Boletín de prensa # 369

 

 

Discurso del invitado de honor a los grados 2019-2 doctor Juan Pablo Uribe Restrepo, ministro de salud

Muy buenas tardes para todos, un saludo muy especial desde el corazón emocionado a todos los graduandos y también a sus familias, es muy lindo poder compartir este momento con ustedes. Saludo al doctor Francisco Piedrahita rector, María Cristina Navia secretaria general, al doctor Francisco Barbelli y todos los miembros de la junta directiva muy especialmente a los profesores, a los decanos a todos ustedes, a grandes amigos que encuentro acá como Ramiro Guerrero, como Marcela Granados, como Yuri Taqueduchi Como Nelson Sinisterra, abrazos para todos.

Este es un escenario imponente yo siempre creo que es mejor estar sentado allá que parado acá, pero bueno. Siento una gran alegría de poder estar hoy acá compartiendo este momento tan especial para todos ustedes y para mí también, solo que yo no lo merezco, ustedes y sus familias sí, en mi caso el mérito o mejor dicho toda la responsabilidad recae enteramente en el doctor Francisco Piedrahita quien de manera generosa me ha dado esta oportunidad, rector muchas gracias.               

Para ser como lo dijo el rector un antioqueño criado en Bogotá, con primos caleños, eso sí futbolista frustrado, medico salubrista y administrador en salud de la vida y por estos días ministro de salud y protección social de Colombia tengo bastante proximidad emocional con esta celebración. Yo supe del proyecto de la Icesi antes de que en el 97 se reconociera como Universidad y recibiera el doctor Piedrahita como su rector, supe también en el 2009 de la aventura entonces, de incursionar en una Facultad de Medicina mi proximidad llena de admiración entonces por el rector, por Cali, por el Iesi y por la fundación Valle del Lili, me han permitido ver con cierta periocidad el progreso cierto y ejemplar que ustedes han tenido acá. La Facultad de medicina ha crecido como tantas otras de las Facultades aquí representadas y se ha convertido en una de las mejores del país en muy corto tiempo. El Icesi ha crecido aquí representado y es hoy por hoy una de las mejores Universidades tanto en el orden Nacional como regional. Ustedes graduandos, sus facultades, sus profesores y el Icesi, son un ejemplo de compromiso y de liderazgo, y es de eso de lo que quiero precisamente hablar esta tarde, compromiso y liderazgo breve para no cansarlos. Dicen por ahí que un discurso malo pero breve resulta bueno al final. También desde el corazón sin pretensiones especiales académicas y mucho menos literarias al fin y al cabo yo soy un médico a palos, pero eso sí, con el ánimo de dejarles algunas reflexiones, pues como decía Hipócrates, comilla “La vida es corta, el arte largo, la ocasión fugaz, la experiencia insegura y el juicio difícil.

Quiero hablar de compromiso, en estos 12 meses 2 semanas y 3 días en el ministerio de salud y protección social, he podido recorrer todo el país, visitar más de 130 hospitales públicos, algunos acá en Cali y en el Valle del Cauca y escuchar a miles de personas antes de hablarles a ellas. he encontrado personas y organizaciones ejemplares en medio de un país, nuestro país que se esfuerza día a día por progresar, un auxiliar de enfermería en providencia orgullosa de tener vacunados a todos los niños de la isla y conocerlos uno a uno. Apropósito, allá conocí un médico rural del Icesi, un joven líder indígena en la comunidad de Coranacóa en Guainía orgulloso por el progreso logrado en las condiciones de vida de los suyos. Un pediatra director médico en un hospital de primer nivel en complejidad en el sur de Bolívar orgulloso del trabajo alcanzado por todo su equipo en el hospital, por las enfermeras y las auxiliares, por trabajo social, por todas las personas en certificaciones de mayor calidad en servicios maternos infantiles. Un hospital público en Huila tan bueno como los mejores privados o un hospital de pueblo en Cundinamarca limpio y cuidado con esmero por gente orgullosa. Podría seguir y seguir, el elemento común de estas personas y el elemento en estas organizaciones es uno solo, el orgullo en el cumplimiento de un compromiso.

Por décadas y décadas se ha demostrado que son aquellas empresas que tienen un propósito superior claro, sólido las que crecen, las que se desarrollan, las que tienen éxito, las que sobreviven, aquellas que tienen una misión en la que creen y quieren desplegar. En mi vida anterior, al frente de una institución de salud pude sentir en carne propia por años, como ese sentido común, ese propósito aglutina a más de 3000 personas, forja una cultura de servicio, genera un clima de trabajo y llena de orgullo a cada uno de quien le integramos, lo mismo pasa a nivel individual, el compromiso y la disciplina, la pasión y el esfuerzo llevan a desempeños sobresalientes. Cada uno de ustedes debe estar ahora con una misma pregunta en la cabeza, qué haré mañana después de las merecida celebraciones, las infaltantes fotos, los abrazos y por supuesto los también merecidos besos. Hoy a diferencia de ayer cuando yo me graduaba de médico, hace 30 años, ustedes pueden responder esa pregunta con una infinidad de combinaciones, gozan de más oportunidades, tienen más alternativas, cuentan con muchos más recursos e instrumentos, sin embargo, la pregunta permanece igual de compleja para ustedes que lo que fue para nosotros 30 años atrás. Y es compleja porque solo hay una respuesta correcta, escoger aquello con lo que cada uno de ustedes quiere realmente comprometerse y darle sentido superior, en esa respuesta, en hacer lo que a uno le gusta y hacerlo con el mejor esfuerzo está el verdadero éxito, nadie falla ahí, busquen estar ahí, no se dejen sacar de ahí, no se dejan sacar de su pasión, no pierdan su compromiso.

Segundo tema del cual quiero reflexionar es el de liderazgo. ¿Se imaginan una Colombia llena de líderes positivos? Líderes que propongan y construyan, que abracen y que sanen, que inventen y que creen, que le apuesten al sí se puede, líderes que generen admiración, líderes que trabajen como lo resume Michael Sanders en su libro Justicia, en maximizar el bienestar, respetar la libertad y promover la virtud. Es que me da temor un país o un sector salud o una comunidad que quede en manos del liderazgo negativo, en manos de esos líderes que prometen el diluvio universal y el apocalipsis, al mismo tiempo juntos los dos como dicen por ahí, esos líderes fuertes en la crítica mezquina y en el rencor que miran para atrás, para destruir lo que hemos alcanzado hacia adelante, aquello para quienes todo siempre es poco, nada suficiente, nunca algo bueno e imposible, lo mejor. Por ello quiero compartir tres atributos del liderazgo moderno que leí por ahí y no pude encontrar la fuente, lamento decirlo en una institución académica, pero son tres atributos en los que creo profundamente, me llegaron a muy buena hora, atributos que generalizados acá en este escenario perfecto con seguridad harán el futuro mejor para todos, atributos que estoy convencido además nos llevarán a ser mejores personas, mejores colegas, mejores profesionales, mejores jefes.

Estos tres atributos del liderazgo moderno son una actitud reflexiva, un actuar generoso y una sensibilidad compasiva, reflexión, desinterés, compasión o dicho de otra manera profundidad, generosidad, empatía. Me atrevo a sugerir que busquen seguir esos rasgos del liderazgo a futuro en su vida profesional y en la personal, en las organizaciones en las que trabajen y sobre todo en ese liderazgo que con certeza asumirán en nuestro país.

Primero, sean reflexivos y profundos, no reaccionen en caliente, como decía el doctor Piedrahita, no traguen entero; no prejuzguen y mucho menos discriminen, traten de hacer consientes sus paradigmas, las verdades a medias y los muchos fantasmas con los que caminamos por la vida y con los que llegamos a las discusiones y a las decisiones, traten de dejarlos a un lado todo lo que sabemos hoy será revisitado mañana, humildad en el conocimiento, sinceridad en lo tanto que no sabemos, honestidad en reconocer los errores propios. Que no nos pase lo de Pedro Páramo en Juan Rulfo, hacía tantos años que no levantaba que me olvidé del cielo.

Segundo sean desinteresado y sencillos, el liderazgo no se ejerce para uno mismo. Colombia necesita más esfuerzos por el bien público, por la equidad, por el respeto y el buen trato, por la armonía, nada engrandece a un ser humano que ser capaz de no sentirse grande, importante o superior.

Y finalmente sean compasivos y sensibles, desarrollen la capacidad de la empatía, esa inteligencia social que nos lleva a querer llorar con el sufrimiento de otros o nos hace reír compartiendo sus éxitos, traten siempre de entender de donde viene el otro en sus angustias, en sus ideas, en sus propósitos, sean sensibles frente a todos y frente a todo

Decían Fátima Booto una escritora que pude oír hace un par de años en el Hay Festival en Cartagena, comillas “debemos tratar de vivir la vida con amabilidad, con compasión y con pensamiento crítico” es cierto, si viviéramos con amabilidad, con compasión y con pensamiento crítico que bien nos vendría todos.

Quiero terminar por aquello de la brevedad de un discur|so, terminan ustedes hoy ustedes una etapa profesional fabulosa, pregrados y posgrados de excelencia en una institución de admirar con el Icesi, le sigue ahora el desarrollo profesional y ante todo personal. Escojan aquello que los apasiona, comprométanse con sentido, hagan siempre su mejor esfuerzo, sientan orgullo por ese esfuerzo y lideren desde la reflexión profunda la generosidades interesadas y la empatía. Ustedes serán mejores día a día y harán de Colombia un mejor país día a día. Ahora sí están más cerca los merecidos abrazos, las infaltantes fotos y esos también merecidos besos, felicitaciones.

Muchas gracias