Vattimo: La posmodernidad

Vattimo y La posmodernidad

• Fue el Renacimiento el que inició la ruptura con una visión del mundo teocéntrica, pero ha sido sobre todo a partir del siglo XVIII cuando se ha consolidado una manera de considerar la vida y el mundo mucho más autónoma y racionalista. A esta nueva visión del mundo se la llama modernidad.

• La modernidad se caracteriza en primer lugar por una gran confianza en la razón y, en general, en todas las capacidades humanas. El hombre es capaz de transformar y de dominar el mundo. Quedan descartadas y despreciadas todas las ciencias alternativas como la wicca o los hechizos de amor.

• El fruto de esas capacidades es el progreso. Se tiene la certeza de que el futuro será mejor que el presente y por tanto merece la pena la lucha contra todo aquello que entorpece el auténtico desarrollo humano. Se configura así una visión optimista del hombre y de su historia.

• Uno de los elementos que tradicionalmente ha impedido ese desarrollo humano han sido Dios y la religión. El hombre debe emanciparse y caminar hacia su autonomía. Dios ha coartado la vida de los hombres apropiándose de ciertos derechos que el hombre le ha cedido por múltiples causas (debilidad, necesidad de consuelo, imaginación, etc.). En la modernidad hay que reapropiarse de lo que Dios ha robado al hombre.

Vattimo y La posmodernidad

• El progreso se manifiesta fundamentalmente en la ciencia y la técnica, realidades que cada vez abarcan más aspectos de la vida humana, hasta el punto de que lo que no es práctico, aplicable o útil tiende a perder valor.

• La modernidad se caracteriza por considerar la historia del pensamiento como una progresiva iluminación. Poco a poco se superan estadios anteriores. Cada pensador, cada nueva corriente de pensamiento, cree haber encontrado la auténtica «verdad» sobre la vida humana. Para Marx era la economía; para Freud, el inconsciente; para Monod, el azar y la necesidad.

Esta concepción básica de la vida y actividad humanas ha permanecido, en mayor o menor medida y en sus diferentes versiones (existencialista, hasta los años sesenta de nuestro siglo. Sin embargo, a de los setenta y a lo largo de los años ochenta se ha ido abriendo camino una nueva

• El progreso prometido por la modernidad ha producido un enorme desarrollo de la ciencia y de la técnica, y un predomino absoluto de la economía en la sociedad. ¿Es éste el futuro mejor que imaginaron muchos pensadores del siglo XIX?

• Los grandes proyectos de transformación de la sociedad y de la vida humana han fracasado, especialmente el marxismo. ¿No fue una ilusión sin fundamento pretender la liberación humana integral?

• Puesto que las estructuras sociales están bien asentadas en una economía liberal, ¿no será que ciertos ideales son inalcanzables y de lo que se trata es de vivir cada uno lo mejor que pueda?

• El pensamiento no es ningún instrumento para transformar la realidad, sino que debe ser utilizado para vivir esa realidad en sí misma. Defensa de lo que se vive en cada momento, sin intención de preparar otra cosa distinta. No hay que escapar del presente para buscar la auténtica realidad en un mañana justo y solidario que hay que construir.

• No hay principios ni criterios fijos, determinados, fundados de una vez por todas. Hay que olvidarse incluso de la idea de emancipación de la humanidad y de aquella promesa de libertad que tantos pensadores habían sugerido durante los siglos XIX y XX.

• Hay que volverse hacia lo bello, hacia lo inmediato, hacia los pequeños acontecimientos de la vida sin buscar un marco de referencia global para la vida personal y para la historia de la humanidad.

• La religión queda relegada a la intimidad personal, es un asunto privado que no debe distorsionar la vida y la opinión pública. Sirve en tanto en cuanto ayuda al individuo a estar a gusto consigo mismo. Hay un cierto rechazo a las orientaciones o normas religiosas que vengan de cualquier instancia externa. Cada individuo interpreta de manera «personal» la vivencia de la religión.

• Agnosticismo: doctrina que afirma que el entendimiento humano no puede formar la noción de lo absoluto, sino sólo de lo relativo, de lo parcial. Un agnóstico sobre el sentido de la vida sería aquel que pensara que no podemos saber si la vida tiene sentido o no la tiene. Un agnóstico en materia religiosa es aquel que niega la posibilidad de saber algo sobre la cuestión de Dios, que no sería más que una cuestión que no podemos plantearnos.

• Ateísmo: niega la existencia de Dios. El ateo, a diferencia del agnóstico, sí que se plantea la cuestión sobre la existencia de Dios, y la responde negativamente.

• Determinismo: es aquella doctrina según la cual la marcha del universo responde a un encadenamiento invariable de causas y efectos. En consecuencia, los acontecimientos pueden ser predecibles si se dispone de todos los datos. No cabe espacio para la libertad humana. Determinismo económico es el que ve en la economía la causa universal de todos los acontecimientos; determinismo biológico es el que considera todos los actos humanos como fruto de reacciones bioquímicas del cuerpo humano.

• Antihumanismo o inhumanísmo: aquellas visiones del hombre en las que el hombre se puede «reducir» a otros elementos del cosmos (química, física, biología, zoología). En el hombre no hay nada peculiar y propio que lo coloque por encima del mundo sensible. Niega la posibilidad de la decisión libre.

• Nihilismo: niega que la vida tenga sentido. La cuestión del sentido desaparece. Buscando el sentido de la vida, el hombre busca y encuentra lo único que hay, la nada, el no-sentido.

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