
“Esto era lo que yo ansiaba: una parcela de campo no muy extensa, con un huerto, y su perenne manantial junto a la casa, y su poquito de bosque dominándolo todo. Los dioses lo hicieron todo más espléndidamente y mejor. Bien está”.
– Horacio
El epígrafe que acompaña esta entrada fue escrito por el poeta Quinto Horacio Flaco, quien vivió en Roma desde el 65 a. C hasta el 8 a. C. Elegí este epígrafe por el sentimiento que expresa, el deseo de tener un terreno en el campo, el deseo de construir algo propio y la satisfacción que eso puede generar, ese sentimiento es capaz de trascender el tiempo y las fronteras, puesto que lo hemos estado encontrando en esta investigación sobre agricultores del Valle del Cauca. Este escrito busca relatar la primera salida de campo y se organiza de la siguiente manera, primero hablando sobre el proceso en que se estableció contacto con los dueños, luego como se desarrolló la salida y lo que se pudo encontrar y por último la manera en que la información ha sido procesada.
La finca “La Siria”, ubicada en la Vereda La Primavera, Calima, Valle del Cauca, funciona como una pequeña productora de café. El dueño, Don Roberto, es un hombre ya jubilado que toda su vida tuvo el sueño de tener un terreno propio y producir café, en este proyecto que ya lleva más de 5 años de proceso, lo ayuda su hijo Jorge ya joven adulto que terminó sus estudios universitarios. Es por medio de las clases que su hijo tomó en la Universidad Icesi que conoció al director de la investigación, el profesor Andrés López quien empezó a comprar el café que su familia produce. Es por esto que cuando se estaba haciendo la propuesta de investigación, se contactó a estas personas para que fueran aliadas y ayudaran por medio de visitas al terreno y entrevistas, para que sus historias fueran parte del estudio.
La primera salida de campo de la investigación se realizó el sábado 15 de marzo de 2025, en la que participaron: el Director de la investigación Andrés López, la profesora Laura Silva, las estudiantes Juliana Rosas, Isabella Cortes, Eliana Medina y yo. Salimos de Cali en la mañana con dirección a Calima por carretera y al llegar estaban el dueño Don Roberto y su hijo Jorge, como también la familia encargada de la finca con Don Jairo, su mujer e hija. Al ser la primera salida de campo del proyecto, se tuvieron reuniones previas para organizar las actividades a realizar, como las entrevistas, junto con los cuestionarios y las personas encargadas, pero también esta salida se tomó como una “salida exploratoria”.
El título de “salida exploratoria” lo uso para hablar de una salida para la cual no se hicieron tantos planes sino que se va con la intención de “dejar que el campo hable”. En este caso, el “campo” se refiere al sujeto de estudio que para la investigación en un principio eran pequeños agricultores y sus prácticas tradicionales, pero ¿Qué entendemos por “pequeños agricultores”? Y ¿Qué prácticas podrían categorizarse como suyas?, existen prácticas que son “tradicionales” y otras no? Como equipo de trabajo todavía no sabíamos esas respuestas, en ese momento habíamos leído poca bibliografía sobre sostenibilidad cultural, sobre el contexto del Valle del Cauca y su formación y sobre las situaciones que han vivido los campesinos en el país y hasta día de hoy siguen viviendo, pero todavía no sabíamos con certeza lo que íbamos a encontrar.
Al llegar a la Vereda La Primavera y después de caminar una subida empinada, llegamos a la finca “La Siria”, al pasar la entrada la vista se abre para revelar una zona plana, a su derecha están las casas (una en construcción) y a la izquierda en la pendiente de la montaña hay diferentes estaciones que luego dan paso a los cultivos de café.



(fotografía de la primera estación de procesamiento de café, al fondo a la izquierda se puede ver la casa que están construyendo y a su derecha la entrada a la finca)
Una vez nos acomodamos en el porche de la casa, empezamos entrevistando a Don Jairo, el encargado del cultivo. La entrevista fue dirigida por la profesora Laura Silva y mientras el ejercicio era grabado, los estudiantes tomaban notas de lo que iban escuchando, los temas recurrentes, las preguntas y lo que más resonaba con cada uno.



(fotografía de la primera entrevista de la investigación a Don Jairo)
La entrevista duró una hora más o menos en la que se usó el cuestionario que se había preparado, cuyas preguntas buscaban abarcar grandes temas, empezando con preguntas personales, sobre el lugar de origen, si vive o no en la zona con su familia y cómo podría describir el territorio donde trabaja, los cambios que ha visto y la importancia que tiene para la persona. La siguiente sección ya era sobre los ciclos productivos y las dinámicas laborales, los principales cultivos, como se organizan las etapas, si tienen o no ayuda externa, y lo que entienden por “cadena productiva”. Esta sección incluye también preguntas sobre el uso de herramientas, uno de los enfoques de la investigación, antes de pasar a la última parte de la entrevista que se centra sobre el futuro de la agricultura y de su comunidad.
Del ejercicio se obtuvo bastante información, no solo de la finca, sino también del trabajo, la vida personal de Don Jairo y su familia y del territorio de Calima, pero no se obtuvo mucha información sobre las herramientas que usan, lo cual desconcertó un poco al equipo de trabajo. Por otro lado, las prácticas y técnicas que usan para cultivar café, si bien se han adaptado al tipo de terreno y clima de la zona, no tienen una diferencia o reconocimiento particular que la califique como tradicional, sino que vienen del conocimiento práctico de Don Jairo y las recomendaciones dadas por el técnico enviado por la asociación de cafeteros. Una vez terminamos la entrevista empezamos el recorrido guiado por el dueño Don Roberto, quien explicó la forma en que han ajustado el proceso para tener un café con la calidad necesaria para ser comercializado.

Empezando en la estación de lavado, luego se pasó a los dos centros de secados que fueron construidos por ellos, para aprovechar el espacio de la finca y acelerar el proceso de preparación de los granos de café.


(fotografía de los centros de secados de la finca)
El último lugar que nos mostraron fue el centro de reciclaje de materia orgánica, cuyos productos son usados como fertilizante y luego ya empezamos el descenso por la montaña para conocer todo el terreno de la finca.
Cuando llegamos al final, nos comentaron la manera en que han usado el bosque de guadua para construir los centros de secado e incluso canales para los sistemas de riego de una huerta de hortalizas que tienen en la parte superior de la finca. Lo que nos pareció más importante fue la importancia que tiene para ellos el agua. Parece que la zona puede llegar a tener temporadas muy secas lo que induce mucho estrés en las plantas de café y hace que suelten su fruto antes de tiempo, sin contar con el color y tamaño adecuados. Por esta razón contactaron ingenieros para que les ayudaran a buscar agua subterránea y así poder crear un reservorio que les ayuda a mantener un riego constante en el terreno.



Al finalizar el recorrido, los dueños nos regalaron dos bolsas llenas de diferentes frutas que también cultivan en la finca, nos despedimos y agradecimos el tiempo que nos dieron para la visita y comenzamos a bajar de la finca para encontrarnos con el transporte para regresar a Cali. Fue caminando y luego regresando a Cali que el equipo empezó a discutir lo que acababan de ver y encontrar en esta salida y el diálogo que se estaba formando entre la propuesta de investigación y el caso que se acababa de visitar.
Varias de las preguntas que nos hicimos fueron: ¿Esta finca representa a los “pequeños agricultores”? Si los entrevistados no le prestan atención a las herramientas ¿la propuesta está equivocada? ¿Cuál debería ser el enfoque de ahora en adelante? Estas preguntas se empezaron a responder a medida que la investigación fue avanzando, como se verán en las siguientes entradas de este Blog.

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