Speaker at Business Conference and Presentation.

Boletín# 218

La competencia comunicativa es absolutamente fundamental para el correcto ejercicio de la profesión del Abogado. Disponemos, hoy día, de suficiente evidencia a partir de la cual se concluye la necesidad de que la oralidad y la argumentación jurídica aparezcan, cada vez más, como elementos articuladas a los que se les debe abrir un espacio mucho mayor en los procesos formativos. De hecho, las exigencias actuales se orientan hacia la necesidad de otorgarles igual o mayor importancia que a la competencia en escritura, y, desde luego, una mayor preponderancia frente al estudio simplemente operativo de los materiales jurídicos disponibles.

Con la entrada gradual de la oralidad en nuestros procesos judiciales, no es posible desenvolverse ni desempeñar todo el conjunto de actividades exigidas por nuestra profesión, si no es atendiendo al elenco de competencias, habilidades y destrezas comunicativas que una buena argumentación jurídica y un buen manejo de la oralidad puede conceder. Las técnicas de oralidad permiten al profesional del derecho contar con la habilidad de expresarse correctamente en público, eliminando los recurrentes errores de organización discursiva, de deficiente estructuración del mensaje, de mala vocalización, selección lexical y gestualidad, así como de un mal manejo del espacio y de la puesta en escena. Con la argumentación, por su parte, se busca que esas competencias comunicativas se direccionen y se pongan al servicio de objetivos jurídicos, pues de nada sirve optimizar la presentación ordenada del discurso y estimular la capacidad de hablar asertivamente, si no se alcanza a presentar narrativas persuasivas, coherentes y estructuradas, desde el punto de vista jurídico. De manera que la argumentación jurídica debe conceder que siempre que interpretamos lo hacemos en función de lo que encuentra justificado nuestra comunidad jurídica, en tanto que siempre que argumentamos lo hacemos en razón de interpretaciones que consideramos válidas. Como consecuencia de lo anterior, es indispensable para una buena argumentación y para una persuasión efectiva, tanto escrita como oral, examinar los presupuestos compartidos por el auditorio al que nos dirigimos. Si lo anterior es correcto, la argumentación jurídica y la oralidad son dos competencias comunicativas claramente interrelacionadas e interdependientes, al mismo tiempo que imprescindibles para los abogados. En lo que a la Universidad Icesi respecta, el programa de formación ofrecido atiende justamente a este llamado, y se compromete con la formación profesional de los abogados, en ese particular sentido. Este programa ayudará a los profesionales interesados, a contar con bases sólidas para una actuación eficaz, consistente y eficiente, en el marco de su desempeño profesional.