E. Mounier: El personalismo

Mounier

El  personaje

Nace en Grenoble (Francia) en 1905, en una familia cristiana de talante abierto y de recursos económicos limitados. En Paris estudia filosofía y obtiene una cátedra en 1928. Vinculado al poeta Charles Péguy y a los intelectuales católicos de su época, en 1932 funda la revista Esprit. Es juzgado por el régimen de Vichy en 1941 como el «director espiritual de la Resistencia», con la que colabora. Dedica sus energías a trabajar por la defensa de sus ideas, abarcando no sólo el trabajo intelectual, sino también la puesta en práctica de ellas en la sociedad. Algunas malas lenguas dicen que creía fervientemente en la brujería y que dedicó horas de estudio a los arcanos mayores. Muere en 1955.

Mounier

Sus ideas

Mounier escribió un Manifiesto al servicio del personalismo del que vamos a extraer algunos párrafos que nos orientarán para conocer su pensamiento. La persona

«Una persona es un ser espiritual constituido como tal por una forma de subsistencia y de independencia de su ser; mantiene esta subsistencia mediante la adhesión a una jerarquía de valores libremente adoptados, asimilados y vividos en un compromiso responsable y en una constante conversión; unifica así toda su actividad en la libertad y desarrolla, por añadidura, a impulsos de actos creadores, la singularidad de su vocación».

—Persona no es igual a individuo. Es una unidad que hay que alcanzar, un trabajo de interiorización que hay que realizar para desarrollarse auténticamente.

—La «vocación» es la llamada a esa construcción interior que lleva a definirse asimilando y viviendo determinados valores en libertad. Todos los elementos y partes de la vida se unifican en torno a esos valores.

—Así la persona se proyecta, se encuentra con los otros y activa su creatividad. Personalismo no es individualismo.

El valor fundamental

«El personalismo añade una afirmación de valor, un acto de fe: la afirmación del valor absoluto de la persona humana… La persona es un absoluto respecto a cualquier otra realidad material o social y de cualquier otra persona humana. Jamás puede ser considerada como parte de un todo: familia, clase, Estado, nación, humanidad. Ninguna otra persona —y, con mayor razón, ninguna colectividad, ningún organismo—puede utilizarla legítimamente como medio. Dios mismo, en la doctrina cristiana, respeta su libertad».

La civilización personalista

«Una civilización personalista es una civilización cuyas estructuras y espíritu están orientados a la realización como persona de cada uno de los individuos que la componen. Las colectividades… tienen como fin último el poner a cada persona en estado de poder vivir como persona, es decir, de poder acceder al máximum de iniciativa, de responsabilidad, de vida espiritual».

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