EL LENGUAJE ARTIFICIAL DE LA ACADEMIA



CONFUNDE Y REINAR脕S

La ret贸rica del discurso acad茅mico tiene sus contradicciones. Si, por una parte pretende que lo que enuncia sea claro, comprensible para cualquier lector adulto, racional y competente, por otro lado, construye sus textos usando un lenguaje artificial, cuyos significados y sentidos solamente pueden ser comprendidos por quienes se hayan iniciado en el mundo acad茅mico. Es decir, hay que pertenecer a una comunidad de hablantes que se excluye de las mayor铆as para ser competente en esa ret贸rica al tiempo que se priva聽 a los no iniciados de la posibilidad de comprender lo que los acad茅micos dicen. La precisi贸n de aquello a lo que se refieren los vocablos usados en este lenguaje, se logra dando a cada signo un 煤nico referente (un objeto o fen贸meno deber铆a ser nombrable en este lenguaje con un s贸lo e inequ铆voco signo). Ello parece estar en funci贸n de evitar los malos entendidos, de erradicar la posibilidad de que una misma expresi贸n cree en la mente del lector una referencia diferente a la que el escritor quiera remitirlo. En otras palabras, pretende que haya una comunidad de usos homog茅neos del lenguaje. Pero esta homogeneidad se da a costa de privarse del tipo de uso polis茅mico que el lenguaje tiene en la comunicaci贸n ordinaria; los usuarios del lenguaje acad茅mico juzgan los dobles sentidos como un problema para la comprensibilidad de sus discursos y no como una ventaja. Cuando cotidianamente usamos la met谩fora, el doble sentido, el humor, o un sentido impreciso, con ello cargamos de sentidos nuestras comunicaciones. Al dejar nuestros enunciados abiertos a la interpretaci贸n, vinculamos al interlocutor, activa y concientemente, a la producci贸n del sentido de la comunicaci贸n en curso; la polisemia le imprime valor est茅tico al lenguaje, y ello, muchas veces, lo hace aceptable por el auditorio, la valoraci贸n del ingenio literario se transfiere al contenido de las expresiones y se gana adhesi贸n al mismo. Los oradores lo saben muy bien. En cambio, los exclusivos usuarios聽 del lenguaje acad茅mico, creyendo ser m谩s elevados que聽 los poetas al liberarse del pantano enga帽oso de las evocaciones, pretenden que su lenguaje sea un simple c贸digo biyectivo de correspondencias (para cada X un 煤nico Y; para cada signo un 煤nico referente y un s贸lo sentido) lo cual, a todas luces, es renunciar a la naturaleza din谩mica, y siempre abierta, de la producci贸n social del sentido. Para la muestra, un bot贸n de un colega antrop贸logo:
鈥渓a teor铆a poscolonial es una intervenci贸n que, mediante la historizaci贸n del locus de enunciaci贸n, desestabiliza esa estrategia de otrerizaci贸n, implosionando la dicotom铆a de la alteridad propia del pensamiento metaf铆sico colonial鈥 (Restrepo 2004, 25)*
Si estos textos聽 se escriben para ayudarnos a entender mejor los fen贸menos, pero es imprescindible, primero, comprender las convenciones del lenguaje acad茅mico para hacernos una idea clara de los estados de cosas en el mundo que 茅ste expresa, estamos ante una forma de significar contradictoria, pues, en realidad, nos distancia de la comprensi贸n de los hechos;聽 estamos ante una escritura聽 que obliga a tener por objeto de comprensi贸n el texto mismo, no sus referentes.

*RESTREPO Eduardo, 2004, “Teori虂as contempora虂neas de la etnicidad; Stuart Hall y Michel Foucault“, Editorial Universidad del Cauca, Popay谩n

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