Boletín de prensa #049 Columna de Opinión de Carlos Valderrama, Jefe del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Icesi, sobre la reubicación de las babillas del humedal de Ciudad Jardín, publicada en el periódico El País el 19 de enero de 2017. carlos_valderrama Esta semana se volvió a discutir si las babillas del lago que lleva su nombre, deberían ser reubicadas o dejadas en su ya tradicional espacio. Se argumenta el riesgo que en algunos casos se puede presentar por posibles agresiones, como una de las motivaciones más nombradas. Pero creo que este caso merece otras reflexiones más de fondo antes de pensar en trasladarlas a un destino incierto.
Las babillas son animales silvestres y como todo animal, ya sea doméstico o silvestre, siempre existirá un riesgo si se manejan de manera irrespetuosa o agresiva. Allí viene una primera reflexión; ¿cuál debería ser nuestro comportamiento con un animal en su espacio vital? La distancia prudente, la observación cautelosa y el respeto deben ser nuestra actitud primaria.
En un medio que nos pide la tolerancia para con otras personas de diferentes credos, pensamientos políticos,  e ideologías, la tolerancia a la presencia de la fauna silvestre también debería incluirse en este nuevo cambio de actitud. Finalmente todos compartimos este planeta donde los humanos somos sólo una de millones de especies diferentes. Otra reflexión es la oportunidad que tenemos de mostrarle a nuestros hijos un ejemplar tan magnífico como es una babilla. Un representante de un linaje de reptiles de la época de los dinosaurios y que ha sobrevivido muchas decenas de millones de años. En los últimos años hemos visto el regreso de especies nativas desaparecidas del área urbana y rural de Cali, como las Guacharacas, las Piguas, las Guacamayas, los Guatines y Zorros Cañeros; esto por nombrar sólo las más vistosas. Son signos de cambio y están reflejando que a pesar de la expansión urbana, ellas se han adaptado de manera positiva y que es nuestro compromiso hacer todo lo posible de dejarles un espacio digno y permitir que hijos y nietos las puedan ver en vivo. ¿Y si tenemos que reubicarlas, para dónde las llevamos? Reintroducir fauna silvestre es un proceso con muchos riesgos, pues los animales silvestres expuestos a los humanos y a animales domésticos, pueden haber contraído enfermedades infecciosas que arriesgarían a los animales silvestres en su hábitat natural. Por eso no es una práctica usual y la medida seguida por las autoridades a nivel mundial muchas veces es la de sacrificar a estos animales o confinarlos en algún oscuro lugar (el caso del Atlantis en Bogotá es un ejemplo muy actual). Y siguiendo esta línea de pensamiento, además tendríamos que sacar a los patos y gansos que tampoco son nativos de los humedales del Valle.  Por eso considero que estas babillas pueden ser más un instrumento de enseñanza en la tolerancia, la admiración y el respeto, y también en el conocimiento de las especies silvestres de nuestro país, y podrían seguir viviendo en este humedal. Más información: Carlos Valderrama, Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.