La diabetes comprende una serie de trastornos metabólicos que pueden ser de índole persistente hasta crónica. Su manifestación puede darse de distintas formas, como por problemas en la producción de insulina, resistencia a los efectos de la insulina y, por ende, afectando el aprovechamiento correcto de la glucosa y/o una elevación anormal en la producción de glucosa, todas estas manifestaciones se pueden dar aisladas o en combinación.
¿Cómo nos afecta la diabetes?
Cómo hemos dicho anteriormente, en sus distintas manifestaciones, la diabetes se puede definir como aquella condición en que el cuerpo no utiliza o produce la insulina necesaria para el correcto funcionamiento del organismo, siendo en este contexto la insulina, la hormona que se encarga de que la energía proveniente de la glucosa pueda ser aprovechada correctamente por las células. Al no suceder este proceso de forma correcta, los niveles de glucosa en la sangre se elevan y se acumulan con el tiempo, todo esto afecta la homeostasis (estabilidad de los procesos internos del organismo) y con esto se propician en complicaciones que afectan a la visión, el funcionamiento de los riñones y los vasos sanguíneos, todo lo cual puede derivar en pérdida de la visión, trastornos cardíacos, accidentes cerebrovasculares e incluso la pérdida de extremidades.
Manejo de la diabetes
La diabetes tiene dos vías de abordaje, la farmacológica y la de cambios en el estilo de vida, aunque por lo general, la combinación de ambas es la manera ideal para gestionar la diabetes y que esta tenga el menor impacto en la calidad de vida de quienes la padecen.
En el aspecto farmacológico, el tratamiento tiene que ver mucho con la gravedad de la afección, pudiéndose utilizar medicación oral como dianol, metformina y otros hipoglucemiantes cuya función es reducir los niveles excesivos de glucosa en el cuerpo. Es posible que en casos más agudos se requiera que el paciente se suministre sustituto de insulina.
Por otra parte, los cambios en el estilo de vida no sustituyen al abordaje farmacológico, pero llevándose a la par, pueden prevenir en un importante porcentaje que la diabetes derive en complicaciones más graves. Con ello, seguir las recomendaciones de alimentación, disminución y mantenimiento del peso a un nivel óptimo, ejercicio de forma regular, sumado a un tratamiento farmacológico adecuado, permiten que los pacientes con diabetes puedan mantener una buena calidad de vida.
En síntesis, el manejo de la diabetes es multidisciplinario, e involucra a médicos, nutricionistas, farmacéuticos y enfermeras, estos profesionales además de indicar el tratamiento adecuado para cada caso, se encargarán de adiestrar al paciente y a la familia del mismo a cómo mantener el control de la diabetes y la forma de manejar emergencias derivadas de esta condición.
¿Cómo se previene la diabetes?
La prevención de la diabetes es básicamente llevar un estilo de vida sano, una dieta balanceada, hacer ejercicio, no fumar y evitar los excesos de alcohol. Algunas circunstancias pueden hacer que un individuo tenga más probabilidades de desarrollar diabetes en algún punto de su vida, algunas de estas circunstancias son los antecedentes familiares con diabetes, sobrepeso, ser mayor de 45 años, padecer de hipertensión, de bajo nivel de colesterol bueno o altos niveles de triglicéridos, entre otros.
Así mismo se ha descubierto que las personas de ascendencia hispana, latina, afroamericana, indio americanos y asiáticos tiene más propensión a desarrollar diabetes. Se recomienda que, por lo menos una vez al año, se acuda a un chequeo médico general a fin de detectar de forma temprana anormalidades como altos niveles de glucosa, la detección temprana de estos síntomas puede ser de gran ayuda para prevenir o retrasar el desarrollo de esta patología.