Boletín de prensa #204

Por: Emily Jara, Estudiante de Contaduría Pública y Finanzas Internacionales de la Universidad Icesi, Programa de Doble titulación Montpellier BS.

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Desde que entré a Icesi, Francia fue siempre mi primera opción de intercambio y se convirtió en realidad, dos años antes de iniciar el intercambio me dediqué 100% a aprender francés, me encontraba totalmente decidida en cumplir ese sueño, y por supuesto la dedicación en el idioma me benefició mucho en la ubicación, adaptación y en el hacer amigos rápidamente. Durante mi intercambio, me centré en practicar mucho el idioma, no solo el francés sino mejorar el idioma inglés y ahora que me encuentro culminando esta experiencia me siento satisfecha con los objetivos logrados y las experiencias ganadas.

Mi primer semestre de intercambio fue un semestre de adaptación, reconocimiento y exploración, tuve la oportunidad de identificar amistades y situaciones beneficiosas como residente en el país, en cuanto a la cercanía, y accesibilidad que tenía desde Montpellier a otros países y ciudades.

A nivel académico pude identificar la gran ventaja que tenemos los estudiantes de Icesi en el aprendizaje activo, tomarlo como ventaja en poder trabajar de una forma más independiente en las aulas de clase y la cátedra de los profesores; hago alusión a esto, porque el método de evaluación en Francia y en la mayoría de países europeos está en función de trabajos y exámenes finales, lo que quiere decir que el proceso durante el semestre es autónomo y el final del semestre son los momentos de alta exigencia, en donde todos los casos más del 80% del curso dependía de una sola nota final.

Dado que el final de semestre es el tiempo de alta responsabilidad académica, los cursos durante el semestre son muy flexibles, pues no hay un gran nivel de trabajo o entregas programadas, lo que permite tener bastante tiempo disponible, permitiendo a los estudiantes realizar otro tipo de actividades extracurriculares como muchos lo han hecho: estudiar francés, trabajar o viajar. En mi caso, decidí viajar y aprovechar el tiempo al máximo estando en Europa.

La cercanía y accesibilidad económica de otros países desde Francia, es algo que no se puede desaprovechar en esta experiencia, finalizando el primer semestre y durante el segundo semestre pude conocer, España, Alemania, Países Bajos y muchas ciudades de Francia. En esta travesía cultural tuve el privilegio de probar exquisitos platos gastronómicos de cada lugar que visitaba, conocer gente cálida que me apoyó en medio de mi viaje por las distintas ciudades, experimentar y sufrir las diferentes estaciones del clima, conocer medios de transportes, admirar la belleza de grandes ciudades potencias en el mundo y por supuesto practicar cada vez más los idiomas y aprender otros.

La oportunidad de viajar, conocer, explorar tantas culturas y adquirir un inmenso bagaje cultural a mi vida me ha hecho aferrarme y no querer dejar atrás esta experiencia. Pues, aunque se encuentra de por medio situaciones difíciles y en ciertos momentos dolorosas como la separación familiar, y las comodidades y el confort de la ciudad natal, se convierte de nuevo en algo que no se quiere dejar atrás, ya que es parte de la vida. Este año 2020-1 ha sido un año de retos y confrontaciones, no solo personales, sino también familiares y profesionales.

Tuve que decidir en si devolverme durante la pandemia COVID-19 o quedarme en Francia afrontando sola la situación. Me di cuenta de que más del 90% de mis compañeros se regresaban a sus países, en medio de la urgencia, y al evidenciar como con el paso de los días quedaba sola ya que a los demás se les estaba terminando de repente el sueño de continuar su intercambio, siendo una experiencia que ha cambiado la vida. Situación que no fui capaz de afrontar, pues a fin de cuentas sentía que ya tenía una vida creada acá que no era fácil dejar de un momento a otro.

La declarada pandemia mundial hizo que, desde inicios de marzo, las clases presenciales se acabaran, llevando todo de manera online hasta la sustentación de la tesis; teniendo que vivir dos meses de cuarentena en Francia donde me encontraba sola, encontrándome conmigo misma día a día. Esta situación fue la mejor experiencia del intercambio, permitiéndome la oportunidad de evaluarme, conocerme e identificar una vez más mis propósitos y metas.

A unos cuantos días de terminar esta experiencia en el exterior, he pensado que siempre será demasiado temprano y apresurado para darle un fin, dado que es una experiencia que no se debería dejar de vivir, no se debería limitar y mucho menos dudar.

Gracias a este intercambio, y, además, a la experiencia de lo que he tenido que vivir en medio de esta crisis mundial, tengo la certeza de que regresaré a casa con una de las mejores experiencias y oportunidades de aprendizaje que muy pocos han logrado vivir, anhelando día a día que mi vida siga llenándose de experiencias internacionales.