Viajar siempre ha sido uno de mis mayores deseos y muchas veces lo he realizado con el fin de cononcer y aprender un poco de la cultura. No obstante, este viaje fue un poco diferente, pues aparte de las dos cosas anteriormente mencionadas también iría a estudiar.

Antes de viajar estaba emocionada y asustada, pues estudiar en un hospital tan reconocido como el Jackson Memorial Hospital siempre había sido uno de mis sueños, pero también tenía miedo por estar en un escenario completamente desconocido y al cual iba a ir sola. Sin embargo, decidí aventurarme y superar mis miedos; finalmente viajé el 26 de abril.

Me hospedé donde una familia que previamente conocía lo cual hizo las cosas un poco más fáciles a mi llegada pues había un poco más de confianza con ellos; así que me acomodé en el cuarto y al día siguiente fui a la inducción.

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La inducción, aunque corta me permitió conocer a nuevas personas que rotarían durante ese mes, fue una posibilidad de hacer nuevos amigos con los cuales compartiría el resto de mi experiencia, y así fue, en lo poco que duró conocí a nuevas personas de toda america latina de India y Egipto, compartí con ellos durante todo el día aprendiendo de su cultura y las razones por las que estaban en ese momento allá. Adicionalmente conocí el hospital en el cual rotaría; el campus me impresionó, para cada especialidad médica había una torre o incluso dos, tenian a su disponibilidad los aparatos de ultima tecnología y el acceso a estos era inmediato.

Los siguientes tres días fueron libres, algo favorable pues me permitió adaptarme a un nuevo estilo de vida y conocer un poco más la ciudad. Me volví experta en el transporte publico, aprendí los horarios del metro y las rutas de los buses, los cuales cubrían apenas un pequeño porcentaje de la ciudad. Conocí innumerables restaurantes, cada día creando más lazos con nuevos compañeros y afianzando más el idioma extranjero.

Finalmente el primero de mayo comencé la rotación; fue dificil la madrugada pues debía despertarme a las 4 am, todos los días, caminar 20 min hasta la estación y luego tomar el metro por 1 hora hasta el hospital. El cambio de turno iniciaba a las 6 am, hora a la que debía estar para que asignaran mis pacientes. Aunque inicialmente llegué un poco tímida, todos los integrantes del equipo fueron muy atentos tratandome como su igual y dándome la confianza que necesitaba; desde ese día me asignaron pacientes y poco a poco me fui desenvolviendo mejor, sintiéndome más cómoda y segura. Los pacientes que veía eran de hospitalización, la mayoría ingresados por causas muy similares a las que se ven en Colombia, como neumonias o crisis asmáticas, sin embargo si me sorprendió el fácil acceso que tienen los médicos a los exámenes y medicamentos, algo que no se ve mucho en nuestro país; la autorización de un TAC o una resonancia tomaba horas y no meses, además los pacientes siempre eran dados de alta con los medicamentos en sus manos, lo cual me parece una buena estrategia para aumentar la adherencia.

Fue una excelente primera semana, viviendo nuevas experiencias y aprendiendo mucho de un país que tiene mucho que aportar.

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