Realizar mi intercambio académico internacional en Finlandia ha sido una experiencia excepcional. Lo primero que me impactó al llegar fue sin duda el mundo totalmente diferente en el cual había aterrizado. Aún recuerdo cómo al llegar en pleno invierno me sentí supremamente emocionado de ver la manera en la que el blanco de la nieve cubría cada calle, andén y edificio desde Helsinki hasta Turku. Fue impresionante ver cómo era posible atravesar de un lado al otro el gran lago congelado que se encontraba justo al frente de loque iba a ser mi edificio de apartamentos. Del mismo modo, era intrigante y un poco difícil de asimilar, el hecho de que los amaneceres a partir de ahora empezarían a las a las diez de la mañana para un par de horas después recibir a los atardeceres a las tres y treinta de la tarde. Sin embargo, entre tanto frío y oscuridad de las largas noches siempre esperaba con gran emoción tener la suerte de presenciar la mágica aurora boreal. Sin duda este país en invierno y en cualquier otra estación del año es impresionante. Lo segundo que me impactó fueron los altos estándares de calidad de vida que se tienen en este país. La tranquilidad, la seguridad, la pobreza prácticamente inexistente y valores como la honestidad y el respeto por los demás de la sociedad finlandesa es algo que nosotros como país aún tenemos un largo camino por recorrer. Nadie revisa si pagaste el transporte público o si pagaste tu almuerzo en la cafetería, puedes dejar olvidadas tus pertenencias en casi cualquier lugar y prácticamente no pasa nada. La mayoría de cosas, por no decir todo, funcionan como deben de funcionar. Al empezar mis estudios, con la fortuna de tomar clases en una de las mejores universidades de este país, rápidamente me di cuenta de que el sistema educativo finlandes cuenta con un modelo totalmente distinto al que estamos acostumbrados. Hay un alto grado de libertad y flexibilidad que por su puesto conlleva un alto nivel de responsabilidad. Aprendes tanto como quieras en la medida en que te comprometas en aprender, y por su parte, la universidad y los profesores ofrecen todos los recursos, instalaciones y equipamiento necesarios para que puedas desarrollar tu proceso de aprendizaje de la mejor forma posible. La asistencia a clases es voluntaria en la mayoría de las ocasiones y tú mismo organizas las fechas de tus exámenes dentro de generosos rangos de tiempo. Nome atrevería a decir que un modelo es mejor de otro, son diferentes y por tanto cada uno presenta sus ventajas y desventajas.

Sin embargo, debo admitir que me he dado cuenta que la metodología de aprendizaje activo de la Universidad ICESI, si bien es bastante retadora y demandante, al final da sus frutos pues uno aprende a no tenerle miedo a enfrentarse a lo que no sabe, que no te den las cosas “explicadas con plastilina” y a aprender sobre la marcha. Me consta por experiencia propia, luego de haber tomado clases en China y Finlandia, que el nivel de enseñanza, exigencia, calidad de los programas y de los profesores de la Universidad Icesi es bastante alto. No es difícil para los estudiantes de ICESI llegar y destacar cuando están tomando clases en otra universidad. Finalmente, como siempre en la vida no todo es color de rosas, el clima finlandes es bastante retador, los frios son gélidos y pueden llegar a temperaturas de -20C, las nevadas duran hasta principios de Mayo, las primaveras son bastante frías y los veranos frescos y cortos. En suma, los precios de la comida, las discotecas y el alcohol son de los más altos del mundo, incluso para estándares europeos, es bastante costoso salir con amigos y las actividades de ocio en general. Por último, los finlandeses, aunque siempre muy amables son cerrados y en un comienzo puede parecer que son poco carismáticos con los extraños. Todas estas cosas son quizás las que más extraño de Colombia y de su gente, además de mi familia y amigos por su puesto.