Boletín de prensa #145

Por: Sebastián Coral, Coordinador del Punto de Bolsa de la Universidad Icesi

sebas peque

Siempre había esperado con ansias la “oportunidad de oro” para comprar activos financieros y poder obtener buenas rentabilidades (más allá de lo que ofrece el CDT) pues la última “gran” oportunidad había sido en la crisis subprime en los Estados Unidos provocada por la sinvergüencería de unos banqueros de inversión que le vendieron bonos basura al mundo, para aquella crisis lo más cercano que tenía de los mercados era la película: “Wall Street 2: El dinero nunca duerme”.

Lo que estaba en mi mente era que a finales de 2020 habría una corrección fuerte en los mercados financieros dado que todos los índices bursátiles estaban en sus máximos históricos y el sobrendeudamiento de muchas empresas, la sobrevaloración de las tecnológicas y la ascendente quiebra de empresas minoristas en los Estados Unidos provocaría esa caída sumada al hecho de unas elecciones presidenciales trascendentales.

Por ende, acciones como Amazon, Ecopetrol ADR, McDonalds, Bancolombia ADR estarían nuevamente baratas, ahí se aplicaría la máxima de comprar barato y vender caro pero nunca imagine ver una recesión económica que afectaría al mundo entero y que tantos problemas quedarían al descubierto. Este aislamiento me ha servido para escribir, leer y reflexionar.

He visto películas sobre la Segunda Guerra Mundial y he leído un poco de historia ¿por qué? Porque la historia brinda un soporte para saber que suceso fue similar a este y porque creo que hoy el mundo está luchando unido (ya no hay dos frentes) contra un enemigo invisible. Así las cosas, creo que está crisis sanitaria se parece a la fiebre española, que se dio en 1918 y cuyos impactos económicos fueron de largo plazo para la industria del entretenimiento y espectáculo que sufrió pérdidas incalculables además de reducir entre un 40 y 70% la actividad industrial y comercial.

Es importante destacar que aún las compras masivas de papel higiénico no eran tan marcadas porque para esos años el mundo no había visto muchos sucesos hiperinflacionarios; en verdad la compra masiva de papel higiénico se acentúa en las crisis (y quedo marcado en la mente de los latinos) cuando en 1970 Salvador Allende presidente de Chile, con sus políticas ad versas a los mercados causo caos político, social y económico y en los supermercados escaseo todo incluido ese esencial producto (afortunadamente Colombia ha evitado esos destinos pero con lo del papel higiénico ningún país grande ó chico se libró).

Mi perspectiva de los mercados accionarios es que seguirán la figura de una W, la primera caída ya ocurrió cuando el mundo se dio cuenta que el Coronavirus NO era una simple gripa. La subida se está terminando de dar porque los mercados reaccionaron a las intervenciones de los bancos centrales en los países. La otra caída se dará cuando las empresas más grandes del mundo empiecen a mostrar sus resultados financieros poco prometedores y una que otra se declare en bancarrota.

Finalmente, la recuperación para formar la W se daría cuando el mundo vuelva a la normalidad, el comercio abra sus puertas, todos salgan a la calle sin miedo y cuando la generación de empleo vuelva a reactivarse, proceso que es lento y siempre termina acentuando las ya desigualdades pasadas, en pocas palabras, una recuperación lenta. En ese orden de ideas cuando todas las noticias son negativas, ubicarse en la orilla contraria no es tan favorable, es decir, ser positivo no vende tanto pero me gusta ser positivo a pesar que el positivismo deja unos vacíos enormes cuando la volatilidad e incertidumbre se acercan a ritmos alarmantes como los actuales pero como dijo Churchill: “Nunca desaproveches una buena crisis” y quiero empezar con un ejercicio que todos los colombianos deberíamos hacer y consiste en sacar conclusiones de lo que nos está dejando está crisis:

1.) No todas las batallas valen la pena pelearse, hay que saber cuáles se pelea. La vida es corta.

2.) La familia y la salud son la mayor fortuna que se puede tener y lastimosamente sólo las valoramos cuando las perdemos.

3.) El ahorro (concepto que lastimosamente está por el suelo) tiene que ser una prioridad en la planeación del ser humano. En este último quiero profundizar porque en una sociedad de consumo, ser ahorrador no tiene sentido, pero es porque la palabra ahorrador está mal asociada, está asociada a tacaño, entonces empecemos por hacer conexiones diferentes y cuando le digan: “Que tacaño que eres, usted NO se ofenda, usted simplemente responda: Yo no soy tacañ@, soy auster@. Como el 79% de los colombianos no saben el significado de la palabra austero usted va a impresionar y generará recordación”. Alemania, la economía Europea con mayor exposición a China, es bien conocida por la disciplina en lo que se refiere al ahorro pues sin importar si es un hogar de ingresos altos ó bajos se destina un porcentaje fijo al ahorro, lo mismo ocurre a nivel gubernamental, lo que le otorga más herramientas para afrontar la desaceleración económica actual.

Según titulaba The Wall Street Journal, los rendimientos de los bonos de Suiza se dispararon más que los de Alemania por primera vez en años, lo que provocó que Suiza como paraíso financiero perdiera su posición de larga data como la economía con los costos de endeudamiento más bajos del mundo superada por Alemania, esto causado porque los inversionistas de bonos tuvieron más apetito por refugiarse en bonos de Alemania que por los bonos de Suiza (históricamente era al contrario) y es que definitivamente tener ahorros disponibles empieza a definir ganadores y perdedores.

Trasladando lo anterior al contexto empresarial ¿Me pregunto qué habría pasado con los empleados de Arturo Calle si Don Arturo no hubiera decidido ahorrar todas las utilidades del 2019? Claro está que Don Arturo hace parte de una generación acostumbrada a superar crisis y eso le cambia la vida a cualquiera. Quiero finalizar diciéndoles querid@s lector@s que el riesgo ocurre muy rápido. Hace poco la deuda pública colombiana se pagaba en los mercados financieros entre un 5-6% y antes de las intervenciones del Banco de La República los mismos títulos se llegaron a pagar entre 8-9%. Hace un mes sus planes y mis planes eran completamente diferentes a los actuales, hace un mes éramos el país que más crecía en la región y como quizás esta no sea la última pandemia a la que el mundo se enfrente ni la última crisis económica que tengamos que superar recordemos, hoy y siempre, las palabras de un sobreviviente del Holocausto Nazi, Viktor Frankl: “ No elegimos nuestras dificultades pero si nuestra forma de responder a ellas”.