La vida pone en nuestro camino las situaciones que necesitamos vivir para lograr todos nuestros sueños y metas. Mi nombre es María José Méndez, estudiante de noveno semestre de Ingeniería Bioquímica, y esta es la historia de mi experiencia internacional. Para empezar, es importante resaltar que no tenía nada planeado, por lo cual tuve que hacer todos los trámites bajo presión por el límite de tiempo (no lo recomiendo). Sin embargo, esta fue una oportunidad única que se me presentó y no quería dejarla pasar, ya que se trataba de hacer mi tesis en Chile, un país con mucho desarrollo biotecnológico, en una de las universidades con más prestigio de Latinoamérica: La Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC). Y para ponerle la cereza al pastel, trabajaría con una de las personas más influyentes en américa latina en la producción biotecnológica de aromas. No podía pedirle más a la vida.


Durante el semestre fui haciendo todos los trámites respectivos, hasta que llegó el momento de partir. Tenía un poco de nervios, ansiedad y emoción, pero creo que lo principal es que iba sin una expectativa; quería dejarme sorprender. Fui muy afortunada, pues me alojaría en la casa de unos compatriotas; colombianos viviendo en Santiago hace más de 13 años, y como todo buen colombiano, fueron muy amables conmigo y decidieron recogerme en el aeropuerto a las 5 a.m. Mi recibimiento fue muy frío, ya que justo llegué en invierno, en el frente más frío de toda la temporada.

Los primeros días fueron muy difíciles para mí, pues no estaba acostumbrada a tanto frío y tampoco tenía la ropa adecuada para soportarlo. Al principio me dolían las articulaciones y no sentía las manos y los pies, pero poco a poco me fui acostumbrando al frío y al funcionamiento de la ciudad. Santiago es una ciudad muy desarrollada, la cual cuenta con metro desde hace 40 años, lo que me sorprendió mucho, pues el sistema está muy bien implementado y parece funcionar muy bien. Por otro lado, algo que me parece excelente de los chilenos, es su cultura vial. Existe un respeto máximo por el transeúnte, dándole prioridad siempre para cruzar la calle; cosa que se ve muy poco en Colombia. Otro aspecto positivo para resaltar es la sensación de seguridad en la calle. Aquí las personas pueden salir bastante seguras de que no van a robarlos, sin embargo, como en todo país, existen lugares en los que hay que estar más prevenido.

Otro aspecto de la cultura chilena que me gusta mucho es que es un país muy unido. Esto se debe en gran parte por todo el sufrimiento vivido durante la época de la dictadura de Pinochet. Una forma de celebrar su libertad son las fiestas patrias, que se celebran durante una semana completa en el mes de septiembre. En esta semana se prepara comida y bebidas tradicionales, como las empanadas de pino, el choripán, el terremoto, piscola (bebidas alcohólicas) y el mote con huesillo. Además, hacen su tradicional baile nacional, la cueca, la cual todos saben bailar, sin importar la edad o la región. Por último, hasta ahora lo que más me ha gustado de Chile son sus atardeceres mágicos y sus paisajes. Los colores que se pueden ver en los atardeceres son increíbles, y combinados con los hermosos paisajes, hacen la mezcla perfecta para un momento inolvidable. 

Así como hay cosas buenas, también hay cosas malas. La primera, y más impactante para mí ha sido la pésima atención al cliente y calidad humana que tienen los chilenos. No está en su cultura saludar ni dar un trato con amabilidad. Se les caracteriza por ser muy fríos y distantes. Lo segundo,
es que llueve muy poco, como unas 4-5 veces al año. Esto me ha parecido increíble, pues estaba acostumbrada a la lluvia constante y repentina de Cali.

Ahora que ya hablé un poco de la ciudad y el país, voy a pasar a hablar de la universidad. Tengo una palabra que la describe perfectamente: INCREÍBLE. La Pontificia Universidad Católica de Chile es una de las universidades más prestigiosas en Latinoamérica por su alto nivel académico. Cuenta con 5 sedes distribuidas a lo largo de Santiago, siendo San Joaquín la más grande, que es en la que veo mis clases.

Esta sede es muy moderna, con una infraestructura muy linda y bien adecuada; cuenta con muchas bibliotecas, cafeterías, restaurantes, bancos, hospital, farmacia, iglesia y muchas zonas verdes para relajarte. Además, tiene un gran espacio destinado para deportes, lo que me parece genial, pues la universidad fomenta mucho el deporte, tanto así que puede ver un curso deportivo que aporte créditos para tu semestre. Las clases son muy personalizadas, ya que cada profesor tiene alrededor de 2 monitores por clase, o incluso pueden ser más. Algo muy bueno para destacar es que cada estudiante puede imprimir una cierta cantidad de páginas al día de forma gratuita; el único requisito es llevar las hojas. 

Lo que más me ha costado para adaptarme, aparte del frío y la calidez humana, ha sido la forma de hablar de los chilenos. Cuando recién llegué, no entendía nada de lo que decían, nada. Sentía como si estuvieran hablando en otro idioma, además, usan palabras muy diferentes a las que usamos nosotros para referirse a cosa comunes. Un ejemplo son las crispetas. Aquí les dicen “cabritas”, sin embargo, cabritas también pueden ser niñas o niños. Aparte de usar palabras muy extrañas, hablan muy rápido, siendo aún más difícil entenderles.

Es momento de hablar de comida. Lo primero, y más importante, es la falta que llega a hacer una arepa con café al desayuno. Aquí no comen arepa, a pesar de tener una gran producción de maíz, y tampoco acostumbran a tomar mucho café, ya que prefieren tomar té. Aquí encuentras café colombiano, pero es muy costoso; por esta razón, el “café” que es más común es trigo horneado, o algo por el estilo (no se parecen en lo absoluto y tampoco lo recomiendo). Sin embargo, los frutos secos, el té, el pisco y el vino son cosas que no pueden faltar en la vida de un chileno, ni en la tuya si vienes a Chile. Este país se caracteriza por tener uno de los mejores vinos del mundo debido al clima seco y suelos áridos, lo que hace que las uvas sean muy dulces, generando un vino de muy buena calidad. 

Para finalizar con el tema de la comida, algo que me parece importante y para resaltar, es que Chile es uno de los países con mayor índice de obesidad infantil. Por este motivo, el ministerio de salud instauró algunas medidas preventivas para combatir este problema. Una de ellas son las señales nutricionales en todos los alimentos; esto quiere decir que, si un alimento es alto en calorías, grasa, azúcar, etc., en el empaque debe tener una señal visible que alerten estas características. Otra de las medidas, fue remover de los empaques a todas las caricaturas y personajes de las marcas de comida como Pringles, Pingüinos Marinela, Zucaritas, entre otros, con el fin de que los niños no elijan estos productos por las caricaturas.

Vivir por fuera de casa por primera vez, y más por fuera del país puede resultar un poco difícil de asimilar, ya que estás dejando a un lado todo: tus comodidades, tus amigos, familia, espacios, costumbres, entre otros. Sin embargo, creo firmemente que este intercambio fue, es y será una de las mejores experiencias de mi vida, ya que ha permitido conocerme mejor, saber de lo que soy capaz, de lo que debo mejorar, y hacía dónde quiero ir. Sin embargo, creo que nada de esto hubiera sido posible sin la formación que he recibido en mis dos hogares: mi casa e Icesi. Ambos me han dado herramientas indispensables para forjar mi carácter y mi forma de pensar, cosas por las que estaré eternamente agradecida. Por otro lado, algo que valoro mucho de esta experiencia son las conexiones y contactos que he podido adquirir. Para mí, algo esencial en la vida son las buenas relaciones personales, pues son las que durante tu vida te van a ser útiles ante cualquier situación.

Para concluir, quiero dar algunas recomendaciones para cualquier persona que quiera venir de intercambio a Santiago de Chile. Lo primero es que planee con anticipación su intercambio y se postule a una beca, ya que Chile es un país muy costoso. Los precios son muy similares a los que encontramos en Colombia, sin embargo, al hacer la conversión al COP, sale por casi 5 veces más del precio en peso chileno. Lo segundo es buscar un buen lugar donde vivir, que quede cerca de la universidad o a una estación de metro, en su defecto. Con esto se ahorra mucho dinero en transporte y en tiempo. En mi caso, vivo a 15 minutos caminando de la universidad, por lo que no gasto dinero diariamente en transporte.

Por fortuna, encontré un hospedaje muy bueno, ya que pago casi 1 millón de pesos colombianos por una habitación con baño, servicios, internet y comida; más de lo que podría pedir. De este mismo modo, también es muy importante aplicar para la TNE, que es una tarjeta que otorga el estado a los estudiantes para que los viajes en bus y en metro sean más económicos, ya que un viaje en metro cuesta alrededor de 3.000 pesos colombianos, aunque varía dependiendo la hora y el flujo de personas. En el caso de la comida, lo más recomendable es ir a los mercados a comprar, ya que en los supermercados puede ser un poco más costoso. En cuanto a la ropa, es muy importante revisar la época del año y las estaciones próximas, ya que puede hacer muchísimo frío o muchísimo calor.

Además, recomiendo siempre cargar bloqueador, crema y labial humectante, ya que por la zona donde está ubicado Chile, la radicación es muy fuerte y hay muy poca humedad, por lo que la piel, labios y ojos tienden a resecarse mucho. Otro aspecto muy importante es siempre tener recargado el celular con minutos e internet, pues Google maps es la mejor herramienta para ubicarse y moverse por la ciudad. Y, por último, para concluir, lo más importante y que siempre se deben llevar con uno, son la cordialidad y una gran sonrisa, pues nunca están de más.


Maria Jose mendez

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