“Todo aquí es ficticio, excepto el escenario. Nadie podría inventarse una ciudad como Sevilla”-Arturo Pérez Reverte

Sevilla nunca había sido una opción. Había considerado Madrid, Barcelona, París, Valencia, Lyon y Toulouse, pero, nunca Sevilla. Por la cultura, su historia, y porque nunca había ido, me enfoqué en universidades de la unión Europea. La búsqueda se restringió aún mas, cuando decidí no ver materias tan complicadas, como son las de mi carrera, en un lenguaje que no dominaba completamente. Así quedó España. Al no querer atrasarme un semestre, tenía que buscar una universidad donde pudiera cursar las tres asignaturas necesarias para llegar a séptimo semestre. Esta fue la parte más difícil. Después de semanas buscando las materias en el mismo cuatrimestre, la Universidad de Sevilla era mi única opción.

El viaje fue eterno. Hasta ese entonces, lo máximo que había estado en un avión habían sido 6 horas, de Panamá a Los Ángeles. Nada me hubiera preparado para el viaje de 10 horas desde Bogotá a Madrid. Después de la séptima hora, no sabia que más hacer. Además, era la primera vez que viajaba en un avión tan inmenso, y que viajaba con Iberia. Como total turista tomé foto de todo (hasta de la comida del avión), y documenté lo que hacía para luego mandárselo a mi familia y mis amigos. Las dos primeras semanas en España no fueron tan duras ya que mi padre viajó conmigo, lo difícil empezó la semana que se regresó a Colombia, así que empezaré a hablar desde ese momento.

Los sevillanos son el equivalente a los costeños. Son muy abiertos, muy simpáticos, y tienen un acento bastante peculiar. Me había preparado viendo series españolas el mes antes de irme, pero cuando empezaron las clases me di cuenta de que no me sirvió para nada, ya que el acento de acá es totalmente distinto al madrileño de la mayoría de las series. Acá reciben muy bien a las personas internacionales, si tu decides te asignan a un buddy que es tu guía mientras te adaptas a la vida en la ciudad. Siempre, siempre, hay actividades todos los días, y siempre, siempre te reciben con una sonrisa y te hacen pasar un buen rato. Esto ayuda mucho cuando empiezas a extrañar tu hogar. Además, he conocido personas increíbles, no solamente españoles, de muchas nacionalidades. De una manera u otra, los latinos siempre nos buscamos, de forma que tengo a mis amigas latinas y nos apodaron el latin squad. También, he conocido personas de Italia, Holanda, Russia, Alemania, y me he dado cuenta de algo que me ha sorprendido: en muchos aspectos no son tan diferentes ni tan alienígenas como creía que eran.

Adaptarme a las clases a sido un poco complicado, ya que en ICESI si les importa que vayas a clases. Aquí no. Cada uno hace lo que quiera con su tiempo. Esto me chocó muchísimo. La primera semana mis clases estaban casi que llenas y ya para la tercera la mitad de las personas no estaban. El modelo educativo me hace sentir mucho más independiente, más a cargo de mis decisiones, ya que, al no tomar asistencia, es tu decisión ir a clase o no, no hay nada que te retenga. También, al ser el examen final lo único que vale en la mayoría de las asignaturas, las personas se la pasan relajados la mayoría del semestre y luego si estudian para el examen final. Esto me hace sentir como un pez afuera del agua, ya que ICESI me ha preparada para estudiar todos los días y preparar las clases. Otro aspecto del modelo educativo de acá que me ha llamado mucho la atención es la organización de los distintos grados en diferentes escuelas. En ICESI tengo que a veces caminar el campus desde el N hasta el E para ir a clase, y aquí, cuando estoy en una escuela me quedo en ese mismo salón y ahí me dan todas mis asignaturas. Eso si, como acá no está la carrera de ingeniería bioquímica, me toca ver materias en tres escuelas distintas, y debo moverme de un lado al otro de la ciudad. Esto me lleva a mi siguiente punto.

Nunca había montado en un autobús público en mi vida. Eso ha sido toda una experiencia. Ahora entiendo mucho a mis amigos que toman el MIO para ir a la universidad. Más de una vez me ha dejado el autobús por llegar tarde, pero he estado mejorando. Aquí todo el mundo se moviliza por autobús, ya que las rutas cubren toda la ciudad, y son muy puntuales y tiene mucha frecuencia, cosa que no ocurre con el MIO. Utilizar el autobús me ha hecho no extrañar manejar en Cali.

Ahora, no todo ha sido color de rosa. La semana que se fue mi padre me enfermé, mal. Tuve que estar en mi habitación tres días, ya que no tenía voz. Ahí fue cuando mas extrañé mi casa. Desee que mi mamá y mi papá estuvieran ahí para que me hicieran sopa, me recordaran que me tome el medicamento, que me cuidaran en general. Fue muy duro.  También el día que fui a dejar a mi padre a la estación de tren fue duro. Cuando vi que su tren se iba fue cuando en serio me di cuenta de que estaba sola en un país que no conocía y que lo que había sido mi mundo por 21 años (Cali) estaba a miles de kilómetros. Ese día mis amigos me acogieron, y me dieron almuerzo, y estuvieron conmigo todo el día, y me di cuenta que tenía otra familia acá.

Pero, con todo y eso, tener que ser totalmente independiente ha sido la mejor experiencia de mi vida. Me encuentro entendiendo cada día más a mis padres, y su forma de manejar el hogar. Además, he hecho cosas que en Cali nunca hubiera hecho. Me ha tocado escoger frutas y verduras, y la primera vez que lo hice me salieron la mitad malas. Ya he aprendido un poco como escogerlas. Las vueltas de banco las he tenido que hacer todas yo sola. Más de una vez he quemado algo en la cocina, y mi casera cada vez que me ve cocinando me pregunta si debe llamar a los bomberos. Llevar un registro de todos mis gastos para hacer rendir la plata del mes. Todo esto me ha llevado a ser mucho mas consciente de lo que es ser un verdadero adulto independiente.

Claro, no podía terminar el testimonio sin contar lo que a muchos colombianos nos ha pasado cuando viajamos al exterior. El incómodo y un poco irrespetuoso tema de Pablo Escobar. En mis primeras dos semanas en Sevilla nadie me había mencionado algo al respecto. Siempre que decía que venía de Colombia me sonreían, pero no mencionaban cocaína o los carteles o a Escobar. Eso fue hasta que conocí a un nicaragüense (esto me dio aun mas rabia porque se supone que como latinos deberíamos ayudar a limpiar la imagen de nuestros países). Apenas le mencioné que era de Colombia me preguntó si Pablo Escobar era mi tío. Que si tenia cocaína, y que Escobar era el capo de todos los capos. Obviamente para evitar conflicto, me levanté y me fui, no sin antes decirle que criticara más bien a su país y dejara al mío en paz.

Para terminar, diré lo que siempre digo cuando me preguntan por qué decidí irme de intercambio. No tenía miedo, y al no tener miedo no tuve problema al salir de mi zona de confort y enfrentarme a lo desconocido. Además, tuve mucha suerte al llegar a Sevilla. Cali es mi hogar, pero, Sevilla siempre tendrá un lugar muy especial en mi corazón. No lo piensen dos veces; si de verdad quieren vivir una experiencia que les cambiará la vida totalmente, váyanse de intercambio. Y si pueden, vengan a Sevilla. Es mágica.