Discurso ceremonia de grado agosto 23 de 2008

Santiago de Cali, 23 de Agosto de 2008

Universidad Icesi-Dr. Francisco Piedrahíta Plata - Discurso Grados agosto 2008Dr, Francisco Piedrahita Plata
Rector, Universidad Icesi

Es un honor para mí presidir esta cuadragésima novena ceremonia de grados de la Universidad Icesi y compartir el orgullo y la alegría que sienten, tanto ustedes, queridos graduandos, como sus padres, cónyuges y demás familiares y amigos que los acompañan.
 
Hoy culminan estudios 163 nuevos profesionales, en ocho programas diferentes, y 199 personas más reciben sus grados de Maestría o de Especialización en diversas áreas. La cifra total, 364 graduandos, es la más grande en la historia de estas ceremonias; y ese hito coincide con la iniciación del trigésimo año de existencia de nuestra institución.

Tenemos  muchos motivos para celebrar: sus grados, sus logros especiales y los logros de ésta, su Universidad, que avanza con ustedes, queridos graduandos.

La facultad de Ciencias Administrativas y Económicas, con la que nació Icesi hace casi treinta años, otorga hoy, como ha sido tradicional, la mayor proporción de los nuevos títulos. Y lo hace a un grupo de personas muy especial. Destaco, entre muchos, a Diana Marcela Mora, quien se gradúa cum laude y obtuvo uno de los 10 mejores resultados en los exámenes nacionales ECAES,  y a Marcela Sánchez y a Vanesa Montoya, quienes reciben sus títulos magna cum laude.

Quiero resaltar hoy tres logros de la Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas que impulsan el proceso de consolidación de su liderazgo nacional: primero, la próxima apertura de Maestrías en Economía y en Mercadeo, esta última en alianza con la Universidad de Texas, las cuales, unidas a la Maestría en Administración y a la Maestría en Finanzas, conforman una de las más completas y mejores ofertas de programas de postgrado en Colombia; segundo, la celebración de los diez años del programa de Economía y Negocios Internacionales, el cual ha graduado centenares de valiosos profesionales que hoy sirven al país en muy diversas posiciones y sectores; y tercero, la presentación del Plan de Acreditación Internacional ante la AACSB, la más importante entidad acreditadora de facultades y programas de Administración del mundo; nuestra Facultad es la primera, entre las colombianas, que adelanta este proceso.

La presencia entre nosotros del Dr. John Trapani, Decano Asociado de la Escuela Freeman de Administración de la Universidad de Tulane, merece mención especial. Él es un amigo muy apreciado de Icesi, con quien hace 10 años iniciamos conversaciones que llevaron, con el tiempo, al actual Programa Global de Maestría en Administración con doble titulación, programa único en el país.

Así mismo, resalto la presencia aquí del Doctor José María Maya, Rector de la Universidad CES, de Medellín. En alianza con esa prestigiosa institución ofrecemos, hace más de una década, programas de posgrado para personas dedicadas a la administración y la auditoría en el sistema de salud, en sus diversos niveles e instituciones.

La Facultad de Ingeniería también tiene mucho que celebrar. Hoy otorga 141 títulos, el mayor número en su historia; y, otra vez, a un grupo muy selecto. Destaco a Alejandra Zúñiga, quién se gradúa magna cum laude en Ingeniería Industrial; el proyecto de grado que desarrollaron ella y Karen Cuellar, quién se gradúa cum laude, mereció una mención especial por parte de sus evaluadores. De otro lado, el programa de Diseño Industrial, primero en la región y reconocido nacionalmente, está cumpliendo 10 años; cerca de un centenar de egresados crean e innovan desde distintas posiciones, en Colombia y en el exterior. Además, muy próximamente, la Facultad estará presentando su programa de Maestría en Ingeniería Industrial.  

Pero permítanme aquí una digresión, porque hoy quiero hacer una referencia especial al trabajo de nuestra Facultad de Ingeniería en el campo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Confluyen para eso varios motivos. Por una parte, contamos con la presencia entre nosotros de la señora Ministra de Comunicaciones, quien está promoviendo una reorganización de su Ministerio, precisamente, hacia uno de Tecnologías de la Información y la Comunicación. Por otra parte, se cumplen por estos días 60 años de la publicación del artículo, fundamental para el desarrollo de esas tecnologías, del científico norteamericano Claude Shannon titulado “Una Teoría Matemática de la Comunicación”; en ese artículo revolucionario, publicado entre julio y septiembre de 1948, Shannon redefinió el significado de información; propuso el modo de cuantificarla y una unidad de medida, a la que después se llamó bit; mostró cómo se podía comprimir la información antes de enviarla; y cómo se podía asegurar la calidad de la transmisión. Allí, Shannon, personaje incomprensiblemente desconocido para la mayoría de los ciudadanos, estableció los conceptos que están en el corazón de aplicaciones tecnológicas actuales como los teléfonos celulares, los computadores, los DVD, la banda ancha, la televisión digital, y tantas otras tecnologías digitales. Con la propuesta de que cualquier mensaje, con cualquier tipo de información, textual, de voz, de música, de fotografías o de video, podría enviarse mediante la adecuada combinación de unos y ceros, Shannon facilitó como nadie la revolución tecnológica que más impacto ha tenido en el mundo, en los últimos treinta años.

Pero además de la presencia de la Ministra y del aniversario del artículo seminal de Claude Shannon, la misma Facultad de Ingeniería aporta varias razones para esta referencia especial. Hoy estamos graduando la cuadragésima promoción de Ingenieros de Sistemas de Icesi y esa promoción se gradúa con lujo: como grupo, ocuparon el tercer puesto a nivel nacional en las pruebas ECAES, entre más de 150 programas participantes; seis de ellos se gradúan con honores; Gustavo Adolfo Paz, Manuel Ricardo Zapata, Andrea Ramírez, Natalí Flórez y Abdalla Salha reciben su título magna cum laude; los dos primeros se gradúan, simultáneamente, y también magna cum laude, en Ingeniería Telemática, otro programa que nació hace diez años como respuesta de esta Universidad a la revolución en las comunicaciones digitales originada en el artículo de Shannon y que cuenta con cerca de un centenar de egresados dedicados a facilitar la comunicación entre los colombianos. Finalmente, la Facultad de Ingeniería acaba de abrir el Programa de Maestría en Gestión de Informática y Telecomunicaciones, una evolución de las tradicionales y reconocidas Especializaciones en Informática Organizacional y en Redes y Comunicaciones. El nuevo programa atrajo un primer grupo grande y muy calificado de profesionales.

También la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales tiene razones de celebración: acaba de recibir para primer semestre el grupo más grande y más escogido de la breve pero muy destacada historia de su programa de Derecho; avanza rápidamente en la consolidación de sus programas de Ciencias Sociales; y está graduando, en esta ceremonia, la primera promoción de la Especialización en Derecho Comercial, un valioso grupo de profesionales que incluye a dos jueces de la república y al Secretario de Hacienda del Departamento del Cauca.

Me refiero ahora a tres motivos más de celebración que tenemos por estos días aquí en la Icesi: primero, acaba de iniciar labores nuestra nueva Facultad de Ciencias Naturales; los programas de Biología, Química y, especialmente, Química Farmacéutica fueron muy bien recibidos por la comunidad y atrajeron un excelente grupo de jóvenes bachilleres. Esta es otra manera como la Universidad atiende las demandas de la sociedad e inicia su participación en disciplinas que atravesarán, en este siglo XXI, su periodo histórico más excitante.

Segundo, antes de terminar este mes estaremos presentando al Ministerio de Educación Nacional los documentos necesarios para la aprobación de nuestro programa de Medicina. Se trata de un programa moderno, diseñado con los más altos estándares, el cual se ofrecerá en alianza exclusiva con la Fundación Clínica Valle del Lili y con CIDEIM. La primera, talvez el más importante centro hospitalario del país; el segundo, centro de investigación especializado en medicina tropical con reconocimiento internacional, que, para este propósito, trasladará su sede a nuestro campus, a instalaciones de altas especificaciones que se están terminando de adecuar.

Estamos a punto de iniciar la construcción del edificio que albergará los laboratorios de investigación y de docencia para Ciencias Naturales y para Medicina. Para el diseño del edificio, arquitectos y cuerpo de profesores han consultado gran variedad de fuentes nacionales e internacionales y han visitado seis Universidades en Bogotá y Medellín.  Será el más grande entre los edificios de la Universidad; esperamos que sirva de centro de aprendizaje, práctica e investigación a excelentes futuros profesionales y que allí se originen importantes aportes al avance y a la aplicación de las ciencias.

El tercer motivo adicional de celebración que quiero mencionar se refiere al inicio del semestre que actualmente se cursa en la Universidad. Recibimos al grupo de nuevos estudiantes más selecto y más diverso en la historia de la institución: según el resultado en la prueba de Estado ICFES, que ha probado ser buena predictora de desempeño académico, casi el veinte por ciento de los nuevos estudiantes provienen del dos por ciento más alto en el resultado de la prueba; y todos los estudiantes nuevos están dentro del treinta por ciento más alto entre los bachilleres que tomaron la prueba en todo el país. Además, ese grupo es el más diverso étnica y socioeconómicamente, entre los que ha admitido la Universidad en su historia. Creemos firmemente que esas dos características, el nivel académico alto y la amplia diversidad del grupo, garantizan una mejor experiencia educativa para todos. Y una estadística final, empezamos el semestre superando los 4500 estudiantes entre pregrado y postgrado, otra cifra record en la historia de la Universidad.

Como decía al principio, tenemos mucho que celebrar; y hemos celebrado mucho recientemente; pero también hemos llorado. Por primera vez en la historia de la Universidad, tres estudiantes de pregrado fallecieron durante el último año lectivo. Las muertes de los jóvenes siempre son dolorosas, inaceptables. Primero fue Gloria Fernanda Gómez Tascón, aventajada estudiante de Administración de Empresas, muy apreciada por sus compañeros y sus profesores, quien murió en absurdo accidente, cuando estaba a punto de terminar sus estudios. Hoy recibe grado póstumo. Y más recientemente, durante las vacaciones de verano, también trágicamente, perdieron la vida Cristian Andrés Vaca Restrepo y David Fernando Shek Padilla, muy estimados estudiantes de segundo y séptimo semestre en el programa de Economía y Negocios Internacionales. Su partida entristece a la Universidad y ensombrece nuestras celebraciones.

También durante el verano, el pasado 28 de junio, tuvimos que decir adiós al Doctor Hipólito González Zamora. Él fue una de las personas más importantes en la historia, breve aún, de la Universidad Icesi. Estuvo vinculado a ella durante 25 años en diversas capacidades. Recibió el título de Profesor Emérito. Se jubiló siendo Vicerrector, al final de 1998; pero continuó, hasta casi el final de su vida, vinculado de tiempo parcial, como asesor académico y profesor de la Especialización en Gerencia de Producción.

Hipólito González había nacido y se había educado, hasta completar sus estudios universitarios de Ingeniería Química, en Bogotá. Después hizo una maestría en Ingeniería Industrial, en la Universidad de Stanford, y un Doctorado en Educación, en la Universidad del Estado de la Florida, ambas en los Estados Unidos. Trabajó en Bogotá, con el Instituto de Investigaciones Tecnológicas y en Estados Unidos y en Brasil, con la Organización de Estados Americanos (OEA); pero la mayor parte de su vida profesional la pasó en Cali, aquí en la Icesi.

En todos esos años hizo muchas cosas; pero, fundamentalmente, él fue para nosotros un maestro; un maestro dedicado a enseñarnos a todos a ser mejores maestros. Porque entre sus muchos intereses intelectuales, la pedagogía era el más fuerte; talvez lo sentía como el más trascendente, el de mayor impacto potencial. Y sí que lo tuvo.

En el año 1997, la Universidad Icesi realizó un proceso de planeación institucional que implicó la revisión profunda de su modelo educativo. Ese proceso, que llevó a lo que aún hoy, con los necesarios ajustes, constituye la carta de navegación de la Universidad, se benefició muchísimo de los aportes de Hipólito González. El nuevo modelo educativo que adoptó la Universidad en ese entonces tuvo en él a su principal arquitecto. Así se describió en el prólogo del libro del Doctor González que, sobre el desarrollo de pensamiento crítico en los estudiantes de Icesi, publicó la Universidad el año pasado: “El nuevo modelo se configuró desde esta convicción fuerte que es su núcleo original: los jóvenes estudiantes llegan con las disposiciones necesarias para alcanzar pronto la capacidad de ser protagonistas del aprendizaje. Pero del aprendizaje concebido en forma amplia: aprender a conocer, a reconocer, a hacer, a compartir la existencia, a ser, como por esa época propuso el Informe Delors. Aprender a ser libres con esa libertad que es el despliegue de capacidades para abordar la realidad en el pensamiento, en los sentimientos y en la acción. Aprender de tal manera que se genere y refuerce de manera constante la capacidad y el deseo de seguir aprendiendo durante toda la vida, como agregó nuestro modelo. Del aprendizaje así concebido forman parte los aprendizajes propios de la profesión elegida que, de esta manera, no se encierra en sí misma. El nuevo modelo busca la formación de profesionales que, por sus disposiciones y condiciones intelectuales, emocionales y morales, formen parte de los grupos de líderes capaces de contribuir con decisiva eficacia en la transformación de la sociedad colombiana, para darle mayor capacidad de generar riquezas y bienes, y para hacerla mucho más equitativa”. Así pensaba Hipólito; y así nos enseñó a pensar.

Durante los diez años siguientes, hasta fines del año pasado, cuando cayó enfermo, trabajó con todos los profesores de Icesi como trabaja el mejor de los maestros: por una parte, mantenía un esfuerzo investigativo sobre el avance del modelo; sobre el aprendizaje activo, su piedra angular; sobre el desarrollo del pensamiento crítico, la capacidad a la que más importancia daba; sobre la evaluación del aprendizaje. Luego, trabajaba con los profesores, compartiendo el resultado de sus investigaciones y construyendo con ellos mejores prácticas didácticas. Por otra parte, estaba convencido de que la enseñanza de valores en la Universidad se da, principalmente, por el ejemplo. Creía lo que escribió alguna vez James Freedman, presidente emérito de la Universidad de Dartmouth:”Los estudiantes aprenden valores observando como los profesores se desempeñan dentro y fuera del salón de clase: profesores objetivos en su búsqueda de la verdad, cuidadosos al sopesar evidencias, respetuosos y tolerantes del disenso, francos en su confesión de errores y considerados y decentes en su trato de otros seres humanos”. Hipólito también nos enseñó virtudes con el ejemplo. Además de las que enuncia Freedman, podría enumerar varias, todas ellas rasgos valiosos de su carácter que dejaron huella entre nosotros: su preocupación por la justicia en las decisiones de personal de la Universidad; su preocupación por la equidad en las oportunidades para los más necesitados; su discreción y bajo perfil; su franqueza sin tapujos. Esta última se destacaba en otro aspecto que siempre admiramos en él; era maestro en el debate académico: respetuoso con las personas, implacable con las ideas cuando no eran claras o le parecían equivocadas.

La pérdida de Hipólito González es irreparable. Pero celebramos su vida y nuestra fortuna; la de haberlo tenido tanto tiempo entre nosotros y poder seguir aprovechando su legado intelectual.

Los ejemplos y los pensamientos de Hipólito González sobre formación en valores me conducen a una reciente conferencia de Jorge Orlando Melo, prestigioso historiador y educador colombiano, pronunciada en la Universidad Eafit. En esa ocasión presentaba el libro “Dos ensayos sobre la Educación”, del renacentista francés Miguel de Montaigne. Hacia el final de su conferencia, al referirse a la preocupación del autor por la formación moral de los estudiantes, dijo: “Él sabía, como sabemos hoy, que no es posible formar el juicio moral, el juicio práctico, la virtud de nadie con sermones que apenas se memorizan. Creo que uno de los mayores desafíos de los maestros de hoy es encontrar cómo preparar a sus estudiantes para que, al entrar al mundo del trabajo y de la vida, tengan la capacidad de resistir a las tentaciones de la corrupción, el engaño y la violencia. Vivimos en un país en el que muchas de las personas que han salido de escuelas y universidades aceptan beneficiarse del saqueo de los recursos públicos, apoyar o justificar a alguno de los grupos violentos que nos ofrecen sueños de justicia o seguridad, usar tramposamente los sistemas electorales, engañar a la justicia, falsear documentos, apropiarse de los bienes de otros, utilizar medios indignos para lograr fines valiosos. Siempre ha habido pícaros y bandidos, pero es inquietante que nos acostumbremos a los niveles de delincuencia elegante de hoy, o que los enfrentemos, como en la época de Montaigne, con montañas de leyes y con discursos moralistas que no producen ningún cambio en la cultura real de las personas”.

Hipólito compartía y nosotros, aquí en la Universidad, compartimos esas preocupaciones. Confiamos en que las lecturas, las discusiones y las distintas experiencias en las que ustedes han participado durante su vida universitaria, tanto dentro como fuera de las aulas, así como el ejemplo de sus profesores, hayan fortalecido sus caracteres y les ayuden a escoger los caminos correctos cuando enfrenten tentaciones perversas o presiones indeseables; así mismo, que iluminen sus reflexiones cuando encuentren situaciones ambiguas, aquellas tan comunes, pero tan difíciles, en las que debemos escoger entre rutas alternativas, valiosa ambas, pero no necesariamente conciliables. Confiamos en que salen equipados para llevar vidas familiares, profesionales y sociales decentes y responsables.

Muchas gracias.


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