patrick626 Boletín #496 En el marco del Foro Comunicación, Cultura y Construcción de Paz, que se llevará a cabo el próximo miércoles 13 de septiembre en la Universidad Icesi de Cali, Colombia,   líderes de opinión y expertos internacionales en temas de paz se reunirán para hablar de las experiencias y aprendizajes del proceso paz y el papel de los medios de comunicación en el posconflicto. Uno de los invitados a este foro es el Asesor Especial de la Unión Europea para el gobierno de Irlanda, Patrick Colgan, experto en el diseño y la ejecución de programas de los Fondos Estructurales de la Unión Europea. El señor Colgan tiene estudios de postgrado en Filosofía y Administración Pública. Posee una larga trayectoria en el área de la construcción de la paz en Irlanda del Norte como responsable del programa de la UE para la Paz y la Reconciliación en el País Vasco, Chipre, Oriente Medio y los Balcanes. Durante el proceso de paz en Colombia fue pieza clave en la mediación entre el gobierno nacional y las FARC. La Universidad Icesi habló con él sobre su experiencia como asesor y evaluador de políticas de paz, sobre los aprendizajes que el conflicto en Irlanda le dejó a futuros procesos de paz en el mundo y la visión que tiene del actual proceso de paz colombiano. ***** ¿Señor Colgan, qué lecciones le dejó el proceso de paz en Irlanda del Norte? Creo que la lección más profunda y más importante para nosotros fue que este es un trabajo que requiere de mucha paciencia, pues no existe una barita mágica que se pueda aplicar el posconflicto. Este es un trabajo complejo y con muchos desafíos, pero que con liderazgo, paciencia, y con persistencia y con la creación de asociaciones estratégicas que involucren a toda la comunidad, se pueden lograr muchas cosas interesantes. Otra de las lecciones de este proceso fue aprender que la diversidad, la polarización, la diversidad de opinión y de cultura no desaparecen con la paz, esas son cosas que permanecen, que hacen parte de nuestra vida, y en un proceso de paz en cualquier parte del mundo, es preciso aprender un nuevo vocabulario y nuevas maneras de comunicarse con aquellos que tienen una opinión diferente de nosotros. Creo que esa fue otra enseñanza, la importancia de hallar nuevas maneras de comunicarse con otras instituciones, incluso con los que se oponen a nuestra visión.   A la luz de su experiencia en Irlanda del Norte y de lo que conoce del proceso de paz en Colombia, ¿qué similitudes y diferencias encuentra en ambos procesos? Lo que me impresiona muchísimo del proceso de paz en Colombia, es la seriedad con la que se han abordado algunos temas difíciles. Fíjese, en nuestro caso, en Irlanda, después de varios años, tuvimos varios sucesos de incidencia en violencia, cuyos casos fueron difíciles, pero en general, parte de nuestro acuerdo redactado en 30 páginas era, entre otras cosas,  cesar la violencia, crear algunas instituciones políticas con las cuales se pudiera comenzar a bordar los retos más difíciles que todavía nos quedaban y en eso incluimos los temas de dejación de armas, la reintegración de excombatientes, la reparación de víctimas, la reconciliación entre comunidades y  la trasformación de las fuerzas del Estado. En Colombia tienen un acuerdo muy ambicioso, serio, basado en investigaciones, informes internacionales y en la experiencia del posconflicto en otros países. Este acuerdo es complejo y difícil, pero maduro, por lo que merece todo el respeto del mundo, este tratado forma una base para otros acuerdos. Sin duda trasformará a Colombia. El acuerdo de paz ha generado resentimientos en algunos sectores de país, ¿cómo logró Irlanda superar los resquemores a lo largo de estos años? Tuvimos un periodo amargo de seis años de suspensión de las instituciones políticas creadas por el acuerdo, porque dentro del proceso había un grupo muy significativo que se había opuesto desde el principio al acuerdo de paz; durante el periodo de la suspensión de las instituciones políticas entendimos que era esencial tener un diálogo serio e importante con este grupo y abordar los temas más difíciles en cuanto al establecimiento de una paz duradera. El diálogo con los que se oponen al proceso, es tal vez la parte más difícil en un acuerdo de paz. Hay mucho resentimiento y se debe comenzar desde la base entendiendo que hay diversas interpretaciones de lo que sucedió en el pasado, hay muchas historias y cada una tiene su propia perspectiva. Cuando entendimos esto, intentamos crear una visión de un futuro compartido incluso con nuestras diferencias. Encontramos nuevas ideas, pero ese diálogo es muy difícil de hacer, porque requiere de mucho trabajo, y de respeto, y aunque el proceso de paz en Irlanda no es perfecto, fue a partir de él que hoy tenemos intereses comunes entre todos los actores. ¿Desde su perspectiva, cuál es el punto del Acuerdo de Paz que requiere más atención por parte del gobierno colombiano? Es difícil señalar un solo punto, pero naturalmente, se debe entre otras cosas, comenzar por las zonas más afectadas por el conflicto y de allí es esencial establecer la presencia de un Estado en el que todo el mundo pueda tener confianza. La presencia de un Estado que demuestre que está ahí para el bienestar y el desarrollo de todos y que sea capaz de establecer alianzas entre las comunidades y asociaciones estratégicas para formar la base de un desarrollo integral y sostenible. ¿Pero esto es para las regiones, y nacionalmente qué se necesita? Se tiene que empezar a reconsiderar el tema de la polarización en los sectores políticos y las comunidades y para eso es preciso encontrar nuevas formas de comunicarnos con los otros, eso es un trabajo que requiere mucho compromiso. En Irlanda por ejemplo, tuvimos un proyecto de desarrollo de currículo escolar que respondía a las preguntas: ¿Cómo se enseña la historia en un país dividido? ¿Cómo se enseña la historia cuando hay diversas interpretaciones del pasado? Poco a poco fuimos capaces de comunicar y enseñar las ideas y las interpretaciones de nuestra realidad en las escuelas.  Esto es un pequeño ejemplo de cómo abordar las divisiones e ir sanando las heridas que tanto daño le hacen a este tipo de procesos.  Las víctimas son, al final, quienes más nos enseñan a comprender la realidad del país. ¿Cree que su experiencia con Irlanda, podría servir para un eventual proceso de paz con el ELN? Desde luego que sí, yo sé que ha habido contacto tanto de parte del ELN como de otros protagonistas. Creo que es una excelente oportunidad para aprender tanto con el ELN y con otros grupos disidentes. Este es un trabajo de largo aliento, esperamos que con el ELN haya una posibilidad de compartir las experiencias de nuestro pasado. Estamos dispuestos a ayudar. ¿Cuál debería ser el papel de los medios de comunicación en el proceso de paz en Colombia? Es un tema muy difícil. Los medios de comunicación tienen una responsabilidad enorme, es esencial que tengan una profunda comprensión de su papel, de contribuir a una cultura y atmósfera de tolerancia, y esto no quiere decir que no aborden temas difíciles o de denuncia, pero es preciso que creen un espacio donde se respete la diferencia. La polarización no es una cosa que se pueda evitar o eliminar, pero los medios de comunicación ocupan un puesto en todo esto, y tienen que representar esa diversidad de opinión con responsabilidad, con argumentos, mediante el debate. Los medios deben trabajar en comunicar una visión de una paz duradera. Usted está invitado al foro de Cultura, Comunicación y Construcción de Paz, ¿cuál va hacer su papel en ese espacio de diálogo? Yo voy a compartir las experiencias en Irlanda, voy a dar una idea de lo que ha trascurrido en estos últimos 20 años y ojalá esta experiencia pueda servir como base para unas lecciones que se puedan compartir y aprender del actual proceso de paz. Hablaré de los errores y aciertos en el proceso de paz irlandés, y también será un momento para mirar hacia atrás y comprender lo que hubiéramos podido hacer mejor, y que hoy el proceso de paz en Colombia nos enseña.

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