiza en la Universidad y la formación de talento, producto de la docencia, impulsan, en esta época de la sociedad del conocimiento, el desarrollo económico y social de una ciudad o región.

Pero investigaciones más recientes muestran cómo el talento y la tecnología no son activos fijos, atados de alguna manera a un sitio; cómo se desplazan a lugares que encuentran más atractivos. Y cómo la capacidad de atracción de un lugar para el talento y la tecnología depende de su calidad de vida, caracterizada, entre otros, por la variedad de comodidades y servicios culturales que ofrezca. Y depende también de su nivel de tolerancia a la diversidad de etnias, de estratos socioeconómicos, de religiones, de orígenes geográficos, de orientaciones sexuales, etc.

Cali, nuestra ciudad, fue ejemplo muy claro, en las últimas dos décadas, de un drenaje gravísimo de tecnología y talento que la afectó profundamente en su economía y en el bienestar de sus habitantes. Por diversos motivos, algunos relacionados con el cambio en reglas de juego económicas, resultado de la apertura y la globalización; otros, conectados con los daños que a nuestra cultura y a nuestro estilo de vida causó el narcotráfico; otros más, derivados del ensañamiento de la violencia guerrillera con nuestra ciudad; aún otros, producto de algunos pésimos gobiernos locales. Por diversos motivos, digo, decenas de empresas importantes, la mayoría de ellas multinacionales, importadoras y transmisoras de diversas y valiosas tecnologías, se fueron de Cali, y se llevaron consigo los empleos que generaban, las redes de proveedores de bienes y servicios establecidas a su alrededor y el aporte que a la ciudad hacían sus equipos gerenciales y técnicos. Pero no sólo se fueron empresas: también se fueron miles de personas, muchas pertenecientes a la que el sociólogo norteamericano Richard Florida llama la clase creativa, la que ha probado tener mayor impacto en el crecimiento económico de las ciudades, la que “se dedica a ocupaciones que demandan soluciones de problemas complejos, que involucran gran capacidad de juicio independiente y exigen altos niveles de educación”; ocupaciones como las relacionadas con computadores y redes, ciencias sociales y naturales, educación, arte y diseño, salud, justicia, gerencia empresarial.

Muchos hemos creído que Cali debe reinventarse; y a mi parecer se está reinventando. La calidad de vida en la ciudad prospera día a día; la seguridad mejora lenta, pero consistentemente; de la misma manera avanza la construcción del sistema de transporte masivo; nuevos espacios como el Centro de Eventos Valle del Pacífico y la Manzana del Saber abren muchas oportunidades; servicios culturales como los gastronómicos han tenido gran ímpetu en años recientes; museos, teatros y parques se renuevan; algunas de nuestras instituciones de salud se distinguen a nivel nacional e internacional; todos estos elementos contribuyen a hacer de Cali una ciudad más amable, más atractiva para el talento y la tecnología.

Además, la tolerancia, el otro factor clave para atraer talento y tecnología, tiene mejores niveles en esta Cali diversa en la que vivimos, que en otras ciudades importantes del país, según estudio reciente de la Fundación Terpel y de Corpovisionarios; al menos en cuanto a diferencias en religión y en orientación sexual. Lamentablemente, según el mismo estudio, también somos de los más tolerantes con la corrupción, el narcotráfico, el paramilitarismo y la guerrilla.

Entonces, si los otros factores clave para el desarrollo de la ciudad están mejorando, volvamos a la Universidad, una condición necesaria, aunque no suficiente, para impulsar ese desarrollo esa reinvención de la ciudad.

Los estudios de Florida y de otros científicos sociales han comprobado la capacidad de la buena Universidad para atraer talento, el que aportan buenos profesores y buenos estudiantes; para incrementar ese talento; para generar nuevas tecnologías y convertirlas en innovaciones empresariales; para atraer empresas que vienen, a su vez, con otras tecnologías y buscan el talento de la Universidad.

Además, por su tradicional ambiente, abierto a la diferencia, a la excentricidad y a las nuevas ideas; por atraer profesores y estudiantes diversos, la Universidad ayuda a moldear un clima regional de tolerancia. Un clima que atrae más talento aún, y más tecnología.

Los casos muy conocidos, clásicos ya, de la Universidad de Stanford en el Silicon Valley, o de Harvard y MIT en la ciudad de Boston, ambos en los Estados Unidos, son modelos de cómo la Universidad, dadas las condiciones ambientales y culturales ya mencionadas, se puede convertir en una máquina de innovación que impulse el desarrollo económico y social de su área de influencia.

Los ejemplos presentados indican también el tipo de universidad a la que me refiero: instituciones de excelencia; con una gran cantidad de profesores en las diversas áreas del conocimiento, con la más alta formación académica; con reconocida capacidad investigadora; que atraen a los mejores entre sus colegas; que atraen estudiantes brillantes del mundo entero; que forman talento; que hacen avanzar la ciencia; que generan nuevas tecnologías; que promueven la creación de nuevas empresas, basadas en innovaciones radicales. Y todo esto dentro de un ambiente tolerante, abierto al diálogo y a la crítica, que educa para la tolerancia, que la fomenta en la ciudad y en la región.

Ese tipo de universidad, muy incipiente aún en nuestros países en desarrollo… en Colombia… en Cali, es el que inspira nuestra visión de futuro. La Icesi ha venido, por años, fortaleciéndose en varias de las dimensiones descritas: el número de profesores de planta ha venido aumentando y su nivel de formación académica es cada vez más alto; hoy, el 40% de esos profesores tienen o están en camino de obtener su título de doctorado. La capacidad docente y de investigación del profesorado avanza día a día. Cada vez atraemos más y mejores estudiantes, si se observan la cantidad de aspirantes y los resultados obtenidos en las pruebas ICFES o PAEP por los que han ingresado en los últimos semestres. Nuestro proyecto educativo, nuestra cultura institucional y nuestras políticas de admisión fomentan, entre otros valores, la tolerancia. Y nuestros egresados de programas de pregrado están siempre entre los mejores en las pruebas ECAES y son demandados por empresas nacionales y, cada vez con más frecuencia, por empresas extranjeras.

Pero queremos ir más allá. Y eso me lleva al segundo punto de los tres que quiero compartirles hoy: el informe sobre cambios trascendentales en el aporte que Icesi desea hacer a Cali, al Valle del Cauca y al suroccidente colombiano.

La Universidad quiere atender mejor las necesidades de nuestra región; quiere estar en capacidad de responder a más diversos retos y oportunidades; quiere convertirse, entre otras cosas, en un día no lejano en una máquina de innovación que impulse el desarrollo económico y social de Cali y sus alrededores; quiere aportar mucho más en las tres Ts: Talento, Tecnología y Tolerancia.

En ese propósito viene trabajando desde 2003, cuando el Consejo Superior aprobó la diversificación gradual de la institución; la incursión en los distintos campos del conocimiento. Así fue como se abrieron en 2006 programas en las Ciencias Sociales; y así es como, a partir del próximo mes de julio, abriremos los tres primeros programas en Ciencias Naturales: Química, Biología y Química Farmacéutica.

Las Ciencias Sociales y las Ciencias Naturales, además de lo que significan por sí mismas y del impacto directo que generan, posibilitan la entrada de la Universidad, en años venideros, en otros campos como Medicina, nuevas Ingenierías y Educación.

Las Ciencias Naturales son las que estudian racionalmente el universo, el cuál se entiende regido por leyes naturales. Son las que emplean el método científico para entender el funcionamiento de la naturaleza. La Química estudia la materia en sus escalas atómica y molecular; y trata, principalmente, colecciones de átomos y moléculas en forma de gases, cristales, metales y sus compuestos. La Biología es el estudio científico de la vida en sus diversas manifestaciones: de la estructura, función, crecimiento, origen, evolución y distribución de los seres vivos; de sus interacciones entre sí y con el ambiente natural. La Biología y la Química, aunque son dos ciencias autónomas, están cada vez más relacionadas. Una de sus principales interacciones se da en la Química Farmacéutica, esa disciplina que convierte productos químicos en medicamentos para la salud de la comunidad.

Las tres carreras nuevas tienen el potencial de generar un gran impacto social y económico en Cali y el Valle del Cauca. En nuestra región se asientan muy importantes industrias relacionadas con ellas como la agricultura y los alimentos en general; el papel, el caucho y otros productos químicos; la industria farmacéutica y la hospitalaria. Profesores y estudiantes de la nueva Facultad afectarán positivamente esas industrias y crearán y atraerán otras que ayudarán a impulsar el crecimiento económico y social de la región. Además, detrás de esos Farallones de Cali, de esa cordillera Occidental, está una de las áreas más biodiversas del mundo, con toda su riqueza, esperando la intervención prudente y potenciadora de esos mismos profesores y estudiantes.

La Biología Molecular es el estudio de la Biología en la escala de las moléculas, allá en la profundidad de las células, y se aplica en la Genética. Es otra interacción entre Química y Biología. Se espera que la Genética produzca los más grandes cambios en las Ciencias de la Vida y en la sociedad durante las próximas décadas. Y las más grandes oportunidades. Y esos cambios y esas oportunidades vendrán acompañados de cuestiones éticas, económicas y sociales de gran importancia. Todos son temas que deberán atender la Universidad y su nueva Facultad. Podemos prever años muy interesantes y fecundos.

Todo esto sólo será posible si la Universidad es capaz de reunir un grupo idóneo, muy capacitado, de profesores e investigadores para la Facultad de Ciencias Naturales. Profesores que, a su vez, atraigan estudiantes capaces, comprometidos con el descubrimiento y la innovación que estas disciplinas ofrecen. Ya hemos dado dos pasos importantes en esa dirección. Por una parte, se ha designado a Zaida Lentini, prestigiosa investigadora, por casi dos décadas, del Centro Internacional de Agricultura Tropical, CIAT, Ph. D. en Biología de la Universidad de Cornell, en los EEUU, como Decana de la nueva Facultad, para que la organice y oriente. Por otra, la Universidad ha acordado una alianza estratégica profunda con CIDEIM, centro de investigación caleño, especializado en medicina tropical, con gran reconocimiento en Colombia y en el exterior, encabezado por un excelente grupo de científicos, con competencias en temas como biología celular, biología molecular y biofarmacia, entre otros. CIDEIM trasladará su sede a nuestro campus en el próximo mes de Agosto, a unas instalaciones que se están adecuando para acoger sus valiosos laboratorios. En los meses siguientes estaremos contratando un grupo de profesores de planta, con los más altos estándares, que acompañará a la Dra. Lentini en la tarea de poner en funcionamiento la Facultad de Ciencias Naturales a partir de Julio.

La creación y el desarrollo de la nueva Facultad, con los laboratorios necesarios para las prácticas de los estudiantes y para el trabajo investigativo de los profesores, demanda una importante inversión. Aquí paso a referirme al tercer tema que anuncié al principio: un caso ejemplar de Responsabilidad Social Empresarial que ayuda a hacer posible lo anterior.
La Universidad Icesi ha sido favorecida por el apoyo de personas y empresas de la región desde su creación, hace ya casi 30 años. Apoyo que se ha manifestado en diversa formas. Una de ellas, por medio de donaciones en efectivo y en especie. Esas donaciones han sido fundamentales, por ejemplo, para el desarrollo reciente de infraestructura física en la Universidad. Durante los años de sus estudios, aquellos entre ustedes que hoy reciben títulos profesionales, vieron duplicar el área construida del campus. Y en los últimos dos años hemos adquirido terrenos aledaños por cerca de treinta mil metros cuadrados para el crecimiento futuro de la Universidad. Todo ese crecimiento sólo es viable por las donaciones recibidas. Así mismo, son ellas las que nos permiten ofrecer las Becas Icesos, para estudiantes de alto potencial académico, provenientes de estratos socioeconómicos uno y dos. A esos estudiantes, como algunos de ustedes saben, además de cubrírseles la matrícula completa, en parte con crédito de ICETEX, en parte con beca, se les otorgan auxilios de almuerzo y transporte, y préstamo de libros. Ya son más de 130 los promisorios jóvenes matriculados en esas condiciones.

La Icesi ha recibido donaciones importantes desde hace muchos años. En 2007, por ejemplo, recibimos aportes que sumaron más de mil cien millones de pesos de Carvajal S. A., de Siderúrgica de Occidente, SIDOC, y de la Fundación Clínica Valle del Lili. Esta última institución, con la que la Universidad mantiene un acuerdo de cooperación y con la que planeamos entrar en un futuro cercano en el campo de la Medicina, orienta sus donaciones exclusivamente al apoyo de las Becas Icesos, ya mencionadas.

Este año hemos recibido una donación por $4.700 millones de pesos de Tecnoquímicas S.A. Es la más grande que ha recibido la Icesi en su historia. Y no es, ni mucho menos, la primera que recibe de Tecnoquímicas, empresa comprometida desde siempre con el desarrollo de la Universidad. Esa donación va orientada a la creación y el fortalecimiento de la nueva Facultad de Ciencias Naturales y es la que hoy propongo como caso ejemplar de Responsabilidad Social Empresarial.

Esta última expresión es mal empleada en muchas ocasiones; y en casi todas, su significado se percibe muy ambiguo. Me gusta mucho el enfoque de Peter Drucker, ese gran sistematizador de la Gerencia moderna, cuando clasifica de dos maneras diferentes la Responsabilidad Social del empresariado: de una parte, la responsabilidad principal por aquello que la empresa hace a la sociedad, caso en el cual debe cumplir lo que promete y eliminar o, al menos, minimizar, los efectos negativos que sus productos o procesos puedan causar a la sociedad; de otra parte, ¿qué puede hacer la empresa por las disfunciones sociales o por aquellos problemas estructurales que afectan a la sociedad? Drucker nos dice que esos también implican responsabilidad de la gerencia porque, como alguna vez dijo ese inolvidable líder empresarial vallecaucano, Manuel Carvajal Sinisterra, “no puede haber empresa sana en una sociedad enferma”; pero, el mismo Drucker, señala las serias limitaciones que enfrenta el gerente al abordar esa responsabilidad. La principal de ellas es asegurar el rendimiento económico mínimo demandado por sus inversionistas, además de la sostenibilidad de la empresa en el tiempo.

Michael Porter, otra autoridad en temas gerenciales, muy conocido por la mayoría de los graduandos de hoy, propone realizar las acciones de Responsabilidad Social que dan respuesta a las disfunciones y a los problemas estructurales de la sociedad, enfocándose en el mejoramiento del contexto competitivo. De esa manera, mejora la sociedad y, al mismo tiempo, aumentan las posibilidades de éxito de la empresa. Es el gana-gana que legitima esas acciones para todos los puntos de vista. Y, para Porter, la disponibilidad local de talento y de capacidad investigativa son factores clave del contexto competitivo.

Tecnoquímicas es la primera empresa nacional en productos farmacéuticos, una de las áreas más delicadas a las que cualquier organización pueda dedicarse, y una de las principales empresas del país en productos para el cuidado personal. Al hacer esta donación, Tecnoquímicas quiere favorecer a la Universidad, y a la región en general, apoyando la creación de la Facultad de Ciencias Naturales, cuyo gran aporte potencial ya describí anteriormente, aporte que necesariamente extenderemos a varias firmas competidoras de Tecnoquímicas situadas también en Cali y sus alrededores. Tecnoquímicas quiere así hacer algo por la sociedad. Al mismo tiempo, Tecnoquímicas asegura la existencia de una robusta infraestructura de investigación científica local que apoye sus procesos de innovación y la de programas de formación de profesionales idóneos que participen en su crecimiento futuro. Ese es el gana-gana que propone Porter para atender el segundo tipo de Responsabilidad Social Empresarial de la clasificación de Peter Drucker. Además, la misma infraestructura de investigación científica apoyará el compromiso que ha mantenido siempre Tecnoquímicas de mejora permanente de la calidad de sus productos y de eliminación de riesgos por efectos secundarios, para fortalecer su responsabilidad por lo que hace a la sociedad, en el primer sentido de Responsabilidad Social, según Drucker, el sentido más fuerte.

Por todo eso, que va más allá de su gran magnitud, presento este como caso ejemplar de Responsabilidad Social Empresarial.

Me hago vocero de la Universidad y de la comunidad en general, para agradecer públicamente esta donación a Tecnoquímicas, a sus accionistas y directivos, representados aquí por el Dr. Francisco Barberi Ospina, miembro del Consejo Superior de la Universidad, quien, además, preside desde hace muchos años, con rigor, dedicación y generosidad, nuestra Junta Directiva.

Bueno, queridos graduandos, he querido hoy decirles hasta pronto con estos tres mensajes: primero, señalándoles cómo la Universidad impacta positivamente su medio aportando talento, tecnología y tolerancia, tres características enriquecidas del equipaje personal con el que ahora salen de la Icesi; segundo, contándoles lo que su Universidad piensa hacer en el corto plazo y lo que sueña hacer en el más largo; y tercero compartiendo con ustedes ese caso ejemplar de Responsabilidad Social Empresarial que debe servirnos de lección a todos.

Vayan y vivan las vidas plenas que todos esperamos para ustedes.
Muchas gracias.

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