Boletín de prensa #256 Columna de opinión de Leonardo Herrera Orozco, Ph. D., director del programa de Biología de la Universidad Icesi, Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla. FOTO_ESTUDIANTES_GLOBO_PEQUE - ¿De quién esperan llamada a la una de la mañana? - De nadie… (Responden todos; algunos confundidos con la pregunta). - ¿Y a las dos?, ¿ O tres? - De nadie, tampoco… (Responden todos, otra vez). - ¡Pero tenían encendido el teléfono a esa hora!, ¿No? ¿Para qué si nadie los iba a llamar? - ¡Pues para la alarma! (Respondieron varios, con ese dejo que establece lo obvio) (otros callaron). - ¿Cuántas horas requieren sus teléfonos inteligentes para cargar al 100%? - ¡Un par de horas! máximo… (Vuelven a responder todos con ánimo; y de nuevo, el dejo…) - Así que a las dos horas todos desconectan su teléfono y el cargador, ¿Cierto?… porque igual él sigue consumiendo energía… - Ummmhhh… (Musitaron todos, ahora mirando al suelo.  El dejo desapareció…) leonardo_peque Columna de opinión de Leonardo Herrera Orozco, Ph. D., director del programa de Biología de la Universidad Icesi, Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla. El panel integubernamental del cambio climático (IPCC, por su sigla en inglés), encendió las alarmas en el 2007: el cambio es una realidad que enfrentamos, y ante la cual debemos tomar acciones. Esta amenaza parece querer recordarnos su presencia cada día en Colombia, en especial en la región del Valle del Cauca: una época de sequía intensa que nos puso a temer por cortes de energía… Y no hemos salido de ella para empezar a temblar por las lluvias que vendrán. Pero no es la única amenaza… En los primeros meses de los últimos años, debemos pagar –algunos sin darse cuenta-, por los excesos y falta de planeación en la pesca del camarón en el Pacífico colombiano: hay veda a la pesca (venta y consumo), de este crustáceo. Esta política fue tomada ante estudios que identificaron en la sobrepesca -desarrollada en décadas anteriores-, un factor de amenaza a los camarones. La veda solo es parte de una estrategia, que se acompaña con la concientización para el cambio en las artes de pesca de los nativos del Pacífico, y mensajes contundentes a los restaurantes y sus comensales. Pero más especies de peces y moluscos son sobreexplotados en Colombia. La llegada de especies exóticas que afectan nuestra Biodiversidad también es una amenaza. El pez león en el Caribe, el buchón en los humedales, incluso en nuestro Pacífico hay algunos gusanos marinos invasores, los cuales modifican los procesos ecológicos. El tráfico de especies también es un problema; bien sea por el deseo de comer tortugas jicoteas o tatabros, o porque queremos exhibirlos -y exhibirnos-, varias especies nativas de Colombia están en los libros rojos (un libro con este color no es indicador de algo bueno…) varias políticas "policivas" se están desarrollando para enfrentar este problema. ¿Pero amenazas a qué? Pues a nuestro futuro, el de nuestros hijos y nietos, al de las demás especies que comparten este planeta con nosotros. En el Día de la Tierra, estas palabras deben ser un llamado para entender que hay cosas por hacer. La verdad, no hay que abrumarse, hay que actuar. Las políticas son parte de las estrategias. El IPCC plantea que es importante cambiar el “business as usual” o la forma de actuar cotidiana. El cambio en las políticas es una forma; hoy cada vez más la sociedad se preocupa por el balance entre los resultados económicos y el impacto ambiental. Y nosotros, ¿los ciudadanos de a pie? También debemos hacer cambios… El diálogo al inicio de este escrito es una síntesis de una clase introductoria a la biología para futuros científicos, y es el pequeño reflejo de las excusas que todos tenemos para alivianar el hecho de que también impactamos el ambiente (¿Dejar encendido o cargando un celular toda la noche por la alarma?) Para este caso, la crítica es en torno al uso ineficiente de la energía eléctrica; pero bien podemos hablar de la cantidad de materiales como papel, plásticos, incluso ropa o los alimentos que desperdiciamos, el gasto excesivo de agua, el uso de combustibles fósiles… Todo suma. La huella ecológica es una forma de medida que se ha desarrollado para evaluar cómo impactamos el ambiente desde diferentes frentes, y sus valores son cada vez más alarmantes: hay países donde en promedio cada habitante requiere de este y otro planeta más para poder vivir –con su ritmo de vida-, con su “business as usual”. A los colombianos –en promedio-, aún nos basta con este planeta, pero cada vez más aumentamos nuestra huella*. Esta es una invitación al cambio. Aprovechemos que Colombia anda en una ola de renovación hacia la paz, y haga la paz con usted mismo, con sus futuros descendientes, con los demás seres que nos rodean, haga la paz con la Tierra y cambie sus hábitos de consumo, de gasto de recursos, cambie hacia un estilo de vida sostenible, cambie las excusas por acciones en pro del planeta… porque la verdad, solo hay uno. Y por esto no solo debemos celebrarlo o recordarlo un solo día, si no todos (¡como a las madres!) * En internet hay varios programas gratuitos que le permiten calcular su huella ecológica, además de darle claves para reducir el impacto.