Melany Aristizábal 

Pablo Muñoz

Jesús Garcés

Mateo Francisco Martínez


La actualidad laboral y académica exige cada vez más jóvenes comprometidos con el desarrollo de competencias que vayan
más allá del aula, de la mecanización y de la memorística, reclamando herramientas que permitan la construcción autónoma de estos conocimientos. Es entonces cuando Geogebra, un software matemático e interactivo fundado en el año 2001 en la universidad de Salzburgo, promete brindar estas herramientas y experiencias a estudiantes que nunca antes las habían tenido. Sin embargo, ¿cómo se sienten realmente quienes prueban esta plataforma por primera vez? 

“Al principio puede parecer una experiencia frustrante ya que hay muchas funciones y te cuestionas todo lo que aprendiste en tu etapa escolar. Sin embargo, genera mucha curiosidad, lo que te motiva a seguir intentando y explorando. Además, con la ayuda de los profesores y monitores que están dispuestos a ayudarte, puedes sacarle todo el provecho” Manifiesta Melany Aristizábal, estudiante de primer semestre que está dispuesta a seguir utilizando esta herramienta para sus clases.


Herramientas de este tipo motivan a los estudiantes a aplicar todos los conocimientos adquiridos en las distintas áreas matemáticas, por medio de una metodología interactiva que combina las capacidades espaciales, geométricas y aritméticas que permiten utilizar el conocimiento y las habilidades en la cotidianidad de cada estudiante. Sin embargo, este innovador software requiere de una buena preparación para poder explorar y aprovechar todo lo que ofrece, hecho que puede llegar a cegar la motivación a causa de la frustración, según la experiencia de nuevos estudiantes que empiezan a utilizarla o de aquellos que la usaban de manera mecanizada. No obstante, gracias a Matileo y otros proyectos que fomentan el aprendizaje activo, a sus monitores y profesores, los estudiantes se ven motivados a aprender y adquirir todas las habilidades necesarias para usar este poderoso software en su vida universitaria, personal y laboral. Incluso a pesar de presentar problemas con sus dispositivos o su conexión a internet, su disposición sigue intacta. 


El estudiante de primer semestre, Pablo Muñoz, después de su experiencia en Matileo 2020-2, manifiesta: “yo ya había trabajado antes con GeoGebra en el colegio y siempre me gustó. Es una herramienta de cacharrear mucho ya que tiene muchísimas funciones. Mi experiencia hoy fue buena, no conocía los deslizadores y me parecieron bastante interesantes”. 


Por si parte, Jesús Garcés, estudiante de primer semestre, a pesar de las dificultades, desea seguir utilizando el software y afirma que “mi experiencia con GeoGebra no fue muy buena al principio ya que no me funciono muy bien el internet en el momento en el cual el profesor estaba dando las indicaciones respectivas, pero fuera de ese mal rato con el internet me pareció muy agradable ya que facilita el resolver distintos problemas de matemáticas que sin esta herramienta se dificulta su solución. Quiero aprender a utilizarla lo mejor posible ya que creo que será necesaria para las primeras semanas de clases” 


En conclusión, creemos que herramientas como GeoGebra, que explotan las capacidades de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), que brindan motivación y deseos de aprender a los estudiantes y que ofrecen la construcción de competencias que vayan más allá del aula y que se vuelvan transformadoras de la realidad, son estrictamente necesarias en el desarrollo universitario de todos los jóvenes, siempre y cuando vaya de la mano con una formación integral y un acompañamiento constante, incluso cuando estos se sientan desorientados o frustrados. Como dijo Leonardo Da Vinci, “El aprendizaje nunca agota la mente”