Opinión
 
¿Callejón Sin Salida?

Por:Vladimir Rouvinski, Director del programa de Ciencias Políticas de Icesi
Redacción: El País

Vladimir RouvinskyEl conflicto que se vive en Gaza tiene similitudes con el del sur del Cáucaso, una de ellas, las armas no son la salida.

El año pasado estuvo marcado por dos enfrentamientos bélicos que llamaron la atención del mundo. Por un lado, una corta guerra entre Rusia y Georgia. Y por otro lado, el enfrentamiento árabe-israelí, que inició antes de finalizar el 2008 y sigue sin encontrar una salida en el presente año.

Pese a sus diferencias, ambos conflictos muestran características similares. En ambos casos, la guerra fue esperada aunque su comienzo se produjo de una manera sorpresiva. En Osetia del Sur, al igual con el caso de la invasión israelí a Gaza, el arranque de la guerra quedó casi desapercibido por los medios de comunicación.

El primer caso coincidió con el lanzamiento de los Juegos Olímpicos y en el segundo caso el fin de la tregua se produjo a la par con las celebraciones de fin de año. En los dos escenarios, los intereses de los Estados Unidos en los territorios en cuestión son evidentes, sin embargo Europa es quien actúa como mediador y pacificador. Tanto en el Cáucaso como también en el Medio Oriente, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no logró jugar el papel que le fue otorgado en la Carta de las Naciones Unidas.

En los dos eventos se presenta un desequilibrio de poder en el que la parte débil de la guerra origina la confrontación, mientras el más fuerte produce una respuesta desproporcionada.

La diferencia entre los dos casos reside en la guerra informativa. Para los rusos, el enfrentamiento en Osetia del Sur produjo pérdidas en el espacio informativo a los líderes angloparlantes del país rival, mientras los judíos, en el conflicto de Medio Oriente, al parecer, triunfan frente a los dirigentes palestinos. Hay pocos fuera del Medio Oriente que se preguntan: ¿qué es lo que quieren los palestinos? Las respuestas de la población del sector de Gaza obtenidas por varias agencias poco antes de la reciente invasión israelí pueden sorprender algunos lectores hoy en día. La opinión de la mayor parte de la población palestina con relación a los asuntos de la guerra y la paz con Israel no son el reconocimiento del estado judío por las autoridades palestinas o las negociaciones con Tel-Aviv.

Lo que le preocupaba al pueblo palestino fueron asuntos relacionados con el orden público, la mejora de su situación económica, la lucha contra la corrupción y la reforma política.

Esta opinión tiene un significativo a la hora de arriesgarse a pronosticar el desarrollo del conflicto actual, pues las miles de personas que viven en Gaza perciben que la causa de la situación desastrosa interna es la política del Estado de Israel.

Tomando la decisión de atacar Gaza, uno de los territorios con la más alta densidad de población en el mundo, las autoridades de Israel deberían haber tenido claro las consecuencias de una misión militar masiva para la población civil de la franja de Gaza. Ahora, si antes de la nueva Intifada la mayoría de los palestinos, a pesar de su rechazo de las políticas israelíes, estaba a favor de la no confrontación armada con los judíos, nadie puede pronosticar que este balance se mantenga.

Ambos son los conflictos profundos, complejos y de larga duración, para los cuales las armas no abrirán la salida
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