A esta hora de la tarde y con la venia del Señor Francisco Piedradita, Rector de La Universidad Icesi, y presidente de esta ceremonia, pediré se me excuse de enumerar el protocolo  formal, y simplemente decir desde el fondo de nuestra alma con todo respeto, de cara a la imponencia de los Farallones de Cali, en el corazón de esta Universidad que combina formas y contenidos. Decir que con todo respeto saludamos a esta maravillosa comunidad académica, a su rector, a su junta directiva, al Consejo Superior de la Universidad, los señores Decanos, a los distinguidos profesores académicos, a los estudiantes, y en esta tarde maravillosa a trecientos cinco (305) graduandos,  que nos permiten hoy gracias a la generosidad de la universidad, de su rector, asistir diría a una triple cita con la historia, la cita con la historia que representa estar en este instituto, en esta universidad, que a lo largo de  31 años de existencia ha entendido bien como combinar la magia que produce el conocimiento anclado en valores, y anclado en principios. Debo decir, que distintos comentarista de la historia atribuyéndole una afirmación a Albert Einstein, recogen permanentemente la profundidad de unas palabras ciertamente contradictorias o relativas según el propio carácter de Einstein. Y nos dice la historia que solía con frecuencia repetir que la educación es lo que va quedando cuando se olvidan los conocimientos de la escuela. Eso que parece un paradigma nuevo, revolucionario e innovador, es lo que hace Icesi; señalar a lo largo de una historia, promoviendo educación que más allá del conocimiento; si ese conocimiento no está en permanente armonía, compenetrado y sincronizado con valores, es un conocimiento vacío de contenido. Bien lo señala el Rector, nuestro maestro en esta tarde, el carácter de profesión, el carácter de conocimiento superior si no está vinculado a un código, a un contrato que signifique que el conocimiento se expresa particularmente en el valor de la solidaridad por los otros, en el respeto por los otros y en la capacidad transformadora para crear y recrear realidades, no tiene sentido. Y por eso, agradezco que se nos permita cumplir aquí, con esta cita alrededor de la historia de la universidad Icesi, es ciertamente una universidad que a lo largo de estos 31 años con un poco más de doce mil (12.000) egresados o una comunidad académica cercana a cinco mil (5.000) estudiantes, empieza a transformar el concepto excluyente por muchos años, característico de la educación superior en Colombia. Hay aquí en este escenario, un carácter incluyente que mezcla raza, sexo, edades y condiciones sociales y económicas. Y a fe que ese carácter incluyente, es ciertamente inspirador, y a los de nuestra generación nos otorga una cierta tranquilidad, de empezar a dar un paso al costado, y saber que habrá un futuro seguro. Mil gracias a Icesi, a su consejo directivo, y a quienes han inspirado este proyecto y día a día lo construyen desde las aulas en un contacto permanente y personal, fundado en el afecto, en el mundo del conocimiento, pero particularmente en el mundo de los valores. Asistimos esta tarde, por generosidad de las directivas de la universidad, a una cita con la historia de 305 seres humanos, nacionales, pero también extranjeros, hermanos de una comunidad Andina, Latinoamericana. Y de cara a esa cita con este proyecto de vida, que pone un sello formal, con motivo de esta graduación, quisiéramos compartir con ustedes algunas reflexiones: La primera de ellas, es evidente, se nos manifiesta de manera expresa, en esta combinación de formas y contenidos, en esta combinación en la graduación donde Emmanuel Kant seguramente hubiera afirmado y reafirmado su sentencia trascendente, de que ética y estética, son dos valores biunívocos, son dos valores necesarios, son dos valores que inspiran particularmente el anhelo de trascendencia para transformar la realidad. Lo que hemos constatado esta tarde en esta graduación, es que las formas y los contenidos se ponen de manifiesto. Que emoción para nosotros, saber que un puñado de seres humanos, alcanzan títulos porque han recorrido particularmente una historia atada a este instituto, a esta universidad, y se habilitan para transformar la realidad Colombiana. Hablando de esta cita con la historia, de 305 graduandos, permítanme que recuerde de manera muy superficial, lo que Max Scheler, haciendo antropología filosófica en profundidad, llevó a un texto maravilloso, que lleva por título “El héroe, el genio y el santo”; tres atributos que en opinión de Scheler, le imprimían al carácter de la humanidad, un valor; tres atributos que en función de la visión de Scheler hacían a la perfección del ser humano en distintas dimensiones. Estoy seguro, que al alcanzar su título, al alcanzar en esta graduación, sellar un paso trascendente en sus vidas, estos tres atributos se ponen de manifiesto. El carácter de héroe señalado por Scheler, lo que significaba y sigue significando, es que los seres humanos incorporamos en un proyecto de vida, de manera voluntaria, con devoción y abnegación, nuestra capacidad de dar la vida por los otros. El héroe, es quien está dispuesto desde cualquier profesión, desde cualquier oficio, pero particularmente desde su corazón y la mente ilustrada como en el caso de ustedes, de manera racional, pero también afectiva a dar la vida por los demás. Tengo certidumbre total que ustedes abrazaran con ese sentido la existencia de sus profesiones, servir a los demás hasta el último instante de sus vidas. Y proseguí a Scheler, señalando el carácter de genio de los seres humanos, para significar que la mejor manera de humanizar el comportamiento humano, era acceder al conocimiento. Es el conocimiento, fundamentalmente el factor que permite multiplicar, amplificar,  y potenciar las capacidades del ser. Y a fe, el recorrido ya descrito por nuestro Rector, cuando se antecedió en la palabra,  habla de una construcción basada en el acceso al conocimiento, en la transformación del conocimiento y en la instalación del conocimiento en una sociedad como la nuestra hoy, que es justamente la sociedad de la pos modernidad, donde el insumo de mayor circulación y crecimiento en el mundo es la información, y nos plantea el desafío de transformar esa información en conocimiento útil al servicio de la humanidad. Finalmente Scheler afirmaba, cuando se refería a los atributos del Santo, que si bien, tener decisión de dar la vida por los otros, trabajar por los otros, deberse a los otros; Que si bien conocer y  transforma la realidad y recrearla a partir del conocimiento eran elementos esenciales. El carácter de santidad, lo otorga el valor espiritual, el valor fundamental radicado, en la potencialidad diferencial del ser humano sobre cualquier criatura del universo, la capacidad de amar. Estoy seguro, que lo que ha hecho la universidad Icesi a lo largo de estos 31 años de existencia, es motivar desde el fondo del corazón de todos sus estudiantes, de todos sus graduandos, de todos sus graduados, de todos sus profesionales, con títulos de posgrados y pregrado, una gran capacidad de amar. Si a estas alturas de la historia colombiana, a un policía que empieza a estar pasado de moda, como sucede en mi caso, próximo a dar un paso al costado para regresar a la simplicidad de la ciudadanía, le preguntasen ¿Qué haría la diferencia entre nosotros?, yo diría al final, que la diferencia la hace la necesidad de potenciar el sello del amor en cada conducta, para que no haya ninguna posibilidad de que el respeto sea una casilla ausente en las relaciones entre los colombianos. Se bien que Icesi, ha sembrado y promovido, y en todo caso iluminado la llama del amor en cada uno de ustedes, y por la tanto tenemos seguridad, tenemos certidumbre total, que en ustedes hay una fuerza transformadora sin límites, que finalmente proscriba la muerte y derrote la violencia. Y asistimos a una tercera cita con la historia, a la cita que significa renovar y refrendar esta comunidad de intereses, entre la institucionalidad formal y oficial del estado colombiano, expresado gracias a esta oportunidad generosa entre la policía y la comunidad académica. Momentos como este,  momentos de encuentro, que van más allá de las formalidades cosméticas de una sociedad que se moviliza sobre superficies, los esperamos los policías durante décadas; Yo diría que por más de un siglo, cuando estamos arribando a 120 años de existencia en la policía. Permítanme compartir con ustedes, el valor que tiene para mi institución, que tiene para todos los policías, hombres y mujeres que la integran, la posibilidad de estar frente a ustedes, de felicitarlos, de decirles gracias, pero particularmente de renovar nuestro compromiso de servicio, de respeto, a la luz de nuestro estado de derecho. El valor que tiene para la policía que el mundo académico, que esta comunidad maravillosa de autoridades universitarias, profesores, estudiantes y nuestros graduandos, nos permitan decir con toda decisión sin lugares a claudicaciones, que haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que finalmente, la vida derrote a la muerte. Muchas Gracias.