ENSAYO 1

Desarrollo Sustentable En América Latina y El Caribe desde Rio 1992
No es algo nuevo el nombrar los desafíos ambientales que se están viviendo, pues desde hace mucho tiempo atrás se han dado a conocer y se han establecido las posibles causas, entre ellas se encuentran los distintos estilos de desarrollo inadecuados, la gran pobreza y desigualdad que golpean en cualquier lugar y los modelos de consumo, todos estos factores son los que frenan el desarrollo al interior de cualquier país.
Para cualquier país es primordial incrementar la riqueza nacional para poder brindar una mayor satisfacción a las necesidades básicas de su población, pero esto implica el aumentar las actividades extractivas e industriales provocando un deterioro en la capacidad de recuperación y regeneración de los recursos extraídos.
Una forma de afrontar estas diferencias es el establecimiento de normas, tratados, acuerdos, protocolos, que buscan la protección de los recursos garantizando que existan oportunidades de vida para las generaciones actuales y futuras, respetando la integridad del planeta, por medio de una cooperación entre todos los sectores (público y privado), y todos los organismos a nivel global.
Pero ¿Cómo hacer que el desarrollo sostenible vaya de la mano con los intereses económicos?, a esta pregunta se la ha intentado dar solución desde hace décadas y todavía se sigue en espera de una adecuada respuesta, ya que a pesar de plasmar en los acuerdos una evidente correlación entre medio ambiente, patrones productivos y consumo con políticas económicas, comerciales y sociales, se le ha dado un gran incapié en lo ambiental a la sostenibilidad del desarrollo, haciendo que sea difícil la integración con políticas económicas impidiendo que se dé una visión integral del desarrollo.
Esto se debe a que lo propuesto en los tratados no se implementa de manera adecuada en todos los países debido a que en cada uno de ellos prima el interés individual sobre el colectivo, y no actúan hasta que el otro lo haga, solo por el miedo a perder competitividad, esto se genera a causa de la falta de conocimiento acerca de los beneficios que en ellos se proponen y por la falta de claridad de los mecanismos existentes para hacerlos cumplir.
Es evidente que existen las normas para ser cumplidas y generar un desarrollo sostenible, pero la condición humana en la que prima siempre el interés individual, hace cada vez más marcada la desigualdad y evitando que se genere una responsabilidad mayor y enfocada en la búsqueda de soluciones para los problemas más grandes que tiene el planeta.

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