Ensayo académico de investigación

Santiago de Cali, Martes 13 de Noviembre del 2012

 

Yo quiero ser de “los buenos”

En la universidad, vivimos una constante competencia con el otro por ser el mejor o uno de los mejores; ésto, se debe a que nos estamos concientizando cada vez más de que la etapa universitaria que llevamos a cabo, define esa vida de trabajo por venir, lo que seremos en un futuro y el resto de nuestras vidas como profesionales y como personas; por ello, siempre estamos preocupándonos por ser reconocidos como un ‘buen estudiante’ o ‘el mejor’, ganarnos reconocimientos y oportunidades extraordinarias como becas, premios, intercambios; con las calificaciones que obtenemos y las relaciones que forjamos, que en un futuro pueden servirnos como ayuda para conseguir algo deseado.

 

Todo  lo anterior no es gratis, de hecho es muy difícil, los estudios superiores no son como el colegio, en el que solo debíamos responder por tareas sencillas y un buen comportamiento en clase, mencionemos también que casi siempre nuestros padres estaban pendientes de nosotros y nos hacían seguimiento ayudándonos con lo poco que requería el buen rendimiento académico en el colegio. Aquí, en la universidad, debemos esforzarnos mucho más, madurar, tener más responsabilidad y compromiso con la carga académica que llevamos, que nunca será fácil, sin importar la carrera que hagamos, nos toca a nosotros y no a nuestros padres.

Claro está que para tener un buen rendimiento académico en la carrera que hemos decidido,  se necesita disciplina y buenos hábitos de estudio que nos faciliten el proceso de aprendizaje en todas las materias que cursamos y nos guíe a ser buenos estudiantes, de lo contrario será difícil destacar entre los demás, seremos siempre uno más del montón, de esos que se conforman con sacar un tres y aprenden poco de lo que les servirá en un futuro; lo que no nos ayudaría mucho en nuestra vida profesional, pues en la mayoría de las veces, las relaciones se forjan basadas en referencias; una persona que en sus estudios universitarios obtuvo buenas calificaciones, fue responsable y disciplinado, es mucho más deseado en el campo laboral que aquel que siempre incumplía con sus deberes y se gradúo con notas no tan sobresalientes.

En este caso, nos centraremos más en medicina, una carrera perteneciente a la facultad de Ciencias de la Salud, pues además de ser la carrera que estoy estudiando, es una de las más difíciles, en donde debemos encontrar una manera adecuada para salir adelante con las calificaciones y demás; me han costado mucho algunas materias como ‘Anatomía’ y ‘Biología Celular’, por eso me interesé por investigar acerca de este tema, tal vez así mejore mi rendimiento y logre ser cada vez mejor.

Esto no quiere decir que el contenido de este ensayo sólo sirva para aquellos que estudian dicha carrera, sirve para todas las carreras, pero lo hago desde mi percepción en medicina, es trabajo de ustedes aplicarlo a las suyas.

 

Entendiendo el término “aprender” como llegar a saber algo por medio del estudio y la práctica, podemos decir que se aprende desde cosas básicas hasta cosas muy complejas, es por esto que la cuestión de aprender no se le facilita a todo el mundo, de hecho, son muy pocas las personas que aprenden con tanta facilidad que solo se graban lo que han leído rápidamente y sin necesidad de repetir una y otra vez lo repasado. Algunas personas tardan bastante, deben repetir una y otra y otra vez lo que están estudiando para que se les grabe; esto no quiere decir que les haga falta capacidad o que sean “brutos”, se debe a que no todos aprendemos de la misma manera ni tenemos desarrollado todo por igual, cada uno de nosotros es diferente en todo sentido y tiene habilidades únicas para recopilar información y almacenarla dentro de nuestra mente.

Howard Gardner  (Scranton, Estados Unidos, 11 de julio 1943), un sicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard, planteó con la ayuda de su equipo, la teoría de las inteligencias múltiples, que consiste en un modelo de inteligencias distintas e independientes cada una de la otra.  Gardner definía la inteligencia como “la capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas”. Para él, la inteligencia no solo se refería a lo académico sino a la complejidad de saber manejar situaciones cotidianas como la escogencia de las amistades, o cómo conquistar el amor etc. Gardner entonces planteó ocho diferentes tipos de inteligencia, descritas a continuación:

  • Inteligencia  lingüística: capacidad de usar las palabras de manera adecuada. Caracteriza a escritores y poetas. Implica la utilización de ambos hemisferios cerebrales.

  • Inteligencia lógica-matemática: capacidad que permite resolver problemas de lógica y matemática. Es fundamental en científicos y  filósofos. Al utilizar este tipo de inteligencia se hace uso del hemisferio lógico. Era la predominante en la antigua concepción  unitaria de “inteligencia”.

 

  • Inteligencia musical: capacidad relacionada con las artes musicales. Es el talento de los músicos, cantantes y bailarines. Es conocida comúnmente como “buen oído”.

 

  • Inteligencia espacial: la capacidad en aspectos como: color, línea, forma, figura, espacio, y sus relaciones en tres dimensiones. Esta inteligencia atañe a campos tan diversos como el diseño, la arquitectura, la ingeniería, la escultura, la cirugía o la marina.

 

  • Inteligencia corporal-cenestésica: capacidad de controlar y coordinar los movimientos del cuerpo y expresar sentimientos con él. Es el talento de los actores, mimos, o bailarines. Implica a deportistas o cirujanos.

 

  • Inteligencia intrapersonal: está relacionada con las emociones, y permite entenderse a sí mismo. No está asociada a ninguna actividad concreta.

 

  • Inteligencia interpersonal o social: capacidad para entender a las demás personas con empatía; está relacionada con las emociones. Es típica de los buenos vendedores, políticos, profesores o terapeutas. También es denominada Inteligencia emocional.

 

  • Inteligencia naturalista: la utilizamos al observar y estudiar la naturaleza para organizar y clasificar. Los biólogos y naturalistas son quienes más la desarrollan.

Como cada persona tiene su propia habilidad para retener las cosas y archivarlas dentro de sí, podemos decir que con una adecuada forma de estudiar el aprendizaje se facilita, lo que nos ayuda a ganar tiempo, evitar estrés, trasnochos y poder dedicar espacios a otras materias o a descansar un poco.  Lo que debemos hacer entonces es escoger un método de estudio que se acomode al modo de aprendizaje que tenemos.

 

Después de haber elegido un método que nos funcione y se acople a nuestro organismo y habilidades para aprender, lo ideal sería plantear un horario a seguir cada día, una rutina de estudio, que nos ayude a organizar nuestro tiempo un poco más y a distribuirlo adecuadamente, ésta puede variar según la carga académica que tengamos en el día y para el día siguiente.

Para poder organizar bien nuestro horario o rutina, con espacios para cada una de las actividades diarias que tenemos a cumplir, debemos tener en cuenta las cosas que son más importantes a hacer, lo más urgente, hay que aprender  a priorizar, es decir, realizar primero las cosas por las que debemos responder con más proximidad, dejarle tiempo a aquellas materias que se nos dificultan más y menos a las que fácilmente nos acoplamos, esto no quiere decir que debemos dejarlas a un lado, sino dedicarles menos tiempo en el día. Por último, de las horas dedicadas a estudiar en el día, se deben restar algunos minutos que pertenecen al tiempo de distracción, aquellos en los que nos paramos por agua, contestamos una llamada o atendemos otra actividad diferente. Por lo general son de 10 a 15 minutos por hora. Hacer una rutina no es suficiente si no la seguimos, no sirve de nada tenerla sino la practicamos, para lograr lo esperado debemos tratar en lo posible de cumplir con los horarios propuestos y poco a poco ir mejorando hábitos.

 

Todo esto crea en nosotros algo llamado ‘disciplina’ y con este valor, no solo aprendemos a ser ordenados en nuestro estudio sino a ser responsables con la carrera que llevamos por delante. Ya no es necesario que nos manden a hacer algo sino que lo hacemos porque sabemos que es nuestro deber y compromiso; estudiar deja de ser algo aburridor y forzoso, se vuelve un estilo de vida, algo que llevamos con nosotros.

 

Luego de haber realizado los dos puntos tratados con anterioridad, lo siguiente es aplicar la práctica diaria de estos buenos métodos de aprendizaje a nuestra vida, porque así nos acostumbramos a responder por cada una de las actividades que nos proponemos, nos volvemos más responsables.  Al principio puede costar un poco de trabajo hacernos a la idea de seguir las normas planteadas y cambiar en gran parte nuestro estilo de vida para dedicarnos más al estudio que a otra cosa, pero después veremos que los frutos que nos deja este gran esfuerzo y compromiso con la carrera son gratificantes no solo para nosotros sino para nuestra familia y demás seres queridos. No basta con hacerlo uno que otro día por ratos,  y luego repentinamente devolvernos a nuestros vicios del pasado, debe quedar atrás la pereza y la ‘locha’, la vagancia, no podemos estudiar solo para “el rato”, se necesita constancia para llegar a ser lo que queremos, unos buenos estudiantes, tener un buen rendimiento académico, destacarnos y ser reconocidos.

Es sumamente importante mencionar que solo con disciplina y buenos hábitos de estudio no se logra un buen rendimiento académico, la parte emocional también afecta en la actitud que tomamos a la hora de estudiar, pero, lo anterior no garantiza un buen rendimiento académico, se necesita aplicar la práctica constante.  Para estudiar adecuadamente, nuestra mente debe estar acondicionada para ello, no pensando en otras cosas, como pasa cuando tenemos problemas externos, ya sean familiares o de alguna otra relación. Si estudiamos con los ánimos bajos, retener información será mucho más difícil por no decir imposible, pues paramos cada cinco minutos para pensar en aquello que nos afecta.

Está comprobado también que el aprendizaje de alguna materia depende de los sentimientos que tengamos hacia ella, esto me lo dijo Lina Becerra, mi profesora de Biología Celular. Un tema o una materia en sí, se aprende más cuando sentimos un gran afecto o desprecio por ésta.

Una cosa muy importante que tampoco quiero dejar pasar es el sueño. En mi clase de neurofisiología aprendí que no sirve de nada pasar horas enteras trasnochando para aprender algo, pues de verdad no sirve de nada llenarme de información durante toda la noche anterior  a la prueba. El sueño está compuesto por diferentes etapas y una de ellas, que se da después de aproximadamente hora y media de habernos quedado dormidos es en la que la mente se dedica a guardar en su disco duro todo lo que hemos estudiado. Así que, no sirve nada dormir una hora, esto solo nos atormentará más a la hora de presentar el parcial y probablemente nos bloqueemos.

 

Podemos concluir entonces, que para ser buenos estudiantes debemos tener un alto rendimiento académico, y esto implica diversas cosas, desde la forma en la que elijamos estudiar, sintiéndonos más cómodos y seguros, hasta la disciplina que debemos aplicar a nuestro método de estudio para ser constante en nuestro proceso de mejoramiento. No es suficiente tener ánimos de estudiar, debemos cambiar nuestro estilo de vida y acoplar a ella el hábito de estar constantemente esforzándonos para ser los mejores.

 

Natalie Duque R.

12121031

Medicina

 

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