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Entrevista a Walter Kohan: Infancia, emancipación y filosofía

Yesenia Salazar Serrato      0

Entrevista a Walter Kohan: Infancia, emancipación y filosofía

Por Jimena Almario y Joan Galindo, estudiantes de séptimo semestre del Programa de psicología de la Universidad Icesi. Trabajo elaborado para el curso “Taller de formación profesional en psicología educativa”.

Una experiencia de pensamiento filosófico

transforma  la relación que mantenemos con

lo que pensamos, con la vida que llevamos.

Walter Kohan

 

Introducción

Walter Kohan es un filósofo argentino. Obtuvo su doctorado en Filosofía en la Universidad Iberoamericana de México y su pos-doctorado en la Universidad de Paris VIII. Es profesor titular de Filosofía de la Educación en la Universidad del Estado de Río de Janeiro y de  Maestría y Doctorado en Educación de la misma universidad. Una de sus más recientes obras se titula “Infancia y Filosofía”, en la que cuestiona el lugar que la infancia ha tenido a través de la historia en la práctica educativa. Así mismo problematiza el concepto de ignorancia, volviendo sobre los aportes de Sócrates, en los que fundamenta una relación subversiva entre estudiante y profesor, que conlleva a ambos a un posicionamiento como iguales en su inteligencia.

Kohan comprende la infancia, por lo menos desde 3 connotaciones al referirse al tiempo con que es posible leer la misma. La  primera de ellas, chronos, se refiere al desarrollo, al tiempo lineal,  secuencial y numérico del que se encargan desde la ciencia aplicada, por ejemplo, la psicología genética experimental con sus respectivos estadíos. El segundo, es el aión, esta instancia del tiempo se refiere a la experiencia, al devenir, es aquella que irrumpe sobre lo establecido, la que da paso a la expresión de la subjetividad. La tercera, es el kairós, que constituye el tiempo de la oportunidad, y en la cual reina la infancia.

Además, en el mencionado libro, Kohan enriquece sus reflexiones acerca de la infancia y la filosofía por medio de una presentación suficiente, necesaria y pertinente de experiencias en distintos contextos culturales: una escuela pública en la localidad de Duque de Caxias, en las afueras de la ciudad de Río de Janeiro (Brasil), en donde trabaja con “infantes” desde los 6 hasta los 70 años; y en el 2008 en un Philosophy Camp con niños de Seúl (Corea del Sur), en el marco del XXV Congreso Mundial de Filosofía.

Entrevista

Jimena Almario (JA): Buenos días, nos gustaría empezar sabiendo ¿por qué tuviste el interés de estudiar filosofía y mezclarlo con la educación?

Walter Kohan (WK): A la filosofía llegamos muchos pensando que nos va a ayudar a transformar el mundo, a entenderlo, así como una herramienta de pensamiento. De hecho, cuando yo me inscribí en la universidad de Buenos Aires, me inscribí para la carrera de Psicología, hice el ciclo básico, porque las materias eran comunes, y solo después de terminado el ciclo básico me decidí por Filosofía. Como la universidad de Buenos Aires es bastante flexible en ese sentido yo no tuve que cambiarme y terminé Filosofía habiéndome inscrito para Psicología. Yo lo que pensaba en ese momento era que la Psicología me ayudaría a entender cosas mucho mas ligadas a mí mismo y la Filosofía me pareció que me iba a ampliar eso mismo, pero más allá de lo personal. Después, estudiando filosofía en Buenos Aires en ese momento, había temas interesantes, pero sentía que hacíamos algo que no salía mucho de lo mismo. Fui ayudante de cátedra de filosofía antigua, me gustaba mucho, me apasionaba, pero me parecía que eran cosas que no salían mucho de las paredes de la universidad. Entonces conocí un grupo que estaba interesado en Filosofía para niños y me pareció que eso le daría a la Filosofía una concretud que en la universidad no iba a encontrar. Así, me fui interesando en las conexiones entre Filosofía y Educación, que son por un lado un cable a tierra, un ámbito en el que la filosofía se vuelve más concreta, y por otro lado porque la filosofía es el pensamiento que entra en relación con lo que las otras personas piensan.

JA: En tu libro defines la infancia no desde el aspecto cronológico, sino desde las vivencias. ¿Tú te consideras un infante?

WK: Si, si. Considero que mi vida tiene una dimensión infantil importante que a mí me gusta cuidar y atender. La infancia es mucho más que el primer momento que vivimos y cultivarla puede ayudar también a tener una vida más interesante.

Joan Galindo (JG): ¿Cómo es la primera aproximación que tiene Walter Kohan con el concepto de emancipación?

WK: ¡Caray! No recuerdo bien. Me imagino que en la facultad estudiando con la tradición marxista, Teoría Crítica, Escuela de Frankfurt, y después con la idea de Rancière de la emancipación intelectual y luego en la pedagogía donde la emancipación es considerada como la concientización. A mí lo que me gusta de la idea de Rancière es la crítica que hace a la emancipación clásica, entendiéndola  como una cosa compartida, sentida como necesaria. Al mismo tiempo uno comienza a percibir que tal vez algunas propuestas o lógicas emancipadoras reproduzcan aquello que quieren combatir.

JG: Ahí se encuentra lo contradictorio precisamente de la educación que se daba en la polis, en la que se concibe precisamente a los niños como el futuro de la sociedad, pero se habla de los cambios reproduciendo lo mismo, es una relación muy contradictoria.

WK: Claro, la educación tiene una tensión muy grande entre reproducir y transformar, toda educación de alguna manera transmite la cultura y algunas se plantean como transformadoras. Existe entonces esa tensión de como insertar al niño en la tradición de la cultura, pero como insertarlo de una forma en que no reproduzca eso, sino otra de forma. Las posturas más revolucionarias, mas transformadoras, que privilegian esa segunda parte, pueden hacerlo de una manera en que sin querer transmiten algo de lo que dicen combatir.

JG: Este peligro es presentado en “El maestro ignorante” que presenta Rancière, precisamente en el método socrático de creerse superior, que sigue siendo impositivo.

WK: Si, por ejemplo un educador revolucionario en el momento en el que ya tiene una idea clara de cuál es la revolución y cuál es el tipo de sociedad que trata de transformar, de alguna manera está situando al otro en un lugar de no igual. El otro, aún en nombre de las ideas más revolucionarias, no le queda si no llevar a cabo el proyecto que es del educador, que tal vez no sea del que lo está recibiendo. Entonces se coloca en una relación de superioridad, de saber, por lo menos. Él ya sabe que esa sociedad es alienante, ya sabe el principio de la revolución, ya sabe la sociedad a la que se debería ir, ¿al otro que le cabe? Cumplir el proyecto que al otro le trasmite.

Entrevista completa a Walter Kohan -Infancia emancipacin y filosofa

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