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El redescubrimiento de la psicología en mi experiencia de práctica

Yesenia Salazar Serrato      0

El redescubrimiento de la psicología en mi experiencia de práctica

Por Yuli Andrea Salazar, estudiante de Psicología de la Universidad de Icesi. Noveno Semestre.

Les voy a hablar de esta experiencia como una locura, y hablo de aquella locura que nace con los descubrimientos. Tal vez en otras experiencias haya significado todo lo contrario, haya sido orden, jerarquía y realidad. Pero desde mi percepción de las circunstancias, y de pronto pensado desde la literatura, esta experiencia ha sido el descubrimiento de una realidad donde la magia de las posibilidades se revela, el descubrimiento de una realidad que desborda cualquier intento de teorizarla, un viaje hacia el encuentro con mis inseguridades y miedos; y por eso mismo atractivo.

Esto, ha sido la sensación de algo que se introduce en las venas y recorre el cuerpo y el alma y produce el impulso y la pasión: de recorrer las carreteras; de sorprenderse al mirar el Cerro de Munchique, la planicie de Cuatro Esquinas; de redescubrir Cajibío a pesar de que siempre lo he sentido tan mío; de mirar a los ojos a una madre comunitaria y sentir que hay ganas de mejorar; de escuchar esa voz sin prisa y sin rumbo de los niños; de caminar hacia las personas y de sentir la bienvenida de las mismas.

A las 6 am, Ella está esperando a su compañera de trabajo, como siempre su compañera de trabajo tiene una cara amable para ofrecerle en esta mañana, pero al verla, Ella se da cuenta que su compañera de trabajo tiene un impermeable puesto, como tres sacos encima, lleva botas de caña, tiene guantes y capucha debajo del casco, luego, como se podrán dar cuenta, Ella solo lleva, un saco, una sudadera y nada más, el frío que tuvo que aguantarse hasta llegar a El Tambo fue una cosa ni la más…..

Llegan a la cabecera municipal de El Tambo y se toman un café, entonces reemprenden el viaje hasta Fondas-Tambo, al pie del Cerro de Munchique. La compañera de Ella, que es bastante arriesgada, le dice que ahora lleve la moto hasta Fondas, Ella piensa para sí misma, hace 4 años que no conduce una moto más allá de dos kilómetros, pero como Ella tiene tendencia a creerse superman, dice que “todo bien”, no puede ser tan difícil conducir más o menos 15 kilómetros por carretera destapada con un frio tan bravo, entonces ambas se suben a la moto y arrancan.

Efectivamente no fue difícil hasta el momento en que su compañera de trabajo le pide que le pite a un Ingeniero de Smurfit Kappa Cartón de Colombia que va por la carretera, como Ella, gracias a su novatada, lleva los dedos literalmente dormidos por el frio, no puede ubicar bien el pito, y entonces deja de mirar la carretera y siente que pierde el equilibrio, pudo haberse ido a la cuneta, pero bueno, tomó con seguridad la dirección de la moto y lo supero. Llega un momento, en el cual el Cerro de Munchique se descubre en el horizonte, mientras la moto avanza, Ella sentía que el Cerro se le venía encima, le dieron ganas de vomitar con la sensación, pero se aguantó y siguió.

Finalmente, llegamos al Instituto Técnico Agropecuario Forestal de Fondas. Es un lugar muy agradable, desayunamos (a propósito en esta práctica Ella nunca ha sentido hambre, todo el tiempo las personas le ofrecen comida y, como es de esperarse, Ella nunca la rechaza) y nos disponemos a realizar el taller programado con los estudiantes.

Primer encuentro con la realidad. Los talleres en ocasiones no salen tal como se han planeado y hay que saber aprovechar el supuesto fracaso. Como era de esperarse, los niños del taller estaban más dispersos que Ella en misa de 7 am con 5 cafés encima, en ultimas a Ella se le empezó a salir su lado poco controlado, pero, Ella es muy de buenas y tiene una compañera de trabajo bastante experimentada, de la cual recibe apoyo y le explica que ese comportamiento hace parte de lo que se viene a observar. Gracias a este insight, Ella cae en cuenta que el objetivo del taller es observar la dinámica del grupo y no el juego en sí mismo.

Finalmente termina la jornada, y salen para Popayán, otra vez Ella conducirá la moto, pero ahora está más relajada, ya que tiene un sol reluciente en el cielo. Antes de llegar a la cabecera municipal, Ella le echa un vistazo a la planicie de Cuatro Esquinas, iluminada por ese sol tenue de la tarde, que la hace parecer un terciopelo con diferentes verdes, cercada por esas montañas gigantes que con el sol se ven de diferentes colores, en estos momentos Ella siente que respira más profunda y conscientemente. Finalmente Ella llega a Cajibío con algunas partes del cuerpo adoloridas, pero recordando aun su aprendizaje esencial y las sensaciones que el paisaje le produjo el día de hoy. Ella se acuesta a dormir.


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