EL ENSAYO: UNA FORMA PERSONAL DE ESCRIBIR Y DECIR

EL ENSAYO: UNA FORMA PERSONAL DE ESCRIBIR Y DECIR

Ricardo Iglesias Dávila

Una contextualización: la excusa para una caracterización del ensayo

El ensayo es un texto de carácter conversacional que revela, de manera breve y fluida, las inquietudes de un autor sobre un asunto concreto y cuyo propósito es mover al lector a la reflexión. Es un fértil campo de ideas que no agota lo dicho, lo pensado y, menos aún, el tema. Es un texto en continuum, el camino a esa mayoría de edad que tanto promulgaba y reclamaba Valencia Goelkel, camino que no ensaya imposiciones, sino exponer una apreciación para que el lector la examine desde su perspectiva.

Por tanto, el ensayo es un yo irrigado en el tema, en su estructura y en su hondura porque parte de un interés, un estilo y un examinar particular que evidencia la compleja condición humana que explora situaciones, actuaciones, sentimientos e ideas. Así visto, podemos definir que la vida misma es un continuo ensayar y desde esta perspectiva me atrevo a tomar las palabras de Ortega y Gasset para decir que el ensayo “soy Yo y mis circunstancias”.

Circunstancias frente a las que se ubica e interactúa el lector con su propia historia de vida. Así, el ensayo mantiene su dimensión dialógica entre un YO y un TÚ. El maestro Tito Nelson Oviedo sintetiza:

Un YO histórico y complejo que ha construido una visión del mundo y que asume distintas actitudes psicosociales y produce un texto cargado de significado. Un TÚ, también complejo, que capta esos signos y los entiende desde su historia personal y de acuerdo con las circunstancias históricas de la producción del discurso y de las coordenadas tempo-espaciales en que lo lee, lo interpreta y construye su propio sentido. (2002, p. 34)

El ensayo como proceso semántico-comunicativo pone en juego las competencias del ensayista y del lector para generar sentido. El autor, para generarlo desde el texto claro, coherente y preciso; el lector, para generarlo a partir de la interpretación más cercana al posible sentido propuesto por el texto. El ensayista ofrece sus consideraciones; el lector las asume desde las suyas. El ensayista investiga, asimila, compara  y escribe desde su motivación y propósito;  el lector tiene las suyas y suma las que el texto ofrece.

Lo admirable del ensayo es que no busca lo trascendental en lo raro; la novedad en el tema; la sabiduría en las citas inmarcesibles o lo grandioso en la disertación. Lo admirable son sus dos aspectos connaturales: gira sobre lo cotidiano (invisibilizado por la rutina o por múltiples intereses) y tiene un estilo definido en su escritura: manejo de las ideas, organización del pensamiento, trabajo con el párrafo y estructuración del discurso.

Ahora, ¿cómo hacer para que los estudiantes escriban ensayos? Para empezar, vislumbramos que es un proceso intelectivo que acopia un asunto, un saber, una interpretación de mundo, un propósito y una materialización. Sabemos que la mayoría de los estudiantes llega a la universidad con deficiencias en escritura y lectura y comprendemos que los cursos de Comunicación Oral y Escrita (en sus distintas denominaciones) tienen el propósito de:

(…) refinar competencias y destrezas comunicativas tanto en su función informativa, como en su forma de persuasión intelectual y estética. Además, crear conciencia del porqué y el para qué del discurso, de sus valores, funciones, modos de existencia e implicaciones sociales, con el propósito de que incursionen en el mundo de la creación posibilitada por el lenguaje y la depuración de sus modos de expresión. (Oviedo, 2010)

Por tanto, la empresa que va a realizarse es compleja, intensa y didáctica.

Ahora, la respuesta a la pregunta formulada es compleja en su sencillez: Debemos enseñar a hacer ensayos. Tarea que nos obliga, como maestros, a mantener dos quehaceres fundamentales: escribir para comprender los intríngulis de esta actividad intelectual, y continuar con la formación de nuestros estudiantes en los dos ejes transversales de toda actividad académica y científica: la escritura y la lectura para que desarrollen, organicen y refinen su pensamiento.

La primera tarea la damos como un hecho. La segunda, implica dejar en claro que la capacidad y la destreza en la escritura no es para privilegiados, que tener la palabra y utilizarla hace parte de nuestra esencia como seres humanos y del ejercicio democrático ciudadano. Que la palabra nos pertenece a todos, que escribir es una actitud frente a la vida y que no se  necesita ser un genio, pues es un proceso en el que cada individuo trabaja y desarrolla habilidades y destrezas que lo llevan a ser una persona competente-comunicativa.

Vamos por partes. Escribir un ensayo es asunto de pensar, argumentar y materializar las ideas.  Para ello es preciso asumir un punto de vista, defender una posición, abrir un espacio para la discusión, investigar y sustentar las ideas. Es un proceso que parte de lo elemental a lo complejo: opinar, comentar, resumir, reseñar, organizar una interpretación de mundo, indagar, sustentar, ampliar fuentes… la experiencia nos muestra que los estudiantes son capaces de opinar, comentar y reseñar de manera oral, pero ¿qué sucede cuando deben hacerlo por escrito?

El ensayo llegó a ser la “joya” de las élites académicas y científicas. Sin embargo, la universidad le ha venido abriendo nuevos caminos a esta forma de expresión que, al no pretender resolver, probar o finiquitar un asunto, se convierte en un texto que desarrolla una interpretación de mundo en unas circunstancias determinadas. Es la demostración de un proceso de pensamiento que desea compartir una serie de inquietudes sobre un tema particular. Por ello puede hacerse desde el humor, la religión, la arquitectura, la ingeniería, el periodismo, el aula de clase… porque todo es susceptible de ser “ensayado”. No es una especie de “género” perteneciente a una clase particular de escritores; es un tipo de texto para todos los que tengan “algo” que decir…

Pensar la escritura de ensayos en la Universidad

La escritura de ensayos en la universidad debe concebirse como una estrategia de aprendizaje desde la investigación. Posibilita la exploración de nuevos campos de saber, la circulación de nuevas ideas, de información relevante y la inserción de otras voces a la discusión: Es la rueda del conocimiento.

Llegados a este punto, es menester pasar de la abstracción a la acción concreta de aula. La pregunta es: ¿Cuál es el proceso de escritura del ensayo? Lo que a continuación diré no es asunto novedoso; es, más bien, la sistematización personal de estrategias usadas en mis clases de Comunicación Oral y Escrita. En este documento incluyo ideas de distintos autores y experiencias  diversas.

Escribir un ensayo responde a una necesidad o a un deseo (motivación e impulso) y en el ámbito académico no siempre confluyen. Aunque es preferible mover el deseo, una inmensa mayoría de estudiantes trabaja para responder a un tercero, y la academia exige disciplina para moverse sobre diversas temáticas de su interés o no. Escoger el tema es difícil, pero se puede lograr un consenso.  Un tema polémico es el aborto, más cuando se tiene 16, 17 ó 18 años, y los padres, las instituciones educativas y los medios masivos de comunicación lo abordan de manera sistemática. En este punto, es importante recalcar a los aprendices que el desafío del ensayo consiste en trabajar un tema cotidiano, generar ideas novedosas y mantener un estilo riguroso y claro que  atrape al lector; a los profesores, que es menester dar de leer y escribir a los estudiantes.

Miremos en este ejemplo, escrito por una estudiante, características fundamentales del ensayo:

Tengo derecho a decidir

~Un debate eterno

Odio a los hombres como tú; ¿cómo te atreves a opinar al respecto? ¿Te has embarazado, acaso? Lamento decepcionarte, pero la mórula o el blastocito que forman los gametos las primeras semanas, ese que tú y tus amigos anti-aborto continúan llamando “personita”, todavía está bastante lejos de ser un humano. Le falta el cerebro, la actividad nerviosa, le falta la maravillosa complejidad que caracteriza a los seres vivientes.

No es homicidio. No es crueldad. Mi cuerpo no es tuyo ni del Estado: es mío, al igual que la decisión. Ya me cansé de historias narradas por bebés superdotados sufriendo e imágenes de fetos descuartizados; cuando estés en mi situación, te veré pegando calcomanías pro-aborto en tu carro. No se trata del derecho a la vida de un puñado de células que aún no son nada: se trata de mi derecho a la elección.

T. E.

Este texto breve, claro y riguroso, en la medida que pueda serlo un estudiante de segundo semestre, demuestra que un ensayista no sólo es el científico, el literato, el filósofo… puede serlo un estudiante curioso que pone en consideración maneras de sentir, de pensar, de organizar las ideas y de argumentar.

El objetivo actual de la universidad no sólo es formar más lectores para los ensayos de académicos y científicos; es hacer que la mayoría de estudiantes escriba distintos tipos de textos, entre ellos el ensayo. Este reto implica el diálogo constante entre los textos y el estudiante crítico que genera sentido a partir de la asimilación y la comparación de las ideas.

El propósito del ensayo determina su materialización, su texturización, sus actos comunicativos, su estructura ideativa, su vocabulario. Encontramos ensayos en televisión, en teatro, en películas, en novelas… en todo, gracias a las características postmodernas de los textos y a su apertura interdisciplinar donde desde diversas perspectivas se estudia un asunto.

Para el caso que compete a mis clases, en la Universidad Icesi, trabajo con mayor ahínco el ensayo de interpretación, que es una arquitectura ideativa que soporta los juicios de valor en y desde la agilidad de su estructura textual, una perspectiva personal en su forma de apreciar la realidad, entenderla y escribirla; rasgos que exoneran la obligación de citar y permiten la flexibilidad del tono y el estilo.

La texturización, la unidad temática y su interacción con el lector son tres aristas que debe mantener el ensayo. Para lograrlo, el estudiante debe dominar el tema, saber plantearlo y exponerlo de manera sólida y sensata. Por tanto, debe ser competente para investigar  y utilizar de manera adecuada los recursos lingüísticos, discursivos y estilísticos.  La indagación alza vuelo con la capacidad de “leer con destornillador”; la unidad temática, con la posibilidad de organizar el pensamiento bajo una idea central; y el estilo, con la construcción de un modo personal de expresión.

Sabemos, con Serafini (1995), lo importante y decisivo que es confeccionar un esquema a partir del acopio, la generación, la organización y la documentación de las ideas. Además, que una vez elaborado es preciso  desplegar todos sus puntos para crear el texto; que cada  idea o cada bloque de ideas del esquema serán utilizados para componer el párrafo. Con Oviedo, entendemos el párrafo como una unidad de pensamiento y de sentido que teje ideas, actos y formas. Por ende, aprender a leer y a escribir párrafos es el inicio del ejercicio del ensayo.

En los párrafos encontramos marcas textuales que nos permiten descubrir, señalar y conocer estrategias de escritura como: el tipo de texto (religioso, filosófico, literario); el tono (coloquial, especulativo, autoritario, sugestivo, académico); las ideas principales;  los rasgos lingüísticos (oraciones cortas, densas, complejas, transparentes, texto organizado); los actos de texturización (proporciona ejemplos, formula críticas, elabora una idea); las voces (propias, ajenas); los actos estructuradores (introducción, desarrollo, conclusión…); su estructura discursiva (argumenta, narra, informa, describe).

Durante la clase realizamos lecturas, dirigidas, de escritores reconocidos y,  además de identificar las marcas textuales las utilizamos en nuestros propios escritos.  A continuación un ejemplo de los textos que leemos como modelos:

ELOGIO DE LA MUJER BRAVA
(Fragmento)

Héctor Abad Faciolince

A los hombres machistas, que somos como el 96% de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viragos, marimachos. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco había detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.

La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por los siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en el florero. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran “no más usted me avisa y yo le abro las piernas”, siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo, y se quedan a medias)…

El anterior es un texto polémico tanto por el tema como por la manera como lo enfrenta el autor. A partir del proceso de la lectura guiada, con “destornillador”, y comentada, los estudiantes leen sobre otros temas, toman posición crítica y avanzan en la composición de textos argumentativos utilizando diferentes estrategias que ayudan a dar razón de su punto de vista y propuesta. Observemos cómo se concreta este esfuerzo en el texto de un estudiante:

La verdadera minoría

~No sex, please

“La asexualidad  ya no es sólo para las amebas” se lee en una jocosa camiseta de la tienda virtual oficial de AVEN (Asexual Visibility and Education Network). Ésta y otras frases como “Orgullosamente A” y “Así es como nos vemos los asexuales” están causando furor entre los  pertenecientes a, como la llaman, la cuarta orientación sexual.

Se calcula que un 5% de la población mundial en edad reproductiva, nunca ha sentido ninguna clase de atracción sexual-romántica. “La vida es más que sexo”, suelen decir los miembros de este grupo cuando el tema sale a flote, “No sentimos atracción por el otro género, pero eso no significa que seamos gay”. La labor de AVEN es darse a conocer como un grupo de personas que existen, que están entre nosotros y que no necesitan del sexo ni del romance para ser felices. Aun así, sigue siendo una tendencia muy poco conocida y que, desafortunadamente, no goza de una gran credibilidad. El 91% de la población jamás ha escuchado hablar de ellos, y el 76% considera que un asexual es un homosexual reprimido…

T. V.

La escritura es un proceso intelectivo y dialéctico que va y vuelve sobre las ideas en procura de encontrar el ensamblaje, si no perfecto, por lo menos adecuado a su propósito.

A partir del trabajo con este otro texto de Abad Faciolince: “La Venganza de Matusalén”, los estudiantes usaron estrategias discursivas semejantes para dar cuenta de los distintos textos leídos y trabajados en clase:

Jaulas

Acabo de leer el libro Jaulas, de María Elvira Bonilla, en la que su protagonista narra los insucesos de su corta existencia. Su nombre era Kristal y vivía en el mundo que todas nosotras deseamos: Era guapa, provenía  de una de las familias más adineradas y respetadas de su ciudad, estudió en Estados Unidos, pasó sus veranos en Europa y tuvo una fiesta de quince años de ensueño que dio paso a una vida social tan activa que encontrar a un príncipe azul, tan perfecto como ella, no debía ser tarea difícil. Pero cuando el amor falta, el dinero no disimula. Kristal era cada día más desdichada y la predecible rebeldía no se hizo esperar. Un grupo de amigos poco convenientes, unos cuantos sorbos de aguardiente y tal vez algo de drogas, hicieron de su vida algo un poco más soportable. Jaulas nos muestra un mundo de superficialidad y apariencias, donde todos (la protagonista, sus amigos, sus padres, su tía y unos cuantos más) están encerrados en un calabozo interior que los hace ver la vida como algo cada vez menos interesante.  Un mundo de desesperación visto desde los ojos de sólo una de las implicadas. Monotonía y aburrimiento. Un libro que obliga al lector a preguntarse si, tal vez, no está tan preso como estos personajes…

V. S.

En el mundo de la tecnología los textos multimedia no pueden quedar atrás. En clase se propone a los estudiantes que escriban un texto a partir del análisis del audiovisual sobre la publicidad: Saber Pedir de Leo Burnett:

La selección natural del ingenio

«Si apuntas a las estrellas, puede ser que no alcances una, pero no terminarás con las manos llenas de lodo.»

–Leo Burnett

En el mundo hay dos clases de personas: quienes innovan y quienes se sorprenden del talento de las primeras. El comercial de los mendigos es una viva prueba que afirma esta idea.

Y es que no sólo se trata del mendigo inteligente que fue capaz de idear un mensaje que conmovió  a la gente y la hizo darle su dinero. ¿Acaso no tuvimos todos la misma expresión cuando el video terminó? Una agencia de publicidad siempre se estará publicitando a sí misma (incluso si lo que buscan es clientes para alguna hamburguesería), y esta vez lo hizo de la mejor manera: Mostrándonos cómo un poco de ingenio puede cambiar radicalmente las cosas. Nosotros, sorprendidos por  la maravillosa idea del vagabundo inteligente, sólo pudimos admirar la magnificencia de los creadores. Cumplieron su objetivo, crearon emociones en el interior de todo el que la vio. Leo Burnett salió victorioso una vez más.

Existe quien dice que no hay mejor conocedor de la raza humana que el publicista, y no está muy lejos de la realidad. La publicidad controla nuestras vidas, nos hace suspirar o nos deja sonriendo todo el día. ¿En realidad somos tan manejables?

Sí, más de lo que creemos.

Pero no es un verdadero problema. Como todas las cosas en el mundo, es posible utilizarlo a nuestro favor. Si somos lo suficientemente ingeniosos, como cierto indigente aprovechado de sus colegas, nosotros mismos podemos sacarle provecho a lo predecibles y controlables que podemos llegar a ser. Al analizar la vida de todos los grandes magnates del mundo, notamos lo bien que manipularon las cosas a su alrededor. La clave para triunfar en la vida, según muchos de ellos, es conocer bien tu entorno. Así como las grandes agencias de publicidad, deberíamos siempre estudiar a las personas a nuestro alrededor: predecir sus reacciones, fijarnos en sus gustos y ser conscientes de que  no hay dos individuos iguales en todo el mundo. Si nos concentramos en hacer esto, no habrá ni jefes ni competidores que puedan con nosotros.

Están quienes innovan y quienes se sorprenden. Es hora de dejar de sorprendernos.

T. E.

A manera de cierre…

Se ha mostrado el contexto de trabajo que, desde mi experiencia, ha permitido a los estudiantes producir ensayos desde la caracterización planteada en este documento.

Esta labor ve sus frutos hacia el final del semestre cuando se compendian los aprendizajes en las prácticas textuales desarrolladas por los estudiantes. El siguiente texto es la reflexión de una de ellos a  partir de la película Doce hombres en pugna y su relación con el plan de estudios:

El poder de argumentar

Para quienes estudiamos derecho, el talento argumentativo es una de las más valoradas cualidades y se busca que la desarrollemos hasta su máximo potencial. Ese es, básicamente, nuestro trabajo: Ser capaces de hablar con tanta seguridad en nuestras palabras que terminemos convenciendo a todos a nuestro alrededor, tal como lo hizo el protagonista de la película. ¡Qué impresionante sería lograr argumentar como él, así de formales y prudentes, pero sin perder el magnífico poder de persuasión que lo caracterizó todo el tiempo, la fijación en los detalles y la actitud serena! Es un hombre que nos hace pensar que, a veces, lo importante no son los hechos visibles, sino lo que se esconde detrás de ellos. Hizo justicia sin perjudicar  a ninguna de las partes: El sueño de todo penalista.

V. E.

Esta experiencia demuestra que los estudiantes tienen la posibilidad de escribir desde la   reflexión, la claridad, y la motivación. Lograr este tipo de escritura es el sueño de los profesores y de toda Universidad. ¿Por qué no intentarlo?

Bibliografía:

Oviedo, Tito Nelson. (2002). Comunicarse es “negociar sentidos”.  Revista Lenguaje. No. 29-30, p. 34.  Universidad Del Valle.

Oviedo, Tito Nelson. (2010). Programa de Comunicación Oral y Escrita I y II. Universidad Icesi.

SERAFINI, María Teresa. (1995) Funciones de la escritura en Cómo redactar un tema. Paidós.

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