Tras 60 años de conflicto armado, los medios de comunicación de Colombia han jugado un papel fundamental en la construcción opinión pública.  Durante seis décadas, el periodismo ha mostrado las caras de los protagonistas de la guerra, el precio del conflicto y las posiciones políticas e ideológicas que convocan una posible paz. Hoy el país está a punto de darle fin o no, a la guerra de guerrillas con la firma del plebiscito, y los medios de diferente índole debaten el papel que juegan en este camino hacia la paz, la responsabilidad ética, y tratamiento periodístico del posconflicto. La Universidad Icesi habló sobre este rol con el reconocido periodista José Gregorio Pérez, a propósito de su visita al foro: Violencia Paramilitar y Enemigo Interno: Discurso, Subjetividad, Imaginarios, organizado por el Área de Teoría Política del Departamento de Estudios Políticos y el Centro de Ética y Democracia de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.  Magíster en Comunicación,  Gregorio lleva 29 años ejerciendo el periodismo en prensa y televisión, especialmente, en el cubrimiento de la fuente judicial y de orden público. Autor de varios libros: Crónicas El Tiempo “Silver, el capo de las Farc rezado por una hechicera”;  Raúl Reyes, el Canciller de la montaña; Crónicas del Secuestro; entre otros, Gregorio habla de la responsabilidad de los medios de comunicación en la dinámica de la violencia. prensa1 ¿Desde su experiencia y trasegar por tantos y diversos medios de comunicación, qué responsabilidad considera que recae en los medios de comunicación colombianos en la dinámica de nuestra violencia? Creo que ha habido una carga de responsabilidad de algunos medios de comunicación en el desarrollo de la violencia en el país, empezando desde la gran violencia de los años 50, cuando los periódicos se convirtieron parlantes de resonancia de los discursos políticos de la época, en los que liberales y conservadores asumieron la autoría de discursos que encendieron los ánimos y en muchas zonas del país, como el Valle, sus pobladores fueron azotados por expresiones de violencia que fracturaron las individualidades y el tejido social. Es una situación de decisión al interior de los propios medios y de los directores abrir un espacio a los actos violentos de los grupos armados, no en aras de la libertad de prensa ni el derecho a la información, sino porque la violencia se ha convertido en un espectáculo más de las audiencias.  Abrirles los micrófonos y las cámaras a los protagonistas de violencia, donde justifican el dolor y sufrimiento de miles de colombianos por sus “causas políticas” obviamente no está en aras de la libertad de información. Habría un daño a ese papel protagónico de la prensa como la guardiana de los derechos de la población civil frente al Estado y frente a los actores armados. ¿Apelando a su experiencia, qué considera que se debería modificar en lo que concierne al futuro tratamiento desde los medios de comunicación del posconflicto? Considero que es necesario darles la voz a las víctimas del conflicto que consideran justo contar con espacios de Verdad, Justicia, Reparación y no repetición. Abrir los medios a organizaciones civiles, colectivas de víctimas, grupos que tienen una palabra frente a la necesidad de que haya paz en el país, por ser ellas las que han sufrido y padecido esa absurda violencia durante seis décadas. Los colectivos de víctimas de todo el país vienen desarrollando una serie de iniciativas, narrativas, producciones audiovisuales, literarias, fotográficas, con las que buscan un espacio en la sociedad como sujetos políticos merecedores de derechos, cuya situación debe tener todo el interés del Estado, las instituciones y la misma sociedad, que no padeció el conflicto o que lo apoyó, para les ayuden a realizar el duelo de su experiencia trágica y tiendan puentes de perdón y reconciliación con sus victimarios. Es necesario darles voz a las víctimas, porque tienen mucho que enseñar en este posconflicto en materia de reconciliación. No más a los victimarios, porque durante muchos años justificaron sus acciones a costa de muchas vidas y sufrimiento de las comunidades donde operaron. prensa3 ¿Teniendo en cuenta que con la desmovilización de las FARC el escenario de la guerra va a tener ineludibles modificaciones, ¿cuál cree usted que debe ser el enfoque con que el periodismo debe cubrir las confrontaciones que se van a seguir presentando con los otros grupos armados irregulares?. En primer lugar, creo que la prensa cumple un papel importante si fortalece las emisiones en donde la paz se impone por encima de cualquier iniciativa de guerra, llámese política o económica. Restar base a cualquier justificación de seguir en el espiral de violencia que ha sumido al país en remolino destructor de los derechos civiles y los derechos humanos. En segundo lugar, privilegiar los contenidos donde la paz es posible y llega a las comunidades azotadas por la violencia, sin decir que la otra información, la de la violencia que se presente, no sea registrada, pero privilegiar aquella donde la sociedad civil se impone con sus iniciativas de paz y reconciliación, la reconstrucción de sus territorios, lugares y prácticas comunitarias que fueron subsumidos por la voracidad de los violentos. Volver a cubrir los retornos de los pobladores desplazados o expulsados de sus tierras y sus iniciativas para volver a  reconfigurar y transformar las huellas, las marcas que la violencia dejó sobre sus territorios, sus cuerpos y sus mentes. ¿Es bien sabido que muchos medios masivos de comunicación en Colombia son propiedad de grupos económicos? ¿Cómo cree que esa realidad afecta el estilo o el sentido de la información que se va a dar sobre el poder? Yo personalmente trabajé para un medio de comunicación de propiedad de un grupo económico, como es la organización Ardila Lule, y nunca vi a sus directivos ni a su presidente “tirar línea” política a los periodistas para sacar cual o tal noticia y enfocarla de determinada manera. Fui cinco años director del noticiero de los fines de semana y editor de Orden Público y jamás tuve una llamada de los dueños para decirme qué noticias debía sacar al aire, cuales censurar y a que sectores socio-económicos debía privilegiar en las emisiones. Le cuento una anécdota: una vez hicimos varios informes de fin de semana sobre la informalidad en Bogotá, la vulnerabilidad económica y social de los vendedores ambulantes, las condiciones de precariedad comercial de esta población presente en todas las ciudades del país, y Fenalco Bogotá y el alcalde Antanas Mockus denunciaron que el noticiero estaba comprado por los vendedores ambulantes y que se le hacía apología a las ventas informales en Bogotá. Pero nosotros presentamos la otra cara del comercio informal, lo que no se ve a simple vista, la falta de presencia del Estado para organizarlos y brindarles mejores condiciones sociales y laborales. No ha sido fácil para los periodistas cubrir los hechos de violencia y muchos critican que muy pocas veces se les ha dado la voz a las víctimas. ¿El posconflicto puede ser ese espacio para recuperar la memoria de los múltiples hechos de violencia que sucedieron? ¿Qué puede aportar eso?
Repito, las víctimas deben ocupara espacios privilegiado, con sus iniciativas de perdón y reconciliación en páginas de periódicos, emisiones de radio y noticieros de TV. Creo que eso es un compromiso ineludible de los medios de comunicación colombianos, dentro de esa misión de forjar caminos de paz y desandar los senderos de la violencia, de uno u otro lado político.
  prensa5 ¿Usted que ha estado en los principales medios de Colombia, qué mensaje le dejaría a los centenares de jóvenes estudiantes que hoy se preparan en nuestra ciudad para ser los periodistas del mañana? Recomendaría cuatro cosas importantes: Conocer más el país, sus ciudades, sus veredas, sus corregimientos. Explorar y trabajar ese gran país que es Colombia, con sus culturas, sus imaginarios, sus representaciones, sus costumbres, en donde hay tantas formas de ver y comprender el mundo. Estar atento a nuevos retos para informar sobre nuevas formas de delincuencia y criminalidad organizada, como la minería ilegal, que depreda los territorios y sus riquezas naturales, cambia la idiosincrasia de las comunidades y somete a sus pobladores. Seguir estudiando, una maestría, un doctorado permite la cualificación profesional de los nuevos egresados de la información, con miras a los retos que plantea a la prensa el posconflicto. Llegará el momento en que los medios de comunicación privilegiaran al personal cualificado profesionalmente, no es solo aprender el oficio sino saberlo hacer y tener presentes las necesidades de las comunidades. Leer: El mejor amigo de un periodista es un buen libro. De la materia que le gusta y de otras materias de interés para sus historias y noticias. Todo periodista debe tener una biblioteca, pequeña o grande en su casa. Materiales de consulta e información que les permita ir más allá de lo evidente en las informaciones. Saber explicarse fenómenos sociales, políticos, históricos, culturales, desde los libros, que son grandes compañeros y me han permitido abrir el contexto de las noticias durante muchos años
Viajar: ir a cubrir eventos internacionales, cumbres económicas, elecciones políticas, como las de Estados Unidos próximamente, recorrer países, palpar la globalización como fenómeno mundial, no solo económico, sino también social, político y cultural, ese contacto con otras culturas enriquece el trabajo periodístico,  hace ver otras formas de comprensión de la sociedad, por parte de las comunidades, las formas de organización actual de la sociedad.
prensa4 ¿De todos los medios de comunicación a los que la población tiene acceso, cuáles considera que pueden llegar a aportar a un conocimiento parcial o total de la realidad del proceso de Paz? Creo que donde todo periodista esté trabajando en aras de los intereses y derechos de la sociedad, el medio en el que se desempeñe debe ser un baluarte en la construcción de la paz y de la reconciliación que necesita y se viene para el país. Desde los periódicos, pasando por los medios alternativos, las redes sociales y la televisión, cada uno cumple con una función tan importante como es la de informar y formar, opinión, eso que tanto necesita el país y los medios desde ese gran desconocido, pero trajinado den libros y tratados, como es la opinión pública, El reto del posconflicto para los medios, no es solo informar sobre la paz, sino crear opinión por la paz, los acuerdos se firmaran, eso ya no lo detiene nadie, pero su contenido, el conocimiento de los acuerdos, al apropiación que de ellos haga la opinión, los colombianos, los sectores sociales es un gran reto para la prensa, para todos los medios. Formar informando para la paz. Dejando atrás las conveniencias e intereses político-partidistas, cerrarle los micrófonos a quienes prefieren seguir en guerra, atizando odios y falta de reconciliación que no necesita el país. Formando nuevos comunicadores para la paz, desde la Universidad, desde las facultades. Hay un reto muy grande por cubrir de otra forma los resultados del proceso de paz y una sociedad tolerante y reconciliada.