Cali, 23 de agosto de 2024
En esta ocasión acudiré a su complicidad para hacer una breve anticipación del futuro. Les voy a pedir que supongan que estamos en agosto del año 2029, en un día como hoy, celebrando los grados de la cohorte que entró a Icesi en enero de 2025.
Entre las personas que se gradúan se encuentra Juliana. A los 17 años, poco antes de entrar a la Universidad, Juliana no tenía muy claro qué quería estudiar. Se le daban bien los números, pero también había estado en clases de música desde niña y ejercía con sus compañeros y amigas un liderazgo académico que le había enseñado la felicidad que da trabajar con gente. Tener tantas habilidades y gustos no hacía más fácil su decisión y, como lo sintieron en su momento muchos de los que hoy se gradúan—y lo hemos sentido muchos otros—, experimentaba la angustia de decidir algo tan importante, y que parecía tan definitivo, sin estar del todo segura.
Finalmente, Juliana decidió no decidir tan pronto. Entró a Icesi –recuerden: era enero del 2025—, a explorar un poco, a navegar, algunos dirían a surfear, por distintas profesiones que le llamaban la atención: durante un tiempo tomó cursos de ingeniería, música y comunicación, hasta que finalmente decidió que lo suyo era la ingeniería industrial. Y se hizo ingeniera. Una ingeniera muy particular.
En el 2029, Juliana se graduó como ingeniera industrial con trayectoria en producción musical y, dado que tomó cursos en la Maestría en Estrategia Digital de Negocios, obtuvo una certificación en mercadeo estratégico en entornos digitales otorgada con DDB. Aparte de ésta, logró también una certificación en Global Supply Chain Management, otorgada con Colgate, y una en Producción Musical Digital, otorgada con Spotify.
A lo largo de su carrera hizo prácticas formativas en el Centro de Producción Creativa 312 de la Universidad, donde pudo conocer distintos aspectos del negocio de la música, y finalmente realizó su práctica profesional en Sony Music en California, donde la esperan luego de su grado para trabajar como “label manager”—la persona que planea, coordina y publicita los lanzamientos del sello disquero. En 2029, Juliana estará entre las primeras egresadas de la reforma a los currículos de pregrado que, tras un arduo trabajo por parte de los equipos de la universidad, presentamos hace algunas semanas al Ministerio de Educación, y que empezaremos a implementar en enero del próximo año.
Muchos de ustedes se podrán identificar con algunas de las experiencias de Juliana, pues en Icesi hoy ya se ofrecen desafíos empresariales y certificaciones, hay múltiples monitorías y semilleros de investigación, es más factible hacer simultaneidades que en otras universidades y hay la posibilidad de hacer prácticas internacionales, entre otras cosas. Pero con la reforma queremos que todo esto sea más fácil; y que las trayectorias más personalizadas sean la regla y no la excepción.
Antes de ahondar en la reforma quiero precisar varios detalles de la historia de Juliana. Noten en primer lugar que sus gustos y aficiones –los números, la música, el trabajo con personas—, lucían dispersos y difícilmente combinables en una misma carrera profesional. Sin embargo, la universidad no implicó para ella tener que decidirse de inmediato por una única pasión. Al contrario, Juliana exploró y probó varias áreas del saber e incluso después de decidirse por la ingeniería logró ensamblar estas experiencias en una carrera consistente. Fue un viaje de autoconocimiento que afianzó y desarrolló sus fortalezas individuales. También se habrán dado cuenta de que algunas actividades decisivas en su formación no sucedieron exclusivamente en un aula. En su paso por Icesi, Juliana asistió a clases e hizo redes con compañeros de muchas profesiones y vio asignaturas de posgrado, pero la certificación en habilidades muy específicas comprendió la participación en retos empresariales reales, algunos de ellos en las sedes de empresas o con los equipos de éstas en el campus [mencionar el WLab]. Así mismo, trabajó como monitora en un centro de producción creativa, contribuyó en la producción de fonogramas y conciertos, e hizo su práctica en una empresa internacional. Una experiencia universitaria enormemente enriquecida, que dio como resultado una ingeniera muy particular, como dije al comienzo.
El recorrido de Juliana por la Universidad fue único, distinto al de sus compañeros de cohorte; un recorrido personalizado y flexible que difiere sustancialmente de la vida universitaria pre-establecida que vivieron su padre, abogado, o su madre, administradora.
¿Qué tiene que suceder en Icesi para que en 4 ó 5 años perfiles como el de Juliana sean posibles y, más que eso, frecuentes?
Me permitiré describirles algunos de los aspectos más importantes de la reforma en la que hemos concentrado nuestro entusiasmo y nuestras reflexiones en los últimos 2 años.
Lo primero que tengo que decir es que la reforma propone diversas maneras de ingresar a la Universidad. Hace 50 años un muchacho que lograba llegar a la universidad debía optar por una profesión en medio de unas pocas alternativas. Progresivamente, este número de opciones se ha acrecentado y la tarea de decidir se ha hecho más difícil, y más frustrante.
En los últimos años, hemos venido asistiendo a lo que algunos autores denominan una crisis de la decisión, que bien puede manifestarse entre los jóvenes en frases como:
- “no sé qué me gusta”,
- “me gusta todo”,
- “no me gusta nada”,
- “me gustan varias cosas”
…expresiones todas de una dificultad comprensible para decidir en entornos en los que hay tantas opciones y tanta incertidumbre. Respondiendo a este desafío, la Universidad ha optado por un sistema que diversifica las vías por las que se ingresa a la Universidad. Así, es posible entrar por una única carrera y cursar una malla curricular fuertemente disciplinar; algo muy parecido a lo que hicimos y cursamos los que hoy somos profesionales. Pero también será posible ingresar a explorar un campo común de gustos, en el ámbito de la salud o en el mundo de los negocios, por ejemplo. Y, finalmente, también es posible ingresar a navegar por áreas que nos pueden parecer en principio incompatibles, como el diseño y el derecho o como la música y la ingeniería industrial, que es el caso de Juliana. Gracias a este diseño curricular, las personas que optan por una carrera específica, (o por dos, si desean hacer simultaneidad), podrán integrar en una trayectoria profesional sus intereses, pasiones y proyecciones de futuro. Y certificarlos. Así, estudiantes como Juliana, deberán cursar un núcleo profesional sólido y común con sus compañeros de profesión, en su caso ingeniería, y además podrán trazar recorridos singulares, personales, que constituyen su trayectoria flexible. Este camino podrá ser disciplinar y previsible, si así se quiere, o podrá ser transdisciplinar y disruptivo.
Nuestra nueva propuesta curricular está también armada con la articulación de distintos niveles y tipos de formación. Mientras se estudia el pregrado, el estudiante podrá cursar certificaciones específicas de competencias altamente valoradas en el mercado laboral—otorgadas con empresas y organizaciones aliadas—, y podrá también adelantar algunos cursos en los posgrados. Su paso por la Universidad dejará así en su historial personal una serie de certificados y títulos, y de créditos y experiencias laborales certificadas—un diploma “vivo”, por así llamarlo—, que le ayudarán a señalizar mejor su potencialidad en el mercado de trabajo. Porque esta nueva propuesta de Icesi no solo se alinea con las vocaciones y las fortalezas individuales de los estudiantes (lo que ya es mucho), sino que ofrece la mejor respuesta posible a lo que hoy se avizora será el futuro del trabajo.
Las cosas están cambiando. Nuestros graduados, y muchos de nosotros, hemos visto cómo en el mundo del trabajo las profesiones que elegimos se desorganizan y solapan un poco. Para un mismo cargo las organizaciones buscan administradores, economistas e ingenieros industriales, siempre y cuando sepan trabajar efectivamente con otras personas. Una misma oferta laboral va dirigida para un antropólogo o un sociólogo, siempre y cuando domine temas medioambientales.
Los equipos de trabajo son conformados por personas de diversas disciplinas, y un mismo problema, como el desarrollo de innovaciones o la gestión del talento humano, convoca a profesionales diversos: a psicólogos que sepan de administración, a administradores que sepan de educación corporativa o a educadores capaces de generar planes de aprendizaje organizacional.
Lo que quiero decir es que las profesiones han cambiado y cambiarán con mayor intensidad y aceleración en los próximos años, a la luz de los desarrollos de la Inteligencia Artificial. La reforma que proponemos ha asumido estos cambios reflexivamente, pero también con cierta audacia.
Si bien seguimos confiando en que sabemos qué se necesita aprender para ser hoy un profesional exitoso en cualquier disciplina, y por lo tanto proponemos un camino para ello, sabemos también que lo que más se necesita hoy es apertura y flexibilidad. Competencias blandas para trabajar efectivamente con otros, pensamiento complejo, creatividad, y la capacidad para adaptarse a los cambios y aprender continuamente.
Nuestra nueva propuesta reconoce que los saberes que conforman las profesiones contemporáneas son porosos y están en continua evolución. Muchas veces, nos desconcierta el hecho de que ya no sean necesarios conocimientos que creíamos indispensables para las diferentes disciplinas; y, por el contrario, ver que éstas tienen la necesidad de incorporar nuevas habilidades, a primera vista, extrañas o ajenas.
Por ejemplo, en el núcleo profesional de un futuro profesor hoy debe ser central el dominio de las tecnologías. Y este dominio sería impensable sin la participación de la ingeniería. Por lo tanto, no podemos plantear que la formación medular de un profesor hoy es meramente pedagógica, pues también supone un cierto pensamiento y conocimiento ingenieril. Ocurre igual en la formación básica de otras profesiones. En todos los casos lo esencial que debe aprenderse no es un conocimiento puro sino más bien un saber “contaminado” por otras disciplinas y saberes. Esta apuesta por las profesiones abiertas es lo que suele llamarse en los círculos académicos “transdisciplinariedad” y se considera la mejor respuesta a los problemas complejos de nuestra era.
Todo esto puede desconcertarnos, es verdad. Sin embargo, tenemos la confianza en que es el tipo de disposición que nos demanda el mundo contemporáneo.
Con este fin hemos reformado también el currículo central de la Universidad, que no es otra cosa que el conjunto de experiencias educativas que creemos indispensables para hacerse hoy un profesional exitoso, independientemente de la profesión que se estudie, y una persona felizmente comprometida con el futuro, esto es, una persona con esperanza.
Hemos diseñado en este currículo central experiencias para que nuestros estudiantes potencien su capacidad de trabajar con otros y se hagan responsables en el ejercicio de la deliberación democrática.
El currículo central será también un momento clave de la experiencia educativa en el que esperamos que los estudiantes se descubran creativos, y creadores, y desarrollen habilidades que -como pensar, argumentar, escribir, crear y sentir- no pertenecen a ningún campo concreto, pero son transferibles y los enriquecen a todos.
Así, aspiramos a formar en las habilidades del siglo XXI, que son las que permitirán a nuestros egresados hacerse autónomos frente a la tecnología, a la vez que la conocen, y hacerse cargo de la relación cada vez más encarnada que tenemos con las máquinas.
Así mismo, los estudiantes podrán, cada vez más, vivir experiencias internacionales desde Icesi. Ya hoy tenemos convenios con decenas de universidades en el mundo entero y programas de doble titulación en negocios con 3 escuelas de administración francesas. Este semestre estamos lanzando un cuarto, con la École de Management de Normandie, que además tiene la posibilidad de empatar con Maestría y tiene campus en 3 países europeos. En derecho, hemos sido pioneros en la integración de nuestro programa con el LL.M. (maestría en derecho para abogados internacionales) de Penn State University, y ahora tendremos esta posibilidad igualmente con la Universidad de Wisconsin. Pero estamos en conversaciones con varias universidades más para ampliar estas posibilidades en ámbitos como la Ingeniería y otros. Y también estamos reforzando la oferta de cursos disciplinares en inglés en Icesi en beneficio de la internacionalización de nuestros estudiantes y para atraer más del exterior.
Hemos reformado, pues, nuestra malla curricular, la ruta educativa que le propondremos a nuestros estudiantes, y nos planteamos en consecuencia reformar el modo en que educamos y la manera en que nos organizamos como universidad. En algún momento de este proceso de cambio escribimos perfiles como el de Juliana para cada una de las profesiones que formamos. Tres, cuatro, cinco perfiles únicos y distintos por programa. El resultado fue un conjunto de vidas hipotéticas, contadas en pocas líneas. Esas vidas describen nuestra narrativa de futuro, como se dice hoy, y sin duda la historia que prometen ha inspirado este giro tan definitivo.
Un cambio tan audaz como este requiere mucha responsabilidad. Por eso es importante decir que el horizonte de esta reforma es facilitar y acompañar a nuestros estudiantes en su recorrido por trayectorias flexibles. Lo cierto es que no será un camino en solitario. La Universidad viene diseñando los mecanismos y la gestión académica necesarios para acompañar y orientar de manera más cercana a nuestros estudiantes. Les animaremos a seguir y enriquecer sus vocaciones, pero será nuestra tarea y nuestra responsabilidad garantizar la calidad y coherencia interna de sus trayectorias, mediante un sistema de mentorías y acompañamiento innovador, que ya comenzamos a desplegar.
uiero para terminar decir algunas palabras sobre este cambio, su inspiración y su justificación. Nos enfrentamos hoy a un mundo nuevo: un mundo con desafíos inéditos como los que nos imponen la crisis ambiental, la irrupción de la inteligencia artificial y los cambios en la pirámide demográfica. Un mundo que exige, de la Universidad, respuestas.
Y estas respuestas no son fáciles. Ante la incertidumbre, las universidades pueden verse tentadas a hacer aquello que las personas jóvenes desean, pero en Icesi pensamos que nuestra tarea es ayudar a formar este deseo y cualificarlo.
También podríamos responder mecánicamente al mercado de trabajo, pero creemos que nuestra tarea es anticipar sus transformaciones, y educar a los profesionales innovadores que las idearán y las llevarán a cabo.
Somos una organización que produce conocimiento y que, por tanto, tiene suficiente capacidad para interpretar el presente e imaginación para hacer del futuro un proyecto.
Estas convicciones se fundan en lo que somos y en lo que hemos aprendido de las trayectorias exitosas que han tenido muchos de nuestros graduados, y que seguramente ustedes tendrán. ICESI siempre ha sido una universidad diferente e innovadora, como lo han podido experimentar.
Ustedes han recibido en ICESI una formación que les va a permitir afrontar los desafíos del siglo XXI, porque la universidad ya había sentado las bases de esta transformación:
- Nuestra cercanía con el sector empresarial nos ha hecho ágiles, adaptables y, sobre todo, sensibles a las necesidades de nuestro entorno, y nos ha permitido experimentar con el aprendizaje experiencial en escenarios reales.
- La facilidad con la que nuestros estudiantes pueden cursar dobles carreras o simultaneidades nos ha puesto en contacto con la interdisciplinariedad y la complejidad.
- El currículo central nos ha permitido ofrecer una formación integral y diversa, que fomenta el pensamiento crítico, las competencias ciudadanas, las habilidades para comunicarse, la comprensión básica del lenguaje matemático y las habilidades para trabajar efectivamente con otros en entornos organizacionales.
Todo esto garantiza que ustedes hoy se gradúen con la mejor preparación posible para desempeñarse con éxito y responsabilidad a nivel profesional, y como ciudadanos. La reforma que vamos a implementar es una evolución, un paso más allá, que, insisto, es posible gracias a todo lo que hemos aprendido juntos.
ICESI se debe a muchos actores, pero, fundamentalmente, se debe a las muchas Julianas y a los muchos estudiantes que han pasado por nuestras universidades y a los que ingresarán a partir del próximo año.
Para ellos, para el futuro, es esta reforma.
Gracias a ustedes, que son su inspiración, y que sé que nos seguirán inspirando con sus logros.
Les deseo los mejores éxitos y unas vidas interesantes, ricas en experiencias y realizaciones y muy felices. ICESI siempre será su casa. Esperamos volver a verlo pronto.
Muchas gracias.