Los cuentos de Hernando T茅llez

En las distintas antolog铆as nacionales y latinoamericanas caminan, casi los mismos seis cuentos:聽 Espuma y nada m谩s, Cenizas para el viento, Lecci贸n de domingo, Sangre en los jazmines, El regalo y Preludio . Los dem谩s cuentos permanecen excluidos, no porque no refieran manifestaciones violentas, sino porque se apartan del sesgo com煤n de la violencia partidista.

La obra de T茅llez es breve en la cantidad de 19 cuentos, pero 隆qu茅 extensa en su brevedad! Los relatos remiten a personajes inmersos en situaciones tan cotidianas que permiten visualizar la condici贸n humana que los asiste. No se detienen, obstinadamente, en la descripci贸n de las manifestaciones violentas, ni en los cuerpos violentados, ni en la defensa o denuncia particular de un bando pol铆tico. 隆No! Reflexionan sobre los motivos que conducen a sus personajes a adoptar la violencia como una opci贸n. Por tanto, sus cuentos son historias de vida que reflejan la incidencia de la violencia visible que campeaba en el territorio nacional: enfrentamientos, violaciones, delaciones, ajusticiamientos, boleteo, masacres, venganzas鈥, pero tambi茅n, de la violencia invisible que se paseaba por el contexto que reg铆an las relaciones sociales: la聽 mentira, la exclusi贸n, los silencios indiferentes, la infidelidad, la ausencia, la perfidia, el olvido y la pretendida b煤squeda de una identidad nacional que persegu铆a homogenizar la manera de actuar y de pensar de los colombianos y mantener la hegemon铆a de la clase dirigente.

Los cuentos de T茅llez reflejan la interpretaci贸n de mundo de sus personajes en temas tan cotidianos que el lector puede identificarse con alguno de ellos o con alguna de sus situaciones. Por eso es preciso acercarse a su obra como una totalidad, pues adem谩s de transmitir la manifestaci贸n de una conducta, enfatiza en su configuraci贸n y en sus detonantes. Los personajes act煤an o reaccionan en el contexto particular que configura su propio universo, su propia realidad. Por eso, sus historias son tan actuales como hace 57 a帽os.

T茅llez con sus personajes asciende a un plano m谩s rico y complejo, m谩s problem谩tico, donde la presencia del conflicto de la persona humana o a su ausencia de conflicto, que es tambi茅n un conflicto, le da a la creaci贸n literaria su trascendencia verdadera.

A continuaci贸n se ir谩n transcribiendo los otros 13 cuentos con el prop贸sito de sacarlos del ostracismo en el que se encuentran y regresen a la luz a trav茅s de la mirada cr铆tica de los lectores.

LA CANCI脫N DE MAM脕

驴SABEN USTEDES QUE SOY UN CRIMINAL?

No. No es esta la palabra. Soy menos que un criminal: un homicida. Un criminal, un asesino, es diferente. Yo no quer铆a matar a nadie. Pero mat茅. 驴Para qu茅 negarlo? Por eso soy un hombre desgraciado. 隆Y hace tantos a帽os! 驴Sab铆an ustedes lo que es un hombre desgraciado? Probablemente hay entre ustedes muchos que no lo saben. Los felicito. Debe ser agradable vivir as铆. Pero todo esto es muy confuso. Y no encuentro la manera de que resulte m谩s claro. Ustedes perdonen. Pero aquello fue tan absurdo. Tan absurdo y tan sencillo. Y tan f谩cil. Imag铆nense ustedes que yo ten铆a seis a帽os鈥 Pero no, este no es el orden del relato. Ustedes nada entender铆an. 驴C贸mo debo comenzar? 隆Ah!, s铆 se帽ores, por mi madre. Mam谩 viajaba conmigo y con 茅l, en el barco. Desde luego, yo fui el responsable de todo. No, de todo no, porque mi madre lo hab铆a dicho. 驴Conocen ustedes la canci贸n? Seguro que la conocen. Y ah铆 estaba la amenaza, al final de la canci贸n. Cuando vino el capit谩n del barco y me dijo que yo hab铆a hecho aquello y que no deb铆a haberlo hecho, yo respond铆 que mam谩 ten铆a la聽 culpa. Mam谩 estaba desvanecida sobre una silla, muy p谩lida. Me daba horror mirarla. Y hab铆a mucha gente entorno m铆o. Yo lloraba, y gritaba que ella lo hab铆a dicho. Nadie me entend铆a, nadie quer铆a creerme. Pero es la verdad, se帽ores. Es la verdad. Si mam谩 no lo hubiera dicho tantas veces, yo no ser铆a un homicida. Un fratricida. Pero quiero confesarles que al hacerlo no sent铆 miedo, sino una gran alegr铆a porque eso era lo que mam谩 hab铆a dicho que deb铆a hacerse. Y yo lo hice. No puedo negarlo. No lo he negado jam谩s. Las palabras de mi madre me dieron el impulso, la fuerza necesaria. No se requer铆a mucha. 隆脡l era tan peque帽o y tan tierno! Y las madres son algo sagrado y misterioso. Y a los seis a帽os uno se halla tan indefenso. Las madres lo toman a uno en sus brazos, a veces, y a veces lo rechazan. Y uno queda moh铆no y amargado. Y las madres dicen, a veces, palabras terribles y a veces palabras dulces. Y amenazan. Y se encolerizan. Y lloran. Y nos besan, y nos acarician y nos aman y nos odian. Es como andar por un valle ondulado. Aqu铆, el declive de la ternura; all谩, el declive de la c贸lera; m谩s ac谩 el del amor; m谩s lejos el del odio. 隆Seis miserables a帽os! Un balbuceo de vida. 驴Qu茅 pod铆a yo hacer? Mam谩 no estaba conmigo en ese instante. Estabamos solos, 茅l y yo, sobre cubierta. 脡l en su cochecito y yo al lado, cerca de la baranda. Recuerdo el d铆a pleno de sol, sobre el mar. Yo llevaba puesta una gorra de marinero, comprada por mam谩 en el almac茅n del barco. Estas cosas no se olvidan, se帽ores. Es in煤til que pase el tiempo por encima de ellas. No consigue borrarlas. Otras se pierden, como si fueran a dar realmente al fondo del mar. Pero esto no vale la pena. 驴Qu茅 les importa a ustedes que yo recuerde el color azul de mi gorra y el azul del cielo y el azul del agua? Lo que importa es lo otro. Pero, 驴Por qu茅 ocurri贸? No s茅, no s茅. Yo hab铆a podido llamar a mam谩, llamar a alguien, gritar. Y alguien hubiera venido seguramente. El marinero que pintaba las barras de hierro, estaba del otro lado y tal vez me habr铆a o铆do. A esa hora, adem谩s, siempre paseaba el capit谩n. Todo esto ha quedado fijo en mi memoria. Durante alg煤n tiempo se esfum贸, se iba como perdiendo y borrando. Pero volvi贸 a renacer, intacto: de pronto uno se siente hombre, y una noche en que el sue帽o no llega, en que la carne y el alma est谩n tristes, retorna s煤bitamente la hora antigua, la hora que cre铆amos haber perdido para siempre. Aquello ten铆a, pues, que renacer. Pero mi madre no ha debido decir esas palabras. Yo no sab铆a entonces que hay palabras y palabras, que las madres dicen, algunas terribles que son pura dulzura vuelta al rev茅s. Yo no lo sab铆a. Uno no sabe nada hasta cuando est谩 hecho hombre.

S铆. Me acerqu茅 al cochecito. 脡l dorm铆a. Un tajo de sombra, proyectado por la capota聽 le defend铆a la cara de los rayos del sol. 鈥淢am谩, 驴debo mecerlo?鈥. Desde lejos y a punto de cruzar el pasillo, camino de su camarote, me respondi贸 con una se帽a afirmativa y una sonrisa. Lo mire. Segu铆a con los ojos cerrados. Mov铆 el cochecito y, suavemente, suavemente, le di un impulso de cuna, el impulso del sue帽o, el impulso del mar en ese d铆a de verano. Olas que se van y regresan, que no acaban de irse, que no acaban de volver. Como el sue帽o. Como聽 el vaiv茅n de las cunas. Perd贸n, esto no debe interesarle a ustedes. Pero el mar es una cosa fascinadora. Yo estaba sobre su corriente, iba tambi茅n, como el ni帽o dormido, mecido por ella. Uno, dos; uno, dos; uno, dos. La ola va, la ola viene. La ola va, la ola viene. En el columpio de ese ritmo, el sue帽o se balanceaba. Los resortes del coche sonaban pausadamente. Como las olas. Como el mar. Mis manos segu铆an acunando, meciendo. La palpitaci贸n del barco repercut铆a en mis sienes, en mi pecho. Un d铆a perfecto bajo un terrible sol. Recuerdo la alegr铆a de esos instantes y la sensaci贸n de pegajosa humedad, bajo mi camiseta de colores. Todos en el barco deb铆an estar durmiendo la siesta. Y mam谩, desde luego. Por eso me hab铆a dejado de guardia, de guardia marino, vigilando el sue帽o de mi hermano. 鈥淓res un ni帽o mayor y juicioso鈥. S铆. Yo era un ni帽o mayor y juicioso, un marinero que montaba guardia en el pa铆s de los sue帽os. Me sent铆a grande, importante y un poco due帽o de todo: del barco, del sol, del mar, de las olas, de mi peque帽o hermano, n谩ufrago entre espumas de lino y de encajes. Las manecitas, de u帽as casi azules, resaltaban gordezuelas y sonrosadas, en ese peque帽o y fr谩gil mar blando de los linos y de los encajes.

De pronto, estall贸 en sollozos. Fue algo s煤bito, sin transici贸n, sin preparativos. Un llanto total y absoluto, rabioso e irremediable. Era como si en el sue帽o, lo hubieran herido, lo hubieran crucificado, le hubieran mostrado el rostro de la muerte. Yo, entonces, no pens茅 en estas cosas, que s贸lo se le ocurren a las gentes mayores y que a m铆 han venido a fuerza de recordar todo aquello. 驴Han o铆do ustedes llorar a un ni帽o? Es algo que conturba y enerva m谩s, mucho m谩s que el llanto razonable de los hombres. Ese llanto parece que no va a concluir jam谩s. Como el llanto del agua en el hontanar de las rocas, el del ni帽o da una sensaci贸n de angustioso remordimiento frente a la vida. El llanto de un ni帽o brota como un surtidor de dolor, reclamando no sabemos qu茅 piedad, qu茅 amor, qu茅 voluptuosidad o que misericordia.

Y mi madre, hab铆a dicho aquello, lo hab铆a dicho y cantado tantas veces, para m铆, y para mi hermano que ni siquiera pod铆a entender sus palabras. Y el llanto segu铆a inextinguible, desesperado, llenando el aire con su extremada vibraci贸n. Yo mec铆a y mec铆a el coche, primero con suavidad despu茅s aligerando el ritmo, despu茅s con violencia. Y la criatura no cesaba. Era como una cat谩strofe, como si todo el mar quisiera desbordarse a trav茅s de los ojos infantiles. Sobre la cubierta, nadie. Por debajo del estr茅pito del llanto, o m谩s all谩, o por encima de ese estr茅pito, yo segu铆a oyendo la palpitaci贸n del barco y el resonar de las olas. El sol continuaba esplendiendo en el 谩mbito y el calor, la sofocaci贸n, el sudor y la angustia empezaban a vencerme. 鈥淒ebo correr a donde mam谩. Despertarla. Decirle que 茅l est谩 llorando鈥. No. Se fastidiar谩. 鈥淗ay que respetar la siesta de mam谩, 驴entiendes?鈥. S铆. 鈥淭煤 eres un ni帽o mayor y juicioso鈥. S铆. 鈥淯n guardi谩n marino que cuida el sue帽o de su hermano鈥. S铆, mam谩, s铆. Pero 茅l sigue llorando, llora sin remedio. Voy a correr. Voy a despertar a mam谩. 鈥淢am谩 el ni帽o est谩 llorando鈥. No. Lo tomar铆a a mal. 鈥淭煤 no sirves para nada鈥. Me quedar茅 aqu铆. Como un guardi谩n marino. Voy a arreglar bien mi gorra. De lado, como los verdaderos marineros. Mover茅 un poco m谩s el coche. As铆, as铆. Uno, dos, tres; uno, dos tres; uno dos, tres. C谩llate, c谩llate nene. No llores, no llores. Nada. Lo alzar茅 en mis brazos. Eso es, eso es. Se ha ca铆do la peque帽a s谩bana de lino. No importa. Y 茅l no pesa casi nada. No llores nene, no llores, por favor. Mira, mira el mar. F铆jate que lindo es. No pesa casi nada este ni帽o. Pero, no llores, por Dios. Mam谩 va a venir pronto, pronto. 驴Quieres ir a la orilla del mar? Aqu铆 sobre la baranda. As铆, as铆, sin llorar. 驴Otra vez? No, ni帽o, no llores m谩s. Mam谩 va a despertar. No pesas nada hermanito. Eres como una pluma. Silencio, hermanito, silencio. 驴Pero por qu茅 lloras? 驴Por qu茅? Vamos, vamos un poco m谩s all谩, hasta la punta del barco. Cuidado con esa silla. Bien. Ya est谩. Adelante, adelante. 隆Qu茅 mont贸n de l谩grimas! Arrurr煤 mi ni帽o, Arrurr煤 mi鈥 No. No m谩s. No m谩s, no m谩s hermanito. 驴Ves? Ya llegamos. Aqu铆 termina el barco. Aqu铆 comienza el mar. 驴Pero sigues llorando? Eres un ni帽o malo, un ni帽o malo. Voy a castigarte. S铆, te castigar茅. 驴En la mejilla? No, hermanito. Me da l谩stima. Hay algo mejor. S铆. Ya me acuerdo. 驴C贸mo es que lo canta mam谩? F铆jate, as铆: 鈥溾 los ni帽os que lloran, ni帽o, los arrojan al mar鈥. 驴Me oyes? 驴Me oyes? 驴No quieres callar? Bien. Eres malo. Muy malo. Y mam谩 lo ha dicho. Te echar茅 al mar. Te echar茅 al mar. La baranda es alta, pero aqu铆, por entre estas barras, pasar谩 el ni帽o malo que se va para el mar. As铆, as铆. Adi贸s, hermanito, adi贸s鈥 cerr茅 los ojos y esper茅 esper茅 en vano para o铆r el golpe del peque帽o cuerpo contra las olas鈥

驴Comprenden ustedes ahora por qu茅 soy un hombre desgraciado?

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