Cómo se realiza la evaluación de riesgos

 

 

El análisis de riesgos es un proceso que te ayuda a identificar y gestionar los problemas potenciales que podrían socavar las iniciativas o proyectos empresariales claves. Sin embargo, también pueden aplicarse a otros proyectos fuera de la empresa, como la organización de eventos o incluso la compra de una casa.

Para llevar a cabo una evaluación de riesgos, primero hay que identificar las posibles amenazas a las que nos enfrentamos, luego estimar sus posibles impactos si se produjeran y, por último, estimar la probabilidad de que estas amenazas se materialicen.

El análisis de riesgos puede ser complejo, ya que tendrá que recurrir a información detallada como planes de proyectos, datos financieros, protocolos de seguridad, previsiones de marketing y otra información relevante. Sin embargo, es una herramienta de planificación esencial, que puede ahorrar tiempo, dinero y reputación.

 

 

  • Cuándo utilizar el análisis de riesgos

 

 

El análisis de riesgos es útil en muchas situaciones:

 

  • Cuando está planificando proyectos, para ayudarte a anticipar y neutralizar posibles problemas.
  • Al decidir si se sigue adelante con un proyecto o no.
  • Para mejorar la seguridad y gestionar los riesgos potenciales en el lugar de trabajo.
  • A prepararse para acontecimientos como fallos en los equipos o la tecnología, robos, enfermedades del personal o catástrofes naturales.
  • Cuando planifiques los cambios en su entorno, como la entrada de nuevos competidores en el mercado o los cambios en la política gubernamental.

 

 

  • Cómo realizar la evaluación de riesgos

 

 

Para llevar a cabo un análisis, sigue estos pasos:

 

 

  • Identificar las amenazas

 

El primer paso del análisis de riesgos es identificar las amenazas existentes y posibles a las que puede enfrentarse. Estas pueden provenir de muchas fuentes diferentes. Por ejemplo, pueden ser:

 

  • Humanas – Enfermedad, muerte, lesión u otra pérdida de una persona clave.
  • Operativas – Interrupción de suministros y operaciones, pérdida de acceso a activos esenciales o fallos en la distribución.
  • Reputacional – Pérdida de confianza de los clientes o empleados, o daño a la reputación del mercado.
  • De procedimiento – Fallos en la rendición de cuentas, en los sistemas o controles internos, o por fraude.
  • Proyecto – Superar el presupuesto, tardar demasiado en las tareas clave o tener problemas con la calidad del producto o el servicio.
  • Financieros – Fracaso de la empresa, fluctuaciones del mercado de valores, cambios en los tipos de interés o falta de disponibilidad de financiación.
  • Técnicos – Avances tecnológicos o fallos técnicos.
  • Naturales – Clima, catástrofes naturales o enfermedades.
  • Políticos – Cambios en los impuestos, la opinión pública, la política gubernamental o la influencia extranjera.
  • Estructurales – Productos químicos peligrosos, mala iluminación, caída de cajas o cualquier situación en la que el personal, los productos o la tecnología puedan resultar dañados.

 

 

  • Estimar el riesgo

 

Una vez identificadas las amenazas a las que se enfrenta, debe calcular tanto la probabilidad de que se materialicen como su posible impacto.

Una forma de hacerlo es hacer la mejor estimación posible de la probabilidad de que se produzca el suceso y, a continuación, multiplicarla por la cantidad que le costará arreglar las cosas si se produce. De este modo se obtiene un valor del riesgo:

Valor del riesgo = Probabilidad del suceso x Coste del suceso

 

 

  • Evitar el riesgo

 

En algunos casos, es posible que quiera evitar el riesgo por completo. Esto podría significar no involucrarse en una aventura empresarial, dejar de lado un proyecto o saltarse una actividad de alto riesgo. Esta es una buena opción cuando asumir el riesgo no supone ninguna ventaja para su organización, o cuando el coste de afrontar los efectos no merece la pena.

 

 

  • Aceptar el riesgo

 

Tu última opción es aceptar el riesgo. Esta opción suele ser la mejor cuando no hay nada que pueda hacer para prevenir o mitigar un riesgo, cuando la pérdida potencial es menor que el coste de asegurarse contra el riesgo, o cuando la ganancia potencial vale la pena aceptar el riesgo.

 

 

  • Controlar el riesgo

 

La acción preventiva consiste en evitar que se produzca una situación de alto riesgo. Incluye la formación en materia de salud y seguridad, la protección con cortafuegos de los servidores corporativos y la formación cruzada de su equipo.

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