TALLA 6
MEGUMI CARDONA
Llegué a mi casa, cogí el teléfono y llamé a mis amigues. Estábamos en videollamada, como era la costumbre, y empezó la lluvia de preguntas: ¿Qué tal estuvo? ¿Qué hicieron? ¿Cómo te sentiste? Todas mis respuestas eran imprecisas, “No sé, fue raro…”, les dije. Era la primera vez, después de 22 años, que tenía un encuentro sexual. Siempre he llevado mis cosas con humor, por más extraño e incómodo que sea; así que entre risas, les conté que, al quitarme el pantalón, fue como resolver un rompecabezas, porque tenía un cierre de niños —de los que tienen un botón falso y debajo hay dos ganchos que se abrazan—. Para él fue un lío desabrocharlo, jamás se habría imaginado encontrarse con algo así.
—¿Qué cuquitos te pusiste? —preguntó mi mejor amiga.
—Los de ovejita divinos que tienen un moñito adelante... —respondí.
Al otro lado del teléfono, todes reían.








Quería evitar que alguien descubriera que mi torso tenía más curvas de lo “normal” y que mi pecho se salía de su lugar “común”. Mi cuerpo no tenía esa belleza que se presentaba en las películas, en la publicidad o en mis amigues. Este pensamiento estereotipado me hizo creer que no podría ser deseada ni amada. Me pregunto, ¿quién decide qué es bello y qué no lo es?
Quería evitar que alguien descubriera que mi torso tenía más curvas de lo “normal” y que mi pecho se salía de su lugar “común”. Mi cuerpo no tenía esa belleza que se presentaba en las películas, en la publicidad o en mis amigues. Este pensamiento estereotipado me hizo creer que no podría ser deseada ni amada. Me pregunto, ¿quién decide qué es bello y qué no lo es?


—¿Y tiene noviecito? —pregunta con interés el taxista que me lleva a casa.
—No —le digo entre risitas tímidas.
Me hizo estas preguntas, luego de señalarme lo peligroso que resultaba que andara sola en la calle. Luego continúo con otras más: que si trabajaba, que si tenía muchos amigos.
—Usted es muy pila… la felicito —continúa el tipo, mientras me da una palmadita en la cabeza.
Me dan ganas de ladrarle, a ver si entiende que no soy su perro.
Quiero gritarle y decirle que no soy tierna, no soy una niña; ni soy tan inocente, ni tan pequeña, ni tan frágil. Y no, tampoco soy su búsqueda bizarra en una página porno. Ni su fetiche, ni estoy clasificada como Pansexual, Dwarf, Sexual o Sex…
—Cómo es de difícil comprarse una tanguita talla 6 —dije al fin.
—Ja, ja, ja… pero usted es terrible. La que menos corre vuela —respondió.

Geometrías Íntimas
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