TESTIMONIO

Realizar un intercambio académico era un sueño que tenía desde que estaba en el colegio. Esta idea se desvaneció un poco al entrar en la universidad debido a que mi programa académico era nuevo, los convenios eran muy limitados, y era prácticamente imposible cursar las materias que debía sin atrasarme un semestre. Cuando inició la pandemia, yo estaba realizando mi tesis y varios de mis amigos estaban de intercambio y me contaban sus experiencias despertando aún más mi interés. Unos meses después, justo antes de iniciar mi último semestre de materias, descubrí que podía aplazar mi práctica y realizar un semestre de profundización, un programa que permite a los estudiantes realizar el intercambio académico a pesar de no tener cursos que homologar.

Mientras analizaba las alternativas, encontré nuevos convenios con universidades alemanas que ofrecían cursos de maestría en inglés relacionadas con mi carrera. La idea de realizar una maestría o trabajar en este país en el futuro ya había rondado en mi cabeza debido a su economía, seguridad, y especialmente, su gran desarrollo científico y tecnológico, por lo que, anteriormente había tomado dos cursos de alemán en Icesi. Fue así como, realizar el intercambio en la Universidad Otto von Guericke, me pareció una opción perfecta para mejorar mi comunicación en inglés, aprender un poco de alemán, profundizar algunos temas de mi carrera y adaptarme a la cultura alemana. Asimismo, esta experiencia me parecía de vital importancia para encontrar una práctica en este país mas fácilmente.

El semestre en Alemania inicia en octubre, por lo que, tuve unas vacaciones más largas de lo habitual pero un poco agobiantes debido a la escasez de citas para solicitar la visa. Estuve a punto de abandonar el proceso, pero finalmente todo se logró. A pesar de ser la primera vez viajando sola estuve muy tranquila, tuve que tomar 3 aviones y un tren para llegar a mi ciudad, Magdeburgo. Estaba muy nerviosa por la llegada, pero el jefe de la oficina internacional me recogió en la estación central y me acompañó hasta mi dormitorio en la residencia estudiantil. Ese día era sábado en la noche, por lo que, tuve que salir corriendo a comprar algo para comer puesto que en este país todas las tiendas y supermercados estas cerradas los domingos, incluso las farmacias. En este punto ya empezaba a notar las grandes diferencias culturales con nuestro país.

De forma general, la cultura alemana es muy diferente a la nuestra. Aquí no son tan amigables y alegres como suelen ser los otros latinos, españoles o italianos que he conocido, sin embargo, creo que esto ocurre mas que todo con las personas adultas. También, en mi ciudad no es tan habitual que las personas sepan hablar inglés, lo cual impone una barrera. Por otro lado, caminar por la ciudad sola o de noche es muy seguro, lo cual es algo que nunca he sentido en Colombia lastimosamente. Asimismo, el transporte público es increíble, es muy fácil y genera mucha confianza utilizarlo. Aquí nada ni nadie te pide el ticket al montarte en el tranvía o los trenes, sin embargo, a veces aparecen revisores durante el recorrido que te pueden multar si no lo tienes.

Recomiendo bastante mi ciudad ya que es una capital, pero es pequeña, por lo que es fácil moverse en ella, tiene bastantes zonas verdes, se encuentra a 2 horas en tren de Berlín y es una de las ciudades más económicas para vivir en Alemania. Respecto a la universidad, esta es una de las más nuevas del país, y cuenta con modernas instalaciones. Además, posee varios edificios con residencias estudiantiles dentro del campus, lo que facilita el acceso a los salones de clase y la cafetería, sitios que tuve la oportunidad de conocer ya que la mayoría de las clases los primeros dos meses fueron presenciales, sin embargo, todas volvieron a ser virtuales por el gran incremento de casos de covid. En general, la educación aquí también es muy diferente; en Colombia, especialmente en Icesi, los profesores están muy pendientes de la asistencia y la participación durante las clases. También, nos vemos presionados a estudiar constantemente durante todo el semestre debido a las entregas de trabajos y parciales. Aquí, los estudiantes son muy independientes durante las clases, y en la mayoría de los casos, las calificaciones dependen solamente de un trabajo o examen final.

Vivir en esta residencia ha sido algo maravilloso. Inicialmente estaba algo preocupada porque debía compartir los baños y la cocina con otras 9 personas, sin embargo, todo ha sido muy cómodo, funcional y nos hemos convertido como en una gran familia. Considero que aceptar este dormitorio fue la mejor decisión y creo que fui afortunada por los roomies que me tocó. Convivir con estas personas me ha hecho sentir como en casa y ha facilitado y enriquecido esta experiencia indescriptiblemente. A pesar de la distancia, me he sentido muy bien y ha sido fácil adaptarme, realmente me siento muy feliz de haber salido de la burbuja en la que vivía y de enfrentarme a una nueva vida, pues a pesar de que no he compartido mucho con personas alemanas, he aprendido mucho viviendo en este país y con otras culturas.

Finalmente, llegué a esta ciudad con la expectativa de conocer, aprender y prepararme para mi práctica internacional. Actualmente me encuentro en el proceso de extensión del intercambio para poder realizar mi práctica aquí en Alemania y es aquí donde puedo decir que todo ha valido la pena. Se que muchas cosas van a cambiar durante este tiempo, pero estoy muy emocionada de poder continuar con esta experiencia y de contar con nuevas herramientas que facilitaran mi vida los próximos meses. Dicho esto, si tienen la oportunidad de participar en este programa, no lo duden ni una sola vez, el tiempo se pasa muy rápido y esta experiencia son solo 6 meses, pero que serán inolvidables.

Dona Aquí
Icesivirtual
Becas y financiación