Boletin de prensa #204

Columna de Opinión de Melquicedec Lozano, Ph.D.,Investigador del Centro de Desarrollo del Espíritu Empresarial de la Universidad Icesi; en la que aborda, en el contexto de las empresas familiares, el tema del fallecimiento del líder y el impacto que tiene este hecho en el entorno empresarial y familiar. Publicada en la edición n° 155 de la revista LatinPyme- abril de 2018.

Melquicedec Lozano webEn el presente siglo se han incrementado de manera vertiginosa los escritos en el área de empresas familiares. Sin embargo, son escasas las familias propietarias que le prestan  suficiente atención al conocimiento que emerge permanentemente. Y son menos aun las que ponen en marcha algo de lo que examinan, aunque les haya parecido útil e interesante. Uno de los asuntos que se descuidan es el de la sucesión, lo cual resulta paradójico por ser el tema más difundido y de obligada atención. Las familias se acostumbran a ver y tener cerca a su líder familiar, sea el padre o la madre, sin percatarse de que este ser no es eterno, desaprovechando las instancias para compartir y para darle mucho de lo que merece. La indiferencia y dilación frente a este tema lleva a dos vacíos cruciales cuando fallece el líder familiar. 

 

El vacío en la familia

Cuando el líder familiar fallece, inmediatamente surgen remordimientos y recargos de conciencia por no haber dado y retribuido generosamente en vida. Los líderes familiares generalmente son seres abnegados, que luchan y desean lo mejor para su pareja e hijos, que orientan su vida para satisfacer y dar felicidad a sus seres queridos. Su entrega al trabajo implica mucho esfuerzo, desgaste y horas de dedicación, convencidos de que así podrán abrir camino y alcanzar una vida digna para los integrantes del grupo. Son seres que expresan su amor permanente y muchas veces esconden su propio dolor para no causar con ello dolor en quienes les rodean. Son seres que, si bien en ocasiones defienden con vehemencia sus puntos de vista, lo hacen sin egoísmos, pues piensan en el bien conjunto, lo que se convierte en el motor que les da fuerza permanente para darle lo mejor a su prole. Son seres que han criado a sus hijos con ternura, les han transmitido valores superiores, los han  acompañado en las buenas y en las malas, los han entendido y sobrellevado sus complejidades. Son seres de luz, inefables en toda su dimensión. Sin embargo, es un infortunio que todas estas excelsas cualidades no se reconozcan, compensen y premien en vida, y sólo salten a la vista de cada uno cuando la persona fallece. El no haberlo hecho antes produce dolores profundos que, incluso, permanecen latentes durante toda la vida. Surgen con frecuencia las culpas y remordimientos por malos tratos, comportamientos injustos, expresiones hirientes, actitudes inadecuadas, poca dedicación a quien ya se fue. Este es el gran vacío familiar.

El vacío en la empresa

Con frecuencia el líder familiar es el mismo líder empresarial, o al menos su mejor acompañante. Este líder empresarial, arrancando desde cero, o continuando con lo que su antecesor inició, ha hecho posible un sueño para la familia, dedicando casi todo su tiempo a dar lo mejor de sus capacidades y talentos. En su permanente interacción con materias primas, trabajadores, máquinas, equipos, clientes proveedores, bancos, dinero, discusiones, viajes, decisiones, deudas, y otro sinnúmero de factores, forja sin descanso posibilidades de vivir dignamente para su familia y los trabajadores, mientras, de manera concomitante, se envejece y se van minando sus capacidades. Aun con este duro trajinar, se esmera por sacar adelante los proyectos empresariales y su dinámica no se amilana ante la adversidad ni ante la decadencia paulatina de su salud. Está rodeado de gente, unos familiares y otros no; pero estos no se percatan de la inmensidad de su sabiduría, su capacidad de trabajo y su calidad personal. Un día fallece, y con él se va conocimiento, historia, intríngulis de los negocios, contactos clave, habilidad negociadora, visión, experiencia valiosa, capacidad de decisión, empirismo estratégico, disciplina corporativa, alegría organizacional. Ya no está para preguntarle ni para agradarse con su chispa creativa. Se pierden sus pares, sus adláteres y sus familiares, de muchos intercambios que debieron sucederse en vida y que, aunque la empresa siga, pudieron haberse traducido en un mejor funcionamiento para ella, en mejores resultados y en mayores satisfacciones para trabajadores, familia y comunidad. Este es el gran vacío empresarial.

La compensación en vida

En las familias empresarias el vacío familiar lastima los sentimientos, la sensibilidad humana, lo emocional, mientras el vacío empresarial afecta el conocimiento, las decisiones, los resultados. Además, cada vacío afecta al otro, acrecentando así la fuerza individual que lastima. La reducción o, mejor, si fuese posible, la eliminación de los vacíos, debe procurarse en vida de los padres y hermanos. He aquí algunas buenas prácticas.

En lo familiar:

  • Promueva en familia instancias periódicas de integración.
  • Haga lo posible por no posponer conversaciones que otros le han solicitado o aquellas que desea por iniciativa propia.
  • Examine a cada familiar y detecte aquellos que necesitan ayuda pero de lo cual nadie se ha percatado. Busque la manera individual o colectiva de ayudarles.
  • Programe con el Consejo Familiar conversaciones de familia que fortalezcan la unión, la armonía, la solidaridad, el reconocimiento, el desarrollo profesional, la comunicación y el crecimiento personal.
  • No posponga paseos, reuniones, viajes o recreación con familiares.
  • Exalte los logros de los integrantes de la familia y motívelos a seguir adelante.
  • Entérese de los intereses y plan de vida de sus padres, hermanos, cónyuge, hijos. Procure lo que esté a su alcance para contribuirles en su logro.
  • Gestione bien sus emociones; esfuércese por no herir, no lastimar, no humillar, no recriminar.
  • Exprésese con educación, aprecio y valoración por su interlocutor.
  • Busque los espacios para expresarle sus sentimientos de amor y gratitud a cada individuo de la familia.
  • Conozca la historia de la familia valiéndose de documentación o desde las versiones de los propios protagonistas.

En lo empresarial:

  • Institucionalice los órganos de gobierno de la empresa, principalmente la Junta Directiva (o, en su defecto, la Junta Asesora).
  • Proponga mecanismos para la transmisión del conocimiento tácito clave desde los líderes empresariales o desde otros que lo posean.
  • Valore la sabiduría, el conocimiento intelectual, la experiencia. Hágalo conocer por escrito o verbalmente a quien lo posee.
  • Contribuya en la resolución de problemas, no los acreciente.
  • Vele porque se compense justamente a las personas, sin distingos, deje de lado las preferencias y no haga juicios a priori.
  • Reconozca a su líder empresarial (su padre o su madre) las enseñanzas y orientaciones que de ellos ha recibido, así como su trabajo de tantos años.
  • Acompañe al líder empresarial en los procesos de negociación, apréndale todo lo que pueda.
  • Exprese gratitud por lo que ha recibido, desde la formación académica hasta la oportunidad de vinculación a la empresa y conversión en uno de sus líderes.
  • Converse con los líderes empresariales, conozca su forma de pensar, sus historias, sus anécdotas, su forma de ver la vida. Exalte lo que más les entusiasma.

Más información: Melquicedec Lozano, Investigador del Centro de Desarrollo del Espíritu Empresarial (CDEE); Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.