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Phillipe Van Parijs: el IBU y el trabajo como activo

miércoles, septiembre 28th, 2011

Por: Rafael Silva. Profesor del departamento de Estudios Políticos, Universidad Icesi.

Problema central

Phillipe Van Parijs se plantea el siguiente problema en torno a la relación entre el IBU y el trabajo: ¿la maximización del IBU sujeta a ciertas constricciones puede presentar un sesgo favorable a los holgazanes, que decidan pasar el tiempo libre divirtiéndose y a expensas de quienes se esfuerzan en trabajar seriamente?

 

Estas son las variantes del problema

1. ¿Al optar por un IBU máximo no se está ofreciendo el mejor de los mundos posibles a los holgazanes y el peor para los “trabajadores compulsivos”? ¿Es esto justo?

2. Como en el primer Rawls, ¿al maximizar el ingreso y el bienestar de los peor situados no se produce una situación óptima para los amantes del tiempo libre y el descanso?, ¿al modo de una consecuencia indeseada del segundo principio de la justicia de Rawls?

3. ¿Optar por la maximización de un IBU sostenible puede implicar una tasa de imposición bastante más baja sobre todo lo donado o legado en una sociedad?

4. ¿Un IBU justificado de esa manera no resulta ser espantosamente bajo?

5. ¿Cuál es la manera legítima de maximizar el IBU de forma sostenible, sin tener que recurrir a la imposición a las transferencias de riqueza?

6. ¿El supuesto de la escasez de empleo es un argumento válido para proponer que es legítimo para establecerle impuestos con el fin de lograr la maximización del IBU sostenible? ¿No se podrían considerar alternativas como la reducción de la jornada laboral, los subsidios al empleo o las ayudas a los desempleados no voluntarios?

7. ¿Solamente a los ingresos salariales se les puede poner impuestos de manera legítima? ¿Y qué pasa con los trabajadores autónomos y con los ingresos del capital?

8. ¿En el supuesto de que no todos los trabajadores tengan habilidades idénticas o idénticas capacidades para adquirir esas habilidades, se sigue justificando la imposición del impuesto al trabajo? De ser así: ¿no conduce eso a un resultado contradictorio  con la compensación bastante más estricta que aparecía justificada por el criterio de diversidad no dominada?

 

Contextualización del problema

Mediante el criterio de evaluación de “diversidad no dominada” Van Parijs sugiere cómo distinguir a aquellos individuos que necesitan una compensación complementaria al IBU y aquellos que no. El criterio de diversidad no dominada sugiere que “La dotación interna de X domina a la dotación interna de Z si y solamente si toda persona dada su concepción de buena vida, prefiere la dotación de X a la de Z”. Las condiciones para el test de la diversidad no dominada, es que las preferencias sean genuinas y que generalmente sean accesibles*/. Van Parijs encuentra este criterio cómo eficaz para delimitar a aquellos individuos con dotaciones internas “normales”, de aquellos individuos que presentan ciertas discapacidades que ameritan compensación. Por tanto, Van Parijs establece dos caminos de redistribución de recursos, el primero dirigido a través del principio de “diversidad no dominada”, y el segundo la aplicación de una política de implementación de un IBU.

El principio de “diversidad no dominada” puede ser una constricción necesaria para que la maximización del IBU no presente sesgos a favor de ciertos o determinados intereses, sobre todo cuando la maximización del IBU implica la distribución de bienes externos, de “activos”. Ese principio parece estar en la vorágine de un problema de honda preocupación en el pensamiento liberal: ¿cuál puede ser la distribución justa del trabajo?, ¿cuál es el criterio para determinar quién ha de trabajar y quién no?, o, aún más, ¿cuál es el trabajo debido para determinado individuo?

Obviamente esta cuestión puede ser pensada en divergentes circunstancia, que en términos de la modelación de un criterio prescriptivo de justicia implica echar mano de supuestos con el fin de inferir consecuencias lógicas posibles. Dos alternativas hipotéticas se plante Van Parijs ante la dificultad del asunto: a) ¿cómo ha de ser la distribución justa del trabajo y de sus beneficios en una supuesta situación de igual de capacidades de los individuos de una sociedad auténticamente liberal?, b) ¿cómo ha de ser la distribución justa del trabajo y de sus beneficios en una supuesta situación de desigualdad de capacidades de los individuos de una sociedad auténticamente liberal?

El punto de discusión de Van Parijs tiene que ver con la manera como la tradición liberal ha asumido este debate y las distintas respuestas que ha elaborado al respecto. Ese es su punto de quiebre con la tradición liberal misma. Pero ese punto de quiebre tiene que ver con unas preguntas orientadoras de su pensamiento: ¿qué es un liberalismo auténtico?, ¿cómo entiende un liberal auténtico el trabajo?, ¿cómo lo distribuiría?, ¿cuál sería la concepción adecuada de entenderlo para ser consecuente con la idea de la libertad real?

 

*/Ackerman cree que solo hay dos lecturas posibles a partir de este criterio. O bien una persona X domina (en dotaciones internas (capacidades, talentos) a una persona Y, y por tanto la persona Y puede exigir algún tipo de compensación; o por el contrario no existe dominancia de ningún sujeto no dejando margen para ningún tipo de compensaciones (Ackerman 1993). De aquí que una sociedad es injusta (diversidad dominada) cuando un individuo prefiere la dotación total (interna y externa) de otro. Por el contrario en una situación de diversidad no dominada, ninguno preferiría la dotación total de otro individuo.

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