Boletín de prensa #685 Testimonio de Juan Camilo Solarte Ramírez, estudiante de noveno semestre de Química Farmacéutica y actual presidente de la Asociación Colombiana de Estudiantes de Química Farmacéutica Seccional Valle. juan_camilo_peque Hoy, 26 de septiembre, celebramos el Día Mundial del Químico Farmacéutico. Es una fecha que ha tomado mucho significado en mi vida durante estos cuatro años de carrera. Hace que me traslade en el tiempo, hasta cuando tenía 14 años, edad en la que empecé a formularme una dura pregunta, difícil de responder con claridad y contundencia: ¿Qué haré luego de que termine el colegio?, se convirtió en la pregunta de todos los días.
Hasta el día de hoy, puedo confesarlo con toda sinceridad: tomé la mejor decisión. Sin embargo, no fue una elección que surgió de la noche a la mañana, ni tampoco de esas elecciones que se realizan con toda la seguridad o confianza en sí mismo. Lo dudé por mucho tiempo, aún cursando cuarto semestre de esta carrera. No sé en ese momento, qué esperaba para estar completamente seguro de mi elección.
Fue antes de empezar quinto semestre, que hice un alto en el camino para hacer una introspección. Me había cansado de hacer las cosas por cumplir, de ir a clase y aprobar materias porque tocaba, de no ser lo suficientemente crítico por no interiorizar y amar lo que estaba haciendo. Realmente, esta difícil etapa por la que pasaba, nació porque nunca llegó a cruzar por mi mente que una carrera como esta, tuviera tantos retos para mi vida; desde lo académico hasta lo personal. Soy de las personas que están completamente seguras que, como seres integrales que somos, cualquier experiencia tiene algo valioso para enseñarnos a ser cada vez mejores personas. Y sin lugar a duda, todos estos años de carrera no han sido una excepción. Me costó, hasta con lágrimas, aprender que para poder algún día graduarme, esta profesión me exige: responsabilidad, entrega, reconocer mis prioridades, curiosidad, sentido de pertenencia, perseverancia, querer servir a otros y sobre todo disciplina. Porque para los que tienen dudas, es una carrera que como sobre nombre lleva marcado, Sacrificio. Claramente, como todo en la vida, hay unos cuantos que tienen grandes habilidades y se les hace muy fácil sobrellevar la exigencia de esta cerrera; u otros, que desde muy temprana edad ya saben que querían estudiar y perseveran hasta alcanzar su título. Ninguno de estos fue mi caso, pero eso no hace ni más ni menos, el alcanzar tan anhelado sueño de ser un excelente profesional. Sencillamente, porque fue en quinto semestre que aprendí a sustraer lo que es para mí la esencia de mi carrera: importa lo que hagas o dejes de hacer, ya que muchas personas dependen de tus acciones o decisiones, hasta tu propia familia. ¡Entender eso, fue la luz que necesitaba para amar lo que hago! Juan Camilo Solarte Ramírez