Aunque he consultado en el diccionario el significado de muchas palabras, puedo contarles con orgullo que nunca he buscado allí lo que quiere decir la palabra “rendirse” porque, a pesar de las dificultades de diverso orden que he tenido, jamás ha pasado por mi mente claudicar frente a los tropiezos, y por ello, he podido dar ejemplo a muchos jóvenes, en diferentes etapas de mi vida, de que “no hay impedimento alguno para lograr las metas”.
Mi nombre es Luis Fernando Álvarez, conocido con cariño como “Luchito”. Para muchas personas mi vida es fascinante, y lo piensan así, ya que la inmensa cantidad de hechos, situaciones, desafíos, luchas, desdenes, apoyos, han moldeado mi carácter y mi vida. Les contaré aquí fragmentos apreciables de mi vida, enfocándome un poco en mi educación profesional, mis vivencias y mis objetivos con esta experiencia internacional que me ha traído a Europa.
El gen es la unidad fundamental de la vida, que se codifica para crear estructuras complejas. Este crea copias de sí mismo, un proceso que no es perfecto, pues ocurren errores que traen consigo mutaciones, y yo soy una de ellas. Desde que nací me diagnosticaron una enfermedad llamada Osteogénesis Imperfecta (OI) o comúnmente llamada ‘huesos de cristal’. Esta patología se caracteriza por una fragilidad en el hueso, como consecuencia de una deficiencia congénita en la elaboración de una proteína. Es por esta razón que, uso silla de ruedas.
Mi vida no ha sido fácil, ya que tuve que lidiar con numerosas fracturas producidas mayormente en mi niñez. Esto no ha sido ningún impedimento para crecer como persona y ahora como futuro profesional de la ciencia Química.
Fui criado en una familia humilde, sin los recursos económicos necesarios para pagar una educación de alta calidad. Por mis capacidades, esfuerzos y ganas de vivir, logré ganarme la beca conocida como “Ser Pilo Paga”, que me permitió estudiar Química pura con énfasis en Bioquímica en la Universidad Icesi de Cali. Mi ciudad de origen es Tuluá y cuando inicié mis estudios universitarios, tuve que afrontar un nuevo reto, apartarme de mi familia y vivir solo en la capital del departamento. Han pasado más de tres años desde aquel entonces y todo ha sido increíble. Es un reto que dominé por completo y que ahora estoy asumiendo desde el escenario de estudiante en una universidad europea. Desde que empecé mis estudios universitarios viví con el anhelo de tener una experiencia internacional, pues nunca había salido del país y uno de mis más grandes sueños, era conocer el continente europeo. Además, el enriquecimiento intelectual que obtendría, luego de finalizar esta oportunidad en el exterior, sería valiosísimo, ya que deseo aprovechar el avance científico y tecnológico que brinda España. Por esta razón, opté por iniciar mi programa de intercambio en este país, específicamente en la Universidad de Sevilla, ya que dicha universidad se destaca por su amplia historia y buen sistema académico.
Desde que toqué por primera vez el antiguo continente, he podido vivir un sinfín de experiencias. El viaje fue largo, jamás había tomado un avión por más de 20 minutos y este tardó más de diez horas para cubrir el trayecto Cali-Madrid, creo que ese fue mi mayor temor. Lo primero que hice, una vez pisé tierra española, fue arrodillarme, mirar al cielo y darle gracias a Dios, a mi madre y a todas esas lindas personas que hicieron posible este maravilloso sueño. En España, las personas con discapacidad tienen cientos de beneficios: ya que he podido entrar gratuitamente con un acompañante a casi todas las atracciones turísticas, además de las bajas tarifas para transporte dentro y fuera de las ciudades, lo que me ha permitido conocer diferentes lugares. Quizás una de las primeras experiencias más inolvidables fue conocer el mar, admirar el infinito horizonte del mar Mediterráneo y esa expresiva belleza natural. Estuve anonadado sin imaginar que mi travesía solo estaba comenzando. Hasta el momento, he tenido el emocionante placer de conocer diferentes ciudades españolas como: Madrid, Ibiza, Barcelona, Valencia, Córdoba, Cádiz, Punta Umbría y Sevilla. Además, he podido ir a Portugal, conociendo Lisboa y Sintra. Desde que estoy aquí no he tenido ningún mal momento, todos han sido maravillosos. Mi silla de ruedas, mi maleta y yo, hemos podido apreciar lugares asombrosos y grabar en mi mente recuerdos fascinantes, que alimentan hoy mis ganas de vivir, soñar y ser feliz.
Los cambios han sido algunas veces drásticos y notorios: la cultura, las personas, las ciudades, la historia, la infraestructura, la arquitectura, el avanzado desarrollo enfocado a la inclusión, el modelo académico, el clima, la alimentación, los medios de transporte, la seguridad, los estilos musicales, la diversidad étnica y un sinfin de detalles tan diferentes a Colombia.
Lo bueno de España es el idioma, pues he podido hacer muchos amigos sin problema, ya que compartimos la lengua castellana. Además, he podido conocer gente de todo el mundo, abordando nuevas culturas y enseñándoles el sabor de Colombia. No olvido la primera vez que puse a oír la canción “Las caleñas son como las flores” a unas amigas italianas, quedaron encantadas de la salsa.
Me haría más feliz que en mi país hubiese la misma seguridad e inclusión social que existe en los países europeos. Sin embargo, algo que vuelve única a mi hermosa Colombia es la actitud de las personas, ese saludo afectivo que nos caracteriza. Además, la comida de mi nación es “a otro nivel”, aquí no he podido encontrar manjares tan exquisitos o similares, como un tamal, una bandeja paisa, unos ricos fríjoles con garra o unos suaves pandebonos.
Justo en estos momentos, es cuando más apreció la educación que me brinda Icesi, pues he logrado destacarme en todas mis clases, aunque aquí el aprendizaje activo no se aplica, lo sigo utilizando y encuentro un mejor aprovechamiento intelectual en todas mis asignaturas de las dos carreras que escogí en la Universidad de Sevilla: Química pura y Bioquímica. He podido compartir mis conocimientos con mis nuevos amigos, vivir experiencias increíbles y disfrutar cada segundo al máximo.
Lo que más me ha hecho falta es la cercanía con mi madre, además de mi familia, mis amigos y compañeros. Pero desde que llegué aquí, no he estado solo, me he encontrado con personas estupendas quienes me han brindado su apoyo y su afecto. Y aunque extraño a mi madre, siempre sonrío, porque todo lo hago por ella.
Pensé que España sería un país interesante, pero la verdad, me ha sorprendido, logró sobrepasar mis expectativas. Todo es hermoso e indescriptible.
Para terminar, mi objetivo no es quedarme solo en la Química. La vida solo es una y quiero entregársela al conocimiento, para así ser un gran científico y experto en distintas áreas. Después de graduarme como Químico puro con énfasis en Bioquímica en la Universidad Icesi y haber profundizado mis conocimientos gracias a la experiencia internacional, anhelo estudiar un doctorado, conocido como Biomedicina molecular, para iniciar una ardua investigación del tema, y quiero orientar mis estudios hacia todas las ramas de la ciencia y de la salud que se relacionen con la Química.
Sé que millones de habitantes tienen en sus genes enfermedades. Por eso, quiero entregar los conocimientos que adquiriré a la humanidad, para así dar una mejor expectativa de vida a las personas que sufren por culpa de mutaciones genéticas. Mi ideal es encontrar curas y tratamientos para muchas enfermedades.
Cabe resaltar que idealizo mi tesis de grado en el tema que he plasmado en este escrito, ese proyecto se empieza a elaborar en el octavo semestre y estoy aprovechando esta experiencia internacional para iniciar este proceso investigativo. Mi sueño es garantizar y mejorar la calidad de vida de muchas personas, tener a mi madre como una princesa, pues ha sido la persona que ha luchado conmigo en todos estos años y ser feliz construyendo un mejor futuro. Si eres estudiante de Icesi y estás leyendo esto, quiero decirte algo: Jamás dejes de soñar, no te limites, pues las limitaciones son solo mentales, derrota todas las dificultades y ve más allá de tu imaginación.
