ARTÍCULOS

DOI: 10.18046/recs.i8.1139

 

Secularización en la zona andina de Nariño. Análisis del grado de confianza en la Iglesia y la Universidad de Nariño1

 

Secularization in the Andean region of Nariño. Analysis of the degree of confidence in the Church and the University of Nariño

 

Secularização na região andina de Nariño. Análise do grau de confiança na Igreja e na Universidade de Nariño

 

 

Ximena Alexandra Ortega*; Francisco Javier Villamarín**

* Universidad de Nariño, Pasto, Colombia. ximeor2002@yahoo.com

** Universidad de Nariño, Pasto, Colombia. paches74@udenar.edu.co

 

Artículo de investigación recibido el 26/05/11 y aprobado el 03/10/11

 


RESUMEN

El interés de esta investigación es evidenciar la secularización de la conciencia que vienen experimentando los habitantes de los municipios más urbanizados de la zona andina de Nariño, a través del análisis del grado de confianza en dos instituciones que representan dimensiones sociales que históricamente han asumido un debate ideológico y cultural: religión y ciencia. El método empleado es la revisión, organización y clasificación de estadísticas sociales. El análisis de la comparación de la confiabilidad de las dos instituciones, aporta elementos para avanzar en la definición y discusión de objetos analíticos relacionados con el cambio social en la dimensión local y regional.

Palabras clave: Secularización, Confianza institucional, Iglesia, Modernidad, religión


ABSTRACT

The aim of this research is to demonstrate the secularization of consciousness, which is experienced by the people of the most urbanized municipalities in the Andean region of Nariño, by analyzing the degree of confidence in two institutions that historically have assumed an important ideological and cultural debate: religion and science. The method employed by the author is review, organization, and classification of social statistics. A comparative analysis of the confidence in two institutions provides the means to advance in the direction of defining and discussing the analytical objects related to the local and regional dimensions of social change.

Key words: Secularization, Confidence in institutions, The Church, Modernity, Religion


RESUMO

O artigo busca pôr em evidência a secularização da consciência que vêm experimentando os habitantes dos municípios mais urbanizados da região andina de Nariño (Colômbia), efetuando uma análise do grau de confiança em duas instituições que representam dimensões sociais que historicamente têm desenvolvido um debate ideológico e cultural: religião e ciência. O método utilizado é a revisão, organização e classificação de estatísticas sociais. A análise comparada da confiança nas duas instituições mencionadas fornece elementos para avançar na definição e discussão sobre objetos analíticos relacionados com as mudanças sociais nos âmbitos local e regional.

Palavras-chave: Secularização, Confiança institucional, Igreja, Modernidade, Religião.


 

 

Introducción

El interés de esta investigación es evidenciar la secularización de la conciencia que vienen experimentando los habitantes de los municipios más urbanizados de la zona andina de Nariño, a través de la tendencia que describe el grado de confianza en la Iglesia Católica y la Universidad de Nariño en los primeros años del siglo XXI; instituciones que representan dos dimensiones sociales históricamente antagónicas, religión y ciencia, cuya confrontación ideológica y filosófica, se convirtió en una de las primeras manifestaciones de la modernidad en el mundo occidental hace aproximadamente 400 años atrás.2

Hay que aclarar que la Universidad de Nariño no es el único centro de educación superior que represente la ciencia en la ciudad de Pasto y en el departamento de Nariño, hay otros de orientación católica que se destacan también por sus contribuciones a la investigación científica local; por su naturaleza laica, así como por sus desarrollos académicos y por su rol de agente modernizador de una región caracterizada por un pasado y un presente teológico y tradicional, se toma la Universidad de Nariño como un referente de secularización que, en comparación con la Iglesia Católica, expresa la existencia de un cambio de conciencia frente al orden social tradicional. Esta comparación no significa, como lo dictan los discursos clásicos de la modernidad, antagonismo o polaridad, sino la existencia de dos instituciones sociales que alcanzan en la actualidad los mayores grados de aceptación de la opinión pública en la región.

La zona andina ocupa el 46% del territorio del departamento de Nariño, y es la base natural de la Cordillera de los Andes que se bifurca en dos ramales, la Cordillera Occidental y la Cordillera Centro – oriental, en un punto geográfico denominado el Nudo de los Pastos; en la primera (Betacourth, 2007:19) se encuentran las montañas más altas, como los volcanes Chiles, Cumbal y Azufral, así como una profunda depresión denominada la Hoz de Minamá, formada por el río Patía cuando atraviesa la cordillera en su trayecto hacia el Pacífico; y en la segunda, el altiplano de Túquerres–Ipiales, el Valle de Atriz, asiento natural de la capital nariñense, y de los volcanes Galeras y Doña Juana.

Históricamente ha sido una región aislada del resto del país. Desde la época precolombina hasta mediados del siglo XX, por su condición geográfica y por el dominio ideológico y ético de la Iglesia, se postergó su temprana vinculación con el interior del país y con la universalidad del pensamiento y las ideas, situación que ha propiciado la permanencia de valores, costumbres y formas de interacción social propias de las sociedades tradicionales.

Sin embargo, desde la segunda mitad del siglo XX, gracias a acontecimientos revolucionarios como la apertura de la carretera Panamericana, la difusión de los medios de comunicación telefónica y audiovisual, la conformación de una élite intelectual formada por escritores, eruditos y profesionales de diversas áreas del conocimiento, egresados tanto de la Universidad de Nariño como de otras universidades del centro del país, así como el paulatino crecimiento demográfico y urbanístico, esta zona del departamento se ha convertido en el epicentro local de significativos procesos de modernidad y modernización, que se han acentuado en los primeros años del siglo XXI.

Estas transformaciones han comenzado a sentirse con mayor fuerza en los municipios más urbanizados de esta región, como Pasto, Ipiales y Túquerres, donde sus habitantes comienzan a ser participes de un nuevo mundo signado por procesos racionales, que hunden los cimientos de una ideología secularizadora, pluralista, individualista y global. El auge de las comunicaciones y de la informática; la apertura de la democracia y la participación política; y el dinamismo de algunos desarrollos materiales como la expansión del comercio, los servicios, la tecnificación de la producción agrícola y, en alguna medida, la difusión de la industrialización, están convirtiendo en realidad esta nueva conciencia de cambio y agitación social.

En la actualidad, es la zona más relevante desde el punto de vista político y administrativo, fundamentalmente por la presencia de Pasto, capital del departamento, y de otros municipios como Ipiales y Túquerres. Estas características socioeconómicas están asociadas al alto porcentaje de población que se concentra en sus cabeceras urbanas, como lo describe la Tabla No. 1 en la siguiente página, fenómeno que, como dice Durkheim, hace que las sociedades ''[...] se [tornen] de forma regular más densas y voluminosas'' (Durkheim, 2001: 306).

 

Por otro lado, en el departamento de Nariño lo relacionado con los cambios religiosos y la secularización ha sido muy poco explorado. La preocupación sobre el tema se ha centrado, principalmente, en estudios de orden histórico que han hecho hincapié en su carácter realista y religioso durante la colonia y también durante la independencia.3 La dinámica de dichos estudios gana fuerza gracias al protagonismo que cobra, a finales del siglo XIX y principios del XX, la figura de Fray Ezequiel Moreno Díaz: icono de la mentalidad antirrevolucionaria, antimoderna y profundamente religiosa, que ha estereotipado la cultura de este pueblo como ''teológica y conservadora'', en sus formas más extremas; prueba de ello fueron sus reacciones contra el arribo a la ciudad de Pasto de hombres de ciencia provenientes del interior de país, como Fortunato Pereira Gamba, fundador de la Facultad de Ingeniería y Matemáticas en la Universidad de Nariño en 1905, cuyo espíritu progresista lo consideraba una expresión de masonería y de culto al demonio (Guerrero, 2004).

A pesar de que no se haya trabajado el problema de la secularización en el departamento de Nariño, existen tres ejercicios empíricos recientes, como las encuestas de opinión política e institucional de los años 2005 y 2008, y la Encuesta sobre Creencias y Prácticas Religiosas de la Zona Andina de Nariño (ECREPRAREL, 2009) del Observatorio social de la Universidad de Nariño, que abordan este problema. Las tres investigaciones analizan, de forma directa e indirecta, la dinámica de la percepción de los habitantes de los tres municipios sobre el nivel de confianza de las dos instituciones consideradas.

A través de un ejercicio predominantemente cuantitativo de corte exploratorio y descriptivo, se extrajo de las bases de datos de las encuestas del Observatorio Social del Departamento de Sociología, la información relativa a la confianza en la Iglesia Católica y la Universidad de Nariño, y se la estructuró y clasificó en tablas de tendencia porcentual con base en el municipio y los períodos de observación. La interpretación de estas tablas es, principalmente, descriptiva; se dirige exclusivamente a los datos considerados, y ''no [obliga] al cuadro estadístico a decir lo que no quiere decir'' (Létourneau, 2007: 138). Sin embargo, en algunos momentos la interpretación tiene un tono dialógico, ya que discute y articula los resultados de la investigación con las posiciones teóricas y empíricas consultadas, lo que amplía el problema considerado dentro de un campo de conocimientos que ya existe.

El trabajo que se presenta a continuación lo constituyen cinco secciones a saber: la primera relacionada con la historia y con las definiciones sociológicas del término secularización; en este apartado se presenta una breve reseña de los cambios sociales y económicos que dieron lugar en la historia al cambio religioso, así como un rápido balance de las propuestas de conceptualización de un término complejo y ambiguo para las ciencias sociales, como la secularización. En la segunda y tercera sección se presentan las posiciones teóricas clásicas y contemporáneas de la sociología frente al fenómeno considerado. El problema aquí planteado ha llamado la atención de autores del pasado como Karl Marx, Max Weber y Emile Durkheim, y del presente, período en el que se destacan por su magnitud teórica y empírica los planteamientos del sociólogo norteamericano Peter Berger. La cuarta parte es la presentación del análisis e interpretación de las tablas de tendencia de las variaciones de la confianza que los habitantes de Pasto, Ipiales y Túquerres depositan en dos instituciones importantes de la región, en cuyo fondo se esconde un debate y una competencia de carácter ideológico y cultural, que ha sido el marco sobre el cual se ha fundamentado el discurso de la secularización y la modernidad. Finalmente, se exponen las principales conclusiones del ejercicio aquí propuesto.

 

Historia y antecedentes del término secularización en las ciencias sociales y económicas

Una de las dimensiones más importantes para medir un concepto tan abstracto y tan amplio como la modernidad de una región o de un lugar en particular, es la secularización. Sin embargo, es un concepto complejo para las ciencias sociales en general y para la Sociología en particular, porque sobre su significado no existe un criterio unánime; es más, para algunos es un aspecto problemático ya que la dinámica de las sociedades industriales muestra que antes de hablar del fin de las creencias religiosas y del predominio de una ideología tradicional, se debe hablar de un nuevo auge de las mismas, evento contemporáneo que se conoce como ''post-secularización'' (Habermas, 2008: 173). Pero antes de generar debates apresurados sobre la pertinencia y utilidad de dicho concepto, es necesario conocer su historia y la manera como ha sido definido y caracterizado por algunas investigaciones y reflexiones que se han desarrollado recientemente.

De acuerdo con Korstanje ''el origen histórico del término secularización continua en pugna en la actualidad'' (Korstanje, 2006: 28). Para algunos, dice este autor, dicho concepto tiene su origen en un momento determinante de la historia europea denominado la Paz de Westfalia. Dicho período coincide con el fin de la Guerra de los Treinta Años vivida principalmente en Alemania entre los años 1618 y 1648. Este fue un período caracterizado por momentos prolongados de hambrunas, enfermedades y devastación de territorios que afectaron a gran parte de la población de este continente.

Con el arribo de la paz en 1648, se pensó que una de las formas de resarcir tanto daño y sufrimiento, era indemnizar a los afectados con las posesiones y tierras de algunos de los monasterios más connotados de la región como Bremen, Verden y Magdeburgo. Para el autor: ''[...] el término secularización surgió para significar el proceso por el cual determinadas instituciones y bienes eclesiásticos pasaron al poder civil'' (Korstanje, 2006: 29). Para otros, en cambio, el término ya había sido utilizado antes de la Guerra de los Treinta Años. Algunos canonistas franceses del siglo XVI lo usaron para referirse al fin del celibato y el sacerdocio.

En el siglo XVII el concepto aparece asociado a uno de los movimientos intelectuales y culturales más importantes de esta centuria, el iluminismo. El auge de las explicaciones racionales impulsó la decadencia de la religión, ya que se pasa del ''oscurantismo medieval al iluminismo de la modernidad'' (Korstanje, 2006: 29), proceso que daba a entender que por influjo de la razón se terminaría la ignorancia y la irracionalidad de la percepción humana frente a la legitimidad de algunas instituciones tradicionales –como la monarquía y el clero.

Sin embargo, el término secularización aparece con todas sus implicaciones sociales, culturales y políticas, como una de las principales manifestaciones de los cambios sociales conducentes a la consolidación de la modernidad europea de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, período en el cual se evidenciaba el paso de una moral religiosa a otra de corte laico y anticlerical. Autores como Lipovetsky se refieren a este transito argumentando que:

Los modernos han rechazado esta sujeción de la moral a la religión. El advenimiento de la modernidad no coincide solo con la edificación de una ciencia liberada de la enseñanza bíblica y un mundo político jurídico autosuficiente, basado solamente en las voluntades humanas, sino también en la afirmación de una moral desembarazada de la autoridad de la iglesia y de las creencias religiosas, establecidas sobre una base humano – racional, sin recurrir a las verdades reveladas. Este proceso de secularización puesto en marcha en el siglo XVII [...] es, sin duda alguna, una de las figuras más significativas de la cultura democrática moderna (Lipovetsky, 2000: 22).

Según lo anterior, la secularización coincide con una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas, que modificaron para siempre el mundo occidental. Como dice Valeriano Esteban (2006), secularización y modernidad constituyen un modelo clásico de cambio social en Occidente. En este momento, según Kortanje (2006), el cambio de una moral religiosa a otra de corte laico pasa a ser parte de un proceso histórico que coincide con la ''emancipación y predominio de la sociedad capitalista burguesa''.

Antes de presentar algunas definiciones asociadas al término secularización, hay que realizar algunas precisiones. La primera está relacionada con el hecho de que éste fenómeno ha sido característico del mundo occidental, donde, como dice Max Weber, se han desarrollado procesos racionales asociados al capitalismo y a sus manifestaciones correlativas como la organización formal del trabajo, la separación de la economía doméstica de la industria, la burocracia, el cálculo racional y la planificación en los diferentes ámbitos de la vida social y económica; la racionalización ha instrumentalizado la vida del hombre hasta el punto desmitificar y desmaginizar su propia existencia.

La segunda se refiere a que dicho fenómeno no solo involucra cambios y transformaciones en el ámbito religioso o confesional sino, también, a cambios normativos, económicos e institucionales que la sociedad industrial ha traído consigo. Para Gino Germani, este es el concepto que mejor denomina a este modelo de sociedad y a sus procesos de desarrollo. El autor contextualiza el fenómeno desde una perspectiva más general ya que en su opinión por secularización se debe entender:

[...] un proceso compuesto por tres tipos de cambios: a) cambio de la estructura normativa predominante que rige la acción social y las actitudes internalizadas correspondientes, predominio o extensión crecientes de la acción electiva y disminución correlativa del campo de aplicación de la acción prescriptiva, b) especialización creciente de las instituciones y surgimiento de sistemas valorativos específicos y relativamente autónomos para cada esfera institucional y c) Institucionalización creciente del cambio (por sobre la institucionalización de lo tradicional) (Germani, 1971:15).

Para el autor el fenómeno no sólo se reduce a mutaciones en la religiosidad de la sociedad, sino a aspectos más globales como los cambios normativos que rigen el comportamiento social y le dan una mayor autonomía; el surgimiento de valores específicos para cada ámbito institucional, y, lo más importante, la consolidación de una nueva conciencia de cambios y transformaciones que está alterando constantemente la vida social.

En sintonía con Germani, la condición básica de la existencia de la sociedad industrial moderna es la existencia de la secularización en los ámbitos de la ciencia, la industria y la tecnología, de tal modo que lleven cada vez más al empleo de fuentes energéticas de alto potencial y a la maximización de la eficiencia en la producción de bienes y servicios.

Finalmente, la tercera precisión sobre la secularización consiste en que no existe, como dice Giddens (2001), consensos sobre sus significaciones y sobre la manera como se debe operacionalizar el término en la investigación social. Es una categoría que vuelve complejo el estudio de los cambios sociales que han dado lugar a la consolidación de un proyecto moderno de sociedad. Algunos científicos sociales defienden su utilidad y pragmatismo metodológico, mientras que otros, como Stark, la rechazan por ser una categoría muy limitada para referirse a las transformaciones en los valores, la cultura y la mentalidad de los actores sociales. En su opinión, dicho concepto es más apropiado para referirse al conjunto de valores, marcos de referencia y creencias propias de una totalidad social. Por esta razón, sostiene Stark:

Es una teoría de cambio que no sirve para explicar las variaciones que no podemos encontrar empíricamente. En lugar de ello se debe utilizar la teoría de la elección racional. Es mejor analizar el fenómeno religioso en término de oferta y demanda (1999).

Sin embargo, a pesar de la ambigüedad que pueda comportar este concepto, es preciso conocer la manera como algunos investigadores lo han abordado en sus estudios empíricos.

Algunos relacionan el fenómeno con la racionalización de la vida social producida por la sociedad de mercado y consumo, para otros el término no significa el fin de la religiosidad y de los valores tradicionales, sino el comienzo de un nuevo pluralismo en este sentido. A continuación se presenta una breve referencia de algunas consideraciones al respecto.

Por ejemplo, para José Ramón Montero, en su trabajo Iglesia, secularización y comportamiento político en España, el término no significa en todos los casos el fin de la religión, sino que esta esfera de la vida social asume un comportamiento más dinámico en la sociedad moderna; dicho cambio puede observarse en ''[...] una creciente racionalización y universalización de las creencias... y el abandono de una mentalidad pragmático –apriorística que hace de la fe la única guía del conocimiento'' (Montero,1986: 133). La secularización implica mayor autonomía en la elección del culto y una inclinación fuerte a legitimar las explicaciones científicas en detrimento de las interpretaciones mágico-religiosas.

Por otro lado, el autor sostiene que el problema tiene implicaciones de tipo político, ya que el término –secularización– comporta:

[...] el abandono a una laicización político – apriorística, o un abandono parcial de la ideología entendido como sistema cerrado e invariable [...] Es la pérdida de la legitimidad del rol moralizador de la iglesia, que se ampara en el derecho de enjuiciar la vida (Montero, 1986: 134).

En síntesis, para este autor es un concepto que involucra cambios de orden moral, político, normativo, filosófico y científico-tecnológico, que no significan a-religiosidad, sino un mayor dinamismo del comportamiento social, y la base de una mayor autonomía y racionalidad en la acción.

Valeriano Esteban sostiene que la secularización es un término sobre el que hay que realizar muchas exploraciones. No se sabe si es propio de Occidente o del cristianismo únicamente; o si es un proceso vinculado con la industrialización o con un proceso más amplio de modernización. Lo que sí deja, siguiendo a Berger, es que el término tiene raíces religiosas:

[...] la secularización tiene raíces religiosas, ya que todo comienza con el proceso de racionalización religiosa que tuvo lugar en el judaísmo antiguo. Simplificando lo sobrenatural gracias al monoteísmo, codificando, rutinizando y racionalizando lo que Dios demandaba [...] este estilo de pensamiento permitió el crecimiento de la ciencia y de la tecnología, y ayudó al auge del capitalismo y la industria [...] El protestantismo acaba con los elementos sacramentales y rituales del capitalismo, reduce drásticamente el ámbito de lo sagrado y lo separa radicalmente de lo profano (Esteban, 2000: 6).

Al igual que otros autores citados en este texto, Valeriano Esteban argumenta que en esencia la secularización es una de las causas del desarrollo del capitalismo y la industria; pero al mismo tiempo es una consecuencia de ellos, porque la nueva realidad económica y social del mundo moderno abandona paulatinamente la vida sagrada, sustituyéndola por una vida más racional y calculada no en beneficio de la sociedad solamente, sino del propio individuo. Para el autor, la secularización es la profanación de la vida social en todas sus dimensiones, pero dicho fenómeno no es exterior a la religiosidad, es intrínseca a ella, prueba de ello es el hecho de que uno de los factores que más ha contribuido a su transformación son las reformas promovidas por el protestantismo

Por otro lado, otras perspectivas científicas, como las de Rossi y Zaclicever, muestran que la secularización está asociada a cambios en el mercado. Para argumentar esta tesis, presentan un breve estado del arte sobre la relación entre economía y religión en un documento de trabajo titulado Notas panorámicas sobre capital social y desarrollo: el papel de la religión. Los autores sostienen que los orígenes de las discusiones y reflexiones sobre el tema son anteriores a la sociología, y se ubican en las obras de la economía clásica de Adam Smith. Según estos investigadores: ''La Riqueza de las Naciones explica la función religiosa en la sociedad. [Esta obra] sentó las bases para una economía de la religión. Pero sus aportes en este aspecto son ignorados [...]'' (Rossi y Zaclicever, 2006: 7).

Para Adam Smith el paulatino ascenso de la economía de mercado capitalista, alteró la religiosidad en Europa, y, en consecuencia, empezó a desarrollarse la secularización. ''La mejora de las artes, la manufactura y el comercio permitió a los miembros del clero encontrar la forma de gastar, en beneficio propio, sus ingresos reduciendo con ello su caridad'' (Rossi y Zaclicever, 2006: 7). Para los autores, en concordancia con la tesis de Smith, el problema tiene una explicación económica, pues el progreso económico demanda tiempo para la producción y el consumo, y la asistencia a actividades religiosas o la profesión de un credo reducen el costo de oportunidad en el mercado. De esta manera, ''el desarrollo económico reduce la asistencia a la iglesia, y el tiempo asignado a rezar o a otras actividades religiosas'' (Rossi y Zaclicever, 2006: 13 - 14).

Sin embargo, esta reducción de la religiosidad provocada por el desarrollo económico, no significa su desaparición. Según posturas recientes de la secularización citadas por Rossi y Zaclicever, generan polémicas con las visiones tradicionales del fenómeno, ya que modernidad no es el fin de la religiosidad, sino su transformación en nuevas formas que podrían resumirse bajo el nombre de pluralismo religioso. Por ejemplo, las explicaciones que relacionan modernización y fin de la religiosidad pierden todo su peso, porque la experiencia muestra que los países con mayores cotas de evolución e industrialización, como Estados Unidos, son los que mayor religiosidad reportan. Para los autores, la religión puede haber perdido su importancia en varias áreas de la vida social, pero esto no quiere decir que la relevancia que tiene para las personas haya disminuido.

 

La secularización en la sociología

Los consensos sobre la reflexión de algún tema en particular en las ciencias sociales son escasos, de esta situación no escaparon las primeras visiones que los autores clásicos de la sociología produjeron sobre el cambio social en general, y el cambio religioso en particular. El acervo teórico de esta disciplina en sus inicios se caracteriza por poseer tres tipos de perspectivas sobre el fenómeno de la secularización: crítica, comprensiva y positivista.

Desde la perspectiva crítica, en la obra de Karl Marx la secularización es la solución al problema de la alienación en que viven sumidos el Estado y la sociedad. Aunque no destinó mucho tiempo ni atención al problema religioso, en algunos apartados de sus obras joven y madura puede evidenciarse una posición reaccionaria frente a la religión y su interés de dominación. En su obra joven veía en la secularización la alternativa para que la clase obrera alcanzara la libertad, y escapara de la falsa conciencia; a su juicio una sociedad religiosa es incapaz de abogar por la libertad de sus miembros.

En su obra madura asocia la secularización a la idea de un Estado alejado de la religión cristiana; esta propuesta es una reacción a la visión antisemita del filósofo hegeliano Bruno Bauer. En su ensayo titulado Sobre la cuestión judía escrito en 1848, donde proclama que la única emancipación posible no es sólo la del judaísmo, sino también de la religión cristiana, ya que ella es incoherente con un Estado secular:

El llamado Estado cristiano es el Estado imperfecto, y la religión cristiana le sirve de complemento y para santificar su imperfección. La religión se convierte para él, por tanto y necesariamente, en un medio, y ese Estado es el Estado de la hipocresía [...] El Estado democrático, el Estado real, no necesita de la religión para su perfeccionamiento político. Puede, [...] prescindir de la religión, ya que en él el fundamento humano de la religión se realiza de un modo secular (Marx, 2005: 27).

En Marx la secularización tiene un tinte positivo: el fin de la intervención de la religión en los asuntos de la vida civil, y el motor de la emancipación y la transformación social. La religión, especialmente la cristiana, coarta las posibilidades para que las personas desarrollen su potencial humano, y contribuye a que se suman en una alienación profunda, que altera su conciencia crítica de la realidad. Como dice Beltrán Cely, buena parte de su concepción frente a este fenómeno social, es ''una sociedad sin religión'' (Beltrán, 2007: 86).

Por otra parte, las explicaciones comprensivas e interpretativas de la secularización tienen como principal referente a Max Weber. Para algunos autores, la importancia que este fenómeno ha tenido para Sociología se debe a este clásico alemán. Weber interpreta el fenómeno de varias maneras, pero quizá el argumento que más ha cobrado fuerza es el que asocia el cambio religioso a los procesos de racionalización y de cálculo que viene experimentando el mundo occidental. De Asia y del Medio Oriente provienen muchos de los inventos del orden material y cultural que son la base del conocimiento y la cultura de la humanidad, pero a juicio del autor sólo en Occidente se les ha dado un tratamiento racional. Por ejemplo, el capitalismo no es propio y exclusivo de Europa, otras partes del mundo, como China, India y Babilonia lo conocieron anteriormente de alguna forma, pero en esos lugares fuertes barreras culturales y religiosas impidieron su desarrollo e instrumentalización. Sólo en Occidente el capitalismo asume una forma racional ya que se sustenta en las posibilidades pacíficas de lucro, la organización formal del trabajo y la contabilidad racional, entre otros. En otras partes, sólo existen ''atisbos o rudimentos de esto'' (Weber, 2001: 12).

El capitalismo no es, dice Weber, un accidente material generado por un tipo de comerciantes, usureros, aventureros y piratas que a lo largo de la historia han acumulado grandes cantidades de riqueza y propiedad. El capitalismo para el autor está lejos de esto, es una forma de sistema económico caracterizado por el desarrollo de una vocación (Beruf ) que las personas desarrollan frente al trabajo y la riqueza; más que una cuestión material el capitalismo es una manifestación de la espiritualidad y la ética.

La religión, especialmente el luteranismo y el calvinismo, han acentuado esta visión del capitalismo, y gracias a ella ha cobrado sentido la tesis de la secularización en la obra de Weber. Estas religiones invitan a sus seguidores a cultivar una vocación y trabajar en este mundo para ganar indulgencias ante Dios, y alcanzar la salvación eterna. La mejor manera de ejemplificar el espíritu del capitalismo según el autor es acudir a los aforismos promulgados por Benjamín Franklin al pueblo yanqui.

Piensa que el tiempo es dinero [...] Piensa que el dinero es fértil y reproductivo [...] Piensa que, según el refrán, un buen pagador es dueño de la bolsa de cualquiera [...] nada contribuye tanto a hacer progresar en la vida a un joven como la puntualidad y la justicia en todos sus negocios [...] has de mostrar que siempre te acuerdas de tus deudas, has de procurar aparecer siempre como un hombre cuidadoso y honrado con lo que tu crédito irá en aumento [...] Guárdate de considerar como tuyo todo aquello cuanto posees y de vivir de acuerdo con esa idea...Quién malgasta inútilmente a diario un solo céntimo, derrocha seis libras al cabo de un año, que constituyen el precio del uso de cien [...] Quién pierde cinco chelines, no solo pierde esa suma, sino todo cuanto hubiese podido ganar con ella aplicándola a la industria [...] (Weber, 2001: 43 – 44).

En las ideas de Franklin está gran parte de lo que puede entenderse por ''espíritu del capitalismo'', y como en ellas se difunde una ética que pretende estandarizar el comportamiento frente a las obligaciones y compromisos económicos, se generaliza una conducta ascética que, además de contribuir con el desarrollo del capitalismo, seculariza la práctica religiosa.

El ejercicio de este tipo de moral proclamada por el catolicismo protestante en algunos países de Europa y en Estados Unidos, instrumentalizó la vida religiosa porque la disciplina en el trabajo, la riqueza y la honradez en las transacciones económicas se convirtieron en los medios para escapar de la predestinación. Con este tipo de racionalidad se produjo un desencantamiento del mundo, ya que la religiosidad ya no se centra en el culto, los ritos, las oraciones y los credos, sino en la formación de una vocación y una disciplina personal frente al capitalismo. Esta es la manera como Weber interpreta el proceso de secularización en el contexto de la sociedad moderna. A juicio de los conocedores del tema, él es quién ha estudiado con mayor profundidad el cambio religioso en la sociología.

Por último, Augusto Comte y Emile Durkheim analizan el fenómeno desde una perspectiva positiva. Para Comte la religión y los valores tradicionales fueron fundamentales para la evolución de la sociedad, y para entender sus diferentes formas de integración. La religión, para el autor, más que una de las partes constituyentes de una totalidad social, era un sistema de conocimiento, fundado en la imaginación, que se constituía en el punto de partida de la evolución social del conocimiento. En su opinión, e inspirado en los modelos de las ciencias exactas, todas las sociedades atraviesan invariablemente tres estadios del conocimiento –teológico, metafísico y positivo–, donde los sistemas cognoscitivos religiosos y fetichistas se van convirtiendo en explicaciones racionales y abstractas, y luego alcanzan su máximo progreso cuando del pensamiento metafísico se pasa al dominio de la investigación científica y la ciencia; cambio que se ve reflejado en el advenimiento de la sociedad industrial, último y más avanzado eslabón de la sucesión de formas de apropiación de la realidad por las que debe pasar la estructura social para alcanzar el orden y el progreso.

De igual manera, Comte no podía imaginar la sociedad sin el influjo de la religión, ya que ésta era, en su opinión, uno de los factores más relevantes para el mantenimiento de su cohesión. El autor concebía la sociedad como una estructura compuesta por un conjunto de partes, como la familia, el derecho, la división del trabajo, los valores y la religión, que ejercían una coacción sobre los sujetos para que estuviesen al servicio de la estructura social. El autor creía que el desorden y el caos que trajo consigo la Revolución Francesa era fruto de la influencia negativa de la Ilustración en la mentalidad de los individuos, situación que los llevaba a la búsqueda de sus propios intereses en detrimento de la organización social.

La sociología positivista de Comte (1984) es una respuesta al negativismo de la filosofía de la Ilustración. En su modelo de sociedad, creía que instituciones como la religión coadyuvarían para que el individuo se oriente hacia el altruismo, y pudiera estar determinado por la sociedad, lejos de las imperfecciones de los marcos filosóficos individualistas y liberales. Creía de tal manera en la función integradora de esta dimensión que proclamó una nueva religión: ''La religión de la humanidad'', diseñada ''[...] para socializar y reforzar la lealtad y el compromiso'' (Esteban, 2006: 2).

En síntesis, en la teoría sociológica de Comte hay referencias alusivas a la religión como el punto de partida de la dinámica de cambio en las formas de conocimiento por las que debe pasar toda sociedad. Del mismo modo, hay un énfasis en la importancia del papel que cumple esta institución para el control y la estabilidad social; pero no encontramos una visión explicita sobre la secularización. Sin embargo, con las ideas del padre de la sociología, queda claro que uno de los intereses de esta nueva ciencia es el estudio de los fenómenos religiosos y su contribución al mantenimiento del orden social, como una manera de entender el nuevo contexto de la modernidad.

En la misma perspectiva de Comte, pero con importantes diferencias en algunos de sus planteamientos, aparecen posteriormente las explicaciones de Emilie Durkheim sobre la función de la religión en la organización en la estructura social. Mientras Comte formuló explicaciones del orden filosófico y especulativo, Durkheim investigó empíricamente el problema en su obra denominada Las formas elementales de la vida religiosa.

Para Durkheim la religión desempeña ciertas funciones básicas, principalmente dos: mantener la conciencia colectiva por medio de prácticas rituales comunes, y preservar la cohesión de la colectividad a través de la adoración de un mismo tótem. Sin embargo, en la sociedad moderna, caracterizada por un tipo de solidaridad orgánica, sustentada en la diferenciación y la especialización, estas funciones comienzan a reducirse significativamente, ya que lo sagrado como forma de integración social va siendo desplazado por las formas modernas de división del trabajo social. Pero aún, en ese nuevo plexo organizado de instituciones funcionales que comporta la sociedad industrial, la religión es una fuente de identidad y de pertenencia.

Uno de los aportes más significativos que permiten una aproximación al fenómeno de la secularización, es la identificación que hace el autor de uno de los rasgos más característicos para definir y conceptualizar sociológicamente la religión: la distinción entre lo sagrado y lo profano:

La división del mundo en dos dominios, uno que comprende todo lo que es sagrado y otro todo lo que es profano, es el rasgo distintivo del pensamiento religioso; las creencias, los mitos, los dogmas o las leyendas son representaciones, o sistemas de representaciones, que expresan la naturaleza de las cosas sagradas, las virtudes y poderes que se les atribuyen, su historia y sus relaciones entre sí y con las cosas profanas (Durkheim, 1982: 82).

La dualidad sacro–profano es uno de los indicadores que define lo que es la religión. Lo sacro está formado por una serie de creencias y de ritos que se apartan de lo mundano y se asumen como prohibidos. Este mundo sagrado tiene como función el mantenimiento de las relaciones armónicas y la integración de los individuos que forman parte de la estructura social. En contraste, lo profano hace alusión a los aspectos mundanos, cotidianos, comunes y pragmáticos de la vida. El individuo dentro de esta dimensión se conduce de manera ''económica'', ya que ésta actividad es el prototipo de la actividad profana. Para Durkheim, todo lo que se separe absolutamente de lo mundano es considerado sacro o santo, y por lo tanto es religioso.

Para Durkheim la secularización ocurre cuando lo sagrado, como consecuencia de la división del trabajo social, pierde su centralidad en los procesos de integración y cohesión de la sociedad. Esta nueva situación obliga a las personas a especializarse en una sola actividad o función, con lo que la conciencia colectiva se comienza a tornar difusa y diferenciada. En este nuevo contexto, la religión no es el fundamento principal de las relaciones sociales, como en el pasado, ahora, ''se siente al individuo, realmente menos manejado; deviene, además, una fuente de actividad espontánea'' (Durkheim, 2001: 202).

La anterior es la perspectiva de los clásicos de la Sociología sobre el problema de la secularización. Sin embargo, la preocupación por el estudio sociológico del cambio social y religioso no se agota con estas reflexiones, autores contemporáneos como Peter Berger, entre otros, han continuado esta discusión en el contexto de una sociedad globalizada, individualista, racional y multiparadigmática.

 

Secularización: la visión de un contemporáneo

Desde la perspectiva contemporánea, uno de los autores que más ha estudiado el problema de la secularización es Peter Berger. En sus trabajos aborda este fenómeno de una manera histórica e interpretativa. En su opinión la secularización no depende de un sólo factor, sino que puede ser explicada, principalmente, por dos agentes: la dinámica del capitalismo industrial y el protestantismo.

Como Weber, Berger concibe la secularización como un proceso de desmitificación del mundo, pero difiere de él porque este término, en su opinión, no alude a una situación donde la religión pierde su relevancia e influjo social, por el contrario, ésta es una dimensión importante de la vida moderna, pero ha cambiado su lugar de centralidad y dominación que la caracterizó en el pasado. Es decir, en este nuevo escenario se ha acabado su monopolio ideológico, político y económico, y ha sido desplazada a un lugar periférico de la sociedad.

Para Berger, la moderna sociedad industrial y la crisis de credibilidad de las personas han creado un sector ubicado en una posición ''central'' que es algo así como un territorio ''liberado'' de la religión. Esta descentralización puede evidenciarse empíricamente en dos niveles de análisis: uno objetivo y otro subjetivo. El autor denomina a la primera forma pluralismo y a la segunda secularización.

Desde la primera forma, el autor analiza el fenómeno en el nivel de las estructuras del Estado, la familia, la ciencia y la diversidad de instituciones económicas y sociales que en la actualidad compiten con la religión por la plausibilidad. Por ejemplo, en el Estado una de las consecuencias más importantes de este fenómeno es que éste ya no sirve como organismo capaz de imponer creencias por cuenta de la religión: ''Hoy es un guardián imparcial del orden entre competidores independientes y no sujetos a coerción'' (Berger, 1996: 161).

Por otra parte, en el nivel subjetivo, en la familia por ejemplo, la religión sigue teniendo un lugar importante o de ''realidad''; sigue siendo vigente en términos de los motivos y autointerpretaciones de la gente en la esfera de la vida cotidiana. Esta situación se presenta hasta en los estratos más secularizados, donde la religión se manifiesta de una manera totalmente moderna, como un complejo que se lo acepta voluntariamente por una clientela no sujeta a coerción. Es decir: ''la religión pasa a la esfera de la vida privada [...]'' (Berger, 1996: 164). Es un asunto de elección y preferencia del individuo o del grupo familiar.

Para el autor la polarización religiosa provocada por la secularización, y por la concomitante pérdida de la plausibilidad de la religión en la vida cotidiana de las personas, lleva inmediatamente a una situación pluralista. Se debe hablar de polarización, no solamente en sociedades nacionales con diferentes sistemas religiosos como Estados Unidos, sino en todos los lugares donde los antiguos monopolios religiosos se ven obligados a enfrentarse con ''rivales legítimamente tolerados y socialmente poderosos en la definición de la realidad'' (Berger, 1996: 169).

En síntesis, el análisis de Berger está en contra de cualquier determinismo, y lo que propone es interpretar el fenómeno desde una perspectiva centrada en la dualidad sociedad-individuo. La secularización más que un proceso socioestructural que afecta a toda la sociedad y que se puede observar en la disminución de los contenidos religiosos en las artes, la literatura, y en el surgimiento de la ciencia como una perspectiva autónoma y totalmente secular del mundo, es un proceso que también tiene un tinte subjetivo, es decir ''el que se refiere al proceso interior de pensamiento, esto es, como secularización de la conciencia'' (Berger, 1975: 18).

Así como se produce secularización en la sociedad, también se produce secularización en la conciencia. Para Berger esto último significa ''que el occidente moderno tiene un número creciente de individuos que contemplan el mundo y sus propias vidas sin el beneficio de las interpretaciones religiosas'' (Berger, 1975: 134).

La secularización si bien puede considerarse un fenómeno global de las sociedades modernas, no se distribuye uniformemente dentro de ellas. Afecta de modo diferente a los distintos grupos de la población que las conforman. Para el autor este es otro rasgo de la complejidad que presenta este fenómeno.

 

Comparación del grado de confianza en la Iglesia Católica y la Universidad de Nariño: un indicador de secularización

De las encuestas políticas y de opinión de los años 2005 y 2008, y de la Encuesta de Creencias y Prácticas Religiosas 2009 del Observatorio Social del Departamento de Sociología de la Universidad de Nariño, se extraen algunos indicadores, tablas y estadísticas que permiten analizar el proceso de secularización en la zona andina de Nariño en los primeros años del presente siglo, a partir del nivel de confianza que los habitantes de Pasto, Ipiales y Túquerres depositan en dos instituciones que representan a la religión y la ciencia: la Iglesia Católica y la Universidad de Nariño.

A continuación se presenta un análisis de la información recolectada de estas fuentes primarias, la cual ha sido organizada y clasificada estadísticamente según el municipio y el periodo de observación.

Comparación grado de confianza en la Iglesia Católica y la Universidad de Nariño en el casco urbano de Pasto años 2005, 2008 y 2009

El ítem ''Califique el grado de confianza en la Iglesia'' de las encuestas de opinión antes mencionadas, es un insumo importante para estudiar el cambio religioso que experimenta en la zona andina del departamento en los últimos años. Este grado de calificación se operacionaliza en estos instrumentos mediante una escala que contempla tres categorías de ponderación: Alto, Medio y Bajo. Alto hace referencia a una actitud muy favorable; Medio representa una actitud de neutralidad; la calificación Bajo implica una actitud muy desfavorable; y no sabe, una actitud de indiferencia hacia el fenómeno considerado. Con estas posibilidades de respuesta se produce una serie de tablas de frecuencias descriptiva para cada municipio seccionado en relación con el tema indagado.

En la Tabla No. 2 se aprecia la tendencia de la confiabilidad de los habitantes de Pasto frente a la Iglesia Católica. En esta ciudad, en los tres años de estudio, un poco más de la mitad de la población indagada, tiene una actitud favorable hacia esta institución; sin embargo, se observa que en el año 2008 el porcentaje disminuye y no es apresurado afirmar que esta variación esté asociada con la crisis socioeconómica generada por el derrumbe de las empresas ilegales de captación de dinero o pirámides, situación especial que trajo como consecuencia un clima de incertidumbre y desconfianza frente al papel de las instituciones como generadoras de capital social (Observatorio Social, 2008: 2). Las calificaciones Medio y Bajo de los habitantes de la capital con respecto a esta institución religiosa no son muy significativas.

 

Por otro lado, la Tabla No. 3 muestra la confiabilidad de los habitantes de la ciudad de Pasto hacia la Universidad de Nariño. La institución que representa la ciencia y la explicación racional, goza de importantes porcentajes de aceptación en la región, especialmente en el año 2005. Como en el análisis anterior, las calificaciones Medio y Bajo no tienen mayor trascendencia en la evaluación que la población le hace a este centro de educación superior.

 

La Tabla No. 4 expone la comparación del nivel de confianza que los habitantes de Pasto le expresan a la Iglesia Católica y a la Universidad de Nariño. A pesar de la alta aceptación que tiene la iglesia en los tres periodos de estudio, los habitantes de este municipio reportan mayores niveles de credibilidad en la Universidad de Nariño en los tres periodos observados. Lo anterior no significa que la institución religiosa no goce de credibilidad, sino que su aceptación es inferior a la de este centro de educación superior.

 

En Pasto, en los primeros años del siglo XXI, estos resultados pueden convertirse en una evidencia de que sus habitantes comienzan a inclinarse más por la ciencia que por los discursos emanados de la dominación hierocrática de las instituciones religiosas, dominación que desde la perspectiva weberiana es ''[...] garantía de [...] la coacción psíquica [...]'' (Weber, 2004: 44). Esta inclinación en favor de la institución que representa la ciencia no indica el ocaso de la vida religiosa, como lo expresan textos clásicos de la teoría sociológica consultados en este estudio. Como dice Hunneus: ''La Iglesia tiene un lugar en la memoria histórica [...] y no lo puede abandonar'' (Hunneus, 2011: 11).

Comparación grado de confianza en la Iglesia Católica y la Universidad de Nariño en el casco urbano de Ipiales años 2005, 2008 y 2009

Por otra parte, el municipio de Ipiales, al igual que Pasto, reporta altos porcentajes de confiabilidad en la Iglesia en los años 2005, 2008 y 2009 según la Tabla No. 5. Pero en esta ciudad, a diferencia de lo que ocurre en la capital, su imagen favorable ha aumentado en algunos puntos porcentuales, pasando del 58,3% al 66,7%.

 

Como en la ciudad de Pasto, en Ipiales la Universidad de Nariño goza de una importante aceptación. Sin embargo, los niveles de alta confiabilidad hacia la institución universitaria presentan variaciones en los tres momentos de observación. Como lo expone la Tabla No. 6, el 78,3% de alta confiabilidad del año 2005, ha disminuido al 57,5% de los años 2008 y 2009. En esto dos últimos períodos un poco más de la mitad de los encuestados depositan su credibilidad en esta institución en este centro educativo, que para los propósitos que de este estudio representa la ciencia.

 

Por último, al comparar el grado de confiabilidad en las dos instituciones, se puede observar variaciones importantes en los tres momentos de referencia. Según las estadísticas arrojadas por la Tabla No. 7, a diferencia del año 2005, en los años 2008 y 2009 la alta confiabilidad se inclina a favor de la Iglesia Católica. Comportamiento que difiere marcadamente del observado en el municipio de Pasto, y que deja ver la hegemonía de la alta aceptación que tiene la religión en esta ciudad.

 

Comparación grado de confianza en la Iglesia Católica y la Universidad de Nariño en el casco urbano de Túquerres años 2005, 2008 y 2009

Finalmente, se presentan los resultados de las encuestas de opinión del Observatorio Social de la Departamento de Sociología de la Universidad de Nariño, con respecto al grado de confianza en las dos instituciones consideradas para el caso del municipio de Túquerres en los años 2005, 2008 y 2009.

Como lo muestran los datos relativos al nivel de confianza en la Iglesia Católica en Pasto e Ipiales, en esta ciudad también esta institución cuenta con altos índices de favorabilidad; en el año 2005 dicha ponderación es la más alta en comparación con los otros dos municipios de la zona andina de Nariño. Sin embargo, esta alta calificación presenta variaciones importantes en el periodo de observación como lo muestra la Tabla No. 8.

 

En el municipio de Túquerres, al igual que los municipios anteriores, la Universidad de Nariño goza de una alta aceptación, como lo expresa la Tabla No. 9. En el municipio la tendencia que describe la alta confiabilidad hacia la Universidad de Nariño no presenta variaciones significativas en los momentos de observación. El año 2008 es el que reporta mayores porcentajes de credibilidad en comparación con los años 2005 y 2009.

 

Finalmente, el análisis comparativo del grado de confiabilidad que los habitantes de este municipio le dan a la Iglesia Católica y a la Universidad de Nariño, muestra que las dos instituciones logran altos porcentajes de aceptación en el período observado. A diferencia del año 2008, momento en el que la alta confiabilidad se inclina hacia la institución universitaria, en los años 2008 y 2009 la opinión de los consultados favorece más a la institución religiosa.

 

 

Conclusión y discusión

Como puede apreciarse hasta el momento, el término secularización se caracteriza por su complejidad y ambigüedad. Para unos es sinónimo de modernidad y de desarrollo económico, para otros es un término que pone su acento en la diversidad de las manifestaciones que la religión presenta en un contexto más democrático e individualista, mientras que para otras corrientes de opinión es un concepto limitado e inadecuado, que debería ser reemplazado por otras explicaciones y teorías especificas de la Economía y la Sociología.

Por otro lado, la teoría sociológica no tiene una visión monológica y paradigmática del cambio religioso o secularización, sino diferentes interpretaciones que irán adquiriendo otros matices y derivaciones con el dinamismo del conocimiento y de la sociedad, así como con los mayores esfuerzos que reporta la ciencia social en su propósito de entender la particularidad de cada cultura.

La comparación de los altos grados de confianza que los habitantes de los municipios más urbanizados de la zona de Nariño le otorgan a las dos instituciones que representan dimensiones antagónicas desde el punto de vista ideológico y cultural, como la religión y la ciencia, es un indicador que evidencia que en la región están teniendo lugar cambios estructurales y de la conciencia que pueden catalogarse como secularización, a pesar de la complejidad que implica este término para las ciencias sociales. La Iglesia Católica ya no es la única institución que monopoliza el conocimiento y los marcos de interpretación de la realidad, ahora compite con la Universidad de Nariño por la plausibilidad (Observatorio social, 2009). Como dice Villamarín: ''[la iglesia] ya no es un organismo hegemónico como lo era en el pasado, pues en el presente, [...] entabla una fuerte competencia con la Universidad de Nariño por la Plausibilidad'' (Villamarín, 2010: 188).

En los tres municipios observados en los años 2005, 2008 y 2009 la comparación presenta unos contrastes importantes. Los cambios más significativos en favor de la secularización se encuentran en la ciudad de Pasto, donde la mayor parte de la población consultada se inclina por la Universidad de Nariño, institución que representa la ciencia. Lo anterior no evidencia que los habitantes de la capital del departamento hayan dejado de ser religiosos, pues la Iglesia en la ciudad también alcanza puntuaciones altamente favorables, sino que en la actualidad tienen una mayor conciencia de lo que representa para la región esta institución de educación superior desde el punto de vista histórico, cultural y científico. Esta desventaja de la Iglesia con respecto a la Universidad, puede ser explicada como lo sostiene Gutiérrez no por el proceso mismo de secularización, sino:

[Que] como ha podido observarse a lo largo de la historia –desde la venta de un lugar en el paraíso, (...) hasta los recientes casos de pedofilia en el clero, pasando por Acient régimen y la Iglesia Católica en la España de Franco– las iglesias se han encargado de alejar a sus feligreses (Gutiérrez, 2005: 651).

Siguiendo a este autor, es muy prematuro afirmar que en la capital del departamento de Nariño, la religión haya perdido su hegemonía histórica debido al avance de la ciencia y la tecnología, pues la religiosidad moderna, desde sus formas más conservadoras hasta las más alternativas, ''[...] está relacionada con las técnicas alternativas de existencia material [...] la tecnología [no ha] tenido un fuerte impacto en el decrecimiento de la religión'' (Gutiérrez, 2005: 651).

En contraste con la capital del departamento, los municipios de Ipiales y Túquerres son menos secularizados desde el punto de vista de la comparación de la confianza en las dos instituciones consideradas, ya que la mayor parte de los encuestados favorece más a la Iglesia Católica en el periodo de observación. Sin embargo, no hay que pasar por alto los significativos niveles de aceptación que alcanza la Universidad de Nariño en estos municipios, estadísticas que arrojan pruebas de que sus sociedades empiezan paulatinamente a darle apertura a un pensamiento más abierto y acorde con la vida moderna que se vive en los centros urbanos.

La secularización, entendida en este estudio como la manera en que el sujeto percibe el cambio religioso tanto a partir de la adaptación de la Iglesia a una nueva situación más individualista, como desde la pérdida de su plausibilidad histórica y social, muestra que en estos dos municipios hay atisbos de modernidad; existe la conciencia de experimentar una época de apertura a nivel del pensamiento y las ideas, pero ''en medio del marcado tradicionalismo ideológico y cultural'' (Villamarín, 2010:104). Una modernidad similar a la que experimenta América Latina, donde según Bastian: ''[...] la comunidad sigue antecediendo al individuo [...] porque [éste] no quiere las solidaridades corporativas como fundamento de la acción social [...]'' (Bastian, 1997).

Las diferencias que reportan los habitantes de Pasto y de los municipios de Ipiales y Túquerres, frente a la confiabilidad de las dos instituciones analizadas, es una prueba más de que la conciencia de una nueva época de cambios y transformaciones sociales a nivel tanto de la morfología social como la de sus agentes, y su correlato, la existencia de un conjunto de personas que, según Berger, empiezan a contemplar ''[...] el mundo y sus propias vidas sin el beneficio de las interpretaciones religiosas'' (Berger, 1996:134), es una realidad regional que se palpa en mayor medida en los grandes centros urbanos, que en los municipios intermedios. Es decir, en los primeros años del siglo XXI, en la zona andina de Nariño el proceso de secularización, según los datos analizados en este estudio, no es homogéneo sino diferenciado, y está asociado al espíritu de la ciudad y al del individuo.

En definitiva, el análisis de la comparación de las instituciones que representan dos dimensiones antagónicas de la sociedad desde el punto de vista ideológico, cultural y cognoscitivo, como la religión y la ciencia, en los años 2005, 2009 y 2009 en la zona andina de Nariño, aportó elementos para avanzar en el descubrimiento y discusión de temas de interés para las ciencias sociales locales, como el cambio social, la modernización y la modernidad periférica.

 


NOTAS

1 Queremos expresar nuestro agradecimiento a los estudiantes del semillero de investigación social del Departamento de Sociología de la Universidad de Nariño adscrito al grupo de investigación GRUMIS, Ana Patricia Figueroa, Claudia Montero, Marco Andrés Tobar, Eliza Caguazango, Lady Vásquez, Karen Salas y Cristian Camilo Delgado por su valiosa colaboración y solidaridad académica con la realización de este trabajo de investigación.

2 Cuando Giordano Bruno fue llevado a la hoguera por afirmar que cada cuerpo celeste en el firmamento era un sol igual al de la tierra, y que el espacio no tiene fin (ver en: Lambert, D. (2001). ''La ciencia y la religión ¿son amigas inseparables o enemigas hostiles? ¿Puede un tercer elemento, la filosofía, servir de puente entre ambas?'' (en: El Correo. Francia: Unesco. p. 16).3 Dentro de esta línea de estudios históricos se encuentran ''La revolución de los conventillos'' de Carlos C. Acosta e ''Iglesia e ideologías políticas 1840 – 1862'' de Guillermo Narváez Dulce, los cuales se pueden consultar en el Tomo I del Manual de Historia de Pasto (Academia Nariñense de Historia. (1996). Manual de Historia de Pasto I. Pasto: Alcaldía Municipal y Programa de Formación Ciudadana. Págs. 237 – 280).

3 Dentro de esta línea de estudios históricos se encuentran ''La revolución de los conventillos'' de Carlos C. Acosta e ''Iglesia e ideologías políticas 1840 – 1862'' de Guillermo Narváez Dulce, los cuales se pueden consultar en el Tomo I del Manual de Historia de Pasto (Academia Nariñense de Historia. (1996). Manual de Historia de Pasto I. Pasto: Alcaldía Municipal y Programa de Formación Ciudadana. Págs. 237 – 280).


 

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