EDITORIAL

La Universidad orientada al Espíritu Empresarial

La economía del siglo XXI esta basada más que la de cualquier otro siglo en el conocimiento y por ello el tener ciencia, tecnología, información, ingeniería, administración y personal bien capacitado es tan importante para el desarrollo económico y social de una nación como lo fue en siglos anteriores la existencia de recursos naturales y la cantidad de mano de obra.

En 1998 el US Council of Competitiveness indicó "La nación que estimule y promueva una infraestructura de vínculos entre las empresas, las universidades y el gobierno logrará ventajas competitivas a través de procesos de difusión de información y de la utilización rápidas de los nuevos productos"

En el 2002 el HM Treasury en el Reino Unido indico "En una economía global impulsada por el conocimiento, el desarrollo de invenciones y de innovaciones son acciones vitales para la competitividad de largo plazo del Reino Unido. Esto requiere un círculo virtuoso de innovación que vaya desde lo mejor en ciencia, ingeniería y tecnología en los laboratorios universitarios y científicos, hasta la explotación exitosa de nuevas ideas, nueva ciencia y nueva tecnología en los negocios".

Por años se ha oído hablar del papel de las universidades en los desarrollos acelerados ocurridos en California (Silicon Valley) o en Boston (Ruta 128), y en los últimos años se habla ya del modelo Oxford, del Modelo Cambridge, del Modelo Babson, del Modelo Warwick y de muchas otras.

Como se aprecia de esta visiones, en este siglo se le asigna a la universidad socialmente, y en forma explícita, una nueva responsabilidad: ser fuente directa del proceso económico a través de la creación de nuevas empresas, nuevas tecnologías, nuevos productos, nuevos empresarios, nuevas formas administrativas, nuevas formas de capacitación de personal, nuevas formas de generación de valor agregado y de conocimiento; y claramente se indica que las habilidades, la creatividad y las capacidades investigativas desarrolladas en las universidades son el mayor factor en los procesos de crear empleos y de impulsar la prosperidad regional y nacional.

La universidad entonces, frente a este mundo altamente competitivo tiene que cumplir muchos papeles entre ellos: equipar la fuerza laboral con las habilidades apropiadas y relevantes; estimular la innovación; apoyar las mejoras en productividad; enriquecer la calidad de vida de la sociedad; generar conocimiento; generar tecnología; brindar a los individuos la posibilidad de desarrollar su potencial personal y profesional; definir la cultura regional.

Estos hechos exigen de las universidades una serie de cambios en su concepción, en su operación y en sus criterios de evaluación, que las deben obligar a rediseñarse para poder ser los catalizadores que den inicio y velocidad a la reacción de transformación social y económica que nuestros países y nuestros conciudadanos demandan.

En muchos países, desde hace muchos años, se ha iniciado el desarrollo del concepto Universidad con Espíritu Empresarial, que en ingles se denomina Enterprising or Entrepreneurial University.

Hay dos concepciones que no son excluyentes entre si: la una plantea que una Universidad con Espíritu Empresarial es aquella en la cual sus alumnos, sus profesores, sus programas, sus directivos, y su administración están por un lado imbuidos, motivados, comprometidos y orientados y por el otro son y operan con la premisa cultural del espíritu empresarial; y donde los conceptos de creación de riqueza, de valor, de bienestar, de generación de empleos, de creación de empresas son los ejes directores de la política académica. La otra concepción plantea que es una universidad que decide que todos sus activos: bienes, servicios, facilidades, conocimientos, experiencia, etc. son funciones potenciales de ingreso y que como tales pueden y deben ser comercializadas.

Sea la una o la otra, o sean niveles de combinación de ellas, el mensaje es simple y directo: las universidades para poder cumplir su misión social y poder financiar su propio mejoramiento tiene que tener una orientación mucho mayor hacia el mercado y tienen que operar y administrar sus recursos en formas más empresariales.

Una universidad orientada hacia el Espíritu empresarial debe tener en lo estructural:

a.) Un Centro de Desarrollo del Espíritu Empresarial, que se encargue de la creación de la cultura empresarial; del cambio de patrón de comportamiento (mindset) de profesores, alumnos y administradores; de la creación de un currículo empresarial; de la generación de concursos que estimulen la creatividad, la innovación, la invención y la generación de oportunidades de negocios; del establecimiento de concursos de planes de negocios; de proveer asesoría en los procesos de formulación de planes de negocio, en otros términos que implemente un esquema educativo orientado a la formación de la cultura empresarial.

b. Un Centro de Generación de Negocios, que permita que las nuevas empresas cumplan los procesos de spin-out ó spin-off ó start-out, y puedan iniciarse y despegar. Este centro puede incluir procesos de preincubación, de incubación y aun de parques científicos y tecnológicos. En esta acción la universidad se puede asociar con otras universidades, con entidades de desarrollo, con empresas de capital de riesgo, con entidades financieras, etc.

c. Un Centro de Comercialización de los derechos de propiedad intelectual, que apoye todo lo asociado al logro de patentes, licencias, derechos de autor, franquicias, derechos de adaptar y transformar tecnologías, explotación de inventos, innovaciones y resultados de investigación. Es necesario recordar que los activos más valiosos de la Universidad son los derechos de propiedad intelectual (IPR).

d. Un Centro de Extensión, que se encargue de comercializar los desarrollos y las capacidades de la universidad ante todo el sector empresarial, especialmente en todo lo referente a asesoría y consultoría.

Este tema, de orientación de la Universidad, requiere indudablemente mucho análisis, para poder encontrar las mejores formas, adaptables a nuestras realidades, de lograr el cambio en nuestras instituciones de nivel Universitario.

Por ello hoy vuelvo a invitar a los universitarios latinoamericanos a que asumamos el reto de impulsar desde la universidad un cambio significativo en nuestros instituciones educativas, de forma tal que seamos capaces de producir en el largo plazo todos los empresarios exitosos que nuestros países demandan y de crear una Cultura Empresarial que llegue a todos nuestros conciudadanos, de forma tal que seamos parte de la solución y ayudemos a encontrar la ruta del éxito, del progreso, de la superación y del bienestar que nuestras comunidades están buscando desde hace mucho tiempo.


RODRIGO VARELA VILLEGAS, Ph. D.
Director CDEE

rvarela@icesi.edu.co

 
 

 

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