Invento Antiguo Maquina de Escribir 1935-1937

Una máquina de escribir es un aparato mecánico (primeramente), electromecánico o electrónico, con un conjunto de teclas que, al ser presionadas, imprimen caracteres en un documento, normalmente papel. La persona que opera una máquina de escribir recibe el nombre de mecanógrafo.
Desde finales del siglo XIX y durante buena parte del XX, las máquinas de escribir fueron herramientas indispensables en las oficinas comerciales, así como para muchos (si no todos) los escritores profesionales. Sin embargo, en los años 1980 los procesadores de texto en computadoras personales reemplazaron casi totalmente a las máquinas de escribir en las tareas propias de éstas, si bien siguen siendo populares en los países en desarrollo y en algunos nichos de mercado.
En 2006, las compañías que manufacturaban máquinas de escribir y sus accesorios eran Smith-Corona, Olivetti, Adler- Royal, Olympia, Brother y Nakajima. Olivetti es la única compañía occidental que fabrica máquinas de escribir mecánicas, pues todos los modelos actuales son electrónicos.
Historia 
No puede decirse que la máquina de escribir tenga un único inventor, pues, como en otros casos (bombilla, automóvil, telégrafo o telégrafo), fueron varias las personas que contribuyeron con las ideas e invenciones que terminaron llevando a las primeras máquinas comercializadas con éxito. De hecho, los historiadores estiman que varias formas de máquina de escribir fueron inventadas al menos 52 veces por mecánicos que intentaban conseguir un diseño útil.
En 1714 Henry Mill obtuvo una patente de la reina Ana de Gran Bretaña por una máquina que, según era descrita, se parece a una máquina de escribir, si bien no se sabe más. Entre los primeros desarrolladores de máquinas de escribir se cuenta Pellegrino Turri, en 1808, que también inventó el papel calco. Muchas de estas máquinas primitivas, incluyendo la de Turri, fueron desarrolladas para permitir escribir a los ciegos.
 
La máquina de escribir de índice, con un teclado circular, es uno de los muchos diseños primitivos que no tuvieron aceptación.
En 1829 William Austin Burt patentó una máquina llamada «tipógrafo». Como muchas de las otras máquinas primitivas, a menudo se la cita como la «primera» máquina de escribir. El Science Museum de Londres la describe simplemente como «el primer mecanismo de escritura cuya invención fue documentada», pero incluso esta afirmación puede ser excesiva, ya que la máquina de Turri es bien conocida.3 Incluso en manos de su inventor, esta máquina era más lenta que la escritura manual. Burt y su promotor, John D. Sheldon, nunca hallaron comprador para la patente, y la máquina nunca fue comercializada. Debido a que usaba un dial para seleccionar el carácter en lugar de contar una tecla separada para cada uno, fue llamada «máquina de escribir de índice», en oposición a las de tecla, si es que puede considerarse una máquina de escribir auténtica. Entre 1829 y 1870 se patentaron en Europa y América muchas máquinas de imprimir o escribir, pero ninguna de ellas llegó a comercializarse. Charles Thurber desarrolló múltiples patentes, la primera —en 1843— fue concebida como una ayuda para los ciegos; véase el quirógrafo de 1845 como ejemplo.
En 1855 el italiano Giuseppe Ravizza creó un prototipo de máquina de escribir, llamado Cembalo scrivano o macchina da scrivere a tasti. Era una máquina avanzada que permitía al usuario ver lo que escribía a medida que tecleaba.
En 1861 el padre Francisco João de Azevedo, un sacerdote brasileño, fabricó su propia máquina de escribir con materiales básicos, como madera y cuchillos. Ese mismo año, Pedro I, el emperador de Brasil, le entregó una medalla de oro por este invento. Muchos brasileños, así como el gobierno federal brasileño, consideran a Azevedo el auténtico inventor de la máquina de escribir, una reivindicación que ha sido objeto de cierta controversia.4
En 1864 el austriaco Peter Mitterhofer creó una máquina de escribir que tampoco llegó a comercializarse. Mitterhofer siguió mejorando su modelo original y creó cinco versiones mejoradas diferentes hasta 1868.
 
La «bola de escribir» de Hansen, inventada en 1865. El modelo de la fotografía es de 1870.
En 1865 el reverendo danés Rasmus Malling-Hansen inventó la «bola de escribir», que se comercializó en 1870, siendo la primera máquina de escribir puesta a la venta. Fue un éxito en Europa, y se sabe que estuvo en uso en oficinas de Londres hasta 1909.5 Adicionalmente, Malling-Hansen usó un escape solenoidal para el retorno del carro de algunos de sus modelos, constituyendo un serio candidato para la primera máquina de escribir «eléctrica». Gracias al libro Hvem er Skrivekuglens Opfinder?, escrito por la hija de Malling-Hansen, Johanne Agerskov, sabemos que en 1865 Malling-Hansen fabricó un modelo de porcelana del teclado de su bola de escribir, y experimentó con diferentes ubicaciones de las letras para lograr la mayor velocidad de escritura. Malling-Hansen ubicó las letras en pistones cortos que se movían directamente a través de la bola bajando hasta el papel, lo que junto con la adecuada ubicación de las letras para que los dedos más rápidos pulsasen las usadas con mayor frecuencia, hizo de la bola de escribir de Hansen la primera máquina de escribir que permitía elaborar textos sustancialmente más rápido que escribiendo manualmente. Malling-Hansen desarrolló su máquina aún más en los años 1870 y 1880, logrando muchas mejoras, pero manteniendo la cabeza de escritura original. En el primer modelo de la bola de escribir de 1870, el papel se sujetaba a un cilindro dentro de una caja de madera. En 1874 el cilindro fue reemplazado por un carro que se movía por debajo de la cabeza de escritura. Entonces, en 1875, el conocido modelo alto fue patentado, siendo la primera de las bolas de escribir que funcionaba sin electricidad. Malling-Hansen asistió a las exposiciones mundiales de Viena en 1873 y París en 1878. En ambas ganó las medallas del primer premio por su invento.6 7 8
 
Primer éxito comercial, Christopher Sholes 
La primera máquina de escribir con éxito comercial real fue inventada en 1867 por Christopher Sholes,1 Carlos Glidden y Samuel W. Soule. Sholes repudió pronto la máquina, rehusando usarla e incluso recomendarla.1 La patente (US 79.265) fue vendida por 12.000$ a Densmore and Yost, que llegó a un acuerdo con E. Remington and Sons (entonces famosos como fabricantes de máquinas de coser) para comercializar la que fue conocida como «Máquina de escribir Sholes and Glidden». Remington empezó la producción de su primera máquina de escribir el 1 de mayo de 1873 en Ilion (Nueva York).
El primer modelo industrial, fabricado en 1873 por Remington, estaba montado sobre una máquina de coser standard. El retroceso del carro se conseguía accionando un pedal similar al de éstas. En este modelo quedaron pendientes de solución dos defectos importantes: la escritura se realizaba solamente con mayúsculas y permanecía oculta para el escribano; además, la máquina resultaba de un tamaño desmesurado y embarazoso, siendo por otra parte de un coste muy elevado, por lo que nunca llegó a ser lanzada al mercado.
Partiendo de la idea de Sholes, numerosas firmas, tales como Remington, con los ingenieros Byron, Brooks, Densmore, Fenne y Yost, crearon, subsanando los diferentes inconvenientes, una máquina de escribir mecánica similar a la actual.
La característica de ver lo que se iba mecanografiando a medida que se escribía se da por supuesta en la actualidad. Sin embargo, en la mayoría de las primeras máquinas de escribir, los tipos golpeaban subiendo contra el fondo del rodillo. Por ello, lo que se escribía no era visible hasta que las siguientes líneas escritas hacían que el papel se deslizase, dejándolo a la vista. La dificultad con cualquier otra disposición era asegurar que los tipos volvían a caer adecuadamente a su lugar cuando se soltaba la tecla. Esto fue finalmente logrado con diversos diseños mecánicos ingeniosos, y las llamadas «máquinas de escribir visibles» fueron comercializadas hacia 1895. Sorprendentemente, los modelos antiguos siguieron fabricándose hasta 1915.
 
Estandarización
Caracteres en una máquina de escribir de la década de 1920.
Hacia 1920, la máquina de escribir «manual» o «mecánica» había alcanzado un diseño más o menos estándar. Había pequeñas variaciones de un fabricante a otro, pero la mayoría de las máquinas seguía el siguiente diseño:
Cada tecla estaba unida a un tipo que tenía el correspondiente carácter en relieve en su otro extremo. Cuando se presionaba una tecla con la suficiente fuerza y firmeza, el tipo golpeaba una cinta (normalmente de tela entintada) extendida frente a un cilindro que sujetaba el papel y se movía adelante y atrás. El papel se enrollaba en este cilindro, que rotaba al accionar una palanca (la del «retorno de carro», en su extremo izquierdo) cuando se alcanzaba el final de la línea. Algunas cintas estaban divididas en dos mitades, una roja y otra negra, a todo lo largo, contando la mayoría de las máquinas con una palanca que permitía cambiar entre los colores al escribir, lo que estaba especialmente ideado para los libros de contabilidad, donde las cantidades negativas tenían que figurar en rojo.
En los años 1940 se comercializó una máquina de escribir silenciosa que resultó ser un fracaso, lo que llevó a algunos observadores a la conclusión de que el cliqueteo de las máquinas de escribir convencionales era del gusto de los consumidores.1
 
Diseños eléctricos [editar]
Aunque las máquinas de escribir eléctricas no lograrían demasiada popularidad hasta casi un siglo después, el diseño básico de las mismas apareció en el Universal Stock Ticker, inventado por Thomas Alva Edison en 1870. Este dispositivo imprimía remotamente letras y números sobre una cinta de papel a partir de la entrada generada por una máquina de escribir, especialmente diseñada, en el otro extremo de la línea telegráfica.
La primera máquina de escribir eléctrica fue fabricada por la Blickensderfer Manufacturing Company, de Stamford (Connecticut), en 1902. Aunque nunca llegó a ser comercializada, fue la primera máquina de escribir conocida en usar una rueda de tipos en lugar de tipos individuales, si bien ésta tenía forma cilíndrica en lugar de esférica. El siguiente paso en el desarrollo de la máquina de escribir eléctrica sucedió en 1909, cuando Charles y Howard Krum solicitaron la patente para la primera máquina teletipo factible ese año. La máquina de Krum también usaba una rueda de tipos en lugar de tipos individuales. Aunque innovadora, ninguna de estas máquinas llegó a negocios o particulares.
Los diseños de máquinas de escribir eléctricas eliminaban la conexión mecánica directa entre las teclas y el elemento que golpeaba el papel, pero no deben confundirse con las posteriores máquinas de escribir electrónicas, que son máquinas eléctricas que cuentan con un solo componente eléctrico: el motor. Donde la pulsación de una tecla movía antes una barra de tipos directamente, ahora accionaba enlaces mecánicos que dirigían el impulso mecánico desde el motor hasta la barra de tipos. Este diseño se conservó en la IBM Selectric.
 
Bolas de tipos IBM reemplazables, con una moneda de 2€ para comparar su tamaño.
Los mejores modelos de máquinas de escribir eléctricas eran los de IBM y Remington Rand, hasta que IBM presentó la IBM Selectric, que reemplazaba las barras de tipos por una «bola» de tipos, ligeramente mayor que una pelota de golf, con las letras moldeadas en su superficie. La Selectric usaba un sistema de pestillos, cintas metálicas y palancas, movido por un motor eléctrico para rotar la bola hasta la posición correcta y golpearla entonces contra la cinta y el rodillo. La bola de tipos se movía lateralmente frente al papel en lugar de desplazarse el carro con el papel frente a la posición fija de impresión, como ocurría en el diseño mecánico clásico.
El diseño de una bola de tipos tenía muchas ventajas, particularmente la de eliminar los «atascos» cuando se pulsaba más de una tecla a la vez, además de permitir cambiar la bola, permitiendo usar múltiples fuentes en un solo documento. Los mecanismos Selectric fueron incorporados ampliamente en los terminales informáticos de los años 1970, debido a que eran razonablemente rápidos e inmunes a los atascos, podían producir documentos de muy alta calidad respecto a competidores como los teletipos, podían ser movidos por una fuerza mecánica corta y de baja intensidad, no exigían mover una «cesta de tipos» pesada para cambiar entre minúsculas y mayúsculas, y no exigían que el rodillo se moviese lateralmente (lo que habría sido un problema en el caso del papel continuo). La terminal IBM 2741 fue un ejemplo muy popular basado en el diseño Selectric, y parecidos mecanismos fueron usados como dispositivos de consola en muchos computadores IBM System/360. Estos mecanismos tenían diseños «duros» respecto a los empleados en máquinas de escribir comerciales.
IBM también ganó de ventaja al comercializar con mayor fuerza su modelo en las escuelas frente al de Remington, con la idea de que los estudiantes que aprendían a mecanografiar en una IBM Selectric elegirían más tarde máquinas de escribir de la misma marca en su lugar de trabajo, cuando llegase el momento de reemplazar los modelos mecánicos.
Modelos posteriores de IBM Executives y Selectrics reemplazaron las cintas textiles de tinta con cintas de «película de carbono», que contaban con polvo seco negro o coloreado sobre una cinta de plástico transparente de un solo uso. Estas cintas podían usarse una sola vez, pero los modelos posteriores usaban un cartucho fácil de reemplazar. Un efecto secundario de esta tecnología es que el texto mecanografiado en la máquina podía leerse fácilmente en la cinta usada. Esta «característica» planteó problemas cuando las máquinas se usaban para preparar documentos clasificados: las cintas tenían que contabilizarse para asegurar que los mecanógrafos no se llevaban ninguna.
 

Máquina de escribir electrónica: la fase final del desarrollo de las máquinas de escribir. En la imagen, una Canon Typestar 110 de 1989.
Una variante conocida como «Selectric Correctora» incorporó la corrección, incluyendo una cinta pegajosa, frente a la cinta de impresión, que podía retirar la imagen de un carácter mecanografiado dejada por el polvo negro, y también un «ancho» seleccionable, de forma que el mecanógrafo podía elegir entre pica («ancho 10», o 10 caracteres por pulgada) y elite («ancho 12»), incluso dentro del mismo documento. A pesar de ello, todas las Selectrics eran monoespacio: cada carácter era encajado en el mismo espacio horizontal sobre la página. Aunque IBM había producido una exitosa máquina con espaciado proporcional basada en barras de tipos, la IBM Executive, no comercializó ninguna máquina de escribir Selectric con espaciado proporcional para oficinas. Hubo, sin embargo, una máquina con espaciado proporcional mucho más cara, llamada Selectric Composer, que era capaz de justificar al margen derecho, y, por tanto, era considerada más una máquina de componer que de escribir, además de la IBM Electronic Typewriter 50, de precio más asequible, que era capaz de espaciar proporcionalmente, pero no de justificar.
El último desarrollo importante de la máquina de escribir fue la máquina de escribir «electrónica». La mayoría de ellas reemplazaban la bola de tipos por un mecanismo de margarita (un disco con las letras moldeadas sobre el borde exterior de los «pétalos»). Una margarita de plástico era mucho más simple y barata que la bola de tipos, pero también se desgastaba más fácilmente. Algunas máquinas de escribir electrónicas eran esencialmente procesadores de texto dedicados, con una memoria interna y dispositivos de almacenamiento externo como cartuchos o disquetes. A diferencia de las Selectric y otros modelos anteriores, eran realmente «electrónicas», basándose en circuitos integrados y múltiples componentes electromecánicos.
 
Efecto de las máquinas de escribir sobre la cultura

Esta Smith Premier, adquirida hacia finales del siglo XIX, se encontró abandonada en el pueblo fantasma de Bodie (California). Este modelo antiguo tenía teclas separadas para mayúsculas y minúsculas.
Cuando Remington empezó a comercializar máquinas de escribir, asumió que la máquina no sería usada para escribir textos creativos, sino para labores de amanuense, y sería usada por mecanógrafas. Así, se imprimieron flores sobre la carcasa de los primero modelos, de forma que la máquina fuese más atractiva para las mujeres. En los Estados Unidos, las mujeres empezaron a incorporarse al mercado laboral como mecanógrafas con frecuencia, y, según el censo de 1910, el 81% de los mecanógrafos eran mujeres. Con más mujeres trabajando fuera de casa, hubo cierta preocupación sobre los efectos que esto tendría en los valores morales de la sociedad, tanto por parte de los moralistas como de los pornógrafos. La «joven mecanógrafa» pasó a ser parte de la iconografía de la pornografía de principios del siglo XX. Las Biblias de Tijuana (cómics eróticos producidos en México para el mercado estadounidense desde principios de los años 1930) incluían mecanógrafas a menudo.
 
 Identificación forense
La Underwood Universal Portable de William Faulkner, expuesta en su oficina de Rowan Oak, actualmente un museo gestionado por la Universidad de Mississippi.
Debido a las tolerancias de las partes mecánicas, ligeras variaciones en la alineación de las letras y su desgaste desigual, cada máquina de escribir tiene su «firma» o «huella dactilar» propia, permitiendo que un documento mecanografiado pueda trazarse hasta la máquina de escribir en la que se realizó. En el Bloque del Este, las máquinas de escribir (junto con las imprentas, fotocopiadoras y más tarde las impresoras) eran una tecnología controlada, estando la policía secreta a cargo de mantener un inventario de las máquinas de escribir y sus propietarios. Esto suponía un riesgo importante para los autores disidentes y samizdat. Este método de identificación también se usó en el juicio de Alger Hiss.
 

 

 

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