Por: Thomas Manfred Tegethoff, Asistente de Docencia de la Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas de la Universidad Icesi

Cada docente tiene su propia definición del rol a cumplir dentro y fuera del salón de clase. Estas van desde entrenador, mediador, motivador, intérprete hasta aprendiz, innovador, etc. Pero la tarea o el rol del docente va mucho más allá, y ya desde la antigua Roma (a partir de la influencia desde Grecia), se entendía el trabajo del docente como educador (en latín praeceptor o magister) y en la cual la educación no solo sirve para impartir conocimiento, sino también valores éticos como la obediencia, la modestia, la constancia, la disciplina, la valentía y la virtud (virtus). Marcus Fabius Quintilianus (*35 AD en Calagurris; † alrededor 96 AD), define el rol del docente en forma similar al de un profesor del siglo XXI. En sus trabajos expresa que el maestro debe ser el padre y amigo de sus alumnos y debe ser un modelo a seguir en su comportamiento. La dignidad del alumno se debe respetar; las críticas deben ser constructivas, no lastimar. Se rechaza el castigo corporal y se deben utilizar medios más efectivos de educación, como elogios, amor por el maestro y, en el caso de los estudiantes mayores, interés en la tarea según corresponda.

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El profesor debe ser versátil en sus métodos de enseñanza y basarse en los talentos de los estudiantes y el entorno. Quien aspira a una educación superior necesita una educación general y no puede especializarse. Pero, de la misma forma, el impacto de la educación extracurricular tampoco es menos importante. Siguiendo esta línea, la siguiente frase de su trabajo principal es esencial en el entendimiento del rol del profesor como educador: “Siempre se dice que muy pocas personas tienen suficiente inteligencia y talento, la mayoría son tan débiles y lentas que educarlos no vale la pena. Pero esto es absolutamente falso; más bien, la mayoría de las personas son naturalmente receptivas y están dispuestas a aprender. Esto es tan natural para una persona como para un pájaro volar. Las personas con discapacidad mental son tan raras como las personas con discapacidad física. Por supuesto, sucede que los niños no se desarrollan de acuerdo con las expectativas iniciales, pero esto no se debe al entorno natural, sino a la falta de cuidado y apoyo".

Por consiguiente, y basado en lo anterior, se debe entender el rol del docente como un educador que apoya y orienta el proyecto de vida de sus estudiantes, que no se limita al aula de clase, sino va más allá, hasta por fuera de las instalaciones de la Universidad. Esto no solo significa transmitir conocimientos, facilitar el aprendizaje, ser creativos en las metodologías o evaluar al estudiante, sino tener coherencia entre lo expresado verbalmente con el comportamiento, significa también que el docente debe ser modelo para el estudiante por dentro y por fuera del salón de clases, significa orientarlo y motivarlo en caso de dudas, significa apoyarlo en situación de problema (más no resolver el problema por el estudiante).

Significa ser sincero con el estudiante, significa ser realista, elogiar lo bueno, pero también criticar en forma constructiva cuando algo sale mal. El docente no puede resolver todos los problemas del estudiante (personales, laborales, familiares), pero puede entenderse como una constante durante una parte de su vida (o hasta más allá de la Universidad), que se encuentra cuando se necesite para brindar el apoyo para que el estudiante, dentro de su proyecto de vida, pueda llegar a ser una persona valiosa para la sociedad y aprenda a conocer y actuar para construir un mundo mejor.