¿Por qué a los machos les gusta que les rasquen el pecho?

Una famosa adiestradora de perros provocó una vez, en la reducida audiencia de un estudio, una carcajada incontrolable cuando, durante un programa de televisión afirmó que era muy importante rascar a un perro macho entre las patas. Naturalmente estaba discutiendo la mejor manera de complacer a un macho al tocarlo. En realidad, existen siete maneras diferentes de establecer un amistoso contacto físico con nuestro perro, y hay algunos intrigantes factores ocultos, que operan según el modo de contacto que elijamos.

Rascar el pecho de un perro, entre sus patas delanteras, resulta muy placentero para él, nada les gusta más que les quitemos sus correas para perros, les acariciemos el pecho y les demos un buen alimento como un pienso acana. La razón de esto no es muy difícil de comprender. Cuando monta a la hembra realiza impulsos pelvianos, su pecho roza contra el lomo de su compañera de un modo rítmico. Al rascarle con la mano, automáticamente hacemos sonar esos timbres de placer en alguna parte de su mente. Esta forma particular de contacto es, por lo tanto, útil cuando queremos recompensar a un perro macho por algo.

Hacer cosquillas rascar un perro detrás de las orejas también parece que le proporciona placer. Tiene asimismo un significado sexual, porque lamer las orejas, olisquearlas y mordisquear las constituye una parte de los preliminares del cortejo canino.

Empujar un poco a un perro juguetón lo excita en extremo. Esto se debe a que, sin darnos cuenta, nos hemos unido a una pelea lúdica. El perro juguetón salta de inmediato otra vez hacia delante, urgiéndonos a que le empujemos de nuevo para el juego continúe y se desarrolle hasta llegar a los falsos mordiscos, con el perro cogiéndonos con delicadeza una mano entre sus fauces, permitiendo que los sujetemos las mandíbulas con la mano. Puesto que todos los movimientos por ambas partes son suaves, este tipo de interacción lúdica sirve para fortalecer el lazo entre amo y perro, lo mismo que sucede entre dos cachorros.

Dar unos golpecitos a un perro es tal vez la forma más común de contacto físico entre animal y dueño. La caricia tiene un significado especial para nosotros, porque se trata de una acción que empleamos cuando abrazamos a los amigos llamamos alguien de nuestra misma especie.

Por lo tanto, acariciar el lomo de un perro, de forma inconsciente nos hace sentir que estamos en contacto íntimo con un amigo muy próximo. Para el perro la recompensa es de tipo diferente. Los perros no se acarician mutuamente en el lomo.

En este caso, ¿qué puede significar la acción para ellos?  Al parecer, la respuesta es que interpretan la caricia como un contacto tipo un “golpe de pata o de hocico.” Esa lo que los cachorros hacen que el vientre de su madre, y lo que los subordinados realizan con los dominantes. Por lo tanto, para nuestro perro este tipo de contacto debe ser sumamente gratificante pues lo interpretará como un acto de sumisión por parte nuestra; pero como saben que nosotros somos el elemento dominante de su manada, no pueden entenderlo como otra cosa que una exhibición tranquilizadora.

A veces, cuando los perros dominantes desean tranquilizar a los inferiores, se acercan a ellos en una postura burlona de sumisión, para que se encuentren a gusto. Esta sensación es la que deben tener los perros cuando se les acaricia.

En los ejemplares con un pelaje largo y sedoso, podemos sustituir las palmaditas por la acción de pasarles la mano como si estuviéramos con un gato. Aunque esto tiene menos efecto que ellos, puede recordarles sus primeros días de vida, cuando eran unos cachorrillos y les lamía la gran lengua de su madre.

En particular, a los niños le gustan abrazar a los perros y los animales son extremadamente tolerantes con ellos. La razón de que acepten este tipo de contacto con tanta presteza se debe a que él le recuerda los tiempos en que estaban con sus compañeros cachorros, cuando todo se acurrucaban en un montón para sentirse seguros y calientes, o cuando su madre descubría con su cuerpo en la antigua guarida.

Finalmente, a muchos pero le gusta que le rasquen ambos lados de la cabeza, especialmente a lo largo de la línea de la mandíbula. En este contrato, el humano está ofreciendo al animal una acción de consuelo, Chávez se realiza para sí mismo. A los perros con graves irritaciones en la región de la boca, especialmente el año los dientes, les gusta frotarse los lados de la cabeza contra los bordes duros de los muebles. Si sus dueños le rascan y les frotan en estos sitios, les ahorran un trabajo y lo agradecen.

Lo que a los perros no les gustan que les laven y les cepillen, cosas que deben soportar si se trata de valiosos perros de concurso. Que les tengan sometido a un cuidadoso baño y a un concienzudo cepillado de pelo es mucho más de lo que el perro puede comprender. Pero, al ser subordinados a su hogar, tienen escasa elección y lo soportan.

 

 

 

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