Salida de Campo: Explorando la Finca “La Calma” en Dagua -Valle del Cauca

Vereda La Clorinda, Dagua

Resumen de la salida, contacto con los interlocutores, organización de la salida y su desarrollo

“Cuando un hombre acierta a vivir su vida en el campo, como presumo que muchísimos lo consiguen, disfruta de un bienestar mucho mayor que el cantado en las descripciones pastoriles de los poetas, o en el aislamiento lleno de vanagloria celebrado por los filósofos.”

  • Sir Richard Steele

Para la segunda salida de campo de la investigación, el equipo se puso en contacto con un profesor de la Universidad Icesi, llamado Andrés Calderón, cuya familia tiene una finca en la que producen y comercializan guayabas a diferentes intermediarios y locales comerciales. Esta nota busca explicar el desarrollo de la salida de campo, los participantes, cómo se organizó, los cambios que se habían preparado gracias a la experiencia que se tuvo con la primera salida y los hallazgos preliminares que obtuvimos.

La salida tuvo lugar el sábado 29 de marzo de 2025 en la mañana, saliendo desde Cali hasta la vereda La Clorinda en Dagua para llegar a la finca “La Calma”, en la que participaron: El Director de la investigación Andrés López, las estudiantes Juliana Rosas, Isabella Cortes, Eliana Medina y yo. El dueño Don Gonzalo, es un hombre jubilado que trabajó en el sector agropecuario durante gran parte de su vida y tuvo como proyecto de vida conseguir un terreno donde disfrutar de su jubilación junto a su familia. Su hijo, el profesor Andrés Calderón fue en algún momento estudiante del director de esta investigación y ahora son colegas en la misma universidad, fue gracias a esta familiaridad y contacto que se incluyó como aliado del proyecto y el equipo de investigación tuvo la oportunidad de conocer esta finca, su historia y proceso productivo.

Al llegar a la finca, nos encontramos con un terreno plano y un camino que da al porche de la casa. Fuimos recibidos por la familia de Don Gonzalo, su esposa e hijos y después de los saludos, presentación del equipo y los objetivos de la salida, se empezó a realizar la entrevista al dueño de la finca y su hijo que se encarga de la comercialización de lo que producen.

Fotografía tomada por el director Andrés López (imagen 1)

La entrevista se hizo por casi dos horas, aplicando el formulario de entrevista que fue ajustado después de la primera salida de campo, y se obtuvieron diferentes datos interesantes. La finca ha estado en la familia ya por 34 años, pero al hablarnos un poco de la historia del lugar, nos comentan que el terreno alrededor de la finca pertenecía a una familia originaria de la zona. Antes de que el dueño muriera se aseguró de repartir el terreno a sus hijos que poco a poco han ido vendiendo por diferentes circunstancias personales. Desde que la finca ha estado en la familia de Don Gonzalo ha sido productiva, tenían cultivos de café pero según Don Gonzalo “era mal negocio en esa época”. Por esta razón empezaron a cambiar sus cultivos, como la sábila que la tuvieron por 3 años, pero a pesar de “ser muy noble” como comenta, tenían un mal negocio. Tuvieron heno con la Universidad nacional que tenía una estación de zootecnistas en la vía Palmira-Candelaria pero no fue hasta 2001 que conocen la plantación de guayaba y deciden implementarla en la finca.

Al realizar preguntas sobre la conexión que tienen con el territorio Don Gonzalo nos compartió anécdotas que han vivido, por ejemplo cuando compraron una vaca por recomendación de su madre, la forma en que un caballo les ayudó a subir materiales a la finca para construirla y también la manera en que la finca “Tiene una magia” y “ella se ha ido haciendo sola”. También han experimentado con el paso de los años las transformaciones que ha tenido el territorio, y como “La gente de acá es supremamente desunida (…) cuando no debería ser así”.

Fotografía tomada por Santiago López (imagen 2)

Una vez terminamos las entrevistas tuvimos un recorrido por la finca, donde nos explicaron la distribución que manejan en los 4 lotes que tienen, 250 árboles por lote, la manera en que controlan la altura del árbol y cada 2 meses se organizan para hacer una poda de formación para que siempre tengan producción de guayaba. 

Fotografía tomada por Santiago López (imagen 3)

La forma en que se han organizado para comercializar la guayaba que producen es dirigida por Don José, uno de los hijos del dueño de la finca, quien se comunica con Cavasa un comercializador mayorista, como también con Cañaveral y están buscando otras tiendas para vender sus productos. Don José nos explicó que han tenido problemas con los intermediarios ya que no les han devuelto las canastas que ellos manejan, o se las regresan rotas, además de los precios que les dan a sus productos. El proceso que usan se centra en: cosechar los martes y sábados para evitar que la fruta caiga, realizar un proceso de selección siguiendo una tabla que ellos mismos crearon donde se ve el tamaño, forma y color de la guayaba, luego las organizan en las canastas y las transportan hacia los intermediarios o tiendas mayoristas. 

Otro punto interesante durante el recorrido fue cuando el dueño nos habló de árboles que son importantes para la familia, que representan miembros que ya no los acompañan o momentos importantes para ellos, como la llegada al territorio. Eso nos ayudó a reflexionar sobre los diferentes tipos de relaciones que se manifiestan en la finca, aparte de la producción. Estas relaciones emocionales también se exteriorizan en un espacio que se hizo específicamente para los talleres que da la esposa de Don Gonzalo, basado en filosofías y prácticas orientales, lo que demuestra la apropiación y desarrollo que ha tenido la finca y cómo se ha configurado para representar a cada miembro y a la familia en general.

Fotografía tomada por Santiago López (imagen 4)

Al llegar a la zona inferior de la finca vimos una zona que todavía está en proceso de construcción, una bomba de agua que quieren instalar en el riachuelo que atraviesa diferentes fincas que están en la montaña. Al parecer se encuentran en una situación similar que la primera finca que visitamos en Calima, una necesidad de establecer un flujo constante de agua para que sus cosechas puedan cultivarse a pesar de los cambios extremos de clima y alcancen los estándares de calidad necesarios para ser comercializados. Después de ver esto empezamos el recorrido de regreso a la casa y durante el camino preguntamos sobre herramientas que ellos mismos hayan diseñado o creado, que fue una de los principales hallazgos de la primera salida de campo.

Fotografía tomada por Santiago López (imagen 5)

Fue aquí cuando nos empezaron a mostrar aquellos objetos que ellos mismos han hecho, por ejemplo el “Hércules” (imagen 5), una herramienta que es enterrada en la tierra y sirve para removerla y oxigenarla, pero que no usan muy seguido porque puede dañar mucho las raíces de las plantas. También nos mostraron como pueden reciclar las botellas plásticas para armar trampas para moscas fruteras y los uniformes que usan cuando van a usar insecticidas y químicos en los cultivos. 

Al despedirnos y empezar nuestro camino de regreso, el equipo pudo hablar sobre los hallazgos que se han hecho hasta el momento, las similitudes entre ambas fincas, las dificultades que enfrentan y como son capaces de adaptarse. Lo más importante fue confirmar el uso de herramientas, no las comunes que se pueden comprar en tiendas agrónomas sino las que ellos mismos usan e implementan, pero en este caso no son solo pequeños objetos que usan en su cultivo, sino que también se puede hablar de la casa que han construido y cambiado con el paso del tiempo, del invernadero e incluso de la estación de bombeo de agua que están instalando. El territorio mismo se va adaptando no sólo a la familia que lo habita sino al cultivo que se quiere desarrollar para que así puedan convivir.

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