El Grameen Bank

Conferencista:Cesar Ferrari, Ph.D Economía (Universidad de Boston),
Ex. Consultor del Banco Mundial y del FMI, Profesor universidad Javerianade de Bogotá

Reseña elaborada por: Luz Ángela Quintero
Estudiante Economía y Negocios Internacionales

 

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El Grameen Bank, también llamado banco de los pobres, es una entidad financiera no tradicional, que da a los pobres pequeños créditos, a partir de los mismos ahorros.

El Grameen Bank surgió en Bangladesh, uno de los países más densamente poblados, con altos niveles de analfabetismo, e ingreso per cápita muy bajo; fueron estas condiciones  las que propiciaron el surgimiento de este banco.

La idea  nació, a mediados de los años 70, de Muhammad Yunus, un economista de Bangladesh, quien notó que los campesinos carecían de fondos para crecer económicamente. Fue así como Yunus mismo empezó a prestar dinero a estos campesinos, para que crecieran, basándose en relaciones de confianza. Se buscaba capitalizar esa población, para aumentar su productividad, ya que su único factor de producción era la mano de obra. Pronto, Yunus empezó a recibir donaciones, ayudas, y  atrajo el ahorro de los mismos pobres, para que lo convirtieran en inversión.

En 1983, el Grameen Bank fue creado oficialmente y, poco a poco, fue tomando fuerza: en 1987, ya tenía 5,6 millones de clientes. Actualmente, el Graneen es totalmente independiente: todo su capital proviene del ahorro de la población, que es convertido en  inversión: además, los mismos socios del banco son los mayores accionistas del mismo.

El Grameen se basa en relaciones de confianza. Las personas se hacen clientes del banco, gracias a las referencias que da el resto de la comunidad. Los clientes del banco forman grupos, en los cuales se decide a quién se le da el crédito o no, de acuerdo con la capacidad de desarrollo de la actividad para la que se quiere el dinero.

El éxito del Grameen ha sido el resultado de cierta flexibilidad en los requerimientos, lo que las entidades financieras tradicionales no ofrecen. La más importante es que el Grameen no les exige garantías a sus clientes, puesto que los proyectos son pequeños y los préstamos son realizados por pobres, en quienes se deposita toda la confianza. Es de la comunidad para la comunidad. Son ellos, directamente, quienes toman las decisiones de la viabilidad de los proyectos, no como sucede en la banca tradicional, en la que realizan extensos estudios y se fijan, principalmente, en los ingresos, para poder pagar el crédito. Gracias a sus bajas tasas de interés, los clientes pueden pagar fácilmente el crédito. La tasa de retorno de la inversión cubre fácilmente el costo del préstamo.  Igualmente, los clientes de este banco no son víctimas de los monopolios financieros, que ejercen poder excesivo sobre el precio de los créditos.

Esta flexibilidad debe ir acompañada del apoyo del Estado, quien debe permitir ciertas prácticas, para que el banco funcione con excepciones, en cuanto a la regulación de las tasas de interés (ya que estas son muy bajas) y  permisos para operar con bajos niveles de reservas.

Todas estas ventajas diferencian al Grameen, de la banca tradicional, garantizando el acceso al crédito a los pobres; los resultados han sido realmente satisfactorios. Aunque se piense que el riesgo debe ser alto, en realidad, los niveles de mora son bajos. El banco, además, ha implementado otros servicios, como fondos de pensiones, seguros de vida, préstamos para educación, microempresa e, incluso, programas de crédito para los mendigos.

Podemos ver, entonces, un perfecto ejemplo de éxito, en mercados aparentemente improductivos para muchos. Si tenemos en cuenta que, en Colombia, una gran parte de la población es pobre, la imitación de este modelo sería una oportunidad de progreso para muchos, y uno de los pasos que podrían ayudar a nuestra población, a tener salir de la pobreza. Claro está, se requiere de la ayuda del Estado, de una actitud positiva hacia el cambio y de líderes que lleven a cabo esta clase de ideas.

 

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