Eugenio Barney Cabrera y la identidad cultural

EUGENIO BARNEY CABRERA Y LA IDENTIDAD CULTURAL

Ricardo Iglesias D谩vila

Para entender la identidad cultural colombiana Eugenio Barney Cabrera (1917-1980) 聽regresa a los inicios, al nacimiento de la cultura aborigen y a su posterior ruptura聽 el 12 de octubre de 1492. Inicialmente hace 茅nfasis en 鈥渓o propio鈥 y su exterminio por parte de los conquistadores, despu茅s, en la cultura que 茅stos personificaban.

Barney Cabrera comprende, y lo lleva a su pr谩ctica intelectual, que 鈥減ara conocernos es fundamental conocer nuestro pasado, lo que fuimos鈥 y lo que perdimos. Plantea que la cultura nacional no empieza con la conquista y que para hablar de la cultura actual, de esta cultura mestiza, es preciso ubicar, identificar y valorar lo que aportamos en el proceso de trasculturaci贸n. Dimos y recibimos, aportamos y sufrimos la acci贸n salvaje de los extranjeros quienes s贸lo pensaban en el encuentro de tesoros y recursos econ贸micos que los redimieran de su pasado y presente. Partieron del error mismo de creer haber llegado a las indias, raz贸n por la cual se nos llam贸 indios. All铆 mismo se cre贸 la diferencia, el vac铆o que socav贸 los nuevos territorios, esta tierra fue para ellos el para铆so econ贸mico y se dedicaron a saquearlo sin importarles para nada su riqueza cultural.

Eugenio Barney Cabrera es heredero de las tres grandes aventuras cient铆ficas de Colombia. La primera fue la Expedici贸n Bot谩nica, encabezada por Jos茅 Celestino Mutis en el a帽o de 1783, la siguiente fue la Comisi贸n Corogr谩fica, creada mediante ley expedida聽 el 29 de mayo de 1848 durante el gobierno del General Jos茅 Hilario L贸pez y encomendada al ge贸grafo e ingeniero Coronel Agust铆n Codazzi (1795-1859), procedente de Lugo, Italia.

La tercera aventura, y no mencionada por el maestro Barney-Cabrera, es la Comisi贸n Cient铆fica nombrada por el presidente Rafael N煤帽ez a finales de 1881. Respecto a la Expedici贸n Bot谩nica dice Barney Cabrera:

鈥…funciona en la Nueva Granada la Expedici贸n Bot谩nica. Como esta instituci贸n es cosa excepcional, aunque paradigm谩tica del acontecer hist贸rico que toma cuerpo a finales del siglo XVIII, junto a ella, paralelamente contin煤an las viejas costumbres y los usos anta帽eros que inclusive perdurar谩n por alg煤n tiempo en la siguiente centuria. Pero de todas maneras, el instituto que dirige Jos茅 Celestino Mutis inaugura maneras nuevas que mucho tendr谩n que ver con el esp铆ritu del nuevo siglo鈥.[1]

Frente a la Comisi贸n Corogr谩fica, nos refiere:

鈥淧or primera vez la naci贸n racionaliz贸, bas谩ndose en su propio conocimiento, las responsabilidades y la fortuna de la soberan铆a, como hecho jur铆dico, humano, hist贸rico y geogr谩fico鈥[2].

Y contin煤a: Si la expedici贸n Bot谩nica pretendi贸 enriquecer el muestrario de la flora y fauna, o de la geolog铆a tropical, la Comisi贸n Corogr谩fica profundiz贸 en el ser y en la naturaleza del hombre y de sus circunstancias, incluyendo el remoto pasado aborigen.

鈥淓l gobierno de Rafael N煤帽ez en 1881 芦ordena el establecimiento de una Comisi贸n Cient铆fica permanente para el estudio de los tres reinos naturales de la rep煤blica禄, con particular inter茅s en el conocimiento y explotaci贸n de las minas, consideradas de gran importancia para el desarrollo material del pa铆s. La Comisi贸n deb铆a, adem谩s, especificar y describir 芦las plantas, resinas, aceites y frutos aplicables a la medicina y a la industria, completando estas nociones con los herbarios y las colecciones de muestras que proporcionen su completo conocimiento禄. La Comisi贸n estaba integrada entre otros por Jorge Ricardo Isaacs Ferrer, encargado de revisar y redactar los trabajos, y escribir sus propias observaciones, preferiblemente acerca de los siguientes temas: 芦Descripci贸n de la naturaleza f铆sica, en el terreno recorrido, costumbres de los habitantes, grado de adelantamiento moral e intelectual que hayan alcanzado por virtud, sobre todo de la ense帽anza p煤blica, y direcci贸n de las escuelas en que 茅sta se dicta; probable desarrollo de la poblaci贸n por el r茅gimen higi茅nico de los grandes centros que visite; una estad铆stica sencilla de las aguas medicinales禄. En octubre de 1881 Isaacs sali贸 de Bogot谩 con destino al Estado de Magdalena y en los diez meses siguientes explor贸 la regi贸n occidental, los 芦desiertos de Aracataca禄, donde descubri贸 yacimientos carbon铆feros. All铆 desarroll贸 el trabajo etnoling眉铆stico, “Estudio sobre las tribus ind铆genas del Magdalena” (1884), en el cual, al lado de las observaciones geogr谩ficas e hist贸ricas, se encuentran vocabularios y observaciones sobre las lenguas businca, motilona y guajira. Este trabajo le vali贸 una cr铆tica feroz de su antiguo amigo Miguel Antonio Caro, quien en el art铆culo titulado “El darwinismo y las misiones”, hac铆a referencia al darwinismo y al juda铆smo de Isaacs desde una perspectiva cat贸lica鈥[3].

Como heredero de estas tres aventuras intelectuales, Barney Cabrera, va tras los or铆genes con la clara idea de entender el desarrollo del arte en el pa铆s y buscar las ra铆ces de nuestra identidad mestiza. Problematiz贸 el arte en procura de su esencia, pues 鈥la esencia de un pueblo est谩 plasmada en su arte鈥.

Para 茅l, Am茅rica es la tierra de lo extra帽o, de lo ex贸tico que propicia la rebeld铆a est茅tica. Su mirada cr铆tica se detiene en la historia del arte colombiano para interpretar con sensibilidad y erudici贸n la singularidad de cada obra en sus silencios, presencias invisibles e intencionalidades impl铆citas. El aprendizaje es para 茅l 鈥渃onfusi贸n conceptual, hibridaciones injustificadas, ensayos, rupturas鈥, es tiempo fecundo de trabajo donde el artista se desprende de la mirada del otro para romper los esquemas y asumir la singularidad como asunci贸n del YO, pues el arte trasciende la realidad a partir de la magia creadora que lo concibe.

鈥淒ime cu谩nta tradici贸n cultural hay en tu din谩mica hist贸rica, y te dir茅 qu茅 peculiaridades conlleva tu manifestaci贸n art铆stica鈥[4]

El fen贸meno art铆stico es el resultado del trabajo continuo, de la historia que extiende sus ra铆ces y del hombre que va a su encuentro para beber de sus fuentes. El arte es producto de la madurez, de la mayor铆a de edad y no raro suceso del individual ingenio ni singular o ins贸lita florescencia humana.

Para hablar de arte en Am茅rica es conveniente contemplar los fen贸menos de continuidad y las rupturas constantes, la inestabilidad, la oposici贸n y la separaci贸n de momentos hist贸ricos, de 茅pocas fundamentales en el devenir de la conformaci贸n de la identidad nacional. 驴Puede existir arte nacional sin una identidad determinada? 驴Con cambios fuertes en los factores socioecon贸micos y culturales que borran, o tratan de hacerlo, lo que les antecede? 驴Si s贸lo se permite una visi贸n manierista y de clase?

Lo distintivo de lo nacional s贸lo es posible asociado a la continuidad hist贸rica. En el caso de Colombia la identidad art铆stica no ha logrado existir por las constantes hibridaciones 茅tnicas, psicol贸gicas e ideativas.

El autor enfatiza que la hora cero del arte en Am茅rica es el 12 de octubre de 1492.聽 A partir de ese instante hubo una nueva situaci贸n en la que ambos pueblos recibieron y dieron, se entregaran en abrazo cruento pero fruct铆fero. Durante la conquista y la Colonia las autoridades civiles y eclesi谩sticas persiguieron met贸dicamente las tradiciones ind铆genas porque las consideraban 鈥渕uy perjudiciales鈥 a la fe cristiana.

A la presentaci贸n que hicieron los abor铆genes de sus dioses, los extranjeros impusieron su dios Cristiano y con 脡l al sacerdote como su representante en la tierra:

鈥淐reo en mis dioses. Creo en mis huacas

creo en la vida y en la bondad de Viracocha…

y en esta Pacha quiero vivir.

T煤 me presentas Runa Valverde

Junto a Pizarro un nuevo Dios.

Me das un libro que llamas Biblia

Con 脡l dices habla tu Dios:

Nada se escucha por m谩s que intento

Tu Dios no me habla. Quiere callar

Por qu茅 me matas si no comprendo.

Tu libro no habla. No quiere hablar.[5]

La destrucci贸n de las culturas ind铆genas no fue total, ni podr铆a serlo. La cultura se prolongo ag贸nicamente y qued贸 encubierta en 鈥渙brajes鈥, en聽 artesan铆as y聽 en un folclor que fue perdiendo su sentido simb贸lico y persisti贸 en evocaciones en una poblaci贸n cada vez m谩s aislada, expoliada y mestiza.

Ya muertos los jefes y sucumbido los caudillos, s贸lo la masa extraviada perduraba. Y con ello su sentido de mundo, la concepci贸n masiva de la raza y de la tierra.

Continuidad hist贸rica: 鈥mientras la idea de ayer sea corregida por la idea de hoy, no podr谩 hablarse de fracaso cultural鈥.[6] A nueva situaci贸n nuevas formas de cultura. Y la nueva situaci贸n era impuesta por el encuentro de dos civilizaciones ex贸ticas entre s铆, subyugada la una, vencida la otra, pero en ning煤n caso con transplantes id茅nticos de sus culturas, pues las relaciones se transformaron sustancialmente en ese encuentro, cambios que afectaron la forma de 鈥渧ivir鈥 y 鈥減ensar鈥 el mundo. El s贸lo empezar a nombrar lo desconocido: frutas, plantas, animales, el territorio mismo, impuso la creaci贸n de lenguaje o la adquisici贸n del aborigen. Le escribe Hern谩n Cort茅s al rey de Espa帽a: 鈥測 quisiera hablarle de otras cosas de Am茅rica, pero no teniendo las palabras que las define, ni el vocabulario necesario, no puedo cont谩rselas鈥.

Los extranjeros llegaron en el tiempo del 鈥渁dvenimiento鈥, los ind铆genas esperaban los solemnes enviados de sus dioses, y confundidos con ellos, fueron recibidos con regalos y felicidad. Pero, las divinidades llegaron sin 鈥渕ensaje鈥, o este fue de guerra y cruz. Mensaje de crueldad y de pobreza. De aculturaci贸n.

A lo largo del continente americano corri贸 la leyenda de dioses venidos de oriente en cumplimiento de lo prometido desde el inicio de los tiempos. Leyenda que propici贸 el fen贸meno de la entrega incondicional de las minor铆as seniles, de gobernantes y sacerdotes, ancianos que vieron cumplir las promesas seculares, y de las mujeres que se entregaron en cuerpo y alma para que naciesen los hijos que poseer铆an la tierra. Mientras aquello ocurr铆a, las juventudes rebeldes, incr茅dulas y her茅ticas se alzaron en los montes en 聽desesperada lucha contra los invasores. Fue as铆 como las amarras que pudieron atar el pasado y trascender el futuro, sus fuentes vigenciales hasta el 12 de octubre, quedaron rotas y desaparecieron agotadas ante el fuerte impacto de la invasi贸n esperada.

Seg煤n Joan de Castellanos:

鈥… a Dios llamaban Abira

que representa sumamente bueno,

al espa帽ol por nombre dan Aira,

que quiere decir, hijo de su seno鈥.[7]

As铆, la entrega se hizo por mandato de fe. As铆 el viejo Nezaqualpilli, pariente de Moctezuma, d铆cele al emperador: 鈥渟i es as铆 la voluntad de nuestros dioses que esto se acabe, qu茅 puedo hacer yo鈥; fatalismo que explica, una vez m谩s, el fen贸meno de la entrega, de la ruptura total en las grandes civilizaciones americanas.

鈥淣o, ciertamente no eran dioses. No eran Viracocha: cuando Pizarro entr贸 al cuzco y junto con el padre Valverde decidieron la muerte de nuestro amado se帽or Atahualpa. A pesar del rescate que pagamos, equivalente a tres habitaciones repletas de oro, nos dimos cuenta entonces de las verdaderas intenciones de esos hombres. Pero ya era tarde, la sangre hab铆a comenzado a derramarse y esas primeras y queridas gotas se iban a constituir despu茅s en un r铆o inmenso que recorrer铆a todo el continente y ya no habr铆a salvaci贸n鈥.[8]

Las razas abor铆genes recibieron al europeo y lo asimilaron. Y, a su turno, 茅ste que ven铆a para regresar quedose como Gonzalo Guerrero quien horad贸 sus orejas en las costas mexicanas; o Camar煤, el 鈥済imnoto鈥, que en el Brasil am贸 la tierra nueva en los brazos de la hero铆na Moema. Esto era un nuevo acontecer social.

Sin embargo, no hubo continuidad en la cultura ind铆gena, se fragment贸 en mil pedazos porque a los conquistadores, atareados en la b煤squeda fren茅tica de oro y toda clase de tesoros, no les import贸 conocer la cultura descubierta, estrechar lazos o acaso respetarla. S贸lo se impusieron los intereses econ贸micos de su naci贸n y los suyos propios.

Con la nueva situaci贸n se estableci贸 una relaci贸n amo-siervo, subordinaci贸n inmediata, mas el tiempo ese gran escultor fue incubando relaciones intelectivas y sentimentales. Los espa帽oles viajaron para regresar, no obstante lo descubierto y su conquista los detuvo. Sin mujeres, pronto se vieron acosados por su exacerbado sentido sexual y se impusieron a las doncellas ind铆genas manteniendo ocultas relaciones. Camino f谩cil para la posterior trasculturaci贸n.

La mujer se convirti贸 en el puente de transmisi贸n cultural: recibi贸 y dio. Entreg贸 el conocimiento de su raza, su sentido art铆stico y el trazado de la l铆nea en ornamentos de cester铆a y textiles.

La mujer, entonces, mantuvo la continuidad cultural agregando las creencias, los nuevos elementos y los gustos europeos. Su obra ya no ser谩 la manifestaci贸n de su arte y cultura aut贸ctonas, ser谩 la mezcla de expresionismo emotivo, barroquismo sensual, texturas vegetales, diversidad en la expresi贸n, fluvialidad de colores e historia que cuenta las relaciones secretas, expl铆citas, de odio-amor, de rechazo-aceptaci贸n del otro, de aquel que lleg贸 y se tom贸 para s铆 su territorio y cuerpo para quedar lentamente en medio de una nueva cultura, nacida el 12 de octubre de 1492, fecha inaugural de un pueblo nuevo, de una entidad socioecon贸mica hija, violenta, pero聽 leg铆tima de la trasculturaci贸n.

La mujer se entreg贸 por amor a su tierra, convencida de que se ofrendaba a los dioses, y no por prostituci贸n o lascivia.聽 Todas las mujeres de la tierra americana brindaron sus carnes en el altar de su estirpe para que la raza poseyese la tierra tradicional. 鈥淵 ser谩n se帽ores que poseer谩n la tierra鈥, rezaba la profec铆a de aquellos pueblos. Pero s贸lo sus hijos las poseyeron a hurtadillas durante siglos. Ellas dejaron en los altares de Cuzco, de Quito, de Tunja, de Mongu铆, de Popay谩n, de M茅xico, de Guatemala鈥 bordados tropicales donde se mezclaron flores y lianas, frutas de esplendentes l铆neas y sensuales vol煤menes por donde surgen angelotes y cruces en fant谩stico mundo vegetal y antropozoomorfo. La entrega no fue en vano, mas s铆 tardaron en emerger los frutos de este encuentro cultural que ofreci贸 al mundo las concupiscentes, ofuscantes, variadas, contradictorias e indecisas formas barrocas americanas.

Hasta las culturas m谩s desarrolladas del continente se incorporaron a los nuevos complejos sociales y sus historias 鈥渜uedaron interrumpidas por el impacto destructor de una fuerza abrumadora鈥. No fue posible que durante la conquista y los primeros a帽os de la colonia el arte tuviera expresi贸n alguna. Ni mucho menos que hubiese deseos de renovar las manifestaciones de un presuntivo arte ind铆gena ni por los frustrados herederos de las sociedades desaparecidas, ni por los orgullosos y soberbios conquistadores que s贸lo ve铆an en aquellas muestras culturales indicios de religiones diab贸licas o se帽as de inferioridad y torpeza.

鈥淟os indicios o ejemplos de literaturas y pictogramas ind铆genas como el Popol Vuh, salvado del olvido y traducido por el frayle Francisco Ximenes en la primera mitad del siglo XVIII, el manuscrito de Chichicastenango y otros c贸dices[9] de importancia hist贸rica encontrados en Guatemala y en M茅xico son productos singulares de trasculturaci贸n o de aculturaci贸n posteriores al per铆odo conquistador鈥.

El padre Xim茅nez, de la orden de Santo Domingo, hab铆a aprendido la lengua de los indios, y al darse cuenta del valor del documento encontrado, prepar贸 una copia biling眉e en quich茅 y castellano, a la que titul贸:

鈥淓mpiezan las historias del origen de los indios de esta provincia de guatemala, traducci贸n de lengua quich茅 en la castellana para m谩s comodidad de los ministros del Santo Evangelio, por el R.P.F. Francisco Xim茅nez, cura doctrinero por el Real Patronato del pueblo de Sto. Tom谩s Chuila (Chichicastenango).[10]

Esta obra se salv贸 del fuego espa帽ol, de los 铆ndex de la iglesia y la traducci贸n misma evidencia la transculturaci贸n. Recordemos que los espa帽oles debieron usar palabras de su idioma para hacer entender a otros, que no llegaron a ver y a tocar suelo americano, lo que aqu铆 acontec铆a. El fraile Fray Bartolom茅 de las Casas tambi茅n deja testimonio al referirse a c贸dices por 茅l conocidos: 鈥滵e estos libros vieron algunos nuestros religiosos, y a煤n no vide parte los cuales se han quemado por parecer de los frayles, pareci茅ndoles, por lo que tocaba a la religi贸n…鈥.[11]

Las culturas de poco desarrollo cultural fueron las que m谩s se resistieron al dominio conquistador. Carec铆an de tradiciones propias y de una religi贸n que esperara los 鈥渆nviados de los dioses鈥, por lo tanto, rechazaron de plano a los extranjeros, siendo abatidas y casi exterminadas en la desigual lucha.

Otras culturas tuvieron muchas menos oportunidades de postergar su presencia a futuro, pues para la llegada de los extranjeros ya hab铆an desaparecido de estos territorios y no se hallaban siquiera en la memoria del resto de ind铆genas de la regi贸n. 鈥淎s铆 el caso de San Agust铆n, Tierradentro, Tumaco, Esmeraldas, Amazon铆a, Quechuas primitivos o Mayas鈥.

La cultura fue abruptamente detenida y suplantada. Varios elementos jugaron papel decisivo: la violencia f铆sica, la entrega y sacrificio de dirigentes y ancianos abor铆genes, la simb贸lica entrega de las mujeres, la esclavitud y el surgimiento de enfermedades que ahogaron el soplo creador de la raza americana. En M茅xico antes que las huestes armadas de Cortez y de la entrega de Malinche, la gran victoria se logr贸 gracias a la epidemia de viruela, propagada por un negro esclavo, que acab贸 con la vida de cientos de indios.

Los tiempos oscuros y la llegada del Dios cat贸lico impidieron cualquier posibilidad inmediata de enlace cultural, aun en las sociedades m谩s 鈥渄esarrolladas鈥. Las culturas ind铆genas no tuvieron la menor oportunidad de influenciar o de hacer aportes notables y perennes.

Ante la imposibilidad de continuidad y de incidencia de las culturas vivas en tiempos dif铆ciles, Barney cabrera聽 reflexiona y se pregunta: Si los n煤cleos vivos de la cultura del siglo XV no lograron tener continuidad en la historia 驴Qu茅 esperanzas de continuidad, de raigambre o de 鈥減aternidad鈥 cultural pueden afincarse en las sociedades 鈥渇贸siles鈥 desaparecidas con antelaci贸n mayor: los agustinianos, Tumacos o de la hilea amaz贸nica?鈥

Por tanto, es impensable establecer un arte aut贸ctono proveniente de las culturas desaparecidas antes de la llegada de los 鈥渆xtranjeros鈥, ni probar singularidad nativa instituidas en la civilizaci贸n l铆tica de San Agust铆n o de Tierradentro.

S贸lo el valor de lo ex贸tico de estas culturas es valedero como fuente universal de inspiraci贸n art铆stica, y es lo 煤nico para utilizar la pica arqueol贸gica en las canteras agustinianas, en las tumbas de Tierradentro o en los yacimientos de Esmeraldas y Tumaco. Tienen validez universal, mas no alcanzan a configurar un arte nacional.[12]

El c煤mulo cultural desaparecido en Am茅rica y mencionado por cronistas o rastreado por arque贸logos es fuente de inspiraci贸n no s贸lo para nosotros, sus herederos, sino tambi茅n para el mundo entero. La transculturaci贸n fue un proceso en el que intervinieron varias generaciones de mestizos americanos.

Durante el se帽or铆o hisp谩nico florecieron formas art铆sticas, de manera aislada, con supuestos parentescos en uno y otro lugar del continente. Recordemos que los conquistadores y los colonizadores avanzaban gracias a los gu铆as y cargadores nativos que entraban en contacto con diferentes tribus, por lo que topamos con elementos decorativos y geom茅tricos comunes en la arquitectura, la cer谩mica, los tejidos, la cester铆a, la orfebrer铆a l铆tica o la decoraci贸n de las estatuillas de barro. Elementos como:聽 los colmillos del puma, las cabezas de las aves andinas o de alcatraces, las ranas, los simios, las serpientes de la fecundidad, los soles y las lunas esquematizadas, toda aquella fauna demonol贸gica tot茅mica de Am茅rica, persistieron en las nuevas formas, pero su reproducci贸n esquem谩tica y sistem谩tica hizo que se perdiera su primitivo sentido religioso, sexual o utilitario, y s贸lo quedara la h谩bil artesan铆a que repet铆a f贸rmulas aprendidas que condenaban al olvido su remoto significado.

La geometr铆a, las l铆neas quebradas, los colores, los 谩ngulos son la marca indeleble del arte precolombino y que m谩s adelante van a admirarse en la cester铆a, la talla de retablos y los cuadros y las im谩genes cristianas de las generaciones mestizas venideras.

鈥淪贸lo el valor de lo ex贸tico, que es venero universal, fuente de inspiraci贸n para el universo todo y no patrimonio exclusivo de artes nacionales, puede ser explotado para refrescar las formas modernas o para analizar nuevos cauces de expresi贸n art铆stica鈥.


Bibliograf铆a de Eugenio Barney Cabrera

 

  • Colombia pintoresca.
  • La Fauna Religiosa en el Alto Magdalena. No. 7 de la Biblioteca B谩sica Colombiana. Bogot谩, Instituto Colombiano de Cultura, 1975.
  • Geograf铆a del Arte en Colombia. Bogot谩, Imprenta Nacional, 1963.
  • Historia del arte en Colombia.
  • Notas y apostillas al margen de un libro de cocina.
  • El arte en Colombia. Temas de ayer y de hoy. Bogot谩, Ediciones Fondo Cultural Cafetero y Almadelco, impreso en Osprey Impresores Ltda.
  • El Arte Agustiniano. Bogot谩, Editorial Iqueima, 1964.
  • Temas para la Historia del Arte en Colombia. Bogot谩, Universidad Nacional, 1970.
  • La presunci贸n de dominio.
  • La transculturaci贸n en el arte colombiano.
  • Transculturaci贸n y mestizaje en el arte colombiano.

Rese帽as y art铆culos aparecidos en revistas:

  • Rese帽a del Arte en Colombia durante el siglo XIX. En: Anuario colombiano de historia social. Bogot谩, vol. 2, #3 (1965), p谩g. 71-118. top. 4820.
  • Arte y artistas en la biblioteca Luis-脕ngel Arango.
  • La pintura de Manuel Hern谩ndez G贸mez.
  • El paisaje y las acuarelas de Marck.

En la enciclopedia Historia del Arte Colombiano de Salvat Editores, a帽o 1983, aparecen los siguientes art铆culos:

Las culturas Andinas del sur.
Pp.. 481-514. Patrimonio Macizo Andino del sur

La geometr铆a del oro en el Tolima.
Pp.. 361-386. Patrimonio Magdalena medio.

Tumaco, escultura en arcilla.
Pp. 214-240. Patrimonio Costa Pac铆fica.

El universo del mito.
Pp. 121-148. Patrimonio.

La cultura del ma铆z y la sal.
Pp. 515-548. Patrimonio.

Expresiones del arte Calima.
Pp. 296-320. Patrimonio Valles alto Calima y alto y medio del Cauca

Las culturas de la llanura Atl谩ntica.
Pp. 449-480. Patrimonio Llanuras del Caribe cuencas bajas Sin煤 y San Jorge.

El arte y artesan铆as de los Chibchas.
Pp. 549-592. Patrimonio Altiplano Cundiboyacense.

Calima, El Dorado prehisp谩nico.
Pp. 269-296. S铆ntesis datos Valles alto Calima y alto y medio del Cauca.

San Agust铆n, un pueblo de escultores.
Pp. 61-94. Patrimonio Alto Magdalena.

Prehistoria del arte ind铆gena.
Pp. 33-60. Patrimonio

Los Quimbayas, ceramistas y orfebres.
Pp. 322-360. Patrimonio Valles alto Calima y alto y medio del Cauca.

San Agust铆n, centro religioso y art铆stico.
Pp. 95-120. Patrimonio Alto Magdalena.

Tumaco, abstracci贸n y realismos.
Pp. 241-268. Patrimonio Costa Pac铆fica.

 


[1]Barney cabrera, Eugenio. La actividad art铆stica en el siglo XIX Manual de Historia de Colombia. Tomo II. Segunda Edici贸n. 1982.

[2] Enciclopedia del Arte en Colombia. Salvat Editores. P谩g. 1269.

[3] Iglesias D谩vila, Ricardo. Jorge Isaacs, el hombre. Texto in茅dito.

[4] Barney-Cabrera, Eugenio. Trasculturaci贸n y mestizaje en el arte en Colombia. Bogot谩. 1962. P谩g. 3.

[5] Heredia, Victor. Taki Ongoy. 脕lbum discogr谩fico.

[6] Barney-Cabrera, Eugenio. Trasculturaci贸n y mestizaje en el arte en Colombia. Bogot谩. 1962. P谩g. 20.

[7] Ib铆d. P谩g. 27.

[8] Heredia V铆ctor. Taki Ongoy. 脕lbum discogr谩fico.

[9]聽 Manuscrito antiguo en forma de libro encuadernado. Originariamente consist铆a en una serie de tablillas de madera encerada, sobre las que se escrib铆a con estilete o buril; m谩s adelante el pergamino sustituy贸 a la madera.

[10] An贸nimo. Popol Vuh. Santa f茅 de Bogot谩. Editorial Panamericana. 1997.

[11] Barney-Cabrera, Eugenio. Transculturaci贸n y mestizaje en el arte en Colombia. Bogot谩. 1962. P谩g. 37

[12] Barney-Cabrera, Eugenio. Transculturaci贸n y mestizaje en el arte en Colombia. Bogot谩. 1962. P谩gs. 41-43.

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Semana de Receso Estudiantil

La semana de receso estudiantil nace del Decreto 1373 de 2007 que ordena, a todas las instituciones educativas, oficiales y privadas, 鈥渋ncorporar en su calendario acad茅mico cinco d铆as de receso estudiantil, en la semana anterior al festivo que conmemora el Descubrimiento de Am茅rica; es decir, el 12 de octubre鈥. Este tiempo de receso estudiantil debe ser aprovechado por los profesores para la planeaci贸n de las distintas actividades acad茅micas a desarrollar durante las 40 semanas del calendario escolar. S铆 se帽ores, se estudia 40 semanas y se est谩 en 鈥渞eceso鈥 o en vacaciones 12 semanas.
Tambi茅n reza el Decreto que las actividades de los profesores 鈥減odr谩n realizarse en modalidad no presencial, siempre y cuando sean supervisadas por el Consejo Directivo de la Instituci贸n y cuenten con el visto bueno del Director Local de Educaci贸n鈥. Sin embargo, para la gran mayor铆a de colegios privados 茅sta no es una opci贸n.
El esp铆ritu del Decreto es, a todas luces, encomiable para los distintos sectores del pa铆s: el sector tur铆stico agota lo cupos de rutas hist贸ricas y de excursiones organizadas para las familias de los estudiantes 鈥渆n receso鈥; la econom铆a informal dispone de toda una semana para aumentar sus ingresos; las salas de cine se colman de estudiantes 谩vidos de crispetas y perros calientes; las rutas de buses y de Sistemas Masivos se atiborran de 鈥渆studiantes paseantes鈥; los centros comerciales hacen su agosto; los padres de familia agradecen esa semana en familia; el pa铆s es una fiesta y en las calles cantan y bailan infantes, adolescentes y j贸venes.
Qu茅 m谩s podemos pedir. Pero la realidad es bien diferente. No hay transformaci贸n de 鈥渆studiantes en receso鈥 a estudiantes paseantes鈥; los padres temen la llegada de 鈥淐rist贸bal Col贸n鈥, pues descubrir谩 que las empresas contin煤an su ritmo inexorable y no hay m谩s remedio que dejar a los hijos en casa o buscar quien les haga el milagrito de cuid谩rselos y transformar las aulas de clase por d铆as de tedio en casa; los transportadores escolares ven como se reducen su ingresos; las empresas de buses y Sistemas Masivos reducen sus rutas; los centros comerciales se atestan de j贸venes paseantes que ven y se antojan, pero que no compran; las calles de las ciudades se llenan de algarab铆a y de partiditos de f煤tbol y de muchachitos que no tienen nada distinto que sentarse a tramar que har谩n con el d铆a. Mientras tanto, los profesores planean c贸mo volver a centrar a los estudiantes cuando lleguen 鈥渧acacionados鈥, con ganas de seguir haciendo nada y pensando en esas otras 11 semanas 鈥渕aravillosas por disfrutar鈥.

La semana de receso estudiantil ser谩 a todas luces encomiable cuando el aparato estatal disponga las herramientas y recursos necesarios que la conviertan en una realidad para la gran mayor铆a y no para la minor铆a que sigue decidiendo, paseando y gastando.

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