Actos de significación 1

Actos de significación y la perspectiva del sujeto

Si se entiende así el sentido, generado por y generador del Sistema semiòtico (Ss) y del Sujeto de Significaciòn (SS) que lo posee ¿es posible identificar estructuras elementales del sentido y reglas para su operación, integradas en la facultad del lenguaje? ¿De qué manera permiten recursivamente la generación de infinitos ‘sentidos’?  Responder a estas preguntas  rebasa el propósito de esta exploración, pero valga referenciar la investigación de Baena y Bustamante en torno a los “actos de significación”, en los que reconocen formas elementales de generación de sentido para las estructuras ideativas.[1]

Cualquier unidad relacional de significación que se forma en el plano ideativo del proceso del lenguaje hace parte de la red de sentidos del sujeto que le sirve para relacionarse con su entorno.  Ésta red puede ponerla en confrontación con los perceptos de la experiencia empírica en tiempo presente.  En esta confrontación, podrá realizar un acto de significación para el interpretante como aseveración, predicción, hipótesis o pregunta:

En el acto de aseveración, el Interpretante tiene un sentido de ‘real’.  Cuando los perceptos generados en el sistema semiótico por la práctica empírica del momento presente, son perceptos que podrían significarse eficazmente por el interpretante en cuestión; a estos interpretantes podría dárseles el sentido de reales o verdaderos.  Si ello no es el caso, el sentido de la aseveración será no real, o falsa.  En su procesamiento por el plano de estructuración sintáctica, estos actos de significación podrían expresarse en oraciones declarativas, como en (1)

“Juan pateó la pelota”.

Las oraciones declarativas, el modo indicativo de los verbos, serían las formas “no marcadas” para la expresión de tales sentidos, pero bien podrían tomar otras formas “marcadas”, como en (2)

“¿solamente quedan estos dos vasos?”

Aquí se estaría efectuando una aseveración acerca de un estado de cosas real, y quizás verdadero, por medio de la estructura sintáctica de una pregunta, pero ello no quiere decir que el sujeto dude de que existen dos vasos.  Pero esto ya es meterse en la relación de este plano psicológico o actitudinal con los planos retórico y morfosintáctico del proceso del lenguaje.

En el acto de la predicción, el Interpretante tiene el sentido de ‘predecible’; esto se da cuando el interpretante, en la red de sentidos, es un efecto posible de otro interpretante del sistema tenido como ‘real’.  A estos interpretantes predictivos podría dárseles el sentido de acertados o desacertados, en términos de si el interpretante predicho llega a ser ‘real’, o no, en un momento posterior.  Teniendo (2) como una aseveración acerca de lo real, y significada como ‘verdadera’, el interpretante que se expresa en (3)

“no tendremos suficientes vasos para la cena de esta noche”

se entenderá como un acto de predicción.  Que falten los vasos es un estado de cosas aún no dado, pero en la anticipación del movimiento que hace el pensamiento, ése estado de cosas es posible como efecto del estado de cosas  real.  Lo significado como real participa en una representación evenimencial de lo predicho como causa (o fuerza causal).  Pero esta ‘conexión’ o ‘relación funcional’ la establece el sujeto de significación, no está dada en los hechos por fuera del lenguaje.  Desde su experiencia personal, usando otra información disponible en su sistema, lo predicho es plausible a partir de lo real.  De allí que su ‘sentido’ expresa la perspectiva del sujeto, pues es un acto que él realiza, no algo que le sucede automáticamente a (1) en su sistema semiótico, ni algo que, en la experiencia empírica, él esté registrando.  En tanto acto, la predicción es configura tanto el sentido como al sujeto, como se ha dicho antes.

En el acto de la formulación de hipótesis, el Interpretante adquiere el sentido de probable para el sujeto de significación cuando tal interpretante, en su red de sentidos, es un indicio de (o abducido a partir de) otro interpretante considerado.   A estos interpretantes podría dárseles el sentido verosímiles o inverosímiles, en la medida en que las relaciones de inferencia entre ellos sean consistentes con una red de sentidos particular.  Cuando  en (2) se usa el signo “quedan”, se está significando que tal estado de cosas debe ser el resultante de un proceso, es decir, un cambio de estados en el cual lo real y presente ha llegado a ser de tal modo por ser paciente de un evento complejo;  Si hay proceso, se infiere que hubo un estado de cosas inicial en el que se daba la existencia de más de dos vasos, lo cual no es un interpretante significable como real sino como probable.  La relación entre (2) y el interpretante “hubo más vasos y algo produjo su desaparición”, es una relación que establece el sujeto, no está dada espontáneamente, es un acto en el que también expresa su perspectiva, su red de sentidos, su modo particular de darle orden y sentido a la experiencia del mundo.

Ahora bien, hay distintos modelizadores para la relación de probabilidad: de posibilidad, de necesidad, de deseo, de deber, y de obligatoriedad.  La lógica modal ha trabajado mucho acerca de los dos primeros, y no pareciera ser necesario sobreabundar en su sentido.  Acerca de los demás, valga una precisión en este ensayo, pues se trata de modelizadores que obedecen a la integración en el plano ideativo de la perspectiva del sujeto en sus relaciones sociales, su psiquis particular y sus valores estéticos y éticos.

Acerca del deseo, se trataría de una relación entre el interpretante marcado con el sentido de probable y el sujeto de significación, para quien tal probabilidad daría satisfacción a sus valores estéticos y a las disposiciones parametrizadas que en su personalidad le causan satisfacción.  El deseo bien podría moverlo a actuar en el sentido de causar la realización de tal estado de cosas en el que se sentiría complacido.  Si se significa “quisiera que lloviera”, el estado probable de “llover” causaría en el sujeto algún tipo de complacencia, como sentirse refrescado, ver revivir sus cultivos, etc.;  si se significa “quiero comer algo” con tal interpretante bien podría estarse dando pie a un proceso que desencadene en que el sujeto coma algo.

Acerca del deber, se trataría de una relación entre el interpretante marcado con el sentido de probable y el sujeto de significación, para quien tal probabilidad daría satisfacción a su deseo, pero significa que es necesario para su realización su propia participación como agente causal de tal estado de cosas.  Si se significa “debo lavar los platos”, la EI de “yo lavo los platos” es un estado de cosas probable y preferible para el sujeto de significación, y que sólo se dará si él decide lavar los platos.  Ahora bien, si la fuerza causal para que se realice aquello significado como “deber” es la voluntad del sujeto, habría que decir que la “motivación” para su participación es interna.

Acerca de la obligatoriedad, se trataría de una relación entre el interpretante marcado con el sentido de probable y el sujeto de significación, para quien tal probabilidad es un estado de cosas preferible, pero la fuerza causal por la cual tal interpretante es preferible no es su deseo, sino una fuerza causal externa al sujeto, una fuerza coercitiva, que bien puede ser física, ideológica, cultural, moral, etc.  Cuando se significa “tengo que lavar los platos” o “me toca lavar platos”, el evento de lavar los platos por parte del sujeto de significación es posible, para su realización es necesario que el sujeto sea  su agente causal, pero la causa del deseo no es otra que preferir evitar el displacer que implicaría resistirse a la fuerza causal que se le impone para moldear su actuación.  No es el mismo acto de significación que alguien se representa que “tiene que pagar los impuestos” a que “debe pagar los impuestos”.  No hay mucho de placer satisfecho en lo primero.  De allí que estos modelizadores considerados expresen y construyan al sujeto que significa, es decir, son del orden del sentido más que del significado.


[1] Muchas  variables entrarían en este plano psicológico del proceso del lenguaje;  la perspectiva del sujeto de significación, que configura el sentido, habría de integrar una gran cantidad de redes de sentido que Oviedo identifica en “Abra la boca” (2003): sus principios éticos y estéticos, el modo de apropiación de los imaginarios de su cultura y sus modelos ideológicos de la realidad, los patrones de la ‘personalidad’ y los roles sociales que el sujeto desempeña en el momento de la significación, etc. profundizar en el modo en que todas estas variables intervienen en la generación del sentido propiamente dicho es un propósito que no se alcanzaría a cumplir en este ensayo.

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