Europa como destino turístico siempre había llamado mucho mi atención. En ocasiones pasadas había tenido la posibilidad de conocer España y la verdad es que esto me generó más curiosidad por conocer otros países europeos. Además, la facilidad de viajar dentro del mismo continente era muy atractiva para mí. Es por esto que tome la decisión de irme a Holanda (Amsterdam), teniendo en cuenta la buena reputación que el país tiene en temas de organización, innovación, historia y cultura. Otra de las razones por las cuales escogí este país como destino fue la universidad, Tio of Applied Sciences. Una universidad privada y altamente reconocida en el país por su innovación y acreditaciones.

Tengo el honor de decir que soy una estudiante becada del programa ISEP. Por lo que tomar una decisión con respecto a donde ir fue bastante difícil teniendo en cuenta la variedad de universidades alrededor del mundo que el programa te ofrece para llevar a cabo tu intercambio. A la final, es cuestión de suerte quedar en tu universidad de preferencia y en mi caso, tuve la dicha de quedar en mi primera elección de diez. Sin duda alguna, creo que fue la decisión correcta.

Mi llegada a Holanda fue bastante agotadora. En su viaje muy largo desde Colombia. Adicional a esto, la emoción y la incertidumbre generan mucha ansiedad. Se trataba de empezar una nueva experiencia en mi vida donde solamente estaría yo. A diferencia de otros compañeros, mi intercambio no pude realizarlo con ninguna amig@ o compañer@ ya que la universidad a la que me dirigía no estaba dentro de los convenios de la Universidad Icesi. Retomando mi llegada, todo salió muy bien. La universidad estuvo al pendiente y ellos mismos me hicieron entrega de mi apartamento.

Siento que en el aspecto de la vivienda tuve mucha suerte pues además de que la beca corría con los gastos de renta, ellos mismos son quienes se encargaron de escogerla. Además, tuve la fortuna de tener un aparta-estudio para mi sola con mi propia cocina y baño. El tamaño era perfecto para mis necesidades y la verdad es que fue muy acogedor desde el primer día.

Apenas empecé a conocer la ciudad, me pareció muy atractiva. Ámsterdam es una ciudad mágica, lleno de lugares preciosos. Adaptarse al principio no es muy fácil, pues las diferencias en comparación a nuestro país son abismales; empezando por el transporte. Los holandeses son muy amables y algo positivo es que en su mayoría todos hablan inglés. Esto para mí fue muy importante para desenvolverme en el día a día porque la verdad es que el holandés fue un reto para mí. Pese a que la universidad me daba clases, es un idioma muy diferente al español o al inglés por lo que entenderlo es muy difícil y hablarlo aún peor.

El clima también fue un reto para mí. Venimos de tierra caliente y vivir bajo temperaturas bajo cero no fue fácil. Además, el frío también limita mucho salir y hacer actividades al aire libre. Sin embargo, fue mi primera vez conociendo la nieve y la verdad fue una experiencia inolvidable.

Tristemente, dada la situación del COVID-19, no pude conocer mucho de Holanda ni tampoco pude viajar dentro de Europa. Las restricciones durante el periodo que yo estuve fueron muy estrictas y solo pude ir a restaurantes y tiendas hasta las últimas dos semanas de mi estadía en Ámsterdam. Tampoco pude recibir clases presenciales, siempre fueron virtuales. Esto fue algo que en su momento fue muy difícil de llevar ya que adaptarse a una universidad en estas condiciones fue más duro. Sin embargo, pude conocer el campus de la universidad y al final, los exámenes si fueron presenciales.

El campus de Tio University of Applied Sciences es muy diferente a lo que nosotros, como Icesistas, estamos acostumbrados a ver. Es un edificio bastante pequeño, sólo tiene 3 pisos. Los salones son bastantes pequeños pero su tecnología es genial. Algo muy curioso es que la universidad cuenta como un espacio principal que tiene bar, billar y otros juegos. Este es el espacio que los estudiantes utilizan para interactuar entre sí (en condiciones normales).

Con respecto a mis compañeros de intercambio, la verdad es que éramos muy pocos. La universidad normalmente recibe grupos muy grandes pero dada la situación esta vez fuimos un grupo bastante pequeño. Todos de culturas muy diferentes, de hecho, yo era la única latina. Nos la llevamos bien pero precisamente por las restricciones y limitaciones que teníamos de diversión, fue muy difícil organizar reuniones y, por ende, generar un ambiente de unión. Sin embargo, en muchas ocasiones compartí con ellos.

Tal vez mi intercambio no fue lo que esperaba. Las condiciones por parte del gobierno holandés fueron bastante difíciles de llevar y esto no me permitió vivir mi experiencia al 100%. Sin embargo, creo que todo en la vida tiene un propósito y esta experiencia deja mucho aprendizaje en mi vida. Conocer otras culturas, otras formas de ver la vida, impactan. Vivir sola y empezar a querer esa soledad no fue nada fácil. Pero en esa soledad aprendes a conocerte y a generar más independencia en todo. Más allá de lo académico, que aún fue muy importante e interesante el aprendizaje adquirido por parte de profesionales holandeses, es la vida la que realmente cambia y por eso estoy infinitamente agradecida.

Sin embargo, esta experiencia ha sido maravillosa, te enseña y te regala un montón de cosas positivas que te servirán en un futuro, como lo es el manejar el dinero lo mejor posible, tomar tus propias decisiones y ser fuerte mentalmente. Yo vivo con un chico polaco, una chica polaca y otra chica de Republica Checa y ha sido maravilloso compartir con ellos, es increíble cómo se pueden adaptar personas de mundos totalmente diferentes. además, hemos compartido mucho más tiempo debido a que al principio las restricciones por la pandemia eran fuerte y esto hizo que nos conociéramos mejor y ahora nosotros nos consideremos familia y al ver que pronto nos separaremos empieza a ser difícil, pero sin duda han sido un gran apoyo para mí aquí.

El vivir en Valencia es muy barato comparado con las otras ciudades del país, y esta ciudad es muy hermosa, el lugar que más me gusta y que voy al menos una vez por semana es al centro, donde encuentras de todo por hacer, cualquier tipo de restaurante, si quieres comprar helado, comprar ropa, observar parte de la historia antigua de valencia, mejor dicho, encuentras de todo y a un precio muy bueno. Algo también muy bueno que tiene valencia es su sistema de bicicletas que con 30 euros compras el año y hay miles de estaciones por toda la ciudad y también ciclo rutas, por ejemplo, este sistema lo usa mucho cuando voy a la playa. Y por cierto este es otro punto positivo de Valencia sus playas, son muy grandes y ahora en verano ya se siente como la temperatura va aumentando y comienza a hacer bastante calor.

Es una experiencia que recomiendo y que yo volvería hacer sin dudarlo un solo segundo, esta ciudad vale la pena por diferentes factores, se adapta al gusto que tu tengas, hay de todo para todos.