Vol. 22

    Introducción: Texturas de las Humanidades Ambientales en América Latina

    Sofia Rosa, Pontificia Universidad Católica de Chile

    Alejandro Ponce de León, UC Davis

    Jesús Alejandro García, UC Berkeley

    Las humanidades ambientales son una colcha de retazos compuesta de prácticas y saberes que, desde la diversidad, buscan reparar la fractura moderna que separa al humano de su mundo natural. Como campo en composición, nace de una acumulación de tejidos materiales semióticos que, sin seguir patrones fijos, responden a los problemas socioambientales del presente. Ante todo, las humanidades ambientales buscan maneras de articular y responder a lo que podría ser el reto de nuestros tiempos: la emergencia material y conceptual del Antropoceno, período geológico donde la fuerza de lo humano se ha hecho capaz de aniquilar toda posibilidad de vida en el planeta.

    En América Latina, el llamado ético, político y estético a componer las texturas de las humanidades ambientales, ha llevado a los participantes de esta conversación por diferentes direcciones. Algunos trabajos, por ejemplo, se interesan por desenredar las relaciones de poder y las dimensiones ontoepistémicas que sostienen el antropocentrismo (de la Cadena 2019). Otros se han concentrado en entender e historizar las maneras en que el capitalismo, en tanto régimen ecológico mundial, dibuja y rearticula la distinción entre humanos y naturaleza en procesos de  acumulación de riqueza y poder (Moore 2015). También hay quienes han atendido etnográficamente a las maneras en que las infraestructuras globales reconfiguran las vidas y subjetividades de quienes viven en zonas de producción extractivista (Gordillo 2019). E incluso hay otros trabajos que se han interesado por los puntos de fractura y los quiebres del discurso, atendiendo las relaciones recursivas que emergen en los intersticios de las formaciones socioambientales y su rol en el surgimiento de ontologías indómitas (Heffes 2020). Creativamente, vemos que las humanidades ambientales buscan afectar, seducir, mover y armar herramientas con las cuales seguir pensando la complejidad del hacer vida en común y avanzar en su transformación. El trabajo colectivo que de aquí emerge se mece entre lo epistémico, lo político y lo poético, pues subyace la convicción de  que, para reparar el mundo herido, tenemos que componer sentires y saberes que permitan encontrarnos y reencantarnos con el mundo (Noguera 2004) desde diferentes escalas –a veces más íntimas, otras veces cosmológicas.

    El lenguaje textil aquí usado no es fortuito. Hemos aprendido de las organizaciones sociales así como de nuestros colegas en las ciencias que, para afrontar problemas cuya escala y dimensión excede nuestras capacidades singulares, debemos trabajar en colectivo, en colaboración. A partir de esta urgencia por reimaginar los comunes, en los últimos años han surgido decenas de iniciativas organizativas y editoriales que fomentan el diálogo interdisciplinar desde el cual hacer emerger nuevas maneras de pensar y actuar ante la complicada relación entre lo humano y lo ambiental. De estos diálogos, precisamente, nace aquella colcha intertextual que sostiene el esfuerzo mancomunado de las humanidades ambientales, una suerte de meta-lenguaje especulativo y propositivo, al cual este número de Papel de colgadura  hace una contribución propiamente latinoamericana. Aquí nuestra apuesta no es seguir afinando lenguajes especializados, sino seguir tejiendo nuevas maneras de relacionarnos e hilar sensibilidades con las cuales atender a los problemas que atañen toda posibilidad de vida y muerte en la región.

    Las humanidades ambientales son tan extensas y la diversidad de sus prácticas tan numerosa como los puntos que se conectan en su red. A pesar de haber sido una conversación propia del norte global, esta forma colaborativa de trabajo ha empezado a resonar en la práctica de investigadores y artistas latinoamericanos durante la última década. Esto no quiere decir que solo hasta ahora estemos sintiendo las punzadas del Antropoceno. Trabajos seminales en la historia ambiental y la filosofía decolonial recuerdan que el territorio americano fue la primera víctima de la debacle ambiental moderna (Galeano 1971, Mintz 1986, Mignolo 2007). De esta realidad se desprenden dos importantes desplazamientos que el pensamiento latinoamericano propone a los debates de las humanidades ambientales y que hemos intentado rastrear con este número. El primero tiene que ver con la urgencia por problematizar la figura del antropos como fuerza ambiental. De aquí surgen algunos interrogantes: ¿Cuáles son las largas historias de pertenencia y exclusión detrás de la noción de ‘lo humano’, y cómo se traducen estas historias a inequidades y toxicidades presentes? ¿Cuáles humanidades se benefician de la debacle medioambiental, y cuáles sufren con la destrucción de los territorios? Y ¿cómo se reproducen estas diferencias en los campos de saber, incluyendo las mismas humanidades ambientales, al momento de producir prácticas de reparación o resiliencia socioambiental?

    Un segundo desplazamiento tiene que ver con el lugar que ocupa el barroco de nuestra historia y geografía en la producción de conocimiento reparativo. En el norte global, los problemas medioambientales reclaman la composición de nuevas maneras de entender y cuidar lo ambiental, pues para los problemas modernos no hay respuestas modernas. En países como los nuestros, en los que los legados vivos de los pueblos amerindios, africanos y raizales han dejado su huella en nuestro saber híbrido popular, la pregunta no es por la producción de lo novedoso sino por el establecimiento de alianzas con lo vivo. Difiriendo del binarismo moderno, las cosmologías ancestrales latinoamericanas nos fuerzan a pensar desde las relaciones de dependencia y mutuo cuidado acerca de la posibilidad de la vida en la tierra. El reto, entonces, es traer estas voces y sus conceptos a la red de diálogos de manera ética, estratégica y productiva. Desde la perspectiva de las humanidades ambientales latinoamericanas, esto no es solo recuperar tradiciones que han sido sistemáticamente silenciadas, sino amplificar el potencial reparador de los saberes ancestrales en las maneras en que se configuran nuestros territorios presentes (Escobar 2019).

    En este número de papel de colgadura, hemos bordado una conversación sobre lo que puede significar hacer humanidades ambientales en, desde y para América Latina. El número se articula alrededor de cuatro patrones temáticos. El primero de ellos, Nudos: vidas, saberes y políticas otras, introduce cuatro reflexiones sobre el trabajo conceptual que emerge en América Latina con relación al pensamiento ambiental contemporáneo. En Tramas: profundidad, intimidad, y lo insondable, presentamos una serie de piezas narrativas que, desde registros que tejen lo íntimo con lo geológico, buscan mover sensibilidades de maneras inesperadas. Puntadas: rastrear y dejar la huella, abre cinco ventanas a paisajes latinoamericanos afectados por el Antropoceno, desde la etnografía, la historia y los afectos. Finalmente, Urdimbres pedagógicas: pensar con otrxs humanos y no-humanos, ofrece una serie de reflexiones sobre cómo traer lo ambiental al aula de clase.

    Este número, como apuesta intertextual, es en últimas una invitación a especular y tejer mundos inclusivos y sustentables de manera colectiva. No hemos buscado definir los contornos de la ecología de prácticas que hacen a las humanidades ambientales. Por el contrario, solo hemos puesto unos hilos con los que explorar este bosque sin perderse en el intento. Nuestro objetivo ha sido presentar una variedad de formas de examinar las texturas, complicaciones y  complejidades socio-ambientales, y nuestra esperanza es que otras personas encuentren aquí algo de inspiración y sentido de posibilidad. Este esfuerzo especulativo, generativo, reparativo y textil ha sido posible gracias al invaluable trabajo del equipo de Papel de colgadura. Quisiéramos especialmente agradecer a Margarita Cuéllar por su generosidad, comprensión, y capacidad de escuchar las resonancias que permite lo textil.

    Sofía Rosa, Pontificia Universidad Católica de Chile

    Alejandro Ponce de León, UC Davis

    Jesús Alejandro García, UC Berkeley

    Referencias

     

    de la Cadena, Marisol. 2019. “Protestando desde lo incomún.” Mujeres indígenas frente al cambio climático, 35 - 48.  Rocío Silva Santisteban y el Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas.

    Escobar, Arturo. 2019. Autonomía y diseño: la realización de lo comunal. Popayán: Editorial Universidad del Cauca.

    Galeano, Eduardo. 2004 (1971). Las venas abiertas de América Latina. México: Siglo XXI.

    Gordillo, Gastón. 2019. “The Metropolis: The Infrastructure of the Anthropocene.” En Infrastructure, Environment, and Life in the Anthropocene, editado por Kregg Hetherington, 66–95. Durham, NC: Duke University Press.

    Heffes, Gisela. 2020. “Las Crónicas Del Mundo Que Viene.” Revista Anfibia. http://revistaanfibia.com/ensayo/las-cronicas-del-mundo-viene/

    Mignolo, Walter. 2007. La idea de América Latina. Madrid: Gedisa.

    Mintz, Sidney W. 1986. Sweetness and Power: The Place of Sugar in Modern History. New York, NY: Penguin Books.

    Moore, Jason W. 2015. Capitalism in the Web of Life: Ecology and the Accumulation of Capital. New York, NY: Verso.

    Noguera, Patricia. 2004. El reencantamiento del mundo. Manizales: Universidad Nacional de Colombia. http://www.unter.org.ar/imagenes/El%20Reencantamiento%20del%20Mundo.pdf