Sobre la claridad (2)
Cuando se piensa en que un signo es claro, podrÃa venirse a la mente como su opuesto la idea de un signo oscuro. Se tratarÃa de una oposición excluyente por la cual lo no-claro se identificarÃa con lo oscuro. Es un cuadro de oposiciones semióticas fácilmente imaginable. Sin embargo, no podemos identificar tan a la ligera la no-claridad con la oscuridad de un signo, no necesariamente son  ideas del todo equivalentes: que algo sea no-claro no quiere decir que sea oscuro al mismo tiempo. Suponga que alguien X no ha tomado aún una decisión acerca de si debe o no casarse con Y. Esto no implica necesariamente que no haya hecho claridad acerca de lo que significa el matrimonio, o que no sea capaz de hacerse una hipótesis acerca de lo que podrÃa ser su vida matrimonial con Y. Los signos que está considerando pueden serle claros, es decir, X podrÃa saber cómo comportarse frente a los referentes de Y y hacerse una imagen, con algún sentido consistente, de las connotaciones posibles de la función (Matrimonio (X,Y)) . Pero como no ha tomado aún una decisión práctica, eso hace del asunto algo aún no plenamente claro. ¿QuerrÃa decir que se trata de algo oscuro? Parece ser que no.  Las imagenes del mundo que derivan de las hipótesis que se hace de situaciones futuras donde M(X,Y) es el caso, pueden estar presentes, pero la evaluación de la conveniencia de que esto sea o no el caso, aún no está tomada. La claridad está más ligada a la asignación de sentido práctico que a que pueda o no pueda hacerse una imagen consistente del mundo semántico de referencia. ¿Qué clase de signos (o ideas) son aquellos de los que se puede decir son oscuros? La oscuridad podrÃa tener que ver con otra cosa: Suponga que un signo le suscita un proceso semiótico que no puede llegar a ninguna imagen consistente del mundo semántico de referencia o que, incluso, usted no puede determinar cuál es ese mundo dentro del cual el signo en cuestión tendrÃa una operación sistemática o consistente. Allà estarÃa mejor hablar de un signo oscuro. Ante tal tipo de semiosis, la clarificación de una acción práctica no serÃa posible, a menos que se decida actuar “a tientas en la oscuridad”, pero sà podrÃa llegar a serlo cuando un asunto aún no es claro. Las paradojas y las tragedias, las inconsistencias lógicas y semánticas, estarÃan más cerca de la oscuridad que de la no claridad en tanto son irreductibles a una imagen del mundo frente a la cual asumir una postura práctica. La oscuridad de una idea, o de un signo, no se resolverÃa con la toma de decisión; más bien: si la acción deviene de la consideración del significado y el sentido de un signo oscuro, éste no dejarÃa de serlo, aun cuando en algún sentido la acción sà sea clara.
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