Boletín de prensa # 466 No se conocen cifras sobre personas que instalan aplicaciones en los celulares de sus parejas para saber si estas son infieles. Lo que sí se sabe es que quienes espían, se exponen a ser denunciados por violar el derecho a la intimidad; pueden contagiar con virus o dañar los equipos móviles, e incluso, ocasionar fuga de datos personales. Profesionales en derecho, seguridad informática y psicología, hablan al respecto. infieles La aparición del internet en los años 60, marcó un nuevo comienzo para la historia del ser humano, y el desarrollo cada vez más progresivo de las nuevas tecnologías, ha ofrecido diversos beneficios en todo tipo de ámbitos desde la medicina, hasta la guerra. Y como en ésta última, reza el adagio popular de que “en el amor y la guerra todo se vale”, diversas personas han optado por instalar Apps en los celulares de sus parejas para saber si les son infieles. Pero este uso ilegal de las tecnologías, tiene consecuencias graves, ya que por un lado, representa una violación al derecho a la intimidad estipulado en el artículo 15 de la Constitución Política de Colombia. Pero además, dicha violación se puede vincular en algún momento con la Ley 1581 de 2012 o de datos personales, porque instalar software ilegal, por lo general, abre huecos de seguridad, lo cual implica que terceros puedan robar los datos del sistema móvil. Así lo manifiesta Juan Fernando Arenas, abogado Líder del Área de Gestión de la Propiedad Intelectual de la Universidad Icesi, quien recuerda que “hasta hace unos años, la recolección de datos era considerada poco trascendental por las empresas, pero con la aplicación de la ley 1581 de 2012, cualquier entidad que los recolecte a través de páginas web, Apps o cualquier otro medio, no podrá revelarlos al público ni dárselos a otras empresas para obtener beneficios”. De igual manera, la ley de protección de datos recae sobre quienes quieran usar la información personal de otros ciudadanos. De este modo, las personas y empresas pueden ser objeto de tutela e imputadas con sanciones económicas, incluso cuando no sepan que están infringiendo la ley, ya que el no conocer la ley, no significa que estén exentos de penas si la llegan a infringir, según reza el artículo 9º del Código Civil Colombiano. Por su parte, las empresas, pueden ser objeto de multas, de cese de sus actividades productivas y/o comerciales, o incluso, de disolución de la persona jurídica. Pero la infracción de la ley por la instalación de software de espionaje no es lo único grave, ya que hay un peligro mayor, que se crea en “el momento en el que el usuario instala la App: se abre un camino para que salga la información confidencial del teléfono y se puede acceder a fotos, videos, audio y contactos personales almacenados en él; incluso se pueden activar la cámara y el micrófono para toma de fotos, registro de audios y hasta hacer llamadas. Todo, sin dejar ningún rastro. Pero además, puede haber infección por virus o malware si el software deja puertos abiertos. Con un puerto abierto mal configurado, cualquier persona en el mundo podría entrar y extraer información”, advierte Juan Manuel Madrid Molina, docente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Icesi y experto en seguridad de la información.   ¿Qué hacer? Frente a ese complejo panorama ilustrado por el experto Madrid; el abogado Arenas comparte una serie de medidas a tener en cuenta a la hora de instalar cualquier aplicación móvil. Dichos procedimientos permiten entender a los usuarios cómo iniciar un proceso legal para solicitar, denunciar o entutelar a personas y empresas por la violación del derecho de la intimidad y el uso indebido que de sus datos personales se pudiera hacer. De este modo, antes de instalar cualquier App, Arenas recomienda entrar en la sección de términos y condiciones para saber cuál será el tratamiento de los datos. Si la aplicación se instaló antes de haber conocido esta indicación, se puede proceder a estos dos tipos de casos: con una denuncia si se viola la privacidad; o con una tutela cuando se han utilizado los datos personales tras la violación a la intimidad. En el primer caso, para proceder con la denuncia, siempre se comienza con una reclamación directa, es decir que se le solicita al responsable de forma presencial y con constancia escrita y copia recibida de la misma, que elimine o deje de utilizar los datos personales. Si el responsable se rehúsa a cumplir con el reclamo, el afectado puede recurrir a la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), a la sección de “protección de datos personales”, y en la cual se presentan dos opciones: interponer una “denuncia” para proteger derechos colectivos sin el interés personal; o  interponer una “queja” cuando la vulneración afecta solo a la persona. Posteriormente se escoge la opción “realizar nuevo trámite” y de forma sistemática, se siguen las siguientes opciones: “Protección datos personales”, “Problema con historia de crédito o información personal” (aquí se especifica contra quién se presenta la denuncia; si es una persona jurídica o empresa o persona natural o tercero); se añaden los datos del representante legal (certificado de existencia de cámara y comercio y si la empresa es de otro país. También se puede omitir este punto no se tienen estos datos). Luego, aparece la sección “Reclamo directo” que exige copia del documento de reclamo que el usuario debió entregar y recibir firmado a quien le solicita el retiro de datos; después se señalan las pretensiones (corrección o eliminación de los datos de la base de datos manejada por el tercero) y finalmente se pone la denuncia como tal. En todo este proceso, la SIC también ofrece asesoría gratuita para que las personas puedan hacer efectivo el trámite. En el segundo caso, la tutela, se puede interponer si se utilizan los datos personales tras esa violación a la intimidad. Para la elaboración de la misma, se debe buscar a un juez constitucional en la oficina de reparto del Palacio de Justicia de cada ciudad. En el proceso de elaboración de este mecanismo de defensa ciudadana, el afectado debe hacer explícito su nombre completo y el de la persona a quien va dirigida, los hechos y derechos fundamentales violados y las pretensiones a las que se espera llegar.   Nadie se salva Pero para acceder a ese restablecimiento de derechos por medio de la denuncia o la tutela, según sea el caso, se tiene que ser víctima de violación a la intimidad o por el uso indebido de sus datos personales. Eso es justamente lo contrario al caso de Ruth*, una bogotana quien a pesar de ser abogada y conocer los riesgos por la violación del derecho a la intimidad, evidencia la fragilidad del ser humano a causa de sus propias pasiones: “Descargué la App por sospecha. Cuando leí lo que él enviaba, la confirmé pero no le hice ningún reclamo; yo quería cogerlo en flagrancia. Y sí, actué menos como abogada”, comenta la mujer quien reconoce su falta. Hablar sobre esa falta implica exponerse socialmente y ser estigmatizado por el no creer quizá en el mayor de los ideales del amor basado en la confianza, lo cual dificulta que los directamente implicados puedan expresarse sobre la situación. Es por ello que la mayoría de las veces, quienes evidencian este fenómeno, son terceros, en especial, amigos de las víctimas o victimarios. Tal es el caso de Angie Nieto, diseñadora industrial que vive en Cartago (Valle del Cauca), y quien conoció de boca de una mujer, toda la historia de espionaje a su exnovio. “Hace un año y medio aproximadamente, conocí a una mujer que le instaló una App al novio con el que tenía un hijo. Ella pensaba que él le era infiel y lo confirmó. Para ella, lo mejor era saber la verdad que seguirse mintiendo o ilusionando con un amor que no la valoraba o respetaba; quería saber si todo era verdad o no, así que comenzó a guardar los mensajes  y cuando él acordaba citas con otras mujeres, su novia le aparecía siempre de sorpresa pero fingía que todo era casual, hasta que se cansó de eso, le dijo que no más y lo dejó”, recuerda Angie. Por la historia que cuenta Angie, muchas personas creerían que son las mujeres las que instalarían este tipo de Apps y no los hombres, pero para la diseñadora, gracias a sus amigos hombres y mujeres, ha evidenciado que es asunto de seres humanos inseguros, independientemente del sexo: “muchos amigos y amigas han comentado que han querido hacer eso”. Así también lo cree Carolina López*, estudiante de Publicidad y Mercadeo y quien vive en Pereira y considera que “Es un fenómeno que pasa muy a menudo y sucede en hombres y mujeres. Le pasó a una amiga que no está en el país: su novio era celoso y le regaló un celular a través del cual sabía todo lo que ella hacía, con quién hablaba, etc.”. Pero no sólo el amor es cuestionado a través del espionaje por medio de Apps; también la amistad es puesta a prueba. “Siempre andaba con dos amigos. Éramos los tres todo el tiempo. Uno de ellos formalizó una relación y su novia era muy celosa. Recién comenzaron ella no dejaba que él se juntara con nosotros. Una vez nos íbamos a encontrar los tres y acordamos todo por Instagram. La novia de mi amigo que en ese momento estaba en otro país, se dio cuenta y lo llamó a hacerle show. Ellos terminaron pero volvieron a la semana y mi amigo nos eliminó de las redes sociales”, agrega Carolina respecto a las inseguridades sobre la pareja que van más allá del amor y la amistad. Dichas inseguridades que son materializadas por algunas personas a través de la violación del derecho a la intimidad; a los ojos de personas como Angie y Carolina, dejan ver que al menos ellas no instalarían ninguna App a equipos móviles de sus parejas; no por los riesgos que implicara infringir la ley o los alcances perjudiciales que representaría una fuga de datos por la instalación de software espía, sino por lo que significa el pactar una relación, la confianza y el amor con otra persona. “Yo creo que en esta época no hay confianza y las relaciones ya no son lo que uno espera. Uno tiene miedo en algún momento pero yo nunca instalaría nada por temor a los riesgos informáticos y penales, sino más bien por la pereza de ponerme a hacer todo eso. Además, si el amor es verdadero, debe ser honesto”, expresa Angie al respecto. De igual forma, Carolina, coincide en que “una persona debe respetar la privacidad de su pareja y confiar sea como sea; no tiene porqué metérsele a sus cuentas en redes sociales para que eso le demuestre si su pareja está enamorada o no”.   Detrás de la escena El querer saber si la otra persona está enamorada o corresponde con igual fidelidad, es una de las demandas que más generan angustia en muchas de las parejas, y esa inseguridad muchas veces se solicita acompañada de escenas de celos o “shows”, concretándose en algunas ocasiones con el espionaje que facilitan las Apps espías. Respecto a ese tipo de comportamientos, desde la psicología no hay explicaciones generales para entender las decisiones que toma cada persona, y mucho menos cuando se quiere saber porqué ésta decide instalar una App para espiar a su pareja. Así lo afirma Catalina Niño, psicóloga de Bienestar Universitario de la Universidad Icesi, quien manifiesta que una “diversidad de factores culturales, sociales, relacionales y afectivos”, influyen “para que alguien escoja controlar a su pareja y creer que con eso puede evitar una infidelidad”. Y agrega que “a nivel cultural es válido suponer que el ser pareja implica poder exigir al otro cómo relacionarse con las demás personas. Por ejemplo: otros creen que uno debe estar atento para no dejar que el otro ‘le vea a uno la cara’”. Ideas como estas transmiten una concepción irreal de lo que se puede o no controlar en pareja y que con ello se mantenga el amor genuino. Son muchos los factores que pueden incidir para que una persona decida finalmente adoptar este tipo de conductas, y es por ello que no se puede dar una explicación general sobre las causas. Lo que sí se puede hacer es comprender el fenómeno a nivel particular, y generalmente el factor más utilizado, pero igual de importante a otros como los culturales y sociales, es el ámbito familiar, en el cual, se van identificando las concepciones y expectativas construidas respecto a diversos temas como el amor, la pareja, entre otros, que se han ido reflejando en las relaciones interpersonales a lo largo de la vida de cada individuo. Esas concepciones y expectativas son para la psicóloga, “historias intergeneracionales en las que heredamos formas de amar o desamar; intentamos mantener las relaciones unidas y significativas que muchas veces son violentas, pero que no vemos como así, porque se nos ha enseñado que son acciones válidas en nombre del amor y la estabilidad”, y es por ello que acciones como las de instalar Apps para espiar a la pareja, son alusivas al “Yo estoy tranquila si tú me demuestras que puedo confiar en ti. Pero la confianza en el amor estable de la pareja, es también, y en gran medida, una decisión que no depende de la comprobación permanente de las acciones de ella. Una forma de afrontar esta situación, para algunos, es mediante la psicoterapia individual o también a través de la terapia de pareja, el cual es un espacio perfecto para ampliar buenas posibilidades de ampliar la comprensión de los múltiples factores que constituyen el sistema de la relación; reconciliarse, actualizar sus posturas frente a la vida y el amor, y desarrollar buenas estrategias con el acompañamiento de un profesional. Para otros, es preferible el proceso espiritual según sus creencias; habrá también quienes prefieran ir descubriendo por si mismos alternativas”, concluye la terapeuta. Nota: los nombres con asterisco (*), corresponden a preservación real de la fuente por cuestiones de seguridad y petición explícita de la misma.