CONTINUA RESUMEN

El texto explica la necesidad del hombre por “saber”, señala que para determinar el carácter verídico sobre una hipótesis nos vemos enfrentados a la influencia pública y a los medios masivos, que buscan cada vez más, según el autor, la perdida del carácter humano para lograr de esta forma la manipulación de las masas. Así se puede entonces formulan hipótesis cuya verdad puede ser aceptada por la mayoría de la población pues esta se difunde por medio de los medios masivos y se mantiene mediante la influencia pública. Así nace la fe hacia nuevas ideas, que son defendidas de manera apasionada, radical y casi instintivamente, doctrina que nos  afecta negativamente pues no vemos más allá de ella. El ejemplo que cita para ello es la moda.

Finalmente el tercero texto, de Roger Penrose sobre la física de la mente, es un intento por demostrar que la Inteligencia Artificial está lejos de alcanzar la complejidad de la mente humana. Este texto señala que un sistema solo tiene conciencia de alguna cosa si tiene dentro de sí un modelo de sí mismo, que cualquier cosa que hagamos parece exigir conciencia inicialmente para ser aprehendida y luego ejecutada inconscientemente, que es lo que puede reproducirse a través de los algoritmos.

La conciencia es indispensable para manejar situaciones en las que tenemos que hacer nuevos juicios (basados en la experiencia, la intuición, el prejuicio, la lógica) y en las que no se han establecido reglas por adelantado, operaciones que la inteligencia artificial no ha logrado aún reproducir por el grado de variables que intervienen y su complejidad derivada del saber que adquieren los hombre a través de los años.

La conciencia es activa y selectiva, corresponde a la capacidad siempre presente para distinguir, intuir, hacer juicios, encontrar verdades, realizar valoraciones artísticas. Los algoritmos, por  su parte, solo hasta ahora han podido reproducir acciones inconscientes. El punto fundamental aquí es que siempre la validez y concepción de un programa algorítmico ha derivado de la conciencia humana y es esta la física que debe entrar a entender la IA para poder reproducir a cabalidad la complejidad de la mente. Lo anterior lo explica el autor en palabras que vale la pena extractar: “Las especificaciones “robustas” son inherentes a los algoritmos, pero las ideas derivan de las mentes conscientes”.

Una vez planteadas las ideas principales de los textos mediante mapas conceptuales cada grupo realizó un planteamiento en concordancia con los temas que discutían los textos:

Mi grupo, el primero, planteó un interrogante relacionado con la libertad que tenemos los individuos, ¿Somos realmente libres dentro de nuestra sociedad? De un lado, podemos escoger libremente pero limitados por nuestros conceptos éticos y morales (Lightman), adicionalmente hemos sido adoctrinados para escoger pero en beneficio de unos cuantos (Lorenz) y por más esfuerzo que hagamos para realizar una elección libre, nuestros juicios y valoraciones han sido condicionados previamente (Penrose). A manera de conclusión indicamos que nuestra libertad es solo un espejismo, una falsa libertad ya que encuentra límites y condicionamientos.

El segundo de los grupos preguntó: ¿En nuestra realidad, los seres humanos actuamos con la emoción o con la razón? La respuesta a esta pregunta se planteó desde el texto de Ligthman, que indica que los seres humanos tomamos nuestras decisiones con fundamento tanto en la razón como en nuestras emociones. Para destacar fue el ejemplo planteado del libro “La inteligencia emocional”, que señalaron sus integrantes es una habilidad que podemos todos adquirir para obtener del control de nuestras emociones un máximo beneficio en la consecución de nuestras metas.

 

Muy en concordancia con el anterior planteamiento, otro de los grupos intentó explicar que el hombre no vive en extremo determinismo ni en extremo albedrio. Para ello señaló el grupo que aunque los seres humanos actuamos por elección propia (libre albedrio), existen fuerzas más allá de nuestro control (principio de incertidumbre de Heisenberg). Es por esto que necesitamos vivir en equilibrio, en un punto medio entre el determinismo y el libre albedrio, los seres humanos nos movemos  incesantemente, entre los límites del “instinto” y la “razón”.